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General: El Laberinto Iniciático Masónico
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De: Alcoseri  (Mensaje original) Enviado: 09/02/2022 20:23
Vick Alcoseri

El Laberinto Iniciático Masónico
Según su etimología, la palabra Laberinto (Laberinto del latín labyrinthus, y este del griego λαβύρινθος labýrinzos) es un lugar formado por calles y encrucijadas, intencionadamente complejo para confundir a quien se adentre en el mismo. La etimología de la palabra es dudosa, aunque parece provenir de Medio Oriente ​) que designa, , “un edificio cuya salida es difícil de encontrar”, pero ya sea un edificio o un simple trazado, lo más importante no es entrar en él, sino descubrir la salida y la manera más justa de salir de él con existo.
Según entendemos en algún momento del pasado , enfrentarse a un laberinto en las antiguas escuelas de misterios , sería uno de los retos del postulante al momento de la iniciación, en tal sentido sería un tema propio de la Iniciación Masónica .
Como cualquier otro símbolo, el Laberinto nació de la imaginación humana. Intenta expresar lo inexpresable con el que se enfrenta el mundo de las palabras, frente al misterio que plantean tanto lo visible como lo invisible.
En el Mundo Masónico , la escena del Laberinto al momento de la iniciación , el postulante es acompañado por un Guía experto que ya previamente sabe el camino por el cual se deberá conducir al iniciante , ya que de otra manera se perdería en el camino y no llegaría a la Meta.
El Laberinto se puede comparar con la compleja organización de mitos y misterios. Se podría decir que representa la suma, porque la tradición puede ser laberíntica. Incluye deliberadamente, o al menos eso parece, zonas grises que pueden inducir a error a quienes carecen de perspicacia, intuición o simplemente de tenacidad y audacia.
Pero igual, el masón camina siempre por un camino , al que puede compararse con un Laberinto , al Masón se le presentarán falsas opciones , con la idea de que muestre quien realmente es, algunos optarán por los halagos , propios de las trampas de que el masón caiga en el culto a la personalidad, o de pretender puestos de relumbrón, o de simplemente acceder a grados , simplemente por obtenerlos , más que por vanidad que por merecimientos. Pero, el masón que persiste no se ocupara del falso oropel que se le presenta , y seguirá su camino para conquistar el logro máximo que es encontrarse a sí mismo al final del Laberinto; dar con su YO Real , su YO Superior.
La noción del Laberinto también puede haber sido impulsada por la obsesión de salir de cualquier lugar donde uno se encuentre atrapado en una maraña de varios caminos, ninguno de los cuales aparentemente conduce a una salida. De todos modos, el Laberinto implica la necesidad y la obligación de descubrir una salida secreta.
El Camino hacia el interior de uno mismo , también se presenta como un Laberinto, ya que dar con nuestro centro real, puede ser complejo de encontrar.
El Ser Humano siempre quiere salir, aunque sólo sea de su condición habitual , para descubrir la visión de otro mundo superior . La que proyecta el espíritu del buscador, dar con el Maestro Secreto que yace en lo más profundo de nuestro ser, sería un verdadero logro .
La palabra Laberinto también sugiere la idea de cierta complejidad. Complejidad de líneas – recovecos, sinuosidades – pluralidad de caminos posibles. ¿Cómo hacer una elección? ¿Tenemos que experimentar todo? El primer Laberinto que todo hombre o mujer encuentra es su pensamiento. Está repleto de ideas, de imágenes, pero el vínculo que probablemente las unirá es a veces muy difícil de captar y más difícil de resolver .
El Laberinto indica un viaje iniciático , un viaje a veces doloroso , en otras de falso gozo, en otros donde nos perdemos en los éxitos materiales, un viaje en el que nos hacemos viejos, y no nos resolvemos, un viaje de urgencia , pues el tiempo pasa y no encontramos la salida a nuestros complejos existenciales.
