Por una madre
Por Hildelisa Ledón
¿Qué lisonja puedo regalarte que esté a la altura de tu estirpe, Madre? ¿Cómo premiar tanto desvelo? ¿Cómo evitar tu desconsuelo si tu mirada no alcanza el fruto de tu vientre? ¿Cómo dignificar tu gloria si mis manos no tocan la bóveda celeste con su estrellado firmamento? ¿Cómo igualar tu fuerza? ¿ Cómo alegrar de verdad tu noble sentimiento?
Este domingo, quiero seas feliz. Te prometo pintar de rosas el gris egoísmo del mundo para no manchar tu bondad. Y quiero más: que seas feliz siempre, y que todos los días sean este segundo domingo, y que todos los meses del año sean mayo.
Sonríe siempre como hasta ahora lo has hecho. No te canses. Balancéate en el sillón gastado de recuerdos, y convierte tu insomnio por los hijos en una página del recuerdo.
Ponte ese día el vestido de siempre, el que más te guste, y ponle, como hasta ahora, alegría a la vida.
Enséñanos a vivir como tú lo has hecho.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS  
(Gran Papiyo)
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