¿Cuál es el origen del nombre?
Inaugurado en 1850, es el bar más antiguo de la ciudad y fue visitado por personalidades de la talla del automovilista Juan Manuel Fangio, el cineasta Francis Ford Coppola y era acá donde Jorge Luis Borges junto a su amigo Adolfo Bioy Casares se reunían habitualmente a discutir asuntos literarios.
La Biela abre sus puertas en 1850 con el nombre de La Veredita, ya que en ese entonces contaba con tan solo 18 mesas sobre la vereda, en una propiedad que supo ser de la Virreina Vieja, Doña Rafaela de Vera y Pintado, viuda de Joaquín del Pino, quien fuera Virrey del Río de la Plata entre 1801 y 1804. La Virreina vivió en estos terrenos hasta que falleció en 1816.
El barrio de la Recoleta no era lo que es hoy en día. 200 años atrás solo contaba con algunas pocas casas, un convento, un cementerio y la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar, construida en 1732. Era una zona de cuchilleros, prostitutas y ladrones. También era el lugar por el que pasaban las carretas que llevaban a la clase alta, que vivía en el barrio de San Telmo, hasta sus casas de veraneo que se encontraban en Olivos, San Fernando y Tigre.
Pero llegó la peste a San Telmo, y todo cambió. La clase alta debió abandonar sus mansiones, y buscar refugio en otros barrios más alejados del centro de la ciudad, y fue ahí que la Recoleta comenzó a forjar su fama de barrio elegante. La zona empezó a tener cada vez una mejor reputación, los terrenos comenzaron a valorizarse, y el cementerio fue el destino final de todos éstos nuevos vecinos del barrio.
A todo esto, La Veredita siguió funcionando siempre, siendo espectadora de todos estos cambios que fueron surgiendo en la zona y en la Ciudad de Buenos Aires. De los personajes de dudosa reputación que habitaban la zona cuando abrió, pasó a recibir a los aristócratas más acaudalados de la ciudad.
Durante la primera mitad del Siglo XX, pasó a llamarse Aerobar, debido a su popularidad entre los miembros de la cercana Asociación Civil de Pilotos Argentinos, liderada por Jorge Newberry.
Pero fue en 1950, cuando hubo un suceso que le dio el nombre actual al bar. Un grupo de fierreros, amantes de los autos, habían sido expulsados del bar que solían frecuentar, ya que al parecer les costaba comportarse. Decidieron jugar una picada entre los tres, pero a uno de ellos, poco después de comenzada la carrera, se le fundió la biela de su auto en la esquina de Juncal y Quintana, y quedó varado frente al bar. Cuando sus compañeros volvieron a ver qué pasaba, decidieron que ese iba a ser el bar para sus reuniones. Y fue así que los fanáticos de los autos, desde los años 50, empezaron a juntarse en La Biela (que cambió su nombre en honor a sus nuevos clientes).
Fuente: Fuera de Eje.
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