Aquí es quizás donde entra la necesidad de descubrir un hilo, ya sea el más famoso el del Hilo de Ariadna o de cualquier otra guía. Sólo ella permite encontrarse en la maraña de caminos que se presentan y escapar de la trampa que a veces nosotros mismo nos ponemos delante. El problema es saber crear el hilo , nuestro hilo , el del razonamiento intuitivo personal. Recordamos que el Hilo del mito de Ariadna era , ese hilo que se tendía para entrar al laberinto vencer al Minotauro y salir de nuevo victoriosos. Y es cuando nos hacemos la gran pregunta ¿Cuál sería nuestro Hilo personal para completar el laberinto y no perdernos? Para algunos sería la Fe , para otros el Sentido Común , para otros el Método Científico ,para otros más sería simplemente ser nosotros mismos, pero seguro sería una mezcla de muchas estratégicas hiladas en un solo hilo.
Las circunvoluciones del cerebro humano evocan una especie de Laberinto. En anatomía, la palabra se refiere a todas las partes que componen el oído interno. Podemos, pues, imaginar que uno de los medios para avanzar hacia el resultado secreto reside en la facultad de dominar el entendimiento. En otras palabras, en la capacidad de establecer una percepción justa.
El Laberinto también está ligado a la noción de misterio, de mensaje oculto que hay que descubrir a costa de muchas andanzas. Despierta la curiosidad cualesquiera que sean las dificultades del curso presentado por la multiplicidad de sus misterios.
Es fácil decir o sugerir que tiene una entrada y una salida de todos modos. Por otro lado, es menos fácil determinar si los dos no se fusionarían en una sola puerta. Una puerta que, paradójicamente, sería dual.
La Masonería se dice heredera de Grandes pensadores, como lo son Aristóteles, Sócrates, Pitágoras entre otros. La idea central es que es una única tradición con diferentes nombres que ha llevado sucesivamente los nombres de gnosticismo, alquimia, sufismo, Rosacrucismo, cábala judía etc. es la unidad de todas las cosas existentes en el pensamiento humano y por consiguiente su dependencia mutua.
La verdadera experiencia a la que la Masonería convoca es a ir echar una mirada en el abismo del yo interno.- ¿Vamos a penetrar con los ojos vendados nuestro laberinto interno, como Teseo, con el riesgo de no encontrar nunca al monstruo Minotauro y de no volver a ver jamás la luz del día, engañados por un juego infernal de ecos y sonidos, con falsas salidas, preguntas constantes como un psicoanálisis sin fin, en un eterno cuarto de reflexiones?
Él ¿Quién yo soy?, El acto en tres preguntas ¿Qué le Debo a Dios?
¿Qué me debo a mí mismo? ¿Qué le debo a los demás? -Con los ojos vendados, de la mano de un experto hermano masón, me parece eso ser el hilo de Ariadna que dejándolo correr hilo por el laberinto cavernoso nos serviría para buscar de nuevo la salida y ver la Luz de Nuevo, esa Gran Luz.
En el momento, se nos explica, en que nosotros los masones encontremos a nuestro Falso Ego, mirándolo de frente, provoquémoslo. Cuando venzamos nuestro Falso Orgullo, simplemente por haber sido visto y observado imparcialmente, nosotros seremos libres al fin.
Este acto tan íntimo tiene una condición especial el silencio y el recogimiento. No tiene nada que ver con las cadenas físicas, tiene
Más relación con la Señora Vanidad y el Señor Orgullo que nos tienen sometidos.
Admitiendo que todo esto es así, ¿no valdría la pena una revisión de qué hemos hecho durante nuestro viaje masónico ? entendido aquí cómo revisar la significación y la dirección que hemos tomado durante nuestro recorrido en Masonería . Es decir, según se tome como guía, si solamente la satisfacción mórbida de la curiosidad o la voluntad real de Saber quiénes somos en realidad .
Correlativamente, ¿el ser que logra salir del laberinto iniciático sigue siendo de la misma naturaleza que el que entró? Si es que no hemos mejorado , parece que el viaje masónico no tuvo sentido. De hecho, o el Laberinto usurpó su nombre, o su mensaje no fue leído ni escuchado por el hermano masón viajero. Meditemos y preguntémonos , somos los mismos seres grises u oscuros que ingresamos a Logia hace años o si ahora somos más luminosos. Seguimos perdidos en Logias en los pequeños detalles y dejamos de lado lo que verdaderamente importa.
