La Masonería Nos Ayuda A Escapar Del Engaño
En el contexto de la Masonería, que representa un camino simbólico hacia la iluminación espiritual y el perfeccionamiento moral, se nos enseña que muchas de las decisiones que creemos propias han sido moldeadas desde el mundo profano, han sido moldeadas desde el oscurantismo que oculta la luz de la Verdad , esa luz que se describe en el ritual de la iniciación masónica.
Como masones, reconocemos que desde el nacimiento, nuestra mente se presta a ser moldeada como cera blanda, y nuestra piedra personal es mal tallada por influencias externas: padres, cultura y educación, que actúan como cinceles guiados por diseñadores del mundo profano. Estas fuerzas no son accidentales, sino parte de una ingeniería social que busca dirigir nuestras elecciones y definir nuestra identidad, recordándonos las palabras de El Libro de la Ley en Proverbios 4:18: "Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto", invitándonos a transitar del oscurecimiento a la claridad.
Imaginemos a un niño creciendo bajo expectativas de supuesta perfección, internalizando creencias que lo atan, o en un entorno de críticas que fomenta la insuficiencia. En la Masonería, esto evoca cómo el sistema educativo y social, diseñado para fomentar obediencia más que pensamiento crítico, nos convierte en hacedores que siguen órdenes sin cuestionar, tal como advertía la necesidad de una "nación de obedientes". Sin embargo, al ingresar en la logia, buscamos romper esta nefasta programación, donde la publicidad, redes sociales y entretenimiento aprisionan nuestra atención y moldean deseos, entrelazándose con creencias internas que atraen experiencias reforzantes. ¿Cuántas elecciones son verdaderamente nuestras? El Libro de la Ley nos insta en Juan 8:32: "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres", subrayando que la libertad surge al discernir lo impuesto de lo auténtico.
Estas fuerzas colectivas pueden compararse a "dínamos" energéticos, estructuras nacidas de intenciones alineadas que guían masas, como en revoluciones o movimientos sociales. En la Masonería, reconocemos esta dinámica en la unidad fraternal, pero advertimos su peligro cuando drena la independencia, alimentándose de emociones como miedo o ira, fomentando divisiones. Los dínamos crean ilusión de pertenencia, disfrazando control como libre albedrío, pero el masón cultiva la presencia consciente—observando pensamientos sin reacción automática—para debilitarlos. Esto exige valentía, como las pruebas por la que pasa el iniciado, confiando en el Gran Arquitecto del Universo, tal como en 2 Corintios 4:6: "Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios".
Profundizando, el karma—entendido en términos masónicos como el equilibrio moral acumulado a través de vidas o experiencias—interactúa con estas fuerzas, ofreciendo lecciones para la evolución del alma. No es destino fijo, sino base que elegimos transformar mediante reacciones conscientes, cambiando nuestra vibración interna para atraer oportunidades. La espiritualidad masónica coincide con la ciencia al afirmar que la realidad exterior refleja lo interior; vibrar en valentía ilumina el camino, como en Génesis 1:3: "Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz", simbolizando el despertar inicial.
El despertar de la conciencia, central en la Masonería, es el proceso gradual de pasar de la oscuridad de la ignorancia a la luz del conocimiento y la verdad moral. Inicia con el reconocimiento de estar atrapado en ciclos de control—como la jaula dorada de expectativas sociales—y requiere coraje para cuestionar patrones automáticos. Así, el coraje del Masón marca el punto de inflexión en la escala de conciencia, donde dejamos de ser controlados por emociones inferiores y moldeamos nuestra realidad. En la logia, esto se manifiesta al identificar áreas en piloto automático: ¿Nuestro trabajo refleja talentos verdaderos? ¿Nuestras relaciones son genuinas? Romper el ciclo implica abrazar lo desconocido, enfrentando juicios externos, fortaleciendo la libertad mediante actos conscientes, alineados con principios masónicos de amor fraternal, socorro y verdad.
En esta era de información, el sistema roba nuestra atención—recurso valioso como el oro—mediante algoritmos que nos mantienen distraídos, desconectados del yo interior. Redes sociales y medios sensacionalistas fomentan miedo, volviéndonos vulnerables, evocando la "Matrix" como metáfora de apatía controlada. Para recuperar el control, el masón practica límites: silencio, meditación y reconexión, redirigiendo energía hacia el ahora, donde reside el poder creativo. Distinguiendo deseos programados de auténticos, creamos una realidad alineada con nuestra esencia, construyendo el templo interior, como en Efesios 5:14: "Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo".
