Obama, ese abanderado del pacifismo de rostro afable que aprueba los bombardeos en aldeas y ciudades de Pakistán, Afganistán e Irak -que se cobran diariamente la vida de niños, mujeres y hombres cuyo único delito es el de ser ciudadanos de un país rico en combustibles fósiles o estar situado en un contexto geoestratégico apreciado por los imperialistas- ha sido solemnemente premiado con el Nobel de la Paz.

El comité defiende su tragicómica decisión por los “extraordinarios esfuerzos” de Obama para “fortalecer la diplomacia internacional”.

La guerra de Irak y Afganistán, el apoyo velado al golpe de Estado en Honduras y la persistencia en mantener el bloqueo criminal a Cuba, parece ser que no cuentan a la hora de valorar esos “esfuerzos” tan grandes de Obama por fortalecer la diplomacia internacional.

Nada mejor para crear un clima mundial de paz y diálogo que mantener las tropas de ocupación en las regiones invadidas antes de acomodarse plácidamente en la Casa Blanca hace unos ocho meses y medio, socavando el derecho a la soberanía de los pueblos, esquilmando sus riquezas naturales, degradando a los ocupados a la condición de “victimas colaterales” y tachando de terrorista a todo aquel que se atreva a luchar contra los invasores.

Siguiendo una política continuista con respecto a Israel, de apoyo incondicional (a pesar de que este país continúa con su política genocida de agresión sistemática contra los derechos más elementales del pueblo palestino) también trabaja por la paz mundial. Debe ser que nosotros somos incapaces de comprenderlo.

¿Tuvo en cuenta el despreciable comité el apoyo directo de la Secretaría de Estado de USA al golpe de Estado de Honduras? Porque de esto no se habla, pero el ejecutivo de Obama ha colaborado en la ejecución de un golpe de Estado contra un gobierno salido de la urnas y en el sostenimiento del gobierno de facto surgido de esta acción.

No hay galardón más despreciable que el Nobel de la Paz. Algunos de los candidatos nominados a este premio en los últimos años fueron George Bush, Tony Blair, Bill Clinton o Berlusconi, con lo cual ya podemos hacernos una idea de lo putrefacta que es la organización encargada de elevar a los altares a los más siniestros personajes mundiales.

Pero peor es aún la lista de los que han sido premiados: Theodore Roosevelt, Woodrow Wilson, Henry Kissinger, Menahem Beguin, Lech Walesa y el Dalai Lama, entre otros.

Es puro marketing. Eso sí, extremadamente ofensivo para las miles de familias y los pueblos que sufren el terrorismo que promueve Obama y su imperialismo edulcorado.

El Comité Nobel Noruego del Parlamento de este país es quien decide el ganador del Premio Nobel de la Paz. Así pues, el país situado en primer lugar del mundo en cuanto a calidad de vida según la ONU, que firmó el tratado fundador de la OTAN en 1949, toma una decisión política muy significativa, que legitima los crímenes del gobierno imperialista que preside Obama.

La instalación de 7 nuevas bases militares en Colombia es otra decisión política y militar que contradice completamente la afirmación de que Obama es muy diplomático. Su estilo y su visión de la diplomacia no es muy diferente a la de sus antecesores. Las más de 5.300 bases militares de USA, de las cuales aproximadamente unas 800 están situadas en el territorio de otros países, son la clave de la diplomacia americana.

Por lo tanto, no nos queda más que decir que, aunque la propaganda burguesa publique sensacionales titulares alabando a un criminal al que se le presenta como infatigable luchador por la paz y el desarme nuclear -el de Irán y Corea del Norte entre otros, no el de USA e Israel, se entiende-, los pueblos heroicos que resisten diariamente y combaten al imperialismo son los verdaderos y justos defensores de la paz.

Pero ante una maquinaria bélica tan agresiva y destructiva como la que representa el ejército estadounidense, la victoria no se obtendrá pacíficamente. Por eso los comunistas no nos rasgamos las vestiduras al apoyar a quienes resisten y luchan con las armas en la mano contra los invasores y explotadores imperialistas.

Ya lo creo. El yanki necesita jarabe vietnamita.



(*) David Delgado es miembro del Comité Central del Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias (PRCC)