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General: Los periodistas mercenarios
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Respuesta  Mensaje 1 de 33 en el tema 
De: RudolfRocker1  (Mensaje original) Enviado: 10/09/2006 04:48


Creo que todo esto de los periodistas a sueldo es un hecho muy lamentable, no
solo porque son cubanos al servicio de un gobierno, que casi nunca actúa los mejores intereses de Cuba en mente, pero
creo que sus lectores merecen saber que el enfoque que se les da a las noticias
que reportan, no esta influenciadas por intereses extraños.


Ahora bien, si queremos hablar de mercenarios, el periodismo de la isla no
esta precisamente libre de pecado, toda publicación que sale de Cuba tiene que tener el visto bueno
del aparato de gobierno; de ellos, se sabe lo que son, de los de aquí, nos querían
hace creer otra cosa, aunque ya algo se sabia, hay precedentes de periodistas
pagados por el gobierno en EE.UU.; no me digan que alguien se creyó lo de la "libertad de prensa", libertad para
comprarlos mas bien; ?a alguien le sorprende la corrupción capitalista?.


Salud


Omar




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Respuesta  Mensaje 19 de 33 en el tema 
De: Maceobravo1 Enviado: 14/09/2006 21:49
Matildita va a ser mas viene mas plata, que rico oye pero mira tenemos a radio republica, que se oye por toda Cuba y que rico como le damos por el saine a todos ustedes, bueno se me acabop el oxigeno regresop cuando compre mas ahora me entra diez millones y me sobra pa gastaaaaaaaaaaaa, maceo

Respuesta  Mensaje 20 de 33 en el tema 
De: matilda Enviado: 14/09/2006 21:49
Maceooooooooooooo,desde  ya tenombro mi gurú espiritual!!!
Si existe una duda razonable,vos me librás de ella!
Si existe una pregunta sin responderme,pues ahí venís vos con la respuesta!!!
Si flaquean mis convicciones................venís vos y se reafirman automáticamente.
Que suerte que existís Maceo!! Me aclarás la mente y disipás todo resquemor,sos en escencia el jarabe para la gripe aviar!!
 
saluditos
matildita
 
 

Respuesta  Mensaje 21 de 33 en el tema 
De: Lealtad_siempre Enviado: 15/09/2006 12:00
La gusanera peca de querer siempre justificar lo injustificable, eso causa ronca y se convierte en epidemia, hay que dejarlos, para ver hasta donde se ahorcan (vale para todos los gusanos(as) y calle8)
 
Lealtad

Respuesta  Mensaje 22 de 33 en el tema 
De: maribea05 Enviado: 15/09/2006 12:00
Cuestión de libertad
El artículo firmado por el señor Oscar Corral en este periódico, Revelan conflicto de intereses en pagos a periodistas locales [El Nuevo Herald, 8 de septiembre], sugiere que yo le pregunté a Fidel Castro por Hilda Molina no porque estuviese interesado en la respuesta sino porque me pagaron para ello. En mi opinión el artículo intenta mostrar que Castro tenía razón cuando me acusó de mercenario en Argentina. Eso es falso.

Cuando vivía en Cuba y tenía 20 años de edad me encarcelaron por escribir una crítica del castrismo. ¿Quién me pagó entonces? Nadie. Todo lo contrario: puse en juego y perdí, mi carrera, mi trabajo y mi futuro en la isla. Escogí ser libre y lo pagué con tres horrorosos años de cárcel.

En el exilio también escogí ser libre. Hace unos 14 años me ofrecieron la corresponsalía de una cadena nacional de televisión. Me tentaban $80,000 de salario anual, viajes y beneficios. Pero había una pequeña condición: tenía que referirme al dictador de mi país como ''el presidente cubano''. Rechacé la generosa oferta. Nuevamente escogí ser libre y defender mi coherencia moral.

Durante los trece años que trabajé como reportero local fui sometido a todo tipo de presiones para que abandonara el tema cubano. Sobreviví gracias al valeroso apoyo de José Cancela y Luis Fernández Rocha, mis dos primeros gerentes en el canal para el que trabajaba. Roberto Vizcón, el mejor director con que lidié en esa época, siempre me decía: ''Cao, si nos olvidáramos un poco de Cuba, estaríamos ganando el triple en otros mercados''. Tenía razón.

Hace apenas 8 meses perdí un salario de $110,000, y jugosos beneficios, debido, fundamentalmente, a mis diferencias de criterios sobre la cobertura cubana con la nueva gerencia de aquel canal. Ellos se buscaron un buen pretexto y adiós. El público de Miami no les creyó y protestó frente a sus instalaciones. Los detalles están publicados en el propio Herald.

Como ven, mi motivación en la vida no es el dinero. Mi motivación es Cuba y su libertad. Cuba y mi libertad de expresión. Estoy orgulloso de colaborar con TV Martí y de intentar quebrar la censura castrista. Podría ganar mucho más que los pobres $11,000 que me echan en cara, pero ayudo a mi pueblo por menos. La causa de Cuba no me da, me cuesta dinero.

Les pido encarecidamente que publiquen la aclaración porque muchos de los lectores de este periódico podrían ser también mis televidentes.

Y un último detalle. Todas las acusaciones de Fidel Castro contra mi dignidad son una débil justificación para no responder la simple pregunta que le hice en Argentina.

¿Por qué no libera a la doctora Hilda Molina?

Sigo esperando la respuesta.

Juan Manuel Cao

Miami

Respuesta  Mensaje 23 de 33 en el tema 
De: matilda Enviado: 18/09/2006 12:00

Respuesta  Mensaje 24 de 33 en el tema 
De: matilda Enviado: 18/09/2006 12:00
Se acuerdan??

« ¿Quieres callarte?… testigos con objetivos »Una pregunta para Rafael Rojas, codirector de la revista ‘Encuentro’

Por J. Vallés (Perspectivas en movimiento)

En Diario de traduccioneZ, Matías Escalera lanza una pregunta a Rafael Rojas, codirector de la revista Encuentro, sitio digital de la Asociación Encuentro de la Cultura Cubana. Rafael Rojas ha sido el ganador de este año del (otrora respetable) Premio Anagrama de Ensayo con el libro "Tumbas sin sosiego. Revolución, disidencia y exilio del intelectual cubano".

Esta es la pregunta:

"En la página Web de la de la National Endowment for Democracy -un organismo que el diario The New York Times, del 31 de marzo de 1997, declara como una de las pantallas de la CIA para financiar acciones de desestabilización contra naciones enemigas-, se puede leer que la revista Encuentro que usted dirige recibe anualmente de ese organismo unos ochenta y tres mil dólares (hay fuentes que hablan de más de doscientos mil, en el año 2005) Usted ha dicho que Encuentro es un proyecto autónomo. ¿Quién miente, entonces, Rafael Rojas, la National Endowment for Democracy, o el diario The New York Times?"

La única excepción honrosa del tribunal fue Vicente Verdú. Qué lástima que un editor tan brillante como Herralde haya tenido que editarlo y que un autor de la trayectoria de Román Gubern no se haya sumado a Verdú.