Este viaje masónico no es linealmente dogmático, asi que cada elección consciente del Masón fortalece la transformación. Fortaleciendo el coraje de cuestionarlo Todo, inspirándonos mutuamente en la fraternidad. Como reflexión personal, recordemos que al observar pensamientos y cuestionar narrativas impuestas, la incomodidad de vernos prisioneros de los dogmas políticos, religiosos y científicos da paso a la libertad verdadera. Los invito a profundizar más en los mecanismos del despertar de la Consciencia, invitando siempre a que despierten a otros, activando la luz interior que ilumina el camino colectivo hacia la verdad.
Vayamos más a profundidad en el Tema
Muchas de las decisiones que crees que son tuyas, en realidad, han sido cuidadosamente orquestadas por fuerzas ocultas y oscuras desde hace milenos . ¿Alguna vez te has detenido a pensar si los sueños que persigues, las elecciones que haces e incluso las emociones que sientes son genuinamente tuyas, o si son reflejos de algo mucho más grande, moldeado desde el instante en que naciste?
Vivimos en un mundo donde cada aspecto de nuestra vida parece estar bajo algún tipo de influencia, desde la educación que recibimos hasta los contenidos que consumimos. Pero ¿y si esa programación fuera más profunda de lo que imaginas, afectando incluso la forma en que defines quién eres? Imagina por un momento cuántas de las decisiones que tomaste hoy realmente nacieron de ti y no de un sistema cuidadosamente diseñado para guiar tu comportamiento.
Hoy exploraremos algo que pocos se atreven a cuestionar: cómo el sistema moldea tus decisiones, controla tus emociones y captura tu atención. Más que eso, revelaremos cómo puedes romper con esos patrones, recuperar tu libertad de pensamiento y, finalmente, crear una realidad que refleje verdaderamente quién eres. ¿Estás listo seas masón o no masón para abrir los ojos y ver más allá de lo evidente? La primera revelación puede cambiar todo lo que crees que es verdad.
Desde el instante en que abriste los ojos por primera vez, tu mente comenzó a ser moldeada. Tus padres, tu cultura, tu educación: todos estos elementos actúan como pinceles que pintan el cuadro de tu percepción de la realidad. Pero lo que pocos perciben es que este proceso de programación va mucho más allá de las experiencias individuales; existe una ingeniería social a gran escala, creada con el único objetivo de dirigir tus elecciones, influir en tus comportamientos y, al final, definir tu identidad.
Imagina por un momento a un niño creciendo en un hogar donde hay amor, pero también muchas expectativas. Desde temprana edad, escucha frases como "sé el mejor" o "necesitas ser perfecto para ser amado". Ese niño internaliza esos mensajes, transformándolos en creencias. Ahora, piensa en un niño en un entorno opuesto, rodeado de críticas y carencias; probablemente crecerá creyendo que nunca será suficiente. Ambos están siendo programados, no sólo por sus circunstancias familiares, sino también por sistemas más grandes que fuerzan esas narrativas. Y esos sistemas no son accidentales.
Las escuelas, por ejemplo, no fueron diseñadas para fomentar el pensamiento crítico; nos enseñan a obedecer, a seguir reglas, a repetir. Como dijo alguna vez Fidel Castro: "No quiero una nación de pensadores; quiero una nación de disciplinados a la revolución" ; o sea personas que jamás cuestionen nada. Este modelo socialista fue concebido para crear adoctrinados , no soñadores pretendiendo su libertad ; personas que siguen órdenes, pero rara vez cuestionan. Y esta programación invisible no se detiene en la infancia.
Cuando nos convertimos en adultos, la manipulación se vuelve aún más sutil. Publicidad, redes sociales, entretenimiento: todo está diseñado para capturar tu atención y moldear tus deseos. ¿Te has dado cuenta de cómo las redes sociales parecen saber exactamente lo que quieres, o cómo los anuncios aparecen en el momento justo para sugerirte algo que ni siquiera sabías que necesitabas? Esto no es casualidad; las empresas invierten miles de millones para entender cómo piensas y para influir en tu mente de maneras que ni siquiera percibes.
