Pàgina principal  |  Contacte  

Correu electrònic:

Contrasenya:

Inscriviu-vos ara!

Heu oblidat la vostra contrasenya?

Secreto Masonico
 
Novetats
  Afegeix-te ara
  Plafó de missatges 
  Galeria d’imatges 
 Arxius i documents 
 Enquestes i Tests 
  Llistat de Participants
 EL SECRETO DE LA INICIACIÓN 
 Procesos Secretos del Alma 
 Estructura Secreta del Ritual Masónico 
 Los extraños Ritos de Sangre 
 Cámara de Reflexiones 
 
 
  Eines
 
General: El Secreto del Arquitecto Silencioso
Triar un altre plafó de missatges
Tema anterior  Tema següent
Resposta  Missatge 1 de 2 del tema 
De: Kadyr  (Missatge original) Enviat: 13/08/2025 20:55

El Secreto del Arquitecto Silencioso

El viejo Elías, con sus manos nudosas que parecían cinceladas en roble y sus ojos de un azul tan profundo como el mar nocturno, no era un hombre de muchas palabras. Vivía en la aldea de Solara, un lugar donde el tiempo parecía haberse olvidado de seguir su curso, y se ganaba la vida restaurando antiguos monumentos de piedra. Nadie sabía de dónde venía ni su edad exacta, sólo  que su presencia infundía una extraña mezcla de respeto y curiosidad.

 

Una tarde de otoño, mientras el sol teñía de oro los campos, Elías recibió un encargo inusual. El señor Lombardi, un acaudalado mercader recién llegado al pueblo, quería que reconstruyera la entrada a la antigua catacumba de su propiedad, que se había derrumbado décadas atrás. Se rumoreaba que la catacumba guardaba secretos, quizás tesoros, pero nadie había osado explorarla a fondo.

 

"Quiero que sea una obra que perdure, Elías," dijo Lombardi, con un brillo particular en sus ojos. "Una entrada digna de lo que se esconde detrás. Utilice las mejores piedras, y que cada una encaje a la perfección."

 

Elías asintió, su rostro impasible. Al día siguiente, antes del amanecer, ya estaba en el lugar. No usaba planos complejos ni grúas ruidosas. En su lugar, examinaba cada bloque de piedra con una atención casi reverente, golpeándolos suavemente, sintiendo su textura, como si intentara escuchar su voz interior.

 

Los aldeanos curiosos se acercaban para observar. Veían a Elías trabajar con una precisión asombrosa. Las piedras, que antes parecían amorfas, comenzaban a tomar forma bajo sus herramientas. No era sólo  la fuerza, sino una comprensión intrínseca de la geometría y la resistencia lo que guiaba cada uno de sus movimientos. A menudo, se detenía, cerraba los ojos y tocaba los ángulos de las piedras con sus dedos, como si estuviera leyendo un código invisible.

 

Una tarde, mientras colocaba la piedra clave del arco de la entrada, la última pieza que uniría y fortalecería toda la estructura, un joven aprendiz de cantero, llamado Mateo, se atrevió a preguntarle: "Maestro Elías, ¿cómo sabe dónde encaja cada piedra con tanta exactitud? Es como si las piedras mismas le hablaran."

 

Elías sonrió levemente, algo raro en él. "Las piedras hablan, joven Mateo, pero no con voz. Hablan a través de sus formas, sus pesos, sus equilibrios. Y, sobre todo, hablan de la verdad que hay en su interior."

 

Luego, con un gesto casi imperceptible, grabó tres símbolos discretos en la parte inferior de la piedra clave antes de encajarla con una perfección asombrosa. Era un compás y una escuadra entrelazados, y en el centro, una "G" que parecía brillar tenuamente bajo la luz del sol poniente. Nadie más lo notó.

 

"Cada uno de nosotros es como una piedra en una gran construcción, Mateo," continuó Elías, mientras el arco se asentaba con una solidez inquebrantable. "Algunos somos la base, otros los muros, y otros la piedra clave. Pero todos debemos estar bien labrados, pulidos y unidos por un propósito común. Buscar la luz, la verdad, y contribuir a edificar algo más grande que nosotros mismos. Eso es lo que nos hace verdaderos arquitectos."

 

Lombardi llegó al anochecer, maravillado por la obra. La entrada era majestuosa, sólida, y transmitía una sensación de antigüedad y misterio. Pagó a Elías generosamente, sin saber que el verdadero valor de la obra no residía sólo  en las piedras, sino en los principios grabados en el corazón del arquitecto.

 

Mientras Elías empacaba sus pocas herramientas, Mateo se quedó pensativo, mirando la entrada. Comprendía que el viejo maestro le había impartido no sólo  una lección de cantería, sino una de vida. Las palabras de Elías resonaron en su mente: "edificar algo más grande que nosotros mismos". Sabía que, aunque la catacumba podía guardar tesoros materiales, el verdadero secreto de Elías era el de una construcción mucho más profunda, una que no era visible a simple vista, pero que unía a los hombres en la búsqueda de la sabiduría, la virtud y la armonía. Elías se despidió con un último asentimiento, su secreto de constructor de almas, grabado en la piedra y en el corazón de un joven aprendiz.

 

Este cuento intenta incorporar elementos asociados con la masonería como:

 

La arquitectura y la construcción: La masonería utiliza la simbología de la construcción para representar el perfeccionamiento moral y espiritual.

 

Las herramientas: El compás y la escuadra son símbolos masónicos clave que representan la moralidad y la rectitud.

 

La "G": La letra "G" puede interpretarse de diversas maneras en la masonería, incluyendo Geometría o Gran Arquitecto del Universo.

 

La búsqueda de la luz/verdad: Un concepto central en la masonería, la idea de buscar conocimiento y sabiduría.

 

La unión y la fraternidad: La idea de que los individuos se unen para un propósito común, "edificando algo más grande".

 

El "Maestro" silencioso: La figura del maestro que imparte conocimiento no sólo  a través de palabras, sino a través de acciones y símbolos.

 

El secreto: La idea de que hay verdades y conocimientos que no son obvios para todos y que deBenjamín     ser descubiertos o revelados.

 Alcoseri 



Primer  Anterior  2 a 2 de 2  Següent   Darrer  
Resposta  Missatge 2 de 2 del tema 
De: Kadyr Enviat: 13/08/2025 21:05


 
©2025 - Gabitos - Tots els drets reservats