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General: El izquierdismo burgués disfrazado de comunismo
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De: meche_cpr (Mensaje original) |
Enviado: 04/02/2004 05:33 |
EL MITO DEL "SOCIALISMO CUBANO": * el izquierdismo burgués disfrazado de comunismo * * * * --------------------------------- El texto que a continuación se presenta es el resultado de un trabajo colectivo, efectuado por un círculo de compañeros, varios de los cuales han estado en Cuba varias veces y en distintas oportunidades, en colaboración con nuestro grupo y afirma posiciones clasistas y revolucionarias en torno a la denominada "revolución" cubana y al "castrismo" (1). ---------------------------------La importancia de publicar un texto sobre este tema no se encuentra solo en la necesidad de adoptar posición frente a los últimos sucesos, o a la mal llamada decadencia del "socialismo" cubano. Nuestra crítica pretende ser una continuación de la denuncia que el comunismo como movimiento ha hecho siempre al mito de la "revolución" cubana y por tanto no puede limitarse a este último tiempo, ni siquiera a este sitio geográfico. De ahí que en este texto se denuncie el papel de la socialdemocracia (el partido burgués para los obreros) pues es fundamental para conocer los acontecimientos en Cuba y comprender el papel de los llamados gobiernos obreros, que tanta relevancia histórica e internacional han tenido. En las siguientes páginas se analizan algunas de las políticas del Estado en Cuba, como la soberanía nacional, el partidismo, la apología al trabajo, la defensa de la economía nacional con miras al desarrollo, el militarismo, el proteccionismo; así como las ideologías de la planificación, la de defensa de los logros sociales, la del mal menor, la de la conciliación de clases, la del enemigo principal; en fin se describen algunos elementos acerca de la persecución de los "antisociales", de los que están contra la patria, así como de la represión a los subversivos. Al ser esta crítica una afirmación de nuestra lucha, es importante dejar claro los mecanismos por los cuales el proletariado en Cuba es apartado de sus intereses y encuadrado en torno a intereses que no son los suyos a cambio de un plato de lentejas y es sometido a la defensa de los intereses capitalistas del Estado y del Partido "Comunista". Por ello este análisis no tiene nada que ver con la crítica que desde posiciones burguesas se hace hacia esta particular "revolución"; solo la crítica verdaderamente revolucionaria puede fortificarnos y encaminarnos hacia nuestro proyecto histórico. De ahí el carácter a contra corriente de nuestra crítica al castrismo y antagónica a la que hace la oposición democrática, a ese régimen. Hay que aclarar que aunque el análisis pretende ser ambicioso desde un plano programático y concreto, adentrándonos en la realidad cubana de las últimas décadas basándonos en la vivencias y testimonios de la Cuba de los 90, este texto es tan solo un esbozo, y no pretende ser un análisis completo de la "revolución" cubana, una descripción exhaustiva de la realidad de la isla. Ello hubiese implicado un estudio más a fondo de la experiencia del 59, de como ese movimiento social que desenbocará en una crisis general del aparato de dominación fue recuperado y canalizado hacia un remodelamiento del Estado burgués y de la sociedad capitalista en ese país. No es necesario insistir aquí sobre la importancia del mito de Cuba entre los militantes de todo el mundo, no solo entre los imitadores reformistas de dicho modelo, sino entre muchos militantes revolucionarios del proletariado, que al menos durante un momento o período, pensaron que en la isla se peleaba realmente por una sociedad diferente, por abolir la propiedad privada y el dinero y constituir un hombre nuevo; lo que parecía confirmarse por el radicalismo verbal de los barbudos, así como por lo que en un momento pareció una ruptura total con el Estado imperialista de la URSS y la denuncia de los contrarrevolucionarios partidos "comunistas" de todo el mundo. Nos hubiese gustado hacer, un texto más histórico, una exposición detallada y argumentada programáticamente de lo acontecido desde los años 50, con sus contradicciones y particulares circunstancias, pero ello nos hubiese llevado más tiempo y hubiese desbordado las posibilidades de una revista. Dado por otra parte el desarrollo de las contradicciones de clase en ese país, como las polémicas que "la cuestión cubana" sigue suscitando entre muchos militantes, incluidos contactos nuestros, y la necesidad y urgencia en argumentar más sólida y públicamente la posición que hemos tenido siempre al respecto, hemos optado por publicar un texto sin tan decisiva parte. No esperen aquí que les hablemos de los "logros", de la "diferencia en la calidad de vida entre Cuba -antes de la dislocación del imperio stalinista- y otros países de América Latina", del buen humor de los cubanos, de su hospitalidad y su dinamismo. Pretendemos por el contrario denunciar un Estado burgués que se dice socialista, que a su política y guerras exteriores les llama internacionalismo, que tiene una policía llamada "revolucionaria", pretendemos solo esbozar algunos elementos para que el lector pueda percibir lo que es vivir en un país a donde la subversión se la persigue por "contrarrevolución" y la "revolución" es explotación. * * *A continuación se presentan algunos puntos desarrollados de la siguiente manera: discurso del gobierno, y en contraposición nuestras tesis, así como la realidad de la isla tal como la expresan los proletarios cubanos y que en general rompe los ojos. Otras veces partimos de la realidad explosiva que vive el proletariado cubano y la contraponemos a la ideología del gobierno poniendo en evidencia la contraposición más general entre la revolución comunista y la defensa de la economía capitalista y la explotación mercantil que hace el régimen castrista. Aunque exista una relación esencial entre los puntos, los mismos se presentan por separado por una limitación nuestra y de la estructura lingüística. Además hemos considerado que la presentación y el desarrollo de la argumentación por separado de cada punto facilita la indispensable discusión militante que este trabajo quiere fomentar. Al mismo tiempo advertimos que nos hemos visto obligados a utilizar conceptos como castrismo, tercer mundo, blancos y negros, etc,... por limitación del lenguaje y un uso coloquial del mismo. Advertimos asimismo, que algunos capítulos de este texto (como el concerniente a "El Mercado") fueron redactados antes de la legalización de la posesión de dólares por parte de los cubanos y el intento de oficializar parcialmente del mercado negro lo que si bien tenderá a facilitar el movimiento de capitales y beneficiar a ciertos sectores comerciales de la burguesía, no ha implicado cambios en el cotidiano del proletario cubano y nosotros hemos preferido dejarlos como estaban dado que describen el funcionamiento más general de la vida en Cuba durante muchos años. * * * |