Otro problema importante a resolver es: si la posesión es horizontal desde la entrada, ¿no se puede diseñar la salida verticalmente? De ahí la idea de que la finalidad del laberinto es conducir a una posible elevación del espíritu, a una posible modificación espiritual del ser. ¿No es esto lo que propone claramente el mito de Dédalo? Mientras que el mito de Teseo preferiría mantenerse en el plano horizontal. Cierto, es que mató al monstruo (que seguro el Monstruo era una parte de sí mismo), pero que no alteró el camino indicado por el hilo. Y sale por la puerta entrada y no busca la puerta de salida . El Héroe iniciático solo tuvo un experimento seguido de un rebobinado del Hilo . Ariana le dio el hilo que conduciría sólo a un regreso a Ariana deseando mantenerlo a su lado y en su mundo, creo que cualquier masón del mundo ha notado este dato que hoy les presento; de hecho si se dan cuenta al momento de iniciarnos salimos por la misma puerta por la que entramos a iniciarnos, al menos en mi Templo que se llama Templo Masónico Benjamín Salinas, en el edificio de la Gran Logia de Nuevo León, México, solamente tiene una puerta de acceso que es la misma que la de la Salida .
La lección que se deriva de esto es que si se cree en la indispensable presencia de un guía como se hace en las iniciaciones masónicas , ¿es razonable, por sorprendente que parezca la idea, aceptar otro guía que no sea el que hubiésemos podido crear nosotros mismos? Conviene estar atento sobre este punto en particular, porque parece que el psicoanalista o el gurú son en realidad sólo guías que proponen su hilo de referencia . Lo cual es totalmente ajeno a un compromiso real con una búsqueda iniciática.
El Laberinto puede incluir callejones sin salida, reales o aparentes, obligaciones de volver sobre los propios pasos, en un camino recorrido una y otra vez (al menos parcialmente). ¿Deberíamos deplorarla o más bien verla como una oportunidad inesperada para profundizar, para revisar el propio pensamiento? Los sutiles recovecos o las diversas partes del Laberinto pueden, en efecto, presentar lugares de reflexión que requieran una parada, un tiempo de descanso meditativo. Pueden ser lugares de educación. Pero, de nuevo, no hay verdadera enseñanza sino la que resulta de una reflexión, de una incansable búsqueda personal. Una vez más, cuidémonos de adoptar doctrinas dogmáticas , porque eso nos paraliza .
La forma particular que asume cada Laberinto puede tener un significado precioso. La forma geométrica como el círculo, el cuadrado o la espiral, y sus desarrollos, pueden ser fuente de inspiración. No se trata de líneas o dibujos imaginarios, sino de líneas que responden a las leyes de la creación e integran, en la búsqueda del sentido del proceso, la prueba de lo desconocido. Es decir, la prueba del descubrimiento del centro inmutable de todas las cosas, del fin absoluto del camino por el conocimiento posible del Ser-.