Efectivamente, Encuentro recibe dinero de la NED (200 mil dólares en 2005) y no sólo porque lo diga la propia agencia estadounidense, sino también porque así lo reconoce la propia revista en un larguísimo editorial. Pese a lo cual declaran que lo suyo es "un ejercicio de libertad", puesto que "ninguna de estas instituciones [entre las que están, además, la Fundación Ford, AECI y la Fundación Caja Madrid] jamás se habría atrevido a insinuar siquiera la menor sugerencia sobre nuestra línea editorial, hecho inconcebible en el mundo democrático".

Sin entrar a evaluar -por razones obvias- esta última afirmación, tan rematadamente falsa como ostentosamente ridícula, basta recordar el papel desestabilizador de la NED para comprender porqué Encuentro recibe su ayuda. Entre sus democráticas tareas, la agencia estadounidense se jacta de financiar las 'revoluciones' neoliberales en las antiguas repúblicas soviéticas, apoyar los golpes de Estado en Haití y Venezuela, y promover, por cualquier medio, el fin de la Revolución cubana.

No es necesario que la NED imponga la línea editorial de Encuentro (probablemente ni siquiera lo haga). Es la fecunda comunión de ideales entre ambas, la que hace que una ponga el dinero y otra la cara. Un modelo de propaganda, según la definición de Noam Chomsky, que concentra capital sobre medios de comunicación afines para la mejor defensa del sistema neoliberal y cuya ideología “anticomunista” resulta un mecanismo de control seguro y fiable para el Imperio.

¿De qué puede hablar Rafael Rojas que incomode a la NED, si él mismo ha reconocido en un ejercicio de libertad que la Cuba de Batista era un “país próspero con una cultura floreciente”?


Respuesta  Mensaje 25 de 33 en el tema 
De: matilda Enviado: 19/09/2006 23:37
GEORGE BUSH FINANCIA LA “DISIDENCIA” Y LA PRENSA ANTICUBANAS


Se sabe que Miami es la capital mundial de la gusanería, la mafia y los núcleos terroristas que traman atentados contra Cuba. Y se sabía que muchos periodistas estaban pagos para hablar mal de la isla. Ahora está certificado por el propio Miami Herald.

EMILIO MARÍN


El 8 de setiembre último fue un mal día para los periodistas pagos por el Departamento de Estado para armar campañas contra la revolución cubana. Es que el Miami Herald, cabeza de esa instrumentación política, debió admitir que tras la desclasificación de documentación gubernalmental invocando la ley de Libertad de Información había descubierto que tres periodistas de su redacción cobraban en doble ventanilla. Una del diario y otra de George Bush.

Esos periodistas escribían habitualmente “sobre” Cuba (en rigor “contra”) y uno de ellos, Pablo Alfonso, era el especialista en el tema, por encima de otros como Andrés Oppenheimer que tienen a Fidel Castro como pesadilla. Alfonso había percibido desde 2001 unos 175.000 dólares para participar de Radio y TV Martí, creaciones de Ronald Reagan para irradiar ilegalmente propaganda hacia la isla. Como ésta se defiende e interfiere esas malas ondas, las autoridades estadounidense están emitiendo desde un avión espía C-130, luego que en mayo de 2004 la “Comisión de Ayuda a una Cuba Libre” reforzara el presupuesto intervencionista.

Otros dos hombres de prensa involucrados en el escándalo son Wilfredo Cancio Isla, que cobró 15.000 dólares y Olga Connor, que embolsilló 71.000.

Por ahora las revelaciones del Miami Herald no salpicaron a Oppenheimer, uno de los más virulentos y frustrado autor en 1993 del best seller “La hora final de Castro”. ¿Será que él cobra de un solo lado o bien la desclasificación no fue tan profunda y completa?

Como en toda cosa sucedida en Miami que tenga que ver con Cuba, quedan cosas por averiguar. Quizás los tres periodistas, ahora despedidos, argumenten que el propio diario está financiado en buena medida por la publicidad del gobierno y sus agencias, amén de las empresas de los exiliados anticastristas y su núcleo más violento, la Fundación Nacional Cubano-Americana de Jorge Mas Santos. Y esto es políticamente cierto pues el medio realiza todos los años las Conferencias de las Américas con los sectores más reaccionarios del continente, comenzando por el jefe de turno del Comando Sud del Ejército. El Miami Herald tuvo esa iniciativa buscando que el Alca fijara su capital en Miami, antes de su estrepitoso fracaso en Mar del Plata.



“¿Y a tí quien te paga?”

Además del trío perteneciente a ese periódico, la noticia publicada el 8 de setiembre último incluyó a otros siete periodistas a sueldo de la Casa Blanca, entre ellos Helen Aguirre Ferré, editora de la página de opinión de El Diario de las Américas; Miguel Cossio, director de noticias del Canal 41 de Miami, Juan Manuel Cao, de ese mismo canal, y Carlos Alberto Montaner, exiliado cubano y vicepresidente de la Federación Internacional Liberal.

De este lote el más importante es Montaner, del que nos ocuparemos luego. Cao es el supuesto periodista independiente que provocó a Fidel Castro el 21 de julio en la XXX Cumbre del Mercosur, gritándole sobre el caso de la médica contrarrevolucionaria Hilda Molina.

A raíz de esa acción, el reportero miamense fue invitado a los programas de periodistas argentinos alineados contra Cuba, entre ellos Hora Clave de Mariano Grondona, La Cornisa de Luis Majul y Desde el Llano de Joaquín Morales Solá. Fue tratado casi como un héroe y juró que era un periodista “independiente”.

“La Nación”, en nota de su enviado especial a Córdoba Jorge Elías –habitual participante de las conferencias anticubanas organizadas por el proestadounidense Centro Argentino para el Desarrollo y la Apertura de Latinoamérica-, se regodeó con el escandalete (“Le preguntaron por la médica y explotó de ira; El líder cubano increpó a un periodista”, 22/7).

En esa crónica se puede leer: “hasta que Juan Manuel Cao, del canal 51 (sic) de Miami, lanzó: ´Señor Castro, ¿cuándo va a permitir a la doctora Hilda Molina salir de Cuba y ver a su familia? Castro alzó la voz: ´¿Quién eres?´ ´¡Soy cubano, soy cubano!´, fue la respuesta. Entre gritos y forcejeos, siguió el diálogo: ´Dime quién te paga a ti para que hagas estos escándalos´.

Un lector desapasionado tendrá que convenir que el presidente cubano estaba en lo cierto cuando lo interrogó al provocador sobre quién le pagaba la actuación. Hasta Clarín, socio de “La Nación” en Cimeco, al comentar el escándalo de las revelaciones de Miami y traer a colación el incidente de Cao, comentó que Castro “estaba por lo visto muy bien informado” (9/9).

Cuando se destapó el cobro irregular, la agencia AP reporteó a Cao y éste reivindicó lo actuado contra Cuba. “Yo lo haría gratis –acotó- pero las regulaciones no lo permiten. Cobro simbólicamente, por debajo de los precios de mercado”.



