¡Claramente, la “guerra global contra el terrorismo” librada por las potencias occidentales comenzó el 2015 con gran ímpetu! 
Episodios de alto perfil cargados de circunstancias  “inexplicadas e inexplicables” empezaron el 7 de enero con el Evento  Charlie Hebdo en París. 11 días después, un fiscal argentino, Alberto  Nisman, a cargo desde hace una década de la investigación del ataque  terrorista del julio 1994 contra la sede de la mutual judía AMIA en  Buenos Aires, fue suicidado/asesinado justo cuando estaba a punto de  hacer pública su altamente mediática acusación contra la presidente  Cristina Kirchner y su canciller Héctor Timerman, por supuesto  encubrimiento a favor de Irán.
 
Espía versus espía versus espía…
El edificio de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina)  también albergaba – entonces y ahora – a la sede de la DAIA (Delegación  de Asociaciones Israelitas Argentinas), el poderoso lobby judío local  que opera a favor del Estado de Israel en la República Argentina.
Tras 21 años, la investigación judicial de este atentado se ha  convertido en uno de los episodios más corruptos de la historia del  país, con la intrusión obscena del Mossad israelí y la CIA y FBI de los  Estados Unidos, que incluyó: plantar falsa evidencia de un supuesto  coche-bomba, la censura de otras pistas mucho más verosímiles, y el pago  de sobornos a testigos falsos para que incriminaran a Hezbollah, sea a  través de una supuesta pista siria (en una primera instancia), o iraní  (desde el 2006 hasta hoy).
Los poderosos medios de prensa – tanto argentinos como  internacionales – han mantenido secuestrada a la opinión pública a  través de la confusión ingenierizada, las mentiras flagrantes y el abuso  de la sensibilidad de la población sobre este atentado terrorista que  costó la vida a 85 civiles. Los verdaderos operadores detrás del telón,  sin embargo, han quedado siempre convenientemente protegidos.
Uno de esos operadores poderosos es un agente de inteligencia del SI  (Servicio de Inteligencia) argentino de nombre Jaime Stiusso, quién  desde hace una década ha promovido sistemáticamente la versión  estadounidense-israelí sobre el atentado, que hizo que la Argentina  acusara falsamente a Irán de ser culpable de este espantoso crimen.  Contando con el apoyo y la protección irrestrictos de la CIA, el Mossad y  el MI6 británico, Stiusso se transformó en el mentor del fiscal Nisman,  mientras éste acusaba sistemática y airadamente a Irán desde que quedó a  cargo de la investigación en 2004.
El mito de la “culpabilidad iraní” cobró gran fuerza bajo la  administración del presidente George W. Bush, como parte de su  estrategia de ataque generalizado contra las naciones musulmanas de  Medio Oriente luego de los ataques del 11 de septiembre de 2001 y, muy  especialmente, luego de la invasión y bombardeo israelí contra el sur  del Líbano en 2006. Entonces, Hezbollah, entrenada y armada por Irán, le  propinó una amarga derrota a Israel dejando a una de sus divisiones de  tanques fuera de combate.
 
¿La Pista Iraní?
Poco más de dos meses después de la incursión israelí en el Líbano,  el 22 de septiembre de 2006 se llevó a cabo una reunión privada en el  lujoso hotel neoyorquino Waldorf-Astoria de la que participaron: el  presidente argentino Néstor Kirchner, su primera dama la entonces  senadora nacional (y pronto a convertirse en presidente) Cristina  Kirchner, y el canciller Jorge Taiana, junto a representantes de las más  poderosas organizaciones judías sionistas, incluyendo el Comité Judío  Norteamericano, el Congreso Mundial Judío, la logia B’Nai B’Rith y su  brazo militante la Liga Anti-Difamación (ADL).
Durante dicha reunión, se llegó a un acuerdo mediante el cual la  Argentina acusaría a Irán por el atentado a la AMIA, para cuyo fin el  presidente Kirchner inmediatamente despachó al fiscal Alberto Nisman a  los EEUU para “reunir las necesarias pruebas de la culpabilidad de  Irán…” “Evidencia” ¡aportada por las agencias de inteligencia CIA y  Mossad que claramente deseaban llevar agua a su molino!