Pero lo más fascinante y, al mismo tiempo, aterrador es cómo esa programación externa se entrelaza con nuestro funcionamiento interno. Las experiencias externas crean creencias internas; por ejemplo, alguien que enfrenta el rechazo puede interpretarlo como una señal de que no es digno de amor. Esto se convierte en una verdad interna, y la persona comienza a atraer más experiencias que refuercen esa creencia.
Sin embargo, aquí está la cuestión que pocos se atreven a enfrentar: ¿cuántas de tus elecciones son realmente tuyas? ¿Será que los sueños que persigues son de hecho tus sueños, o sólo proyecciones de lo que el sistema quiere que desees? La mayoría de las personas vive toda su vida sin siquiera preguntarse eso. ¿Cuántas veces tú también has aceptado una historia que no era tuya? Viven así todos los días, sin darse cuenta de que esa narrativa fue cuidadosamente escrita para ellas.
Pero hay un detalle importante: no estás atrapado en esa programación para siempre. Existe una forma de reprogramar tu mente y recuperar tu libertad de pensamiento; sin embargo, eso exige que tomes conciencia de las fuerzas invisibles que te controlan. ¿Estás dispuesto a abrir los ojos a esta Energía Colectiva y al control verdadero?
Imagina estar en medio de una multitud: algo malo sucede , tal vez unos gritos de auxilio , una consigna de atentado terrorista, un Terremoto , y de repente comienza el caos. Personas que nunca habías visto antes actúan como una sola unidad, movidas por una fuerza invisible que parece orquestar cada movimiento. Esa energía que dirige a grupos enteros hacia direcciones específicas no es fruto del azar; es lo que los estudiosos de la conciencia llaman "dínamos": estructuras energéticas creadas por la alineación de intenciones, pensamientos y emociones colectivas.
Los dínamos son mucho más que un concepto metafórico; representan el poder de las masas, capaces de crear y destruir a gran escala. Piensa en eventos históricos: revoluciones, guerras, movimientos sociales. En todos estos casos, había una fuerza colectiva en juego, una especie de entidad que guiaba las acciones de las personas sin que ellas se dieran cuenta. Y lo más sorprendente: esas energías que moldean nuestras vidas muchas veces son dirigidas por manos que ni siquiera percibimos. Grandes instituciones, universidades, religiones, partidos políticos e incluso marcas globales utilizan la energía de los dínamos para influir en tus pensamientos y emociones; crean símbolos, narrativas y rituales que atraen a millones de personas, generando una resonancia colectiva.
Cuando ves un partido de fútbol, apoyas a un equipo y sientes la emoción de la victoria o la frustración de la derrota, estás bajo el efecto de un dínamo; estás contribuyendo con tu energía a algo que te trasciende. Y esto no termina ahí: estos dínamos tienen una característica fascinante, se alimentan de tus emociones. Sentimientos como el miedo, el orgullo y la ira son sus principales fuentes de energía; crecen donde hay división, donde existen bandos enfrentados, alimentando el "nosotros contra ellos" como si fuera combustible. Por eso, las noticias sensacionalistas, los discursos de odio y las divisiones ideológicas son tan eficaces: te mantienen atrapado en una frecuencia emocional perfecta para que el dínamo opere.
Sin embargo, los dínamos no sólo controlan a los grupos; también afectan directamente al individuo. Crean la ilusión de pertenencia y seguridad, pero al mismo tiempo drenan tu capacidad de pensar de forma independiente. Cuando sientes que necesitas seguir una tendencia para ser aceptado, o cuando te descubres defendiendo una idea sólo porque todo el mundo cree en ella, estás siendo controlado. Pero hay un truco que los manipuladores creadore de dínamos utilizan y que pocos notan: te hacen creer que tus acciones son tus propias decisiones, enmascaran su influencia como libre albedrío. Por eso, tantas personas se sienten cómodas en patrones que, en el fondo, no las satisfacen; el miedo a salir del grupo, a ser excluido, es tan poderoso que nos mantiene atrapados, incluso cuando sabemos que algo está mal.