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De: meche_cpr |
Enviado: 04/02/2004 10:13 |
EconomíaEn Cuba, como en todo el mundo la vida gira en torno al dinero. La observación más superficial, permite constatar que el dinero es como en cualquier otro país la verdadera comunidad de todo cubano (2). El proletario se encuentra como en cualquier otra parte separado de todo medio de vida y de todo medio de producción de lo necesario para vivir. Como en cualquier otra parte de la sociedad capitalista mundial el ser humano para vivir (salvo por supuesto los propietarios privados de los medios de producción, los gestionarios del capital) debe vender su pellejo, tiene que vender su fuerza vital para subsistir. Como en cualquier otro país de América Latina y el mundo, el proletario cubano se enfrenta a las condiciones de su vida que se encuentran concentradas como fuerzas ajenas a sí mismo o dicho más prosaicamente se encuentra privado (¡propiedad privada quiere decir exactamente esto!) de sus medios de vida y para procurárselos está obligado a vender su fuerza de trabajo, a trabajar para los propietarios de los medios de producción. Como en cualquier otra parte, el trabajo y en particular el trabajo asalariado es la expresión vital y tangible de la sociedad capitalista y el proletariado se encuentra en contraposición vital a ella. "... ¿cómo se convierte en capital una suma de mercancías, de valores de cambio? Por el hecho de que, en cuanto fuerza social independiente, es decir, en cuanto fuerza en poder de una parte de la sociedad, se conserva y aumenta por medio del intercambio con la fuerza de trabajo inmediata, viva. La existencia de una clase que no posee nada más que su capacidad de trabajo es una premisa necesaria para que exista capital... Por consiguiente, el capital presupone el trabajo asalariado, y éste, el capital. Ambos se condicionan y se engendran recíprocamente." (subrayado en el original) -Karl Marx, "Trabajo asalariado y capital", 1849- Lo que se hizo con respecto a la propiedad privada en Cuba no fue abolirla, sino concentrarla, establecer jurídicamente su centralización jurídico-estatal (lo que muchas veces ni siquiera significa su verdadera centralización económica), como lo prueba la existencia misma del salario. "Por eso también está claro que salario y propiedad privada son lo mismo. Y es que el salario -que paga al trabajo con su objeto mismo, con el producto- es simplemente una consecuencia necesaria de la enajenación del trabajo, igual que en el trabajo asalariado éste, en vez de mostrarse como fin propio, se halla al servicio del salario." -Karl Marx, "Manuscritos de París", 1844- La intención del gobierno "revolucionario" cubano siempre fue clara y sin ambigüedades en cuanto a este tema, ya que sus personeros nunca se plantearon acabar con la propiedad capitalista y el asalariado, ni con la mercancía y el valor (3). Lo único que postularon fue la estatización, las medidas jurídico coercitivas para liquidar la propiedad particular de los antiguos patrones e imponer la propiedad estatal (también privada, en la medida en que los proletarios siguen teniendo que vender su fuerza de trabajo) como la única posible en la isla. El hecho de que el comprador de la fuerza de trabajo sea el Estado, que exista por lo tanto un monopsonio (un comprador único) de esa mercancía, no favorece para nada al trabajador, ni constituye ningún cambio esencial con respecto al funcionamiento del capital con respecto a otras partes. En efecto, a pesar de las apariencias el obrero asalariado en ninguna parte pertenece a tal o tal patrón, sino a la clase capitalista en su conjunto, al capital mundial. "El obrero no pertenece a ningún propietario, ni está adscrito al suelo, pero las 8, 10, 12, 15 horas de su vida cotidiana pertenecen a quien se las compra... Pero el obrero, cuya única fuente de ingresos es la venta de su fuerza de trabajo, no puede desprenderse de toda la clase de compradores, es decir, de la clase de los capitalistas, sin renunciar a su existencia. No pertenece a tal o cual capitalista, sino a la clase capitalista en su conjunto." -Karl Marx "Trabajo asalariado y capital", 1849- Una muestra de como se intentó hacer pasar en Cuba las nacionalizaciones y estatizaciones como pasos revolucionarios es la "ofensiva revolucionaria" que el 13 de marzo de 1968, casi diez años después de su "revolución", el gobierno lanza en Cuba. Esta campaña tenía como objetivo la expropiación de todo lo que se hallase fuera del control jurídico del Estado, como pequeñas fábricas o industrias, o simplemente pequeños distribuidores de mercancías. Fue un paso crucial en la ruta cubana hacia la concentración de la propiedad jurídica y representa la aceleración de una política económica que hace hincapié sobre la acumulación de capital y el desarrollo rápido, aun a costa de un menor consumo. Según el periódico del Partido Comunista Cubano (PCC) de entonces, "la ofensiva revolucionaria procura combatir el egoísmo y el individualismo, y desarraigar el parasitismo." Luego de esto el PCC proclama: "Cuba se ha convertido así en el país socialista con mayor porcentaje de propiedad estatal"... Esta visión simplista y maniqueista en torno a la propiedad permite ver que el gobierno cubano no perseguía la abolición de la propiedad privada salvo en sus discursos, y que en cambio era el total control Estatal de ésta lo que les interesaba. Por tanto no se le puede exigir más coherencia a este gobierno, que nunca se planteó ir más allá. El famoso gobierno "socialista" de Castro con su visión no revolucionaria era el freno y el límite objetivo de un proceso en el que sectores importantes del proletariado internacional y cubano habían cifrado sus esperanzas. Para el proletariado es exactamente lo mismo que el capital sea nacional o extranjero, que el dueño sea un particular o el gobierno pues el hecho de cambiar la propiedad de dueño, de hacerla gubernamental no abole la propiedad privada (el proletario sigue privado de propiedad), ni el capital. Por eso la consigna de abolición del trabajo asalariado, que contiene la de abolición de la propiedad privada, es subversiva también en Cuba. "El salario es consecuencia directa del trabajo enajenado y el trabajo enajenado es la causa directa de la propiedad