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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: 2158Fenice  (Mensaje original) Enviado: 22/01/2022 07:46



CAMELLOS EN LAS PLAYAS MARPLATENSES - 1913

Transcurría el epílogo de la Belle Époque europea y Mar del Plata todavía era una fiesta solo reservada para una clase pudiente que había elegido un nuevo destino de vacaciones más allá de las quintas de San Isidro. Encandilados por el brillo de una sociedad endogámica que hacía gala de sus excentricidades, comerciantes de todo el mundo arribaban al país buscando reconocimiento y fortuna. Así fue como llegó al partido de General Pueyrredón el inmigrante español Francisco Medina. Tenía 37 años y había dejado en Las Palmas de Gran Canaria a dos hijas menores al cuidado de sus hermanos, y a una mujer en el cementerio. Su temprana viudez y una idea genial lo impulsaron a cruzar el Atlántico.
Medina llegó a Mar del Plata a mediados de 1912 sin otra compañía que la de una carga muy particular: una docena de camellos de una sola joroba. Los había importado de Marruecos vía Canarias para comenzar una prueba piloto en el sudeste bonaerense. Su propósito era cambiar de raíz la producción del campo argentino, empezando por la agricultura de las afueras marplatenses. El emprendedor canario, ávido conocedor de las virtudes de los dromedarios por haber crecido en una isla frente al continente africano, pretendía reemplazar al caballo por el camello en las tareas rurales y lograr un boom productivo nunca antes visto. Se suponía que los camellos podrían aventajar a los caballos en las tareas de carga y a los bueyes criollos como animales de tracción. "Pero los camellos no se adaptaron al trabajo en el campo y entonces tuvo que ponerse a pensar qué hacer con ellos", cuenta al cronista Mirta Álvarez Medina, la nieta de Medina.
¿Qué hacer ahora con los camellos?, se preguntaba Francisco Medina…
El 19 de enero de 1913 fue unos de los días más importantes en los casi cuarenta años de historia de la joven Mar del Plata, tras su fundación a cargo de Patricio Peralta Ramos. Aquél domingo de verano se preveía inaugurar la Rambla Bristol, el extraordinario paseo costero construido gracias al impulso de los selectos miembros del Club Mar del Plata. Medina sabía que ese día tenía que ser protagonista y rápidamente pensó que era el momento justo para anunciarle a los afamados visitantes que podían contar con una nueva atracción.
La idea era tan genial y alocada como la anterior. Ahora los veraneantes podrían recorrer largas distancias y pasear con sus hijos en camello por la playa, igual que en las costas del caribe africano. Para eso, primero debía solicitar el permiso con el que realizar los paseos y, una vez obtenido el visto bueno, realizar un evento que impactara positivamente en la promoción de su nuevo emprendimiento. Por entonces mujeres y varones visitaban la playa completamente vestidos, y quienes osaban mojarse era considerados temerarios. La costumbre de darse un baño de sol vendría dos años después, para el verano de 1915. De manera que un paseo en camello por las playas marplatenses era una idea genial que ningún turista de élite podía perderse. Cuando obtuvo el permiso, Paco organizó una carrera de camellos en la playa el mismo día en el que se inauguró la Rambla Bristol.
Su jinete se presentaron vestidos de beduinos con turbantes y sus caras pintadas de negro para agregarle mayor impacto al espectáculo. La carrera fue un éxito y los diarios locales la retrataron como uno de los acontecimientos más divertidos que sucedieron durante la inauguración de la Rambla Bristol. Durante ese primer verano, el negocio de los paseos por la playa a bordo de camellos resultó redituable; pero a Medina no le renovaron el permiso para seguir haciéndolo en la Bristol por considerar que la actividad resultaba antihigiénica. Los camellos hacían sus necesidades en el mismo lugar donde las personas y sus familias reposaban. Además, mientras Paco mudaba su emprendimiento hacia las playas del sur, los camellos no solo no se reproducían, sino que se iban muriendo. Y a esto se sumaba el temperamento de los animales, al punto que debían pasear con bozal ya que solían morder violentamente a turistas y camelleros desprevenidos.
Finalmente, Medina vendió los camellos y comenzó con otros emprendimientos, para entonces Paco Medina ya era todo un personaje conocido en la sociedad marplatense.


Fuente: Facundo Di Genova para La Nación.
Historia Visual Argentina (HVA)




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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: karmyna Enviado: 22/01/2022 19:17
  


 
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