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General: ¿Por qué soy masón?
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Alcoseri  (Mensaje original) Enviado: 03/01/2023 01:01
¿Por qué soy masón?
Este texto constituye una síntesis de las reflexiones que he escuchado y he leído y que fueron elaboradas por diferentes masones. Refleja la visión que todos tienen sobre dos cuestiones centrales: ¿por qué uno se hace masón? ¿Qué hacemos en la Logia y por qué le dedicamos tiempo y energía? Estas son dos preguntas centrales que nos obligan a preguntarnos sobre quiénes somos y qué hacemos como masones  en la Logia; este tema viene muy adecuado cuando está a punto de finalizar el año 2022.
Seguro usted Querida hermana o Querido hermano, estas preguntas le haga a usted reflexionar , y se conteste a usted mismo  ¿Por qué soy masón? ¿Por qué soy masona? Y se conteste a usted mismo con sinceridad, o bien, usted se mienta a usted mismo , eso no importa en realidad ya que en su psique profunda sabrá y comprenderá su propia realidad. 
El trabajo sobre sí mismo y sobre la humanidad , cualquiera que sea su naturaleza, es eficaz y constructivo sólo en la medida en que quien lo realiza sabe por qué lo hace y cuáles son sus verdaderas motivaciones. Por lo tanto, debemos preguntarnos sobre lo que estamos haciendo y sobre el sentido de nuestro enfoque en Masonería. Estamos en Logia, ahí nos formamos  y venimos de allí regularmente, ¡Asistimos! Pero debemos saber por qué o para qué estamos en Masonería y qué estamos buscando. El ser humano se caracteriza por su capacidad de hacer preguntas y cuestionar el sentido de la vida.
¿Por qué te haces masón?
Soy masón, dijo un Hermano, porque un día llamé a la puerta del Templo y me la abrieron. Entonces pedí la Luz y me la concedieron o más exactamente me dieron las herramientas para buscarla. Por lo tanto , fui iniciado, es decir, acepté someterme a un conjunto de ritos de iniciación que me permitieron ingresar a la fraternidad masónica.
Soy, así , masón porque un día decidí serlo, sin saber de antemano lo que eso implica en términos de constricción y obligación. Por lo tanto, es un enfoque reflexivo, bien pensado (no decimos que el masón es un hombre o mujer  libre y de buenas costumbres, en una logia libre). Sin embargo, este enfoque “parece sencillo pero no lo es” y se basa en una creencia, una utopía, una apuesta. Ya sea por cooptación o por invitación , la pertenencia a la masonería se basa en una apuesta. Se basa en la convicción a priori de que la masonería es un lugar donde se cultiva a uno  mismo, un lugar donde se cultiva lo que los antiguos filósofos llamaban virtud, es decir, aprendemos a vivir con los demás, en la diferencia y la tolerancia. Esto es sin duda lo que uno de nuestros Hermanos llamó una “  comunidad de contactos donde conviven el bien y el mal  ”.
¿Por qué decidí hacerme masón?, se auto interrogó  ,  un hermano masón, y haciendo una profunda respiración que pareció un suspiro , se auto contestó delante de todos, muy  probablemente, dijo, porque las posibilidades que ofrece la vida secular o profana  son muy limitadas y porque la vida simbolizada por la adquisición de bienes materiales es insatisfactoria. Hay por tanto una búsqueda de algo más, de lo que algunos llaman un alma extra, algo que ni la religión ni la política pueden lograr. Este algo es lo que un Hermano llamó la unidad del Ser, el Centro de Unión. Venimos a la Logia a buscar lo que la vida secular no puede darnos: la integración del Ser y la participación en el todo de lo universal.
A través de sistemas políticos, vida académica, vida empresarial,  doctrinas y religiones, las sociedades nos ofrecen divisiones y visiones opuestas de la vida. División entre izquierda y derecha, entre católicos y protestantes, entre musulmanes, cristianos y judíos, entre religiosos y ateos, entre religiosos y laicos, etc. Tantas divisiones constitutivas de la identidad de los grupos sociales, pero insatisfactorias para quien busca otra cosa, insuficientes para el hombre o mujer de buena voluntad que busca trascender las divisiones para avanzar hacia la Unión con el Gran Todo Universal, por tanto la Masonería es un Oasis, en medio del desierto árido de la negligencia humana  . 
Si las divisiones son socialmente necesarias para la vida secular o profana , sabemos que son insatisfactorias si razonamos a nivel de individuos desde una perspectiva universal y trascendental.