La buena noticia es que puedes escapar de esta dinámica. Para lograrlo, es necesario desarrollar lo que algunos llaman "presencia consciente": se trata de un estado en el que observas tus pensamientos y emociones sin reaccionar automáticamente. Cuando dejas de alimentar a los dínamos con tus reacciones emocionales, ellos pierden fuerza sobre ti. Pero para alcanzar ese estado se necesita algo raro: valentía. Valentía para cuestionar, para alejarte y para enfrentar el desconcierto de la individualidad.
Y aquí surge una pregunta intrigante: ¿estás dispuesto a salir de la comodidad del colectivo para recorrer el camino de la libertad, o seguirás cediendo tu energía a fuerzas que ni siquiera reconoces? La elección, aunque difícil, es tuya.
El papel del karma: para entender quién está controlando tu realidad, es necesario ir más allá de las fuerzas externas y explorar algo aún más profundo: tu propia esencia. Desde tiempos inmemoriales, sabios y maestros espirituales han hablado sobre el karma, un concepto frecuentemente malinterpretado como destino, pero que en realidad es mucho más complejo. El karma es la suma de nuestras acciones, pensamientos e intenciones acumulados a lo largo de muchas vidas, que moldean las experiencias que vivimos en el presente.
Los antiguos yoguis describían el Prarabdha karma como el conjunto específico de lecciones y experiencias que elegimos enfrentar en una vida; es como si cada alma, antes de encarnar, seleccionara un conjunto de desafíos y oportunidades, creyendo que son ideales para su evolución espiritual. Esto explica por qué algunas personas parecen nacer en circunstancias extremadamente desafiantes, mientras que otras tienen vidas más estables; no se trata de suerte ni de injusticia, sino del resultado de un equilibrio energético profundo.
Pero el karma no es una sentencia; interactúa con nuestras experiencias personales de maneras sorprendentes. Imagina a dos personas que pasan por la misma situación traumática, como el acoso escolar durante la infancia: una puede internalizarlo como una oportunidad de crecimiento, desarrollando resiliencia y empatía; la otra puede cargar esa experiencia como una herida, alimentando sentimientos de insuficiencia. Este es el punto donde el karma se conecta con nuestras elecciones: ofrece la base, pero somos nosotros quienes decidimos cómo reaccionar.
Y aquí entra en juego la manipulación del sistema: conoces esas energías externas que parecen controlar el flujo a tu alrededor; los dínamos son precisamente eso, te empujan hacia donde quieren, aprovechándose de esas programaciones internas para reforzar patrones negativos. Por ejemplo, si tienes una tendencia kármica a buscar validación externa, el sistema puede explotar eso, incentivándolo. Es dinámico y puede ser transformado: cuando tomas conciencia de tus patrones, cuando cuestionas tus impulsos y comienzas a actuar de manera diferente, cambias la energía que estás creando. El simple hecho de volverte consciente de lo que te controla, tanto interna como externamente, es un paso poderoso para salir del ciclo de manipulación.
Además, las experiencias que atraes a tu vida no son aleatorias; son un reflejo de tu vibración interna. Si vibras en miedo, atraerás situaciones que refuercen ese miedo; si vibras en valentía, comenzarás a percibir oportunidades que antes parecían inaccesibles. Por eso, la espiritualidad y la ciencia coinciden: la vida que percibes comienza en lo que sientes y crees; el mundo exterior no es más que una extensión de lo que llevas dentro.
Pero aquí está la cuestión crucial: si todo lo que vives está influenciado tanto por el karma como por fuerzas externas, ¿cómo saber qué es realmente tuyo? ¿Cómo distinguir entre lo que elegiste conscientemente y lo que te fue impuesto? Esta reflexión es incómoda, pero esencial; sólo al enfrentar esta pregunta puedes comenzar a liberarte de las capas de control que oscurecen tu verdadera esencia. ¿Estás listo para investigar las raíces de tus experiencias, o seguirás aceptando la narrativa de que la vida simplemente te sucede, sin cuestionar tu papel activo en la creación de la realidad? La respuesta a esta pregunta determinará si permaneces como un espectador o te conviertes en el creador de tu propia historia.
El valor de romper el ciclo: la mayoría de las personas vive en un estado de semi-consciencia, siguiendo los patrones establecidos por el sistema sin cuestionar si hay algo más allá. Esta existencia cómoda, pero limitada, crea la ilusión de seguridad; sin embargo, lo que parece ser protección es en realidad una prisión. La gran pregunta es por qué tan pocos logran escapar; la respuesta está en el coraje, una cualidad simple, pero increíblemente difícil de alcanzar.