Como muestra de la satisfacción de EEUU e Israel con el gobierno  argentino, el director político del Congreso Mundial Judío, rabino  Israel Singer, expresó públicamente la satisfacción de aquellas  organizaciones con la acusación radicada por la Argentina contra Irán,  ya que ello probaba que lo acordado en el Waldorf-Astoria estaba siendo  ejecutado por el gobierno Kirchner.
Inmediatamente, el Sr Nisman acusó al ex-presidente iraní Ali  Rafsanjani y a sus ministros clave de haber sido los mentores detrás del  ataque a la AMIA – ¡una acusación que conformaba prácticamente una  declaración de guerra!  Sin embargo, Nisman jamás logró reunir pruebas  contundentes y serias al respecto.
Luego, Nisman llegó a pedirle a Interpol que detuviera al  ex-embajador iraní en la Argentina, Hadi Soleimanpour en Londres, acción  que Interpol llevó a cabo entregándolo a las autoridades británicas  para su extradición a la Argentina. Pero ello se frustró rápidamente  cuando los británicos debieron liberarlo debido a que Nisman no pudo  aportar pruebas fehacientes en su contra. Los ingleses, incluso,  hicieron que la Argentina pagara 200.000 libras de costas legales que  este lamentable episodio generó.
A pesar de ello, a lo largo de la última década, Alberto Nisman se  transformó en el niño mimado de las entidades judías y sionistas de  EEUU, Israel y Europa, naciones que visitó regularmente para informarles  sobre el estado de sus gestiones en el caso AMIA/DAIA. En 2007, Nisman  incluso informó sobre el caso a la Corte Suprema… no de la Argentina,  ¡sino la de Israel!  
Así, Nisman fue cobrando gran notoriedad y presencia en los medios de  prensa mundiales, mas seguía teniendo un problema: no lograba reunir la  evidencia suficiente y necesaria para su acusación contra Irán. Ello  generó creciente preocupación, especialmente entre los neoconservadores  republicanos como la congresista-lobista Ileana Ros-Lethinen, y los  sucesivos gobiernos ultra-derechistas en Israel.
El caso AMIA/DAIA se sumió en mayor confusión en enero de 2014 cuando  el ex embajador israelí en Argentina durante aquél ataque – Yitzhak  Aviram – se ufanó públicamente diciendo que “la gente que hizo explotar a  la AMIA han sido enviados al otro mundo por nosotros (o sea, Israel)”.  Inmediatamente, el gobierno israelí hizo que se callara la boca pues eso  daba por tierra con todas las actuaciones de “búsqueda de la verdad”…
En sintonía con el gobierno Kirchner Nisman siguió inculpando a Irán,  pero al llega Barack Obama al poder en 2009, EEUU empezó a rever su  postura hacia Irán, adoptando una menos agresiva que la de la  administración Bush.
Por entonces, la situación en Iraq empeoraba y la resistencia de  Rusia y otros países a la belicosidad de EEUU/Reino Unido/OTAN en Medio  Oriente iba creciendo. Es así que EEUU optó por una política mucho más  moderada hacia Irán y, a través de “canales extraoficiales y discretos”  pareciera que le hizo llegar un mensaje a la presidente Kirchner  sugiriéndole que posiblemente había llegado la hora de sentarse a  charlar con los iraníes.
Así, en enero 2013, la Argentina anuncio que “comenzaría a conversar”  con Irán – algo que no hacía desde hacía casi siete años – y  rápidamente ambos países suscribieron un “Memorando de Entendimiento”  que se transformó en ley en la Argentina en marzo de 2013.
Como parte de ello, se crearía una “Comisión para la Verdad” (¿pero  no era que Nisman y sus controladores en el Mossad y la CIA ya sabían la  “verdad”, estando en posesión “toda la evidencia que inculpaba a Irán  por el ataque?”).
¡Los neoconservadores en EEUU y los sionistas en Israel y el mundo se  pusieron furiosos con la presidente Kirchner! Para colmo de males, en  diciembre 2014 la presidente argentina echó a toda la cúpula superior de  la agencia de inteligencia SI, específicamente a Jaime Stiusso, el  operador-agente de EEUU, Israel y Reino Unido.