Los amigos argentinos

Si un ilustre desconocido como Cao tuvo tanto espacio en los medios locales durante la reciente Cumbre del Mercosur, mucho más tuvo y tiene Montaner, columnista habitual de “La Nación” (entre fines de 2003 y 2006 publicó allí 50 notas).

Su postura a favor de EEUU surge de todos sus artículos. En uno, titulado “Dos destinos frente a frente”, del 6 de noviembre de 2005, apenas finalizada la Cumbre marplatense, sostuvo: “en la IV Cumbre de las Américas se enfrentan dos modelos, el que impulsa el populismo colectivista que ya demostró su fracaso a lo largo del siglo XX, y el del comercio libre, el mercado y la sensatez económica, las claves del éxito chileno”.

Montaner había venido a Buenos Aires en junio de ese año a presentar su libro anticastrista y antichavista, “La libertad y sus enemigos”. Lo presentó en el Sheraton Hotel con sus amigos Bernardo Neustadt, Marcos Aguinis y Ricardo López Murphy, que –especialmente el primero- aún defiende al dictador Jorge R. Videla.

En esa ocasión el residente en Madrid fue invitado a los programas de TV ya citados y al de Marcelo Longobardi en América. Hay que tomar nota de la nula independencia política de esos periodistas locales auspiciados por “las siguientes empresas” privatizadas y bancos, como dicen sus generosas pautas publicitarias.

Lo de Montaner es de una chatura intelectual y mendacidad notables. En una columna publicada en la “tribuna de doctrina” el 20 de diciembre de 2004 para presionar contra el gobierno de Néstor Kirchner, aseguró: “como millones de cubanos, Hilda Molina había perdido todas sus ilusiones con el comunismo, pero tal vez le repugnaban aún más los injertos de tejidos de fetos en los cerebros de extranjeros enfermos de Parkinson que pagaban en dólares por el dudoso tratamiento. Cuando en el Ciren necesitaban tejidos con urgencia, en algún centro de ginecología se engañaba a mujeres embarazadas, haciéndoles creer que el hijo que llevaban en el vientre tenía alguna grave malformación, para practicarle un aborto que proporcionara de inmediato ese material. La doctora Molina se negó a condonar semejante monstruosidad”.

Dicho sea de paso, ese texto revela que los informes falsos de Molina no sólo envenenan las relaciones argentino-cubanas sino también dan material para la justificación del bloqueo contra Cuba.

¿De dónde salen los fondos para pagar a periodistas como los de Miami, y algunos de sus amigos de Buenos Aires? El 6 de mayo de 2004 se conoció el primer informe de la “Comisión de Ayuda a una Cuba Libre”, bajo jefatura del secretario de Estado. Allí se pautó un gasto de 59 millones de dólares en los siguientes dos años para derribar el gobierno de la isla. De esa suma, 36 millones serían destinados “a aumentar la ayuda a los disidentes” y otros 18 millones “para mejorar las transmisiones de Radio y Televisión Martí”.

Esas sumas quedaron empequeñecidas con el segundo informe de la Comisión, divulgado el 10 de julio último. En vez de 59 millones la cifra se estiró a 82. El informe prevé “fondos adicionales por 20 millones de dólares anuales para la oposición cubana desde el año fiscal 2009 hasta el fin del gobierno de Castro”. Caleb McCarry, a cargo de la “transición” para Cuba, recordó que “EEUU también colabora con unos 10 millones de dólares para la Radio y TV Martí”.

Miami es una cloaca y también huelen mal algunas redacciones y estudios en Buenos Aires

www.porsiemprecuba.com


Respuesta  Mensaje 26 de 33 en el tema 
De: maribea05 Enviado: 20/09/2006 04:33

CUESTION DE PRINCIPIOS
ANDRES REYNALDO
---------------------------

Celebro que en el medio de esta crisis por el despido de mis compañeros Pablo Alfonso y Wilfredo Cancio, así como el cese de su contrato como colaboradora a Olga Connor, se haya dado una amplia oportunidad de expresión, desde las airadas cartas de los lectores hasta la sarcástica perspectiva de Carl Hiassen, para quien los cubanos somos un divertido tema de carácter más bien entomológico.

No hay nada más que celebrar. Difícilmente pueda ser reparado el daño a la reputación de mis colegas en éste y otros medios locales y, en particular, a la de mi amigo y maestro Carlos Alberto Montaner, un columnista sindicado cuya inclusión en el grupo es una doble pifia de redacción y edición además de un severo error de juicio. De Turquía a Sudáfrica y de Nueva York a Madrid ningún periódico se va a molestar en corregir la plana con la presteza y el detalle mostrados en recoger la nota publicada el 8 de septiembre bajo el título 10 periodistas de Miami reciben dinero del gobierno de Estados Unidos.

El artículo, firmado por Oscar Corral, reportero de The Miami Herald, no admite duda. Un grupo de periodistas exiliados recibió dinero de la administración Bush para hacer propaganda contra Fidel Castro. Para empezar, el reportero y sus editores fallan en poner en contexto la programación de Radio y TV Martí, los parámetros de su misión y las regulaciones federales que rigen sus operaciones. Para concluir, no se tomaron siquiera la molestia de preguntar a los jefes de Alfonso, Cancio y Connor si en las informaciones que producían se advirtió alguna intención tendenciosa.

De guinda, esta investigación fue anunciada el 22 de agosto en uno de sus habituales y públicos correos electrónicos (guardo copia) emitidos por El Duende, un personaje ficticio que aparece en Radio Miami, un espacio bajo la dirección de Max Lesnik que sale al aire por Unión Radio. Una semana más tarde, fue comentada por el programa Mesa Redonda, transmitido por la televisión cubana. Mis veinte años como editor de esta casa me hacen suponer que The Miami Herald hubiera desatado la madre de todas las investigaciones si una de sus exclusivas hubiera sido expuesta por otro medio local o extranjero. Espero que al menos le hayan preguntado a Corral si habló con Lesnik sobre la investigación.

De paso, los lectores de esta columna deben saber que colaboré ocasionalmente con Radio Martí y fui remunerado en un período entre el 2002 y el 2004, bajo la autorización del entonces director Carlos Castañeda. En rigor, siempre que la ocasión era pertinente, los directivos de la emisora me permitieron expresar con absoluta libertad mis opiniones contra el embargo y el gobierno de George W. Bush. Puedo decir, entonces, que recibí dinero de la administración Bush para hablar mal de la administración Bush.

Al calor de estos días, tanto en cartas de los lectores como en algunos programas radiales se ha mencionado una reciente columna mía sobre las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, en la cual criticaba a José Martí. Al decir de varios oyentes y lectores, y de algún que otro presentador, esa columna forma parte de una campaña contra el exilio histórico manipulada, según la inspiración, por La Habana o Washington, o ambos.

En otro momento, hubiera pasado por alto el insulto. Ahora lo recojo. En mis acciones y escritos nadie podrá encontrar otra aspiración para Cuba que no sea la más plena e incondicional de las democracias. Con tal de no pedirle una visa a la dictadura, con tal de no pisar mis calles bajo condición de mordaza, he renunciado a estar junto al lecho de muerte de mi padre. Y en 26 años de exilio todavía no me he hecho ciudadano porque mi conciencia me impide serle fiel a otra bandera. Entre La Habana y Pérez Roura, por citar el último extremo que pudiera citar un extremista, me quedo con Pérez Roura.