 “Vivimos en un mundo radicalmente dividido, mundo donde  sólo será posible vivir en seguridad cuando todos sean capaces y estén dispuestos a ver el mundo de la modernidad desenfrenada con los ojos del otro, de alteridad, cuando la evolución cultural animará a todos a practicar esta apertura en el día a día. Se trata de crear un sentido común cosmopolítico (lo que él llama una civilización humana), un espíritu de reconocimiento de la alteridad, del otro ” 
¿No hemos tenido todos la experiencia en un momento u otro de que individuos, a quienes muchas cosas podrían haber separado u opuesto, encuentran puntos en común que les permiten trascender sus estatus o diferencias sociales y trabajar juntos más allá de sus diferencias? La masonería tiene como objetivo unir lo que está disperso.
La masonería nos ofrece la posibilidad de experimentar otras formas de convivencia, otras formas de concebir las relaciones sociales; otras concepciones del hombre que sitúan en el centro las cualidades intrínsecas de cada uno. A nuestra manera, hermanos míos, experimentamos en Masonería (probablemente el único lugar actualmente posible) un modo igualitario de organización. Cada uno de nosotros, independientemente de la capacidad, el estado o la riqueza eventual, es igual al otro en derechos y deberes y en el trabajo masónico. Ninguno está destinado a hacer una cosa u otra; ninguno está destinado a mandar u obedecer. Todos estamos llamados a la vez a asumir la responsabilidad, a liderar dócilmente  pero también a obedecer enérgicamente.
Es esta posibilidad que nos da la masonería de vivir y experimentar un modo de relación horizontal, que es la base de nuestra pertenencia y el motivo por el cual llamamos a la puerta del templo. Es porque estábamos insatisfechos con lo que nos ofrece la vida secular o profana , que venimos a buscar lo que ninguna organización secular puede ofrecer: la posibilidad de trabajar sobre uno mismo por medio de herramientas simbólicas para mejorar y trabajar con las mismas en la mejora del templo universal, todo por el bien de la humanidad.
¿Qué hacemos en Masonería?
Combatir mis vicios y progresar en la Masonería: estas son, ritualmente, las razones por las que estamos en la Logia. Qué quiere decir eso ? Esto significa ante todo que el masón sabe que tiene defectos y debilidades que debe corregir. Por lo tanto, siente la necesidad de mejorar. Para ello debe luchar contra sus faltas y esforzarse por ser mejor, trabajando sobre sí mismo utilizando herramientas y símbolos.
El deber de un Francmasón, nuestro deber, hermanos míos , es huir del vicio y practicar la virtud, anteponiendo la Justicia y la Verdad a todas las cosas. Y es en la Masonería donde nosotros, los masones, hacemos este trabajo. Para ello, debemos ser honestos y perseverantes; debemos seguir regularmente el trabajo en la Logia y hacer nuestra contribución cuando sea posible. La presencia en la Logia es necesaria, es incluso indispensable, pero no es suficiente. Por su obra, cada uno de nosotros debe ser " columna viva del Templo ".
A un masón se la preguntó ¿Por qué eres masón? 
Y contestó:
Y contestó con un simple, ¿y por qué no? Quizá sería suficiente para quienes conocen en profundidad la masonería, pero existe un gran desconocimiento en nuestro entorno más próximo. La inmerecida fama de conspiradores, poder, dinero, anti religiosos, entre otras, aparecen en la mente de la mayoría cuando se habla de masonería. Nunca pensé de esta forma, y los casi 10 años que llevo como masón creo que me han dado más razones para amar un método de trabajo espiritual, interior, de crecimiento como individuo.
Cierto que cuando solicité entrar en una logia mi conocimiento acerca de la masonería era más bien limitado. Como la mayoría, supongo. En esa época tenía una vida religiosa y profesional bastante plena, pero necesitaba un lugar para pensar por mí mismo. La verdad revelada de cualquier religión ofrece un refugio espiritual esencial para muchas personas. La satisfacción en el trabajo, la estabilidad familiar y una situación económica razonable pueden completar todo lo que necesita un ser humano para estar bien consigo mismo. Todo eso lo tenía, y si era así ¿por qué necesitaba embarcarme en aventuras desconocidas como la masonería? Quizá ese punto de insatisfacción permanente que nos hace tan humanos. Lo definiría como una búsqueda a la respuesta de las preguntas vitales. A una gran parte de los seres humanos les está bien que las respuestas vengan dadas por la sociedad, la religión o simplemente por la vida diaria. Posiblemente esto es más que suficiente para vivir en plenitud.
“La masonería no te da ninguna pregunta ni ninguna respuesta, no te impone ninguna verdad, creencia o filosofía.”
