Domingo con el arte sublime del Ballet Clásico - LATINOS EN ITALIA

DE ESTATUAS Y MONUMENTOS  - EL SEPULCRO DEL BAILARÍN 

Es sin duda y más allá de los gustos particulares de cada uno, una obra maestra del arte funerario.
Este es el lugar de descanso final del famoso bailarín Rudolf Nureyev, nacido en la antigua Unión Soviética en 1938 y enterrado cerca de París, en el cementerio ruso de Sainte-Geneviève-des-Bois, el 12 de enero de 1993. La tumba fue diseñada por escenógrafo y amigo del bailarín, Ezio Frigerio (quien diseñó muchas de las escenografías de las coreografías de Nureyev), siendo inaugurado el 6 de mayo de 1996. El arte, a su vez, imita las hermosas alfombras kilim orientales que tanto le gustaban a Rudolf en vida y que solía calentar antes de cada una de sus actuaciones.  Pero no es tela lo que vemos en la imagen, sino mosaicos sobre piedra, tallados en forma de tapiz.

Nureyev quería a La Argentina y La Argentina también lo quiso. Bailó en el Teatro Colón en tres ocasiones: en 1967 hizo Giselle con Margot Fonteyn; en 1971 montó su Cascanueces, que él mismo bailó con Olga Ferri y Norma Fontenla. Regresó en los 80 a bailar con el Ballet de Nancy et Lorraine. Y también actuó en el Luna Park, en el Coliseo, así como en Rosario y Córdoba.
La exbailarina argentina Liliana Belfiore coincidió con Nureyev en el London Festival Ballet (hoy English National Ballet), a partir de 1975. Hizo con él obras como El espectro de la Rosa, Giselle y Sheherezade, y sus versiones de Casacanueces y La bella durmiente, en Londres, y en giras por Nueva York, Washington, Paris y Australia. "Su influencia en la danza fue extraordinaria, ya que sacó al bailarín del segundo plano y lo volvió estrella –“


Posteo Consuelo Pérez Mendez
Fte: La Nación
Fátima Nollén-Reardon