Quien quiera hablarme de la patria, por ahí empezamos. Si a nadie le preocupa que la cubanidad de otros sea maniquea, autocomplaciente y monumentaria, no veo escándalo en que la mía sea incisiva, agónica y descarnada. Sobre Martí, estoy presto a cualquier debate documentado, vivo y enriquecedor. Sin revolcarnos en el lodo. No voy a defenderme ripostando que aquella no alcanzó el cuarto grado y que este otro cumplió prisión por estupro. En ese sentido, trato de ser martiano.

La crisis por el despido de los periodistas ha cruzado innumerables líneas políticas, generacionales, geográficas y culturales. Para muchos compañeros en El Nuevo Herald, cubanos y de otras naciones, ha sido una verdadera puesta a prueba de nuestra dignidad como periodistas, nuestra identidad como expatriados y nuestra entereza como seres humanos. Ignoro cómo acabará todo esto. Es probable que, una vez más en la vida, esté haciendo exactamente lo que no me conviene. Pero no tendré que bajar la cabeza cuando me cruce con cualquiera de estos diez colegas injustamente señalados como vulgares mercenarios. Para esto también me fui de Cuba.

Respuesta  Mensaje 27 de 33 en el tema 
De: maribea05 Enviado: 04/10/2006 21:23
OTRA BATALLA GANADA EN PRO DE LA LIBERTAD DE EXPRESION Y DE PRENSA
-----------------------------------

Regresan al Herald los periodistas despedidos
GERARDO REYES y DANIEL SHOER ROTH
El Nuevo Herald

DAVID SANTIAGO / El Nuevo Herald
Los periodistas Wilfredro Cancio (izq.) y Pablo Alfonso, tras volver a la redacción de El Nuevo Herald el martes 3 de octubre.
NOTICIA: Regresan al Herald los periodistas despedidos
NOTICIA: Elogian nombramiento de David Landsberg
NOTICIA: Periodistas despedidos podrán regresar a El Nuevo Herald
EN INGLES: Artículos sobre este tema publicados en The Miami Herald
VIDEO: Un día de cambios en el Herald
VIDEO: Protestan despidos de periodistas
NOTICIA: Más protestas por el despido de periodistas
NOTICIA: Conflicto de intereses en pagos a periodistas locales
NOTICIA: Los pagos de emisoras federales a periodistas son una práctica común
NOTICIA: Conmoción en la comunidad por despidos de periodistas
NOTICIA: Ex colaboradora de El Nuevo Herald afirma que gerentes sabían de pagos
OPINA JESUS DIAZ:Carta del editor Jesús Díaz Jr.
EDITORIAL DEL HERALD: Grietas en la cobertura de Radio Martí
OPINION: Radio Martí y la libertad de información
OPINA JESUS DIAZ:Una prensa libre puede requerir decisiones penosas
OPINA MONTANER: Mi defensa contra la difamación
CARTA: Respuesta de Montaner
CARTA: Etica y profesionalismo
CARTA: Puntales del periódico
CARTA: Colegas despedidos
CARTA: Doblemente cruel
CARTA: Complaciendo a la dictadura
CARTA: Periodismo profesional
CARTA: Preocupación por la verdad
CARTA: A favor de la libertad
CARTA: Decisión correcta
CARTA: Conmoción por los despidos
CARTA: No hay conflicto de intereses
CARTA: La caja de Pandora
CARTA: De lo sublime a lo ridículo
CARTA: Nada que esconder
CARTA: Sobre Radio/TV Martí y la ética
CARTA: De un plumazo
CARTA: Rectificar es honesto
CARTAS: Sobre Radio/TV Martí y el despido de periodistas
CARTA: Cuestión de libertad
CARTA: ¿Quién dice la verdad?
CARTA: No podemos guardar silencio
CARTA: Medios legítimos
CARTA: Vacío informativo
CARTA: Decisión precipitada
OPINA ROJAS:Necesidad de la traición
EN INGLES: The Miami Herald: Report: U.S. paid many other journalists
Tres periodistas de El Nuevo Herald que fueron despedidos por recibir pagos de TV y Radio Martí, aceptaron el ofrecimiento de este diario de reintegrarse a sus empleos.

Los reporteros Pablo Alfonso y Wilfredo Cancio Isla, y la columnista colaboradora Olga Connor, anunciaron que volverán a trabajar para el periódico en cuanto se resuelvan algunos trámites administrativos.

''Vamos a dejar esta pesadilla atrás, una pesadilla para todos, y seguir adelante'', dijo Alfonso, tras su ingreso ayer, junto a Cancio, a la sala de redacción de El Nuevo Herald en medio de aplausos y abrazos de sus colegas.

Cancio, quien empezó a trabajar para El Nuevo Herald en 1998, explicó que la rectificación del despido por parte de la empresa periodística, es un primer paso para resarcir el daño que le habría causado a su reputación un artículo publicado por The Miami Herald.

''Para mí estos 23 días han sido desgarradores no sólo porque implica mi bienestar personal y el de mi familia, sino también porque fue una decisión [la publicación del artículo] que atacó mi integridad profesional y mi reputación como periodista'', indicó Cancio.

Ayer no fue posible conocer los comentarios de Connor puesto que se disponía a viajar a España, pero la columnista también expresó su intención de reintegrarse, explicó el director ejecutivo de El Nuevo Herald, Humberto Castelló.

Cancio y Alfonso dijeron que antes de aceptar su reincorporación, abogados contratados por ellos estaban preparándose para una posible reclamación judicial contra la compañía por el artículo periodístico que originó su despido.

La nota en cuestión, publicada en ambos diarios el 8 de septiembre, señaló que Cancio, Alfonso, Connor y otros siete periodistas del sur de la Florida, recibieron pagos en forma regular de Radio y TV Martí, emisoras sostenidas por el gobierno federal.

Los periodistas, que cubrían temas relacionados con Cuba y el exilio cubano, participaban en programas de ambas estaciones. La nota sugería que recibían los pagos para hacer propaganda contra el gobierno de Fidel Castro.

Un día antes de publicarse, Cancio y Alfonso fueron despedidos y las columnas de Connor canceladas. La empresa alegó que haber aceptado los pagos violaba el código de ética que prohíbe recibir dinero de gobiernos.

Sin embargo, el lunes pasado, Jesús Díaz, Jr., el saliente editor de ambos periódicos, anunció que ofrecía a los reporteros su reintegro dado que una investigación interna había concluido que hubo una serie de fallas en la aplicación de las reglas de conflictos de intereses en El Nuevo Herald.

La decisión fue aplaudida por un amplio sector de la comunidad que había criticado fuertemente los despidos.

''En mi opinión este fue un episodio triste para todos los involucrados donde no hubo ganadores ni perdedores, todos los actores en este drama actuaron de buena fe pero con consecuencias funestas'', comentó Eduardo Padrón, presidente del Miami-Dade College.