privada. Por consiguiente ambos [salario y propiedad privada] son [solo] aspectos distintos de una misma realidad y tienen que caer juntos." -Karl Marx, "Manuscritos de Parí;s", 1844- Desde hace más de un siglo los revolucionarios de todas los países y generaciones denuncian al "socialismo" burgués que pretende aproximarse a la sociedad futura en base a las nacionalizaciones y las estatizaciones, afirmando que en realidad el hecho de que los medios de producción pasen a ser propiedad del Estado no cambia en absoluto la naturaleza social de las mismas, que por dicha vía el capitalismo no es suprimido, sino afirmado y que por lo tanto estas medidas no tienen nada que ver con la revolución y el socialismo: "... ni la transformación en sociedad por acciones, ni la transformación en propiedad del Estado priva a las fuerzas productivas de su cualidad de capital; el caso es evidentísimo para las sociedades por acciones. A su vez, el Estado moderno es una organización que se da la sociedad burguesa para mantener las condiciones generales exteriores de la forma de producción capitalista frente a las invasiones de los trabajadores y de los capitalistas aislados. El Estado moderno, cualquiera que sea su forma, es una máquina esencialmente capitalista; es el Estado de los capitalistas; es el capitalista colectivo ideal. Cuanto más fuerzas productivas se apropia tanto más se convierte en un verdadero capitalista colectivo, más ciudadanos explota. Los trabajadores siguen siendo asalariados, proletarios, el capitalismo no se suprime, muy al contrario, se extrema..." -Engels, "El Anti Dühring" (Tercera Parte Socialismo, II "Nociones teóricas)"- La nacionalización, la estatización y la protección nacional de tal o cual producción solo sirve para hacer perdurar condiciones de trabajo y valorización del capital que no corresponden al nivel mundial de valorización; en hacer funcionar medios de producción que la competencia internacional condena al paro. De alguna manera el gobierno lo que hace es postergar la quiebra, pues todo sector protegido de esta manera se hace cada vez más difícil de mantener. Cuando a principios de esta década, Fidel se manifiesta favorable a la apertura económica y se realizan una serie de contactos con importantes delegaciones patronales europeas y solicita la evaluación de la situación en la isla a grandes economistas burgueses, esto se confirma totalmente. En efecto tanto el informe efectuado por Carlos Solchaga, ex ministro de economía español, como los consejos del Fondo Monetario Internacional aconsejan privatizar las empresas no rentables que evalúan en 69 por ciento (4), lo que acarearía la desocupación de 3 millones y medio de personas (otros informes hablan del cierre del 80 por ciento de las empresas). Dichos expertos en ganancias burguesas y miseria obrera dicen que sin esas y otras reformas (reducción del déficit presupuestal, creación de un peso fuerte...) Cuba no está en condiciones de competir internacionalmente. También por razones ideológicas (las famosas ventajas del "socialismo") el gobierno subsidia productos de consumo popular, en particular alimentos o hace gratuitos tales o tales servicios, como lo hizo el stalinismo, el fascismo, el nazismo, así como muchos gobiernos en períodos de restricción, de movilización general o/y de guerra. Es una típica medida que busca la unificación nacional, al abaratar mercancías populares y contentar a la población y al mismo tiempo crear las condiciones para una disminución del valor de la fuerza de trabajo, aumentando así la tasa de explotación y la tasa de ganancia del capital. Pero por más que se fijen precios de esa manera, en base a esos subsidios, aquellos artículos tienen valores reales y el gobierno para pagar la diferencia tiene que extraer fondos de otra parte. Si bien eso en el caso de Cuba fue posible gracias a fondos provenientes del Estado ruso que pagaba así los servicios, el trabajo imperialista sucio, que internacionalmente realizaban las fuerzas armadas cubanas, ello se derrumbó con el fin de la alianza capitalista-imperialista denominada "campo socialista". Desde entonces el gobierno cubano ha tenido cada vez más dificultad para que le alcancen los fondos para seguir subsidiando y asegurar la supervivencia y el conformismo de una fuerza de trabajo barata. El subsidio altera momentánea y coyunturalmente la aplicación de la ley del valor, pero no cambia esa ley misma, que en última instancia hace que los productos se tiendan a vender y comprar según su valor. Al contrario, el hecho mismo de que exista el subsidio como excepción, como alteración provisoria y política de la ley, está confirmando la fuerza de la misma. Como lo confirma también el desarrollo inevitable del mercado negro, la especulación, que son los mecanismos por los cuales el capital se burla de todos los que pretenden controlarlo sin destruirlo. Como dice Munis en su libro "Jalones de derrota promesas de victoria" ("Crítica y teoría de la revolución española 1930-1939"): "El estalinismo, por un lado, presenta al proletariado la nacionalización como un hecho revolucionario contra los capitalistas; por otro la presenta a los capitalistas individuales como el único medio de evitar la revolución. Salva el capitalismo sacrificando algunos intereses privados en aras del interés general de los explotadores." En particular, en cuanto a la opción entre estatización o no, proteccionismo o no, subsidios o liberalismo, es importante comprender que el capital no posee un proyecto único sobre como reproducirse mejor, en algunas ocasiones se utiliza el proteccionismo y el intervencionismo estatal acompañado de una óptica igualitarista o/y nacionalista y "socialista" para en base a la práctica de conciliación de clases desarrollar la industria del país, movilizando a toda la población para el crecimiento de la economía nacional. Roosvelt, Hitler, Fidel Castro, Allende, por ejemplo siguieron el proteccionismo enarbolado por el estalinismo y el keynesianismo. En otras ocasiones la política que más le interesa es el liberalismo, la libertad económica, la no intromisión del Estado-gobierno, las teorías de Adam Smith, actualizadas por Freedman, aplicadas por Tatcher, Regan, Pinochet, Felipe González, Menen, Fujimori y muchos otros. Pero lo fundamental es comprender que siempre estas políticas se complementan, que no hay proteccionismo sin vuelta al liberalismo (Cuba es ejemplo de esto), ni liberalismo sin tentativas de planificación proteccionista (hasta el actual Gobierno de USA reconoce los "excesos del liberalismo"). Más aun cada modelo contiene sus límites, así como el proteccionismo mantenido durante un tiempo largo genera su propia ruina por la incapacidad de mantener los subsidios de empresas, de mercancías, el liberalismo exacerbado se agota necesariamente por generar una disminución de la demanda efectiva en el largo plazo y por la incapacidad de dar otra cosa que palo frente a la protesta de la población. El agotamiento de cada modelo se acompaña del desgaste de cada fracción burguesa en el gobierno; así el desgaste de cada fracción en la gestión del Estado prestigia a la otra en la oposición y la prepara para ocupar los lugares centrales; haciendo de la alternancia el modo de funcionamiento normal en el largo plazo. * * * |
