Casa de Aries - Saints Memories

*La esforzosa pelea entre el Ángel de la Reversión y el Carnero Dorado ha quedado sólo en el recuerdo de aquellos, pues finalmente Cronos opera sobre los Athenienses, momento en el cual el cuerpo del Muviano desaparece, sintiendo una sensación similar a aquella al paso entre dimensiones, sin embargo una característica parece ser extraña para aquel. Los ojos verdes se adaptan al brillo del sol que alumbra desde lo alto y a lo largo de una seguidilla de edificios muy familiares para el Dorado, especialmente ésta que se ubica a su frente.- La Casa de Aries. - Se oye hablar al Atheniense, con un tono de voz cargado de reverencia y afecto. Alzando su cabeza cierra los ojos, dejando que sus sentidos fluyan por su mente, en tanto su corazón y su espíritu buscan rastros de sus camaradas. "Al parecer hemos sido trasladados en lugares diferentes. Santos de Athenea! Hemos dado el primer paso, es menester seguir adelante..." Entre tales pensamientos unos ligeros haces dorados revolotean en torno suyo, despertando con dificultad su cosmos interno, con el ánimo de comunicarse a través de éste con sus camaradas. De pronto una arruga aparece en la frente del Dorado, pues su espíritu ha captado la presencia de otras personas aparte de sus compañeros de armas, generando una sensación de incomodidad, muy cercana a la ansiedad, como si un presagio surcara su corazón. De inmediato abre los ojos e inicia sus pasos, hasta cruzar el preciado umbral de la Primera Casa, buscando afanosamente con sus ojos, y con cada uno de sus sentidos algún rastro de cosmos o de otra figura en aquél lugar. "No puede ser..." Con ese pensamiento, el Carnero continua sus pasos, internándose más y más en aquella construcción sagrada.*

Aries Mu || Saint´s Memories

* Donde los primeros rayos de la luna, ya presente y majestuosa en los cielos de Grecia, comienzan a filtrarse, permitiendo ver esporádicamente algunos puntos claves de la hegemonía arquitectónica del inexpugnable y antiguo Haku You Kyuu; el mismo que en todo momento es adornado por un ambiente lleno de misticismo, tranquilidad y poder, las características innatas e innegables del lugar que sirve como sede al primero de los doce signos del Zodiaco – No des un paso más…- se escucha entonces de pronto, por una voz grave y elocuente, desde un punto más adelante en contraparte al paulatino avance que viene realizando el recién llegado – O de lo contrario… este lugar habrá de convertirse en tu tumba…- se agregan a los diálogos con autoritaria serenidad, al tiempo que una secuencia de sonidos se alzan, con la onomatopeya del metal, tomando cada vez mayor notoriedad; lo cual apremia paulatinamente el conocer los detalles del responsable de tales vocablos, destacándose en primera instancia, como al igual que el recién llegado, cada parte de su cuerpo se encuentra perfectamente acoplada al mítico armazón de oro que representa a Crisomalo, el vellocino alado de la leyenda - ¿Qué significa esto…? Tu eres…- se escucha con cierto asombro, el mismo que se ve impregnado también en sus inmaculadas facciones, allí en donde lo más resaltante son los dos símbolos a la altura de su frente que lo identifican como un miembro del linaje perdido que fue responsable de dar vida a las 88 amaduras que, al igual que la suya, sirven fielmente a los designios de la Justicia y a la Diosa que la representa… Y así, ante tan repentino suceso es como un silencio mórbido toma lugar en el escenario, junto a una inquietante expectación…*

‘’Aunque sea la muerte la que nos espera al final del camino. Nosotros seguiremos peleando. Mientras el fuego de nuestras vidas siga encendido’’