''Creo que, con esto, la empresa ha admitido que inicialmente no procedió de la manera más indicada, pero hay que aplaudirle que haya rectificado'', comentó Jeannette Rivera-Lyles, ex reportera de El Nuevo Herald, quien ayudó a lanzar una página de internet con una carta abierta que condenaba el artículo de The Miami Herald.

Díaz, quien además era presidente de Miami Herald Media Company (MHMC), renunció a sus cargos argumentando que el ambiente que se derivó de la controversia de los despidos, le impide dirigir la empresa periodística. En su reemplazo fue nombrado David Landsberg, quien se desempeñaba como gerente general de MHMC.

El Nuevo Herald y The Miami Herald son periódicos de The McClatchy Company, una cadena que los adquirió en junio de la firma Knight Ridder.

Durante una reunión ayer con empleados de ambas publicaciones, altos directivos de McClatchy explicaron que el reintegro de los periodistas obedeció a una laboriosa revisión de las decisiones que se tomaron y no necesariamente se debió a las presiones de la comunidad.

En la misma reunión, los reporteros fueron testigos de las marcadas diferencias de opiniones de los directores ejecutivos de ambos diarios, ante la pregunta de si los reporteros deben o no aparecer en programas del gobierno de Estados Unidos transmitidos a Cuba.

Tom Fiedler, director ejecutivo de The Miami Herald, negó categóricamente esa posibilidad.

''El gobierno de Estados Unidos está en un lado'', afirmó Fiedler ''Seguimos el principio de que somos nosotros los que vigilamos al gobierno'', agregó.

Sin embargo Castelló señaló que no considera antiético que los periodistas se presenten en programas de Radio Martí siempre y cuando no reciban honorarios. Según Castelló esa es una actividad que encaja en la ''misión'' de los reporteros de El Nuevo Herald.

''No tienen libertad de prensa [en Cuba]'', declaró Castelló ``No tienen otra oportunidad de escuchar y ser informados''.

Respuesta  Mensaje 28 de 33 en el tema 
De: lealtad Enviado: 05/10/2006 11:13
Regresan al Miami Herald periodistas expulsados por recibir pagos del Gobierno de EEUU.
Agencias
2006-10-03

MIAMI.- El director general del Miami Herald renunció el martes debido a su manejo de las revelaciones de que varios periodistas de El Nuevo Herald cobraron honorarios por colaborar en emisoras del gobierno estadounidense para promover un cambio de gobierno en Cuba.

El director, Jesús Díaz Jr., renunció también a su cargo de presidente de la Miami Herald Media Co.

En una carta a los lectores, Díaz anuncia que la empresa volverá a contratar a los dos reporteros del Nuevo Herald y a la colaboradora independiente que él despidió el mes pasado por cobrar por sus colaboraciones con Radio Martí y TV Martí.

"Lamento que los eventos ocurridos durante las últimas tres semanas hayan creado un ambiente en el cual ya no es posible para mí dirigir nuestros periódicos de la manera más beneficiosa para nuestra compañía, para nuestros lectores, o para nuestra comunidad.

Por lo tanto, le avisé a nuestra empresa matriz de mi intención de renunciar tan pronto mi reemplazo fuese encontrado'', indicó el martes Díaz en una carta enviada a los lectores anunciando su dimisión.

Díaz dijo que la empresa volverá a contratar a los despedidos en El Nuevo Herald y anunció que los últimos   seis empleados involucrados en este penoso asunto no serán "disciplinados''. Pero advirtió que de ahora en adelante los empleados no podrán aceptar dinero de Radio o TV Martí y su director general deberá aprobar cualquier aparición futura por escrito.

David Landsberg, empleado del Herald de larga data y que fue gerente general, se hizo cargo de inmediato de la dirección del diario y de la presidencia de la empresa que publica ambos diarios, dijo The McClatchy Co., la firma matriz de ambas publicaciones, situada en la ciudad californiana de Sacramento. McClatchy adquirió ambos diarios en junio cuando compró la cadena Knight Ridder Inc.

Días insistió que aunque   "todavía creo que la aceptación de estos pagos por parte de los nueve periodistas fue un incumplimiento de reconocidos principios de ética periodística, que violó la confianza de nuestros lectores'', reconoció que   nuestra política que prohibe tal comportamiento pudo haber sido comunicada de una manera ambigua, aplicada de una manera incongruente y mal interpretada por muchos años en la redacción de El Nuevo Herald''.

Díaz indicó que  " de manera inmediata, la norma sobre conflictos de interés para los empleados de The Miami Herald Media Company será altamente intensificada y se impondrá de forma rigurosa''.

Agregó que los periodistas del Herald necesitarán un   permiso previo y por escrito por parte de los directores'' para   realizar cualquier tipo de trabajo periodístico fuera de la compañía, ya sea pagado o no pagado''.

The Miami Herald, conforme a documentos gubernamentales, dijo a principios de mes que 10 periodistas del sur de la Florida cobraron miles de dólares por sus colaboraciones periodísticas con la radio y televisión establecidas por el gobierno federal para acabar con el gobierno de Fidel Castro.


Respuesta  Mensaje 29 de 33 en el tema 
De: cruzylovesmirkgurl83 Enviado: 08/10/2006 07:59
From: matilda Sent: 9/19/2006 5:28 PM
GEORGE BUSH FINANCIA LA “DISIDENCIA” Y LA PRENSA ANTICUBANAS


Se sabe que Miami es la capital mundial de la gusanería, la mafia y los núcleos terroristas que traman atentados contra Cuba. Y se sabía que muchos periodistas estaban pagos para hablar mal de la isla. Ahora está certificado por el propio Miami Herald.

EMILIO MARÍN


El 8 de setiembre último fue un mal día para los periodistas pagos por el Departamento de Estado para armar campañas contra la revolución cubana. Es que el Miami Herald, cabeza de esa instrumentación política, debió admitir que tras la desclasificación de documentación gubernalmental invocando la ley de Libertad de Información había descubierto que tres periodistas de su redacción cobraban en doble ventanilla. Una del diario y otra de George Bush.

Esos periodistas escribían habitualmente “sobre” Cuba (en rigor “contra”) y uno de ellos, Pablo Alfonso, era el especialista en el tema, por encima de otros como Andrés Oppenheimer que tienen a Fidel Castro como pesadilla. Alfonso había percibido desde 2001 unos 175.000 dólares para participar de Radio y TV Martí, creaciones de Ronald Reagan para irradiar ilegalmente propaganda hacia la isla. Como ésta se defiende e interfiere esas malas ondas, las autoridades estadounidense están emitiendo desde un avión espía C-130, luego que en mayo de 2004 la “Comisión de Ayuda a una Cuba Libre” reforzara el presupuesto intervencionista.

Otros dos hombres de prensa involucrados en el escándalo son Wilfredo Cancio Isla, que cobró 15.000 dólares y Olga Connor, que embolsilló 71.000.

Por ahora las revelaciones del Miami Herald no salpicaron a Oppenheimer, uno de los más virulentos y frustrado autor en 1993 del best seller “La hora final de Castro”. ¿Será que él cobra de un solo lado o bien la desclasificación no fue tan profunda y completa?