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De: meche_cpr |
Enviado: 04/02/2004 14:48 |
El mercadoMarx puso en evidencia lo absurdo de las pretensiones estatales de fijar arbitrariamente el valor de tal o tal billete, dado que en la circulación, esos billetes, independientemente de los nombres que los que mandan le ponen, se regulan por las leyes inmanentes de la misma (la ley del valor) (5). La ignorancia de esas leyes ha llevado a las más absurdas situaciones a los monarcas y ministros de economía en su pretensión por fijar por decreto el valor de la moneda o el valor de tal o cual mercancía. En ese sentido Stalin o Fidel Castro no hicieron más que repetir la historia, aunque la misma ya no sea una simple repetición sino una verdadera comedia (6). En todos los casos la circulación mercantil se encarga de restablecer la verdad y de ridiculizar a monarcas y tiranos que pretenden que su dictadura sea más despótica que la ley del valor. En la vida cotidiana en la Cuba de hoy el mercado paralelo (para-[los]-lelos; le dicen sarcásticamente los cubanos) se encargó y se encarga cotidianamente de mostrar la vitalidad de la ley del valor, la verdad de la economía capitalista contra las ilusiones de los castristas. La relación real peso-dólar ridiculiza a todos los organismos oficiales y represivos, a todos los decretos o cursos oficiales. Por más prohibiciones o permisiones que hayan o se levanten el desarrollo del capital comercial y usurero en el mercado negro ha seguido su curso y las ganancias se acumulan en base a la compra y venta al mismo ritmo que la escasez de todo agobia a la población. La especulación y la insolidaridad es, como en cualquier lado la ley general. El vecino le vende al vecino lo que los almacenes normales no venden, y con los pesos que obtiene compra dólares al turista. Luego busca a otro turista que le acompañe a las Diplotiendas, donde el cubano tiene prohibida la entrada solo, y donde hay de todo lo que no hay en otras partes, para comprar productos que luego revenden a sus vecinos. La rueda del mercado negro les lleva de nuevo a comprar dólares, a depender de ellos, y por lo tanto del turista, el cual es visto como una divisa andante, que les permite vivir mejor materialmente sin tener que trabajar por un sueldo mísero con el que a duras penas pueden pagar una botella de aceite, en el mercado negro, con el sueldo de medio mes. Otras veces los chanchullos sirven para complementar el trabajo asalariado oficial. El mercado negro es formalmente ilegal. Se persigue pero se permite, porque no hay más remedio (7). Cada día sube el coste de vida, manteniéndose los salarios, y es gracias a los chanchullos que se sobrevive. En las ciudades existe un gran nerviosismo y una enorme tensión producida por el mercado negro, sin embargo esta compra y venta de mercancías se desarrolla con mayor tranquilidad en los pueblos y en el campo. Ante este sistema, los dirigentes en vez de echar la culpa a la ley del valor real y ver en la especulación un resultado necesario de la misma, se limitan a culpabilizar a personas que participan de ese sistema. Fidel Castro repite en sus discursos que "hay que acabar con la especulación, con el mercado negro, con los especuladores, pequeños y grandes, que defienden el interés del capitalismo y no del socialismo". Recordemos que Lenin cuando desde el poder defendía la necesidad del desarrollo capitalista en Rusia también había intentado la utopía reaccionaria de reprimir a los especuladores, sin por supuesto atacar las causas fundamentales de la sociedad de la especulación (8). Entonces nos preguntamos: ¿que pretenden estos reformistas, idealistas reaccionarios?. Pretenden que el cubano "socialista" no especule, pretenden controlarlo para que no participe en la valorización y comercialización de las mercancías, pretenden que la gente se muera de hambre y no intente "resolver" lo que necesita, que no luche por procurarse lo indispensable para la vida y que sobre esta base no se desarrolle el comercio. Ilusos y cabrones, ven al hombre separado de sus circunstancias y en pleno "arréglate como puedas" le piden que se arrodille y acepte que solo las mercancías vendidas oficialmente tienen derecho a valorizarse o mejor dicho que acepte que solo pueden acumular plusvalía los acomodados en el aparato oficial del Estado capitalista, los burgueses gobernantes y sus socios (principalmente los capitales extranjeros invertidos en Cuba). Las mercancías cuando se valorizan no entienden de decisiones políticas, ni de banderitas, ninguna disposición jurídica o tiránica puede impedir que la mercancía imponga sus leyes mercantiles a toda la sociedad. Hasta hace poco se "despreciaba" (al menos en los discursos) al capital extranjero y las mercancías que no venían del bloque del este, sin embargo al capital 100% cubano se le potenciaba para que se valorice mediante el trabajo asalariado de los cubanos; ¡cómo si se pudiera imponer leyes nacionales a las mercancías!. Pero también en esto las leyes de la valorización del capital se ríen de los monarcas y la desesperación por la mercancía importada es general en Cuba. Como durante años se mantuvo subsidiada a toda una industria inservible que cada vez era menos competitiva en el mercado mundial, la calidad de la industria nacional fue empeorando cada vez más hasta llegar a la situación actual en donde todo cubano prefiere lo importado a lo nacional. Este estrepitoso fracaso de la tiranía castrista no solo se reconoce oficialmente también al preferir todo lo importado a lo nacional en cuanto a mercancías de consumo final, sino que se va hasta la base misma del problema cuando desde el gobierno se llama desesperadamente al capital extranjero. Así por ejemplo en junio de 1994 se realizó una significativa conferencia en La Habana, organizada por el semanario británico "The Economist", biblia del neoliberalismo y en la cual participaron importantes hombres de negocios y banqueros internacionales y tuvo por título "Cuba: Open for Business" (Cuba abierta para los negocios). En 