Siempre he sido pragmático y de método científico, y cuando empecé dudaba mucho acerca de que el simbolismo pudiera aportar algo en mi vida. La masonería es iniciática, simbólica, y algunos pensarán que anticuada. El simbolismo de los albañiles, de los constructores de catedrales, no marca unas pautas sino un trabajo. Algunas herramientas para mí tienen un significado, que es diferente para otros, e incluso algunas no me dicen absolutamente nada. Con el tiempo aprendes el significado del simbolismo y todo lo que te puede aportar. No es un método válido para todo el mundo, pero que a mí no me guste el yoga no significa que sea excelente para un gran número de personas.
A pesar de ese pragmatismo, en mi interior algo me empuja a dudar, a preguntarme, a preguntar, a reflexionar, a leer, en definitiva, a vivir con una mente abierta. La masonería no te da ninguna pregunta ni ninguna respuesta, no te impone ninguna verdad, creencia o filosofía. Fuerza algo en nuestro interior para buscar las preguntas que son adecuadas para nosotros, a dar con una respuesta, a compartirla, a debatirla, y a volverla a pensar, en una incansable búsqueda con uno mismo. Los masones siempre decimos que buscamos la luz, la verdad, aceptando que no existe una verdad universal, con suerte una que es válida para cada persona.
“¿Algo ha cambiado en mí? Obviamente sí. ¿A todo el mundo le ocurre lo mismo? Pues no.”
Cuando me inicié en masonería era católico practicante. Hoy soy agnóstico. Tenía una empresa clásica, hoy soy socio de una cooperativa. Ah, sigo teniendo una familia, en eso sin cambios. ¿Alguien dirigió mis pasos? Pues rotundamente no. ¿Algo ha cambiado en mí? Obviamente sí. ¿A todo el mundo le ocurre lo mismo? Pues no, las personas somos todos diferentes, y cada cual tiene que recorrer su propio camino. En mi caso, solo he recorrido la mitad de la mitad, aún soy un eterno aprendiz.
El Francmasón primero debe trabajar para su propia mejora. También debe persistir incansablemente en la búsqueda de la verdad, siendo siempre más exigente consigo mismo y con sus hermanos. Esto por lo tanto significa que antes de considerar cualquier acción social, el Francmasón o la Francmasona  debe emprender una acción individual. Debe imponerse una disciplina rigurosa, la de trabajar sobre sí mismo por medio de ritos y símbolos, contando con el apoyo de sus Hermanos en la Logia. Debe trabajar al tamaño y forma  de su piedra, para quitarle incansablemente las asperezas, escuadrarla para que quede perfecta para su destino final. Debemos esforzarnos por luchar contra nuestras faltas para ocupar el lugar que nos corresponde en la Masonería Universal. 
Lo más difícil, pero a la vez lo más importante, no es aspirar a cambiar el mundo, sino esforzarse por cambiarse uno mismo y ante todo conociéndose a uno mismo. Ser masón, decía otro Hermano, es conocerse y situarse antes de querer cambiarlo todo. Efectivamente, no faltan personas dispuestas a cambiar el mundo, pero cuántos reformadores o revolucionarios han podido lograr sus objetivos a lo largo del tiempo, muchos no han podido logar cambiar el Mundo por la falta de no haber hecho este trabajo en sí mismos.
La masonería nos dice que debemos esforzarnos por construir el templo de la humanidad, es decir, por lograr una sociedad mejor, más justa y sobre todo más humana (en las Constituciones Masónicas, se marca que  el masón o la masona  deben trabajar incansables  por la paz y la bienestar de su propia Nación). Pero antes de querer reformar la sociedad, o al mismo tiempo, el masón debe reformarse, cambiarse a sí mismo. Uno de los aspectos de esta auto-reforma es aceptar que los demás tienen tantos valores como nosotros, que las cualidades intrínsecas de cada uno de nosotros no tienen nada que ver con las diferencias de estatus social, que sea cual sea nuestro rango o nuestra fortuna, somos iguales al otro y el otro es igual a nosotros.
Cuantas veces vemos a masones aprendices haciendo buena  labor por el bien  la sociedad y masones de altos grados permanecen inactivos, y peor obstaculizando a los masones que son emprendedores incansables en sus labores filantrópicas.  
Somos masones porque estamos en busca de la Luz, la que guía nuestro camino oscuro hacia la verdad humana, en particular, la conciencia del valor intrínseco de todo ser humano. En la vasta obra de la humanidad, somos obreros dispersos que trabajamos para la construcción de la Gran Obra. La masonería nos permite conocernos, reconocernos, unirnos y así aspirar a lograr un mundo mejor, a condición de que trabajemos incansablemente sobre nosotros mismos.
Alcoseri
1 comentario
Fátima Solórzano
Excelente juicio Q:. H:.,
Responder2 d


Vick Alcoseri
4 d
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Compartido con: Público


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