Como en toda cosa sucedida en Miami que tenga que ver con Cuba, quedan cosas por averiguar. Quizás los tres periodistas, ahora despedidos, argumenten que el propio diario está financiado en buena medida por la publicidad del gobierno y sus agencias, amén de las empresas de los exiliados anticastristas y su núcleo más violento, la Fundación Nacional Cubano-Americana de Jorge Mas Santos. Y esto es políticamente cierto pues el medio realiza todos los años las Conferencias de las Américas con los sectores más reaccionarios del continente, comenzando por el jefe de turno del Comando Sud del Ejército. El Miami Herald tuvo esa iniciativa buscando que el Alca fijara su capital en Miami, antes de su estrepitoso fracaso en Mar del Plata.

Que buen periodismo Cubano. Olviden, no exite la prensa libre si no solo se habla bien del govierno cubano y de los actos de la revolucion. Todo los demas son mercenarios pagados por el Miami Herald que no hay dudas que todos esos periodistas son agentes de la CIA. Mandemos paketes y olvidences

Respuesta  Mensaje 30 de 33 en el tema 
De: cruzylovesmirkgurl83 Enviado: 08/10/2006 15:59
¡Y siguen empeñados en achascar los pagos a radio Martí!
Que no, que ya les dije que mientras esté yo aquí, aunque me salga a mensaje cada cinco minutos lo desmentiré.
Uds. mismos dijeron que el pago lo efectuaba la OCB, una agencia federal del gobierno yanqui.
La libertad de expresión no consiste en vende su opinión dos veces.
Al menos cumple con las leyes capitalistas, no está bien vender la misma cosa dos veces,, se llama robo.
Si la OCB te pagaba para que tuvieras una opinión, tu opinión ya está vendida, se la ha quedado la OCB.
Si el Nuevo Herald o cualquiera d elos otros periódicos, te paga por TU opinión para que la pongas por escrito y la lean sus lectores, estafas a ambos ( periodico y lectores) si no les avisas que tu opinión ya estávendida a la OCB y qie lo que están comprando es la opinion de esta agencia federal.
 
Si vas a comprar un CD de Celia Cruz y te venden uno de Omara Portuondo cantando las cosas de Celia, te han estafado, pues aquí igual compras la opinion de este tipo "Omar Caro" y te meten la OCB
 
En cuanto a esta memez:
 
Radio-TV Martí y la propia Voz de las Américas, para poner dos ejemplos, atesoran el principio sagrado conocido como Firewall,
Dice muy poco d ela "profesionalidad" del tal Omar Claro.
No se lo cree ni la propia OCB que es la que paga a ambos
Este tipo cobrarba de la OCB y era reportero de deportes de Univisón canal 23, sería muy divertido que explicase en concepto de qué la OCB le pagaba.
Por si se le "olvidó" ( terribel epidemia que ataca a la gusanería) le recuerdo sus "actividades" extraperiodisticas:
-Portavoz de aquellos que querían organizar un equipo de baseball " cubano" con desertores yanquis de origen cubano
 
Y cosas que ahora le gustaría no haber dicho como:
 
Omar Claro, brillante reportero y presentador de noticias del Canal 23, nos señaló: "Los atletas de la isla tienen oportunidades limitadas. Ellos buscan desarrollar sus habilidades a un nivel más alto. A nosotros nos ha servido para tener acceso a toda la rama de la información. En Cuba no hay espacio para el periodismo libre"
 
 
Yo devo de ser un mongolico totalmente labado la cabeza por el imperialismo capitalista etc etc etc. Pero yo no sigo tu argumento. Si yo vendo periodicos se lo puedo vender a Juanito y Fulanito y a Menganito. YO no entiendo porque tan solo se lo puedo vender a Juanito..................... La unica manera que yo veo algo mal es si yo tengo un contrato para tan solo trabajar para el Herald y no estoy seguro que eso fue asi. Yo puedo trabajar para mi empleador y tanbien tener clientes mios mientras que no conflicte y sea el mismo cliente. Yo no veo nada raro, que estos senores sean pagado por quien sea. Radio Marti, ustedes tiene su problema con esa fuente. Punto y ralla, pero para mi es cualquier fuente de salario que me convenga a mi.
 
Los periodistas de Cuba que no son independientes, trabajan tan solo para el govierno y el govierno controlan todo lo que dicen, y controlan sus palabras.
 
En Cuba no solo no hay espacio para el periodismo libre, si no tanpoco ay espacio para la LIBERTAD. La libertad es una molestia para todo govierno totalitarios. (Figurate que si Batista hubiera tenido todo ese mismo control). La diferencia de opinion es primordial para la soberania y sobrevivencia de los humanos. Que un govierno tenga tanto control sobre la opinion de su pueblo es totalmente peligosa.
.
Figurence si en los Estados Unidos hubiera el mismo control de periodismo. Ustedes no sen enteraran de nada sobre las opiniones que tiene de Bush. El govierno de Bush controlara toda las fuentes de informacion.  NO quiero ni pensarlo

Respuesta  Mensaje 31 de 33 en el tema 
De: cruzylovesmirkgurl83 Enviado: 08/10/2006 15:59

Deven de molestarles sumamente a ustedes para creerce que tan solo a estos periodistas le interesa el dinero. Ovio el

dienro es importante. Pero sea lo que piensen ustedes, no se les ocuren que tanbien lo hacen por principios y escriben

lo que ven tanbien........................... Eso es totalmente molestoso para un govierno que controla todo hasta el pensamiento

y el movimiento de otros. Que piensen diferente a ustedes le molesta. Deven de pensar, que no es ovio para todos. Se les occuren

menos cosas de los mas aya de lo que se puede pensar. Tan solo pueden pensar en la maldad. Porque es la maldad los que

les ense~an. Me supongo que algo asi pueden hacer aqui. La diferencia aqui, aunque no se le ocuran a ustedes, yo no tengo que

pensar igual al que se sienta serca de mi. Molestia deve de ser extremadamente molesto.

Montaner, tengo entendido fue un grand defensor de la revolucion. Escribio para el Periodico Revolucion etc. El dinero no es la unica

motivacion. El pensar diferente es dificil y ustedes lo saben. Pues estoy seguro que lo sienten en reverso

 
 

Respuesta  Mensaje 32 de 33 en el tema 
De: maribea05 Enviado: 21/10/2006 14:50
Me gustan los colofones...
Aunque en la vida nada termina, algunos temas merecen un buen cierre:

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Pablo Alfonso: carta abierta a los lectores
PABLO ALFONSO
Para los lectores de esta columna de aquí, allá y acullá, mis primeras palabras de agradecimiento. Su respaldo, expresado a través de decenas de comunicaciones telefónicas, mensajes electrónicos y efusivas muestras de apoyo personal, cada vez que me han reconocido en lugares públicos, me han apuntalado en estos momentos dolorosos, tenebrosos y tristes de los últimos días.

A los entrañables colegas de la redacción de El Nuevo Herald, que me han respaldado con su conciencia y su actitud les debo también un primer agradecimiento de todo corazón. Llevaré siempre, entre las cosas más hermosas que han adornado mi vida, su solidaridad.