Muchos de estos temas tradicionales escenificados en los ritos iniciáticos del remoto pasado y del presente siglo XXI , y que formaban o que aun forman parte de la enseñanza simbólica, eran y son en escancia la prueba del laberinto, la victoria sobre el monstruo guardián que impedía el paso (generalmente, un maestro iniciador disfrazado que pretendía asustar al candidato ,o el Hermano Terrible o Domino de la Masonería del Presente ). También estuvo en el pasado muy extendido el tema de la purificación por los cuatro elementos; tierra (cuerpo), agua (vitalidad), aire (psiquis) y fuego (mente), o del paso de un río mediante un puente cuyo acceso era custodiado por otro extraño personaje. La literatura popular también vulgarizó el argumento de la inmersión en una vasija o caldero (ya en el hermetismo greco-egipcio, también entre los celtas; vid. el caldero), o igualmente, la ingestión de un líquido sagrado que proporcionaba la inmortalidad (soma védico, ahoma avéstico), o como hoy en Masonería se usa el Agua Lustral etc. Otros temas muy extendidos fueron el de la ascensión por un poste, escalera, árbol y demás símbolos del Axis Mundi, o el del regressus ad uterum, también en la versión del engullimiento por un monstruo, o de las symplegades, es decir, atravesar el paso entre dos rocas o islas entrechocantes (Ulises), o una puerta estrecha o barrera giratoria (Sir Gawain), imposible de transitar físicamente, que custodia el acceso al castillo de “irás y no volverás”. Todo esto parece simbolizar que dichas pruebas no solo implicaban demostrar ciertas cualidades físicas, sino también superar ciertas cualificaciones de tipo psicológico, mental y espiritual. Un ejemplo de ello lo encontramos en la escena del interrogatorio que se efectúa al candidato que se presenta ante el umbral de la puerta y que inspiró, por ejemplo, el conocido episodio de Ulises y el gigante Polífemo relatado por Pausanias u Homero. Según este mitema, solo se puede salir de la caverna-mundo respondiendo yo soy "Nadie”, escena, por lo demás, semejante a la de otros ritos orientales mediante los que se pretendía mostrar al candidato las virtudes del desapego al mundo, la humildad y la modestia con las que debía moverse tras acceder al nuevo estatus social o morada espiritual.
Si el Laberinto es o era circular, sin duda debería estar ligado al mundo de la espiritualidad, del infinito, de todas las posibilidades. Si es cuadrado como son los Templos Masónicos del Presente , debería estar vinculado al mundo de la manifestación. Al mundo formulado, pero del que aún no poseemos la clave, aunque estemos inmersos en él, queramos o no.
Hay Laberintos creadores, pero también hay Laberintos doctrinarios: aquellos que constituyen, en cierto modo, diversas organizaciones iniciáticas, religiosas, filosóficas o sectarias.
Podemos proponer el Laberinto como una de las representaciones geométricas de la iniciación . En este sentido, puede evocar la causalidad del hombre en su aspecto más individual y en su construcción colectiva y universal, es decir, en su facultad consciente de integración en la Creación.
De hecho, el Laberinto expresa un viaje hacia un centro, supuesto o real, pero de todos modos desconocido para el viajero. Apela a sus sentidos perceptivos para imponerle un camino. Se estaría tentado a delimitar el recorrido del Laberinto a una progresión que va desde su entrada (nacimiento) hasta su centro (muerte).
Pero sugiere más bien un continuum, es decir un movimiento perpetuo que puede vincularse al tiempo (porque está vinculado al espacio), este Laberinto se convierte entonces simplemente en el principio de la Vida.
El Laberinto ofrece un viaje simbólico para el masón . Él le ofrece el viaje , es decir, la puesta en marcha de una búsqueda interior (es por eso que siempre hay un Laberinto escondido o enterrado en cada uno de nosotros). Es un incentivo, por el largo camino que lleva a un centro (y no al centro).
Este viaje es una puesta en marcha, una forma de cantar el ritmo de la Vida. Convocatoria y propuesta de un viaje que puede parecer inmóvil, pero que supone un viaje del que desconocemos el fin.
¿Pero hay un objetivo en todo esto? El centro no es una victoria material , sino una llamada a volver, a testimoniar, quienes somos. El ser que llega al centro cree que se funde en este centro y por lo tanto desaparece o hace desaparecer el Laberinto. El viajero se enriquece con el equipaje que encuentra durante sus andanzas. ¿Debería conservarlos?
El camino es un lugar en la diversidad de nuevas propuestas que recibe el viajero francmasón constantemente. De él extrae información para guiarse, para orientarse hacia un oriente inmutable y sensible del que tiene presciencia.
El camino es una especie de cuerda, una cuerda cuyos nudos son puertas para cruzar. La cuerda se estira según las leyes de la Vida, a partir de ahí el viajero no puede elegir otro camino que el que le impone el repentino despertar de su percepción. El Laberinto no es una trampa diseñada para desviar, está ahí para encaminar los pasos hacia lo correcto. No representa pistas falsas, es el itinerario de la rectificación permanente del ser atrapado en sus andanzas o en su destino mal controlado.
