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General: """ ME SIENTO ULTRAJADO."""
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De: esteban_casa챰as (message original) |
Envoyé: 10/04/2004 01:40 |
De: Esteban_Casañas (Mensaje original) Enviado: 04/04/2004 01:19 p.m. “”” ¡ME SIENTO ULTRAJADO! “””
Un día cualquiera abordé la ruta 83 en la parada de Mayía y Luis Estévez, serían las cinco menos cuarto de la mañana. Cuando la guagua se disponía a cruzar Vía Blanca en su trayecto hacia El Cerro, ésta fue detenida por un carro patrullero. Abordaron el vehículo dos policías y solicitaron a los pasajeros su identificación, después de chequear meticulosamente todos los datos mostrados por el documento, ambos policías pedían que se les mostrara el contenido de carteras, maletines, jabitas, etc. Al bajarme frente al cine Payret encaminé mis pasos hacia el Paseo del Prado, allí debía tomar la ruta 215 con destino a la barriada de Alamar. Mientras caminaba por la acera del Parque Central, soy interceptado por dos policías que me hacen una solicitud similar a la anterior, satisfechas sus curiosidades y cumplidas sus órdenes, logro abordar el ómnibus y continuo el recorrido trazado durante más de un año. Luego de atravesar el túnel de La Habana y cruzando las garitas donde antiguamente se cobraba el peaje, la guagua es detenida, abordan dos uniformados y la operación se repite. Nadie protestaba, nadie expresaba absolutamente nada sobre las arbitrariedades de esas medidas injustificadas, todos acatábamos las ordenanzas que se imponían. Corrían los tiempos del imperio de Ramiro Valdés, y aquella operación fue una redada sobre no recuerdo cual motivo. Muy raro que se llevara entonces en el horario utilizado por los trabajadores para dirigirse a sus centros, pero así ocurrían las cosas por allá y nadie estaba dispuesto a cuestionarlas. Un día tomamos un taxi “pirata” al finalizar una jornada de más de doce horas de trabajo, el costo del viaje hasta el Parque Central desde Alamar era entonces de un peso. Barato, pero muy caro para aquellos con un salario promedio de $150 pesos mensuales y con familia. Éramos cinco miembros de la marina mercante que pertenecíamos a la misma microbrigada. En la barrera donde se cobraba el peaje del túnel nos detuvo una mujer policía, quien por un walky-talky solicitó la presencia de un carro patrullero estacionado en el punto de control allí existente. El negro Macías tenía puesta una foto muy vieja en su carné de identidad y fue el motivo de aquella detención. Por esas casualidades de la vida, el policía que llegó hasta el carro había sido miembro de la marina y reconoció a varios de los pasajeros, pocos minutos después nos dejó continuar el viaje. En la misma acera del Parque Central donde finalizaba nuestro recorrido, el taxi pirata es bloqueado por dos carros patrulleros, uno por delante y el otro por detrás. Se bajaron policías con sus pistolas desenfundadas y cumplían todas las órdenes de un individuo portador de una prótesis en ausencia de uno de sus brazos, era el manco, un tenebroso personaje que ocupaba la plaza de jefe de la primera estación de policía, localizada frente al teatro Martí. Todos fuimos conducidos hacia aquella estación sin explicaciones intermediarias. Resultó que el manco se encontraba en una operación de control sobre sus subordinados. Allí permanecimos detenidos sin causas hasta la una de la madrugada, cuando al fin decidieron soltarnos, Macías tuvo que continuar hasta aclarar lo relacionado con su carné de identidad. Ante aquella arbitrariedad nadie protestó, y como es de suponer, dentro del grupo había militantes del partido, que por cierto, pudieron ver a un gorila de aquella estación golpeando a un detenido acusado de carterismo. Los ómnibus interprovinciales y trenes eran abordados en cualquier punto del país por la policía, se efectuaban esos mismos cacheos injustificados. Nunca oí a nadie protestar y la actitud adoptada por quienes traficaban con café, era la de colocar el paquete en medio del pasillo del vehículo. No aparecía el dueño del paquete que era decomisado automáticamente, y nunca, repito, escuché una palabra de protesta ante aquellas arbitrariedades. Varios fueron los actos de repudio que vi durante las semanas posteriores a la embajada del Perú, vejaciones, atropellos, agresiones físicas, insultos, violaciones de morada, expulsiones de centros laborales, etc. No creo necesario extenderme en este punto harto conocido, nadie se expresó públicamente por estos actos de una atrocidad sufrida inclusive por personas mayores de edad, mujeres y hasta muchachos. Cuando digo nadie me incluyo, todos los que callamos fuimos cómplices de esas barbaridades nunca conocidas en nuestra tierra. Ejemplos sobrarían como premisas a lo que deseo expresar. Ultraje.- (Dice el diccionario Larousse del 2003) Injuria, ofensa o desprecio que se hace a una persona con palabras o acciones. Veo en el noticiero de Univisión (les aclaro que recorro casi todos los canales hispanos que me brinda el servicio de satélite Dish, y entre todas las manipulaciones actuales trato de interpretar una noticia) Pues bien, hace solo uno o dos días transmitían la noticia sobre la reapertura de la Estatua de la Libertad al turismo, luego de explicar las medidas de seguridad adoptadas con el fin de evitar actos terroristas, entrevistan a varios de los visitantes que acudieron ese día. Yo he viajado a los EU en distintas oportunidades posteriores a los acontecimientos del 11 de Sep. Las medidas de seguridad impuestas desde entonces, deben causar ciertas molestias a quienes no estaban acostumbrados a ellas. En mi caso particular las encuentro justificadas y aunque pueda suceder cualquier cosa cuando estás en el aire, al menos embarcas al avión con cierta tranquilidad espiritual y la seguridad de que no te ocurrirá nada. Entre los entrevistados hay una persona visiblemente enojado; ¡He sido ultrajado! Manifiesta el individuo que le han hecho sacar el menudo del bolsillo, porque sonaba la alarma del aparato detector de metales. ¿Ultrajado? Pobre hombre, pienso, ¿de cual planeta desea aparentar llegar? Por sus gestos e inconfundible sonoridad al hablar, descubro rápidamente que era un cubano.
Esteban Casañas Lostal. Montreal..Canadá 2004-04-04
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