Para los ejecutivos de la corporación MacClatchy, quienes desde sus oficinas centrales, en el otro extremo de este país, han tratado de comprender la naturaleza de este conflicto, mis respetos y mi personal aprecio.

No quiero referirme en este espacio a nuestros detractores, de toda laya, signo y color. No vale la pena. ¿Acaso podríamos esperar otra cosa que sus venenosos comentarios? Sería ingenuo pensarlo.

La historia tiene sus tiempos irónicos. Me explico. El pasado 27 de septiembre se cumplieron, justamente, 27 años de mi llegada a este país, como refugiado político. Llegué aquí acompañado de mi entonces esposa y mis cuatro hijos. Directamente desde las prisiones castristas donde había cumplido ocho años de una condena de 20 por conspirar ''contra los poderes del Estado''. ¿Cuál fue esa conspiración? En esencia, distribuir información periodística, a través de panfletos mimeografiados, de las noticias que se le negaban a los cubanos. Sin ahondar en mayores detalles, llegué a este país con los bolsillos vacíos, como tantos otros cubanos lo hicieron antes.

Con el mismo asombro con el que recibí la noticia de mi despido, por trabajar y cobrar como contratista, en mi tiempo libre para Radio y TV Martí, recibí hace apenas unas horas la noticia de que tenía abiertas las puertas para regresar a El Nuevo Herald, porque la gerencia consideraba que se habían producido errores administrativos en nuestro despido.

Dicho en lenguaje cubano, me botaban pero después me recogían. . . y aquí no ha pasado nada. Yo, con toda honestidad, no estoy tan seguro. Creo que aquí ha pasado mucho. En una carta que se me entregó en presencia de Robert Beatty, consejero general y vicepresidente de asuntos públicos de Miami Herald Media Company, y Elissa Vanaver, vicepresidenta de recursos humanos, el director de El Nuevo Herald, Humberto Castelló, me confirmaba la grata noticia de la reposición en el diario, con la condición de que no podríamos trabajar, bajo contrato, por supuesto pagado, para Radio y TV Martí, o cualquier otro medio informativo, sin previa autorización escrita de mis supervisores.

Para quienes vivieron y conocieron de esta pesadilla todo esto pudiera parecer color de rosa. Un gran triunfo de todos.

Sin embargo, creo que si las cosas quedan así, todo esto no sería más que una gran operación de ''relaciones públicas'', con la cual Miami Herald Media Company trata de encubrir la bochornosa, difamatoria e infame forma en que fuimos tratados, calumniados y desprovistos de nuestros más elementales derechos.

Yo pudiera aceptar los términos de esta susodicha ''amnistía'' que se nos ofrece para retornar a El Nuevo Herald. Pero llevaría por siempre en mi conciencia el estigma de un yugo impuesto por necesidades materiales, por una parte, y por la complacencia de lo ''política y comercialmente correcto'' por la otra.

No nací ni he vivido hasta ahora para eso. Esta infamia que se publicó contra nosotros no debe terminar aquí. Requiere de la dirección de Miami Herald Media Company una declaración pública, una decisión editorial que deje bien claro, sin lugar a dudas, que mi credibilidad profesional, como periodista, está totalmente reconocida.

Sin embargo, hasta hace pocas horas las cosas no se han reflejado así. A juzgar por lo que se ha publicado, nuestra ''casa'' editorial considera que nos hace ''un gran favor'', que son ''magnánimos'' al recibirme de vuelta.

Se trata de una ''amnistía'', de un perdón, de una actitud ''benevolente'' de la empresa que me recoge de nuevo como ''hijo pródigo'' que retorna al redil de la familia. ¿Qué familia? ¿La que parece rechazarnos y nos trata como profesionales corruptos? ¿Como periodistas de tercera o cuarta categoría? ¿La que nos cataloga como ``perros chiguaguas''?

¡No, por Dios! Yo procedo de otra estirpe. Sin arrogancia, pero con toda la moral que me corresponde por la actitud asumida en el cumplimiento de los valores cívicos, éticos, ciudadanos y democráticos de mi cultura, aprendidos desde los primeros años de mi educación primaria y puestos a prueba en los años de prisión y encierro por mantener mi conciencia libre, debía decir:.

Creo que Miami Herald Media Company nos debe una rectificación honorable. No se trata del derecho a reclamos legales. Por encima de la legalidad está la moral y la dignidad. Con esas virtudes he podido, a lo largo de mi vida, reclinar cada noche, sin remordimientos, mi cabeza sobre la almohada.

Miami Herald Media Company debe tener la grandeza de espíritu suficiente para reconocer en un editorial que el artículo escrito contra nosotros fue ''abominable, feo y de una ligereza increíble'', reconocer en blanco y negro que, si la empresa acepta nuestro regreso al trabajo, no es sólo porque se violaron normas y procedimientos administrativos y se cometieron errores de dirección, sino que, además de eso, somos profesionales, de entera reputación y credibilidad. De lo contrario la empresa no hubiera aceptado nuestro retorno.

Eso, que se admite hoy en privado, yo quiero que se reconozca en público. No es un problema de altanería. Es que nuestra reputación fue enjuiciada a la luz pública y debe en justicia ser aclarada en ese mismo contexto.

Con esos criterios en nuestra mente, en horas de la tarde del viernes el presidente y editor de Miami Herald Media Company, David Landsberg, nos recibió en su despacho para conversar del tema. Asistimos el colega Wilfredo Cancio y yo. Estaban presentes en la conversación Vanaver y Beatty.

Aceptamos el compromiso de estos ejecutivos, su palabra de honor, de que en los días por venir esas necesarias aclaraciones serían claramente establecidas. Nos pidieron unas semanas, un voto de confianza. Ese voto de confianza está otorgado.

Hoy regreso al trabajo, con la frente tan alta como el día en que me fui; no es un falso orgullo lo que la sostiene, sino la fortaleza de la verdad y del deber cumplido.

''La paciencia todo lo puede y todo lo alcanza'', seremos pacientes en la espera y la esperanza.

Respuesta  Mensaje 33 de 33 en el tema 
De: lealtad Enviado: 22/10/2006 20:26
El colofón o la necesidad de seguir cojiendo mangos bajitos...
La ética, la estética y el periodismo en Miami PDF Imprimir E-Mail
jueves, 28 de septiembre de 2006

Por Nicolás Ríos

MIAMI.- Yo fui una vez a Radio Martí y no cobré. Me invitaron a una mesa redonda para discutir contra Luis Aguilar León, que se suponía fuera moderador, y otras dos personas que parecían familiares por aquellos lares y cuyos nombres no recuerdo. Al llegar me llevaron a un despacho donde estaba el señor Humberto Medrano para entregarme un cheque por no sé cuántos dólares. Les respondí que no los aceptaba ya que para hablar sobre Cuba no admitía remuneración y menos aún de una emisora del gobierno. De ningún gobierno. Me insistieron en que era obligatorio por la ley que cobrara y les contesté que en ese caso no intervendría en el programa. Entonces alguien sugirió que se donara el dinero a alguna institución y sugerí que se lo dieran al Instituto de Estudios Cubanos y así debe haberse hecho.