Ofrece una especie de "molde" del viaje ejemplar y un mapa, lecturas libres, de un camino a la altura de sus más justas ambiciones.
El Laberinto es una rejilla iniciática de lo más masónica que uno compara con la propia huella personal. Luego establece un itinerario de consciencia que ofrece los medios para penetrar en la profundidad de nuestro mundo, sumergirse en él y luego salir de él para cumplir según las leyes del propio destino.
Así es como el Laberinto es también regla de Vida . No una regla como la que los hombres pueden establecer a su antojo, sino como un simple recordatorio permanente de nuestro cumplimiento del deber.
Quienes están imbuidos en los planes iniciáticos masónicos , desde rituales u organizaciones ceremoniales, deberían rehabilitar tal símbolo y ponderarlo , no tanto físicamente sino conceptualmente en nuestra psique profunda . De una evidente riqueza secreta, fuente de un nacimiento permanente en la conciliación del individuo: el Uno del cosmos y el múltiple del Todo . El hilo de Ariadna es en realidad una ruta diseñada por los Antiguos. Sin embargo, no se trata de una transmisión, sino de una proposición-testimonio.
Podemos detectar el tema de la Búsqueda en todo este asunto , o el de la lucha consigo mismo (el Minotauro, la Hidra , el dragón ) o incluso el del encuentro con lo desconocido (el otro que en realidad somos nosotros mismos enfrentándonos a nuestra sombra psicológica ), ese conocimiento de la oscuridad (o del inframundo) , para encontrar allí su opuesto: que es la Gran Luz.
El Laberinto es un revelador en todos los sentidos, como el científico que busca la cura a una enfermedad , como el viajero que busca su meta , como la persona religiosa que busca el Santo Grial, como el padre de familia que busca que sus hijos se superen, como el Masón que busca el Secreto Masónico . Aquel método que nos ofrece la capacidad de construirnos a nosotros mismos según la enseñanza geométrica. Debemos aprender a reconocer este orden desconocido. Cabe preguntarse si los cinco poliedros no son una proposición laberíntica, en los mismos masónicos foros de las redes sociales de la Internet , que vemos en Facebook tantos mensajes y comentarios donde nos perdemos y juzgamos sin dar con la clave, y esto en sí es un laberinto de ideas .
Es una geometría sideral que manifiesta, a todos aquellos que lo deseen, una entrada permanente en el misterio. Esta entrada al Laberinto no está oculta, sino que sólo tiene significado en relación con la central.
El Laberinto también puede expresar experimentación (Laberinto = Laboratorio). No puede haber vuelta atrás. Cada avance destruye al anterior. Este símbolo empuja al aspirante a avanzar nuevamente, a seguir el camino y por lo tanto a estar en constante movimiento. Porque no podemos quedarnos estáticos. Por eso vivir el Laberinto en conciencia es decidirse a morir. Morir a uno mismo, morir a los falsos caminos, a la apariencia de los seres y de las cosas. Es aceptar entrar en un proceso eterno.
Por supuesto, como todo símbolo, el Laberinto es ante todo un pretexto para sugerir, para proponer otras aperturas sobre otros modos de pensar que un simple estudio mental no puede revelar. Tiene la riqueza a su manera. Es por esto que cada símbolo puede verse como un Laberinto.
Todos los seres humanos seamos masones o no , nos enfrentamos al laberinto que es la vida misma, con todos sus falsedades y aciertos. Muchos constatamos ver perdidos a hermanos masones en un Laberinto , del que parecen no poder salir , no podemos ayudarles , ellos tendrán que encontrar como resolver su propio laberinto existencial.
De forma constante en mis sueños , me encuentro en ese laberinto recurrente que sueño y en ocasiones parece una pesadilla, no puedo resolverlo , así hasta que despierto y me doy cuenta solamente era un sueño ,una fantasía creada por mi mente. Y claro ahora entiendo que despertar es resolverlo
Alcoseri


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Kadyr Enviado: 16/04/2024 01:48
Jesucristo conversando acaloradamente con un francmasón de traje smoking con mandil masónico y collarin . piso ajedrezado


 
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