Lac-Mégantic, una localidad a 250 kilómetros de Montreal, la mayor  ciudad de Quebec, en Canadá, ha despertado este domingo envuelta en  llamas, 24 horas después de que un tren cargado de petróleo y descontrolado descarrilara en sus inmediaciones. Los 6.000 habitantes de la localidad siguen preguntándose cómo es  posible que el convoy de 72 vagones de crudo y cinco locomotoras pudiera  haberse salido la madrugada del sábado de las vías, provocando la  explosión de cuatro de los furgones que han calcinado buena parte del  pueblo causando la muerte, de, al menos, cinco personas, dejando casi  medio centenar de desaparecidos y que ha obligado a evacuar a un tercio  de su población. Las primeras informaciones confirman que el convoy iba  sin conductor cuando se produjo el siniestro. La policía espera que  crezca el número de víctimas, si bien sostiene que la cifra de  desaparecidos podría ser menor ya que muchos familiares han denunciado  las ausencias del mismo individuo varias veces.
"Cuando ves el centro de tu ciudad casi destruido, uno se pregunta  cómo vamos a poder recuperarnos de algo así”, ha asegurado, compungida,  la alcaldesa de Lac-Megantic, Colette Roy-Laroche, en una conferencia de  prensa. Aunque aún se ignoran las causas del siniestro, es un hecho  que, en el momento del descarrilamiento, el tren no tenía conductor. Por  alguna razón que se desconoce, quizás para cambiar a los componentes de  la tripulación, los miembros del convoy decidieron parar a 13  kilómetros al norte de esa localidad. En un momento determinado, la  máquina comenzó a moverse, convirtiéndose en un ferrocarril fantasma  fuera de control y un anticipo de destrucción.
Edward Burkhardt, el presidente de Montreal, Maine & Atlantic Railway,  la compañía que opera el convoy, ha confirmado a Reuters que el  maquinista al cargo de la conducción del tren, paró la máquina horas  antes del siniestro. “Él asegura que puso los frenos a los cinco motores  y que activó los de un buen número de los vagones”, ha señalado  Burkhardt.
Un miembro del Departamento de Transportes de Canadá ya se ha  desplazado a la zona para iniciar una investigación sobre el  desacarrilamiento que ha obligado a evacuar a 2.000 habitantes de  Lac-Megantic y que ya ha calcinado 30 edificios de la localidad, La Cruz  Roja ha abierto un hospital de campaña en una localidad cercana a donde  ya se han desplazado para ser atendidos más de 300 vecinos.
A lo largo de la noche del sábado se han sucedido las explosiones. La  policía y los más de 150 bomberos que tratan de controlar las llamas  creen que, al menos, 50 tanques de crudo ya han ardido, pero temen que  aún puedan estallar varios más. “Pensamos que hay vagones que están  presurizados, pero no lo sabemos con certeza porque no nos podemos  acercar lo suficiente, así que trabajamos con la hipótesis de que todos  ellos podrían reventar. Por eso el progreso es tan lento y duro”, ha  explicado el jefe de bomberos local, Denis Lauzon
Además de sus esfuerzos en controlar el fuego, las autoridades están  centradas en la localización de las personas desaparecidas. La  existencia de un bar cerca del lugar donde descarriló el convoy permitió  a muchos ciudadanos protegerse de las llamas. A última hora del sábado  la policía confirmó un fallecido. A lo largo del día de hoy la cifra ha  ascendido hasta un total de cinco. “No quiero dar una cifra concreta,  pero esperamos encontrar más muertos”, ha asegurado este domingo Guy  Lapointe, el portavoz de la policía provincial de Quebec. La cifra de  desaparecidos, 40, no es fiable ya que se han contabilizado varias veces  a las mismas personas debido a que los familiares han denunciado su  ausencia en diversas ocasiones y a distintos organismos, ha señalado  Lapointe.