1995 Fidel recibe oficialmente una delegación oficial de Time y la revista dedica un número (del 20 Febrero de 1995) a la economía de ese país, desde entonces las revistas especializadas en inversiones recomiendan el país y citan la buena voluntad de los gobernantes para proteger las ganancias del capital. Por supuesto que no dicen que dicha protección ¡es contra el proletariado de ese país!. Como muchos otros reformistas los castristas, pretendieron administrar mejor el dinero en vez de abolirlo, distribuir la propiedad privada "equitativamente" (concentrándola) en vez de destruirla, desarrollar la mercancía y el asalariado en lugar de eliminarlos, como si el capital, el trabajo asalariado, el dinero, no llevara en su esencia ricos y pobres, explotación de unos sobre los otros. "El dinero es el valor general de todas las cosas constituido en sí mismo. O sea que le ha arrancado a todo el mundo, sea humano o natural el valor que le caracterizaba. El dinero es la realidad del trabajo humano y la existencia humana enajenados, realidad ajena que domina al hombre y que el hombre adora." -Karl Marx, "La Cuestión Judía", 1843- * * * ¿Abundancia o carencia?Al sellar su relación, primero con el PCC y luego con Moscú el gobierno cubano se vio en la necesidad de garantizar la relativa abundancia, que era una de las cosas con las que contaban para asegurar la credibilidad en sus medidas, esto a coste de un enorme sacrificio y de una administrada recompensa. Como producto, aparente, del trabajo de todos, en Cuba mejoraron los índices de alimentación, salud, alfabetización, educación... Es evidente que el gobierno de Fidel y todos sus apoyadores críticos en el exterior, fiel al modelo stalinista exageró e infló esos "éxitos del socialismo". ¡Cómo si el socialismo pudiese medirse en toneladas de azúcar o en porcentaje niños alfabetizados! En realidad ya en la época de Batista Cuba presentaba uno de los niveles de vida más altos de América Latina. Veamos algunos datos: Cuba era entonces el cuarto país de Hispanoamérica con menos analfabetos, el país del mundo con más kilómetros de ferrocarril por kilómetro cuadrado de área territorial, poseía ya un teléfono cada 38 habitantes, un televisor cada 18 habitantes (¡en 1958!) y una radio cada 5 habitantes (9). Su desarrollo sorprendía hasta a algunos viajeros de la "Suiza de América", el Uruguay, a principios del régimen de Fidel. Como decía el conocido escritor Marcelo Salinas en una carta a Guángara Libertaria "La situación cubana no era la que pintan todos cuantos estudian los países iberoamericanos: toda la constante rapiña de políticos y no políticos, no evitó el crecimiento del bienestar general. Recuerdo como se asombraba el secretario de la FEU uruguaya, hace 6 años, cuando estuvo aquí viniendo de Rusia, al ver la verdadera selva de antenas cubriendo los tejados de todas las poblaciones cubanas y cómo al ver que gozábamos de la comodidad del refrigerador, hizo constatar, que en el mismo Uruguay, eso era un lujo. Me dirás que la moral pública y privada no era de las mejores y que esa condición hizo posible el golpetazo demoledor de Batista; mas también puedo argüirte que nunca el sargentote llegó a conquistar del pueblo y tampoco lo conquistaron los que fueron, en un pasado cercano, sus mejores servidores..." Pero sin embargo sería absurdo negar que en las primeras décadas del Castrismo y en base a los dólares con los que Rusia pagaba sus alianzas y a una mayor cantidad de trabajo de toda la población, se mejoró sensiblemente algunos aspectos de la supervivencia del proletariado cubano. No, no solo fue propaganda, sino que efectivamente hubo una mejora sensible en alimentación, salud, educación... y efectivamente en Cuba no se veía niños mendigando como en el resto del mundo lo que le sirvió al régimen para aumentar la propaganda y asegurar la reproducción de la dominación burguesa durante todos estos años, con un relativamente bajo nivel de cuestionamiento social y un gran aislamiento internacional de los luchadores proletarios en ese país. Sin embargo la creciente tecnología, el abastecimiento y los llamados logros del gobierno tuvieron un precio muy alto, que la gente comenzó a notar, no solo, por el hecho de que se trabajaba más sino que había que apoyar con material humano diferentes guerras, como la de Angola, Etiopía-Eritrea por ejemplo, en donde la deserción y la insumisión al ejército eran castigadas como traición a la patria (10). Pero desde que el desarrollo de la crisis capitalista en la URSS resultó inocultable y la famosa ayuda a Cuba se comenzó a restringir, la carencia que existía en Rusia, no podía no existir en Cuba. Así desde fines de la década del 80 la situación social se degrada, la escasez de los artículos de consumo imprescindibles se generaliza. Los hechos del 90-91 en la URSS y la ruptura del pacto imperialista correspondiente, agravan más aún esta situación, acentuándose la carencia y la carestía de todo lo indispensable para la más elemental de las subsistencias. Se había acabado el tiempo en que la Unión Soviética le "daba" enormes cantidades de dinero, le vendía petróleo barato y le compraba sus materias primas por un precio mucho mayor del que podían conseguir de Haití (azúcar más barata) u otros países. Citemos algunas cifras que dan una idea de la dependencia de la economía cubana con respecto a la URSS y los resultados del cambio de alianza imperialista. Mientras las cifras oficiales hablaban de entre 3.000 a 5.000 dólares diarios de ayuda directa, la oposición, incluidos los sectores autollamados "anarquistas" situaba esta cifra en unos 12.000 a 14.000 dólares por día en 1985 (11). Si este era el costo del populismo cubano, por su parte las cifras del comercio exterior pueden dar una idea de la importancia del cambio de constelación imperialista: en 1929, Estados Unidos absorbía el 78,8% de las exportaciones cubanas; en 1976 el conjunto de los países del Este absorbían el 73% de las exportaciones cubanas, de las cuales 60,8% correspondían a la URSS; mientras que dos años más tarde las mismas cifras sufren un aumento sensible: 84,8% de las exportaciones cubanas se destinan a los países del Este autoproclamados "socialistas" (73% corresponden a la URSS); mientras que el 79,6% de las importaciones cubanas provienen de esos países (65,2% de la URSS) (12). Cuando esa retribución del Estado de Rusia por el trabajo mercenario del Estado cubano se agotó debido a la quiebra de las alianzas imperialistas, producto a su vez de la implosión del modelo de desarrollo capitalista (es decir del modelo que el stalinismo denominó "socialismo") anterior en la URSS y la liquidación política de