‘¡Póngase sereno y apunte bien! ¡Va a matar a un hombre!”, dijo aquel combatiente vencido, con la vista nublada por el dolor y la derrota aquel mediodía del 9 de octubre de 1967 en la escuelita de “La Higuera”, mientras divisaba borrosamente a su verdugo, el soldado boliviano Mario Terán.
Un día como hoy era ejecutado Ernesto Guevara de la Serna llamado para la posteridad el "Che Guevara" en La Higuera, Bolivia mientras intentaba llevar la revolución a América del Sur. Médico, político y guerrillero revolucionario, fue comandante del ejército que derrocó al dictador Fulgencio Batista en enero de 1959. Se convirtió, tras el triunfo de la Revolución Cubana, en uno de sus principales referentes.
Su política y su forma de ser aun es vista como ideales de la revolución latinoamericana.
Cuenta su ejecutor Terán un relato único: " Había llegado el momento ;Ése momento fue el peor de mi vida. En ese momento vi al “Che” grande, muy grande, enorme. Sus ojos brillaban intensamente. Sentía que se echaba encima y cuando me miró fijamente, me dio un mareo. Pensé que con un movimiento rápido el “Che” podría quitarme el arma. ‘¡Póngase sereno –me dijo– y apunte bien! ¡Va a matar a un hombre!’ Entonces di un paso atrás, hacia el umbral de la puerta, cerré los ojos y disparé”.
Así terminaba aquella vida, la del hombre que mañana 9 de Octubre hace 58 años, murió por sus ideales y quedó plasmada su imagen para siempre en aquella foto que hoy se la recuerda.