Este hombre que tenía un puesto de funcionario y ante la necesidad de que ciertos trabajadores con bajos recursos y que habitaban las ciudades fueran a trabajar al campo para la temporada de las cosechas, promulgó una ley en la que les permitía viajar gratis en los trenes que partían de Buenos Aires al interior del país. Con esto las personas que viajaban a trabajar al campo se ahorraban los pasajes.
Muchas de estas personas empezaron a viajar en los vagones de cargas o inclusive en los techos de los vagones para llegar a sus diferentes destinos. Los ferroviarios y algunos maquinistas que no estaban muy contentos con las políticas implementadas por Crotto, cada vez que enganchaban a un trabajador golondrina le decían de forma despectiva:-“Dale nomás, seguí así que vos viajas por Crotto” (en alusión a don José).
Con el tiempo la ciudad se fue industrializando y el trabajo rural fue menguando, pero seguían utilizando los favores de dicha Ley, ciertas almas libres, ajenas a las normas y costumbres de la época que no tenían amor por lo material; y sus riquezas eran el largo y ancho de las vías en que usarían al tren de turno sumado a lo que llevaban puesto.
Bohemios, locos y vagabundos pasaron a enrolar las filas de “Crotto” que con el tiempo el apellido, en el lenguaje popular, perdió una t y fue derivando en el significado que conocemos.