Despertar de la ilusión significa, antes que nada, reconocer que estás atrapado; es como darte cuenta de que estás dentro de una jaula dorada: puedes admirar el brillo de las barras, pero si miras con atención, verás que restringen tus movimientos. La mayoría de las personas evita esta percepción porque es dolorosa; es más fácil seguir viviendo de acuerdo con las expectativas de la sociedad, fingiendo que todo está bien, incluso cuando una parte de ti sabe que algo falta.
El ciclo de control se alimenta del miedo a lo desconocido; cambiar lo predecible, aunque sea insatisfactorio, por la incertidumbre parece aterrador. Pero aquí está la paradoja: es precisamente al abrazar lo desconocido que comienza la verdadera libertad. Imagina saltar de un acantilado y, en medio de la caída, descubrir que tienes alas; esa es la sensación del coraje, un estado en el que te permites arriesgarte, confiando en que el universo te sostendrá.
El brujo Yaqui Don Juan Matus describió el Punto de Encaje como el punto de inflexión en la escala de la conciencia; es en este punto es donde dejas de ser controlado por fuerzas externas y comienzas a moldear tu propia realidad. Por debajo de este punto, emociones como el miedo, la vergüenza y el orgullo te mantienen atrapado en el ciclo; pero al alcanzar ese punto de percepción denominado Punto de Encaje , ocurre algo mágico: comienzas a ver el mundo con claridad, lo que antes parecía una amenaza ahora es una oportunidad.
Romper con el ciclo requiere más que sólo fuerza de voluntad; requiere autoconocimiento. Necesitas identificar las áreas de tu vida en las que estás en piloto automático, en las que sigues las reglas sin cuestionarlas. ¿El trabajo que haces refleja tus verdaderos talentos y pasiones? ¿Las relaciones que mantienes son genuinas, o están basadas en la necesidad y la conformidad? Estas preguntas son incómodas, pero absolutamente necesarias para despertar.
Y hay otro obstáculo: el juicio externo. Cuando comienzas a desviarte de lo supuestamente normal, inevitablemente atraes miradas críticas; amigos, familiares , colegas, incluso hermanos de logia pueden intentar regresarte a lo que ellos consideran camino convencional, no porque sean malos, sino porque también están atrapados en la misma ilusión y no saben cómo lidiar con alguien que se atreve a romper el molde. Es aquí donde la valentía se vuelve vital: la valentía de ser diferente, de fallar, de intentarlo de nuevo.
El viaje para salir del ciclo no es lineal; puedes sentirte perdido, desanimado o incluso dudar de ti mismo. Pero cada pequeño acto de valentía, cada elección consciente de decir no a lo que no resuena con tu esencia, fortalece tu libertad. Y con el tiempo, lo que antes parecía imposible se vuelve natural.
Ahora, la pregunta que queda es: ¿estás dispuesto a enfrentar la incomodidad de romper con lo predecible a cambio de la libertad de crear tu propia realidad, o seguirás en la comodidad ilusoria, esperando que algo externo cambie tu vida? La decisión está en tus manos, y cada instante es una nueva oportunidad de elegir.
Cómo el sistema roba tu atención: vivimos en la era de la información, donde todo parece estar a un clic de distancia; pero esta abundancia de acceso tiene un costo alto: tu atención, el recurso más valioso en el mundo moderno. No es el dinero ni el petróleo, sino tu capacidad de concentrarte. Y lamentablemente, está siendo sistemáticamente robada por fuerzas que ni siquiera percibes.
Piensa por un momento cuánto tiempo pasas deslizando en redes sociales, viendo videos cortos o navegando sin rumbo. Estas actividades, que parecen inofensivas, no son casualidad; han sido cuidadosamente diseñadas para mantenerte atrapado. Las empresas tecnológicas invierten miles de millones de dólares en algoritmos que estudian tu comportamiento y crean estímulos irresistibles; cada notificación, cada "me gusta", cada video recomendado es un anzuelo, y tu atención es el premio.