la fracción burguesa correspondiente en ese país y sus aliados, el gobierno cubano declara que se está en un "Período Especial" y recrudecen las campañas para trabajar todavía más y comer todavía menos. La acción estatal para mantener a toda la población permanentemente movilizada se agudiza, no solo en base hipotéticos ataques del "imperialismo yanqui", sino en base a la clásica política de abastecimientos restringidos y centralizados que aplicaron todas las potencias en caso de guerra. A continuación se presenta como funciona la distribución, y cual es la situación de carencia de la mayoría de los cubanos desde el Período Especial. Los miembros de cada familia son formados en núcleos y cada núcleo tiene la obligación de inscribirse y pagar una cuota al Comité de Defensa de la Revolución. Así, los miembros de un núcleo se inscriben en una sola libreta. Esta sirve para poder comprar en los establecimientos alimentarios (carnes, pescado, fruta y hortalizas, etc.) de una zona determinada y para poder acceder a los servicios de limpieza doméstica (lavandería, utensilios para el hogar, etc.) asimismo también se necesita la libreta para la compra de vestuario (ropa, calzado) impidiendo abastecerse de cualquier producto enumerado, en ninguna otra zona ni localidad. El Período Especial decretado en el año 1990 por Fidel Castro para la isla, se tradujo inmediatamente en un racionamiento en buena parte de los productos que el gobierno cubano vende a sus ciudadanos. Así por ejemplo las pocas proteínas que los cubanos consumían fueron disminuyendo drástica y catastróficamente. Se redujo hasta el ridículo el consumo de carne de todo tipo, la carne vacuna desapareció, el pollo y el pescado se lo ve a lo máximo una vez por semana. Hasta 1991 sin embargo se podía consumir muchísimo huevo, lo que compensaba la escasez general en proteínas. En todo plato cubano había huevos, tanto es así que el profundo sentido del humor que caracteriza la población de la isla y que ni siquiera amengüó con lo trágico de la situación tomó el tema del aburrimiento que sentían todos los cubanos de los huevos como uno de los centros de los chistes (13). Pero ya ese año se reaccionan hasta los huevos: primero a 4 por semana y por persona. Desde entonces se ha seguido reduciendo todo el consumo alimenticio y hasta niveles insoportables el consumo de proteínas, llegando hasta restringir al máximo hasta los huevos: dos por mes. Lo que daban por persona incluida en la libreta en junio de 1993 era: 1/2 libra de aceite al mes, 3 libras de azúcar al mes, 6 onzas de frijoles al mes, una libra de pescado cada 15 días, 3/4 de pollo cuando se acuerdan, 1 galón de alcohol por núcleo, 3/4 de galón lubricante para cocinar al mes, 2 onzas de café cada 15 días, 4 cajas de cigarrillos al mes, una caja de fósforos por núcleo, 1 tubo de pasta dental -cuando viene-, 1 jabón de baño por núcleo, 3 paquetes de compresas cada tres meses, dos cuchillas de afeitar por hombre. 20 tarros de compota para niños de 0 a 3 años, 1 litro de leche diario para niños de 0 a 7 años, 2 huevos por persona al mes, una botella de ron por núcleo y un pan de dos onzas por persona al día. Se mantenían además las dietas especiales para adultos enfermos, embarazadas y ancianos (14). En algunos hogares, con los productos destinados a los niños se nutre la familia entera. Con el agravante que yogur y leche se reparten cada dos días y los cortes de electricidad no ayudan a mantenerlos en buen estado en los frigoríficos. La dieta es insuficiente en cuanto a frutas y verduras se refiere. Las comidas exclusivamente de arroz y frijoles hinchan el estómago y echan el culo para atrás y entre otras cosas provocan hemorroides. Un prejuicio alimentario hace que en Cuba se desdeñe el pescado (pero de todas maneras está prohibido pescar o recolectar mariscos del mar) (15). Para colmo una parte de la población práctica la santería, religión que dicta a sus adeptos la comida que les está permitida. Las dietas vegetarianas no son populares en Cuba. El sistema de distribución de alimentos, provoca fuertes tensiones en los hogares, las colas diarias resultan indispensables para poder comer, las discusiones y las tensiones en las mismas son moneda corriente. Pero también esta actividad vecinal y pública, en la que todo el mundo compite, se controla y está obligado a presentarse cotidianamente, constituye desde el punto de vista del Estado, mecanismos que permiten tener controlados los movimientos cotidianos de la población. Gracias a esas peripecias, y a estar todo el día buscando la manera de pagar y encontrar los alimentos ("resolver"), la gran mayoría de la población, logra aun llevarse un plato de comida, de malísima calidad, a la boca al día. Una chica nos contaba que "a veces puedes pasar un rato de hambre, pero que al final se come lo que sea, que los que pasan hambre son los que viven de lo que da la cartilla, pero que casi nadie vive solo de eso, la gente del comité también vive de la bolsa negra"...; "Es gente normal y corriente" nos decía. Hay gente que dice hoy que antes de la llamada "caída de la URSS", si se podía sobrevivir con lo que daba la cartilla. Pero ello es falso, como en la propia Rusia actual dada la catastrófica situación social, se está idealizando el período pasado y no sería de extrañar que la fracción stalinista vuelva a constituir una fórmula de recambio. Algunos testimonios directos nos permiten afirmar que desde al menos 7 años antes ya era imposible vivir de la cartilla y que el mercado negro ya tenía un desarrollo importante, lo que hubo en ésta década fue un salto de calidad en la escasez de todo. Todavía hoy en 1995 la mayoría de los cubanos afirman que no se puede decir que se muera gente de hambre, pero si es cierto que en la isla se pasa hambre y por supuesto que existe desnutrición y enfermedades por esta causa. No queremos abundar en cifras que pueden leerse en cualquier revista especializada, solo retengamos que según la UNICEF en 1994 la mitad de los niños cubanos entre 6 y 12 años sufren de anemia. La población reclusa es quien más sufre estas restricciones, en las cárceles muchos sufren de desnutrición, y se va a la cárcel, entre otras cosas, por robar comida y zapatos. Los presos afortunados reciben una visita al mes; sus familiares y amigos se las ingenian para llevarles comida cocinada, que se tiene que consumir en la hora de visita, también les está permitido recibir fruta, jabón, cigarrillos, azúcar y lectura. Pero es realmente difícil, a veces imposible, preparar una bolsa con lo necesario para contrarrestar y aliviar la escasez de la prisión. Muchos presos no son visitados por nadie, y muchos mueren de tuberculosis, sida y desnutrición. Aunque se quiera silenciar, es un secreto a voces. Estando en una casa en la isla, un compañero durmió sentado en una silla, pues faltaban camas, nosotros le insistimos en que compartíamos las camas que hubiesen, él nos aseguró que no le importaba, que ya había dormido varias veces sentado "en una celda que estuve un tiempo, dormía siempre sobre la silla, la humedad del suelo y las cucarachas me impedían estirarme en el suelo". * * * |