Después, jamás me volvieron a invitar, no sé si sería por lo que dije en el programa -que no tenía nada que ver con un aparato radial montado para hacer propaganda sistemática y sistémica contra el gobierno de Cuba- o porque no acepté la propina. Pero es que no se puede cobrar de una emisora que forma parte del plan de un gobierno contra otro y decir que se es independiente y que se opina libremente.
Y hablo de Radio Martí que es una operación que cumple con los requisitos establecidos para las emisoras de onda corta.
A TV Martí ni siquiera he aceptado invitaciones, porque ya en ese caso se trata de una televisora algo así como pirata que viola todas las reglas y que, además, es un fraude parecido al de los cobros al Medicare por tratamientos que nadie recibe. TV Martí derrocha millones de dólares haciendo programas que nadie ve, pero por los cuales una tonga de gente cobra. Lo que en algunos lugares llaman “botellas”, que son sinecuras, prebendas y de cierta forma malversación.
Allá por el año 1990 hice durante varios meses un programa radial diario que se llamaba “Nicolás Ríos, sin censura”; con un lema que aseguraba: “La única mesa redonda que no es cuadrada en Miami”. El espacio lo tenía contratado una de las empresas a las que el gobierno cubano ha dado el negocio de los viajes a Cuba y de los trámites correspondientes. Por ese motivo tampoco acepté que se me pagara por lo que hacía a pesar de la enorme cantidad de tiempo que tenía que dedicarle. De mi propio bolsillo, inclusive, abonaba el salario de una persona que me servía de asistente para coordinar y hacer las citas con los entrevistados y sustituirme cuando estaba de viaje. Eso me permitió actuar según mi criterio y decisiones y, sin consultar a nadie, decir lo que quería e invitar a quien me diera la gana: derechistas e izquierdistas, procastristas y anticastristas, disidentes y oposicionistas y hasta un pintoresco anexionista, rara avis en el mundo cubanoamericano donde esa idea en realidad, aunque se haya dicho lo contrario, sólo germina excepcionalmente en algún chiflado o aficionado al humor negro.
Acepté encargarme de ese espacio radial porque formaba parte de una programación de varias horas que fue un intento frustrado de cubrir la necesidad de establecer la libertad de expresión en la prensa en castellano de Miami que, especialmente en lo que se refiere a Cuba, no existe. Alguna vez me ilusioné, y así lo hice saber, con la idea de que el gobierno de La Habana le hiciera ese regalo a Miami. Es verdad que en Cuba tampoco la hay ni se jactan de ello, pero me aferro a la idea de que allí es consecuencia de un Estado de emergencia permanente a que obligaron los peligros que se derivan de la enemistad agresiva del gobierno estadounidense. Es probable que si no hubiera existido esa causa no hubiera ocurrido todo lo demás. A esa probabilidad, que no puede ser probada al contrario, me aferro. Los gobiernos acosados por acechanzas tan peligrosas tienden a menospreciar determinados valores.
Si quieren un ejemplo práctico miren a lo que ha hecho, hace y quiere hacer el presidente George W. Bush que, entre otras cosas y por la salvaje amenaza terrorista, hasta justifica la tortura.
La revista “Contrapunto” fue una publicación de mi propiedad que decidí especializarla en la información sobre Cuba dando cabida a todas las opiniones. En ella podían coincidir una entrevista con algún dirigente del gobierno Cuba y otra con alguno de la oposición, especialmente miamense.
Entre sus éxitos estuvo el de, a pesar de su contenido conflictivo, haber obtenido la autorización para una determinada circulación en Cuba que, aunque no masiva, dio, además de un logro pionero, nunca antes practicado y nunca después repetido, la oportunidad de una difusión lo suficientemente importante con resultados interesantes, beneficiosos y muy prometedores. Se demostró que Cuba no teme la confrontación de ideas si ésta se plantea con seriedad y decencia.
Por ser como fue, “Contrapunto” fue boicoteada
. La distribuidora la retiró de los estanquillos y los anunciantes que se atrevían sólo lo hacían una vez. Luego cancelaban por razones que temerosamente se negaban a explicar. La revista, por lo tanto, siempre estuvo al borde de la bancarrota hasta que quebró, dejándonos encima una deuda espeluznante. En esas condiciones se nos presentó la oportunidad de hacer la revista en Cuba donde los costos se hubieran reducido enormemente, pero, aunque agradecidos, declinamos la oferta. Situación similar ocurrió cuando funcionarios cubanos se ofrecieron para asumir la gestión de la solución económica cuando la Fundación Alemana Hans Seidel decidió no seguir financiando los seminarios sobre Democracia Participativa que entre cubanos se desarrollaban en Cuba y fuera de Cuba.
Nadie hubiera confiado en nuestra independencia si hubiéramos aceptado esas ayudas. No sólo hay que serlo, sino también parecerlo. No sólo es la ética, también es la estética.
Así pudiéramos citar muchas, muchísimas otras anécdotas en que nos pareció muy natural respetar las que son normas elementales de comportamiento para un periodista.
Por eso nos ha extrañado el asombro y el revolico que se ha armado por la investigación del periódico The Miami Herald que ha revelado como “por lo menos” (palabras textuales del reportaje) diez periodistas cubanos recibían paga de Radio y TV Martí.
El asombro es entendible en un medio acostumbrado al anticastrismo como negocio o empleo. En general esta gente involucrada viven con mayores o menores ingresos y no hacen otro trabajo que no sea ese de escribir, hablar y hasta actuar en algunos casos en contra del gobierno cubano. Son profesionales del anticastrismo. De esa forma hay quienes han hecho fortunas.
Hay quienes han vivido con más o menos amplitud.
Es cuestión de grados, jerarquías, categorías... Es lógico que se sorprendan cuando alguien les dice que no es correcto y puede ser hasta inmoral lo que se ha hecho un hábito colectivo, socialmente consentido y aceptado.
Lo del revolico, el escándalo y la movilización estentórea me parece que tiene que ver con que estas revelaciones forman parte de una investigación mayor de The Miami Herald para descubrir en qué se gastan decenas de millones de dólares anuales destinados a esas actividades que van a parar a instituciones variopintas, encargadas de repartirlos de manera que justifiquen la remuneración y garanticen el modo de vida de esos que viven del anticastrismo. Si esos datos se revelan, el escándalo sería para coger balcones por los implicados en la cogioca.
El movimiento de protesta,
más que en defensa de los citados en el destape inicial, muchos de ellos odiados por el anticastrismo oficial, es para evitar que se siga la investigación que aterroriza a tantos sepulcros blanqueados cuyas fotos todavía no han sido publicadas.
De todas formas, yo no estoy de acuerdo con que se castigue o satanice a los diez periodistas que han sido desenmascarados y puestos en la picota. Hay que tener caridad y comprender que fue el propio gobierno estadounidense el que los tentó y envició, y que la sociedad consintió esa forma de corrupción. Se les debió haber hecho una advertencia, exigirles que se arrepintieran y que hicieran propósito de enmienda y, a continuación, absolverlos de su colectivo pecado, apercibiéndolos -eso sí- de no reincidir en el mismo, so pena de penalidades más severas.
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