El problema es que esta distracción constante no sólo consume tu tiempo; te desconecta de ti mismo. ¿Cuándo fue la última vez que estuviste en silencio, a solas con tus pensamientos? Para muchas personas, la idea de desconectarse de la tecnología resulta casi aterradora. Esto se debe a que nos hemos vuelto dependientes de ese flujo interminable de estímulos para evitar la incomodidad de mirar hacia adentro.
Pero no son sólo las redes sociales las que drenan tu atención; todo el sistema está diseñado para mantenerte ocupado con lo superficial, desde el entretenimiento hasta los alimentos que consumes. Todo está hecho para crear una falsa sensación de satisfacción, mientras ignoras cuestiones más profundas. Piensa en TikTok, un ejemplo que aparece constantemente: es más que una aplicación; es un reflejo de cómo consumimos y creamos sin parar. Mientras que desde los sitios de internet de la Masonería se promueven contenidos educativos e inspiradores, en el Mundo Profano se alimenta una serie de información de distracciones vacías. Este contraste no es casualidad; refleja una estrategia deliberada para moldear mentalidades.
Además, los medios tradicionales también desempeñan su papel: noticias sensacionalistas, coberturas de tragedias y conflictos están diseñadas para mantenerte en estados emocionales de miedo y ansiedad. Y cuando tienes miedo, eres más vulnerable, más fácil de manipular; comienzas a buscar soluciones fuera de ti mismo, ya sea un producto, un líder o una ideología que promete seguridad y estabilidad.
El concepto de la Matrix, popularizado por la famosa película, no es tan ficticio como parece; describe una realidad donde las personas son mantenidas en un estado de apatía y distracción para que nunca cuestionen el sistema que las controla. Y al igual que en la película, salir de esta Matrix requiere un despertar; no es algo que suceda por casualidad, es una elección consciente.
Para recuperar tu atención, necesitas aprender a decir no: no al exceso de información, no a los estímulos constantes y, sobre todo, no a todo aquello que no resuene con tu esencia. Esto implica establecer límites claros: apagar las notificaciones, practicar el silencio y crear momentos para reconectarte contigo mismo. Parece simple, pero es increíblemente desafiante en un mundo que compite constantemente por tu atención.
Y aquí está la ironía: al retomar el control sobre tu atención, descubres que el poder de crear tu realidad siempre ha estado en tus manos. Todo lo que necesitas para vivir una vida plena está dentro de ti, pero el sistema hace todo lo posible para que no te des cuenta de ello. La pregunta que queda es: ¿estás dispuesto a desconectarte de las distracciones externas para reconectarte con tu verdadero yo?
Creando tu realidad consciente: imagina despertar de un sueño y darte cuenta de que todo tu potencial estaba dormido, esperando por ti. Esa es la esencia de vivir conscientemente: convertirte en el creador activo de tu propia realidad, en lugar de ser un simple espectador. Pero este camino hacia la libertad requiere más que sólo deseo; exige acción, autoconocimiento y un compromiso inquebrantable con tu verdad interior.
Todo comienza con la atención, el recurso más poderoso que posees. Donde colocas tu atención, colocas tu energía; si tu atención está fragmentada por distracciones externas, como las redes sociales o las opiniones de los demás, tu energía también estará dispersa. Pero al redirigir tu atención hacia tu interior, comienzas a acceder a un nivel de claridad y poder que pocos conocen; es como cambiar una bombilla tenue por una luz radiante: de repente, todo lo ves con nitidez.
Sin embargo, para crear tu realidad consciente, es fundamental entender la diferencia entre lo que realmente deseas y lo que has sido programado para desear. Muchas veces buscamos estatus, riqueza o aprobación social porque nos han condicionado a creer que esas cosas nos traerán felicidad; pero la verdadera libertad viene de identificar lo que realmente resuena con tu esencia. Pregúntate: ¿este sueño es mío, o es un reflejo de las expectativas del mundo profano que me rodea?
Otro paso crucial para el masón es aprender a conectarte con el momento presente; el ahora es el único lugar donde puedes ejercer tu poder creativo. Cuando tu mente está atrapada en el pasado o ansiosa por el futuro, pierdes la oportunidad de moldear lo que tienes frente a ti. Prácticas como la meditación, la respiración consciente e incluso momentos simples de silencio pueden devolverte al ahora y ayudarte a acceder a tu sabiduría interior. Pero el despertar también exige trabajo sobre uno mismo y un estudio de sí mismo.
Alcoseri