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De: meche_cpr |
Enviado: 04/02/2004 19:24 |
Acerca del mito de la desaparicion de las clases en CubaUno de los mitos en los que se sustenta la llamada "revolución" es que se habría conseguido abolir, las clases, la explotación del hombre por el hombre, la desigualdad. La argumentación de fondo contra esta enorme mentira ya la hemos dado al hablar de la economía, la propiedad, la contraposición entre los del aparato estatal propietarios privados de los medios de producción y compradores de la fuerza de trabajo y quienes tienen que vender la fuerza de trabajo. Pero, hasta con un superficial paseo por la Habana la farsa del socialismo y de la no existencia de clases sociales cae por su propio peso. Al ascender por la Rampa, uno se sorprende de las casas, pues son espaciosas, grandes y se encuentran en mejores condiciones que las de la Habana Vieja. Hay más tranquilidad, a medida que vamos subiendo se va viendo casas mejores, más "blancos" y menos miseria aparente. Cuando preguntas por la igualdad en la isla, los proletarios te cuentan que a los barrios residenciales les llevan suministros de comida, "los coches van sigilosamente hasta las casas". "Vimos grandes diplotiendas, supermercados, donde hay de todo (desde equipos de alta fidelidad hasta güisqui) a donde van a comprar cubanos ricos, desde hace años." Otros cuentos de como vive la burguesía llegan a los barrios pobres por medio del hijo de un chofer de un milico importante o porque el guardaespaldas "fulanito" tuvo que acudir al casamiento de la hija de un miembro del Comité Central adonde acudía "Esteban" ("este... ban... dido" le dicen los cubanos a Fidel). Los cuentos se multiplican acerca de esa contraposición que rompe los ojos; la población se indigna porque por ejemplo en 1991 cuando la supuesta "invasión yanqui" había sido declarada inminente por el Gobierno y se pedía a los Comités de Defensa de la Revolución la movilización permanente, se supo que los personajes centrales que supuestamente dirigirían la "resistencia", incluido el Comandante en Jefe, su hermano y todo el séquito, estaban de gran banquete. A pesar de la multiplicidad de colores, la desigualdad racial es por todos conocida, las estadísticas hablan por si solas, en algunos lugares el número de blancos y negros es tremendamente dispar (hasta de 95 a 5 por ciento)... La universidad, la cárcel, son dos ejemplos representativos (suponemos que no hace falta especificar en cual de estos lugares el 95 por ciento es de "negros" y en cual es de "blancos"). Otro dato: la gente del Partido es predominantemente "blanca". No se necesita hacer un análisis "marxista" para constatar la contraposición de clases, las mismas son visibles para cualquier observador. Los proletarios como en cualquier otra parte se encuentran privados de autoabastecerse, pescar, cosechar, recolectar y contrapuestos al mundo de la propiedad privada. El milico cubano sabe también que su deber es defender la propiedad privada y reprimir todo quien quisiese no respetarla: el robo se define de la misma manera que en cualquier otro país. Dos proletarios negros nos decían. "Claro que queremos escaparnos de la isla y lo seguiremos intentando cueste lo que cueste. Aquí no tenemos ninguna posibilidad de hacer nada, no hay ni para comer. Además en todos lados somos discriminados por el color de la piel, cuando hay una racia y viene la policía siempre se la agarran con nosotros los negros; basta ser negro para que la policía te agarre a palos." ¡Y de nada sirve decirles que también en USA, que era su esperanza, pasa exactamente lo mismo, que el capitalismo es una sociedad racista. La respuesta es siempre: "No, en Cuba es peor, te pegan por ser pobre, te pegan por ser negro, te mandan a la guerra a hacer la guerra al Africa por ser negro y cuando te llevan preso ves que adentro todos los presos son negros." * * * Trabajo --------------------------------- "... no se trata de liberar el trabajo, sino de suprimirlo." -Marx-Engels, "La Ideología Alemana"- "... el primer deber del revolucionario es el trabajo; algunos han confundido la revolución con la abolición del trabajo, como si el hombre pudiera liberarse del trabajo." -F. Castro- "... si el comunista quiere abolir la preocupación del burgués, así como la miseria del proletario, es evidente que solo podrá hacerlo aboliendo la causa de ambos: el trabajo." -Marx-Engels, "La Ideología Alemana"- ---------------------------------A continuación narramos parte de la realidad del mundo laboral, para explicar la importancia del mercado negro, del abstencionismo laboral, del trabajo "ilegal" y de los esfuerzos del gobierno por mantener a los cubanos con un alta tasa de "productividad" a los efectos de mostrar las diferencias que hay con respecto a otros países. Lo que corresponde a la libreta de racionamiento equivale a una tercera o cuarta parte del sueldo. Pero lo que da la libreta es mucho menos de la cuarta parte de lo que en realidad consume un cubano. Y todo lo que se compra en el mercado negro está en muchas ocasiones al precio de USA o de la Argentina. Recordamos que un cubano medio cobra uno, dos, o tres dólares al mes de salario (al cambio real, no oficial, en el oficial sería cien veces más lo que ya tendría algún sentido). Pero por supuesto sus ganancias en el mercado negro son mucho mayores, lo que le permite a muchos sobrevivir. De ahí que el absentismo laboral sea cada vez más frecuente, y que el número de personas (sobretodo jóvenes) que no trabaja para el estado, sea cada vez mayor. Quien trabaja es por que le "gusta" lo que está haciendo, por los controles, por "militancia", porque tiene el sentimiento de que no le queda más remedio, para no estar socialmente mal visto o porque su trabajo le reporta beneficios adicionales. A pesar de la pena carcelaria de 4 años que existe en la isla para quien no trabaja (evidentemente no se la hacen cumplir a casi nadie), estipulada en la Ley de Vagancia de 1970, la cual exige a todos los hombres físicamente capaces entre los 14 y 60 años que realicen algún trabajo o estudio, lo cierto es que no hay quien convenza a los que no trabajan de que se pongan a trabajar. Nos comentaba un amigo que más de la mitad de la población de la Habana Vieja, menor de 30 años, no trabaja. Otro aseguraba que el trabajo era la condición esencial para no tener problemas en Cuba con la Policía Nacional Revolucionaria. Los que no trabajaban legalmente, ocupan sus días en diversas actividades que resumen con esta expresión: "estar en el fuego", o "estar en la lucha o guerra". Todas estas actividades tienen en común la ilegalidad, que es definida por una situación que varios amigos cubanos llamaban "apartheid turístico", por un lado, y por otro, la ilegalidad en manos cubanas del dólar o cualquier otra moneda convertible en el mercado internacional. "Estar en el fuego", consistía sobretodo, en conseguir dólares, tarea nada sencilla dado que el Estado cubano, mediante la complicidad del resto de los estados del mundo y a través de las agencias de viaje, procura que el turista, única fuente de dólares inmediata, junto a los posibles envíos de amigos o familiares de dinero del exterior, gastase sus dólares en los lugares a propósito para ello, y evitando que los extranjeros cambiasen dólares por pesos cubanos de manera extraoficial. Los extranjeros y turistas están obligados a pagar siempre en dólares, tan sólo los libros y algunos souvenirs se les vende oficialmente en pesos cubanos. El cambio oficial es un peso cubano, un dolar, en la calle a fines del 93, por ejemplo, se pagaba de 80 a 100 pesos. Esto se llama jinetear y consiste, entre otras cosas, en tratar de robar al gobierno el recorrido del dólar. La limosna, la prostitución, la venta de productos como el ron y los habanos, la venta de productos ilegales como la marihuana y la cocaína, son algunas maneras de hacerlo. Un amigo de La Habana describía así la situación general: "Es un apartheid crudo y duro. Los cubanos somos considerados extranjeros en la tierra que nos vio nacer. La vida es difícil en La Habana. Es una guerra, una lucha diaria, un fuego en el que tienes que estar dispuesto a quemarte, jineteando, mareando, inventando, resolviendo... para sobrevivir. El mundo no quiere saber nada de lo que está pasando. Viene a la Isla de vacaciones y prefiere no ver nuestro sufrimiento, ni la mentira de la Revolución. Prefieren el mito su ilusión y las playas del Caribe. La ciudad de La Habana vive en continuo estado de guerra, esperando desde 1959 la amenaza de una invasión. Esto es utilizado por el gobierno para mantener una psicosis general que le ha permitido justificar más facilmente las carencias de la Revolución. Sus logros fueron tan efímeros como su verdad. La salida legal de Cuba, a veces fue estrategia y a veces trajo beneficios económicos." En algunos casos las parejas de cubanos comparten su vida con los turistas. Los cónyuges consideran esta relación con el turista como un trabajo. Saben diferenciar lo que es trabajo de lo que no lo es, por eso no suele haber conflicto por este tipo de relaciones. El turista ofrece la entrada en la mayor parte del consumismo, ya que el puede acceder a lugares donde los cubanos, por el hecho de serlo, no pueden entrar. La limosna en Cuba tiene la particularidad de parecer que no lo es. Como en otras muchas partes son los niños y las niñas los especialistas. Es imposible no verlos a la entrada de los establecimientos área dólar; la policía se ocupa de que no molesten demasiado a los turistas que los encuentran incluso encantadores e ingenuos cuando les piden chicles, bolígrafos o monedas de centavos. Cualquier envoltorio preferiblemente el de las golosinas constituye un bien para cualquier niño o niña cubana, que los colecciona a modo de cromos. Los bolígrafos podían llegar en 1993 a un valor entre siete y veinte pesos cubanos, y si consiguen centavos, sólo falta convencer a un extranjero para que les compre lo que desean. Por supuesto que esos niños mendigan también comida. En la isla la prostitución de las mujeres es una situación normalizada tanto para los paisanos, como por supuesto, para los extranjeros, sobretodo si son turistas. A pesar de todas las declaraciones, el accionar y las ilusiones de la Federación de Mujeres Cubanas la prostitución de las mujeres no fue erradicada de la isla en estos años de presunta revolución. En una sociedad mercantil, toda tentativa de impedir que el sexo sea una mercancía es una ilusión imbécil. Con el desarrollo de la miseria la prostitución no solo no disminuyó, sino que se generalizó y el viejo esquema de Batista de que Cuba fuera un burdel de los gringos fue realizado con mucho más éxito por Fidel. Las mulatas cubanas sumamente baratas constituyen una carnada de buena calidad para atraer al turista portador de divisas que tanto requieren el gobierno y los capitales cubanos. A las prostitutas profesionales se vinieron a sumar mujeres, sobretodo chicas jovencitas, que buscan evasión, ilusión y sueños, lo que agravó la desvalorización de ese tipo de fuerza de trabajo. Mientras al régimen le aporta divisas, a las chicas esos turistas ávidos de sexo barato, les aportan no solo un poco de dinero para comprar en el mercado negro (en general basta con un par de zapatos o un champú), sino una evasión general con respecto a esa supervivencia gris sometida a la carta de abastecimientos. Las chicas buscan hablar de otros países, de otros paisajes, de otras costumbres, disfrutar aunque sea un instante de un lujo o un confor que vislumbran detrás de las cristaleras de los hoteles y que ven en las películas americanas. Buscan, sobretodo, enamorar al turista, que se case con ellas y se las lleve muy lejos de Cuba. Para conseguirlo, utilizan todas las estratagemas de la coquetería femenina. Limpias, peinadas, vestidas a propósito... y embarazadas. |
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De: meche_cpr |
Enviado: 04/02/2004 19:24 |
Todo lo que acaban de leer no está escrito por exiliados cubanos ni por simpatizantes del gobierno americano. Estos artículos fueron publicados por Comunismo #38 Pueden leer también Manuel F, como verás no es bueno gastar el tiempo dando vueltas a los asuntos, diciendo sin decir, estos artículos explican muy bien la situación cubana y aclaran con lujos de detalles que Fidel Castro y su robolución no son comunistas y lo dicen desde un punto de vista y con un lenguaje que estoy segura lo entenderán muy bien en este foro. Si mi abuelita tuviera ruedas fuera bicicleta, pero como no las tiene; sigue siendo solo mi abuelita. No son clases de historia para salir del paso lo que se necesita, para eso están los políticos profesionales que son maestros en hablar sin decir. La desinformación nunca ha sido buena. Saludos |
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