Se suponía que Nisman se tomaría todo el mes de enero 2015 de  vacaciones recorriendo Europa con su hija de 15 años. Sin embargo,  repentinamente mientras se encontraba en Ámsterdam, “alguien” parece  haberle ordenado que volviera inmediatamente a Argentina. Lo hizo tan  apresuradamente que tuvo que pedirle a su esposa que buscara a su hija  menor en el aeropuerto de Madrid donde él la depositó para seguir viaje  inmediato a Buenos Aires.
A su arribo en Argentina, Nisman produjo como por arte de magia un  nutrido dossier de 350 páginas en el que acusaba a la presidente  Kirchner y a su canciller (¡judío, por cierto!) Héctor Timerman de  “encubrimiento” a favor de Irán. Nisman estaba a punto de hacer pública  su denuncia en una sesión de emergencia del Congreso Argentino a las 3  de la tarde del lunes 19 de enero, pero puede que haya tomado amarga  conciencia de que su caso estaba muerto antes de empezar y que no tenía  posibilidad alguna de éxito.
Sea como sea, Nisman (o “alguien”) convenientemente lo “suicido” en  algún momento durante la madrugada del domingo 18 de enero.  
La presentación de Nisman y el consiguiente interrogatorio, preguntas  y dudas que hubiera disparado, seguramente hubieran tenido el efecto de  volver toda la investigación del atentado a la AMIA/DAIA a fojas cero, y  por segunda vez pues eso es lo que ya había ocurrido en 2003.
En 2003 se derrumbó la falsa “pista siria” que terminó con el juez  Juan Galeano y donde incluso un ex-presidente de la DAIA – Rubén Beraja –  terminó siendo procesado por ayudar a sobornar a un oscuro traficante  de automóviles de nombre Carlos Telleldin, en un monto de U$S 400,000 a  cambio de acusar a la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Se  suponía que así se generaría una falsa pista que a su vez conduciría al  inexistente “coche-bomba”, que jamás fue hallado salvo por un trozo de  metal del motor “encontrado” por un oficial de inteligencia militar  israelí que se encontraba “ayudando” entre los escombros del edificio de  la AMIA justo después del ataque del 18 de julio de 1994.   “Por  suerte”, ese trozo metálico portaba un número permitió identificar al  supuesto vehículo…
Suena un poco como el pasaporte intacto del terrorista Mohamed Atta  hallado entre los escombros de la Torre Gemelas en 2001, ¿no? O, quizás  como el “afortunado hallazgo” del documento de identidad que se le cayó a  uno de los terroristas encapuchados cuando el Evento Charlie Hebdo en  Paris hace un par de semanas…
Si el caso insostenible elucubrado contra Irán por Nisman y sus  controladores externos e internos quedaba desenmascarado, entonces se  estaría revolviendo peligrosamente el avispero. Algo muy peligroso para  EEUU, Israel y los lobbies sionistas locales e internacionales que  vienen luchando para culpar a Irán por este atentado.
Se correría el peligro de que se investigara una pista mucha más plausible: la que conduce directamente a Israel.  
 
¡ La Pista Israelí !
A principios de los años noventa, se desató una sorda guerra  intestina dentro del sionismo entre sectores de izquierda y el cada vez  más poderoso ala derecha fundamentalista y racista. Los dos puntos clave  de esa guerra interna giraban en torno a si se habría de otorgar a los  palestinos un Estado soberano, y qué hacer con los asentamientos  ilegales de colonos israelíes.
Cando voló el edificio de AMIA/DAIA, Israel era gobernado por el  partido laborista del primer ministro Isaac Rabin, que en esos momentos  procuraba llegar a una solución duradera con los palestinos. En julio  1994, Rabin llegó a permitir que el jefe de la OLP Yasser Arafat  volviera a Palestina luego de largo exilio; apenas 18 días antes de la  voladura de la AMIA/DAIA.
En aquellos días hubo otros episodios de violencia que apuntaban a  esa guerra intestina que finalmente llegó a su punto culminante 18 meses  depuesta del ataque a la AMIA/DAIA cuando en noviembre 1995 el primer  ministro Rabin fue asesinado durante una reunión pública en Israel.
¿Quién fue el asesino? ¿Algún terrorista musulmán? No. ¿Algún loco neonazi? Tampoco.
El primer ministro Rabin fue asesinado por un tal Ygal Amir, joven  militante sionista de ultra derecha, ligado al servicio de inteligencia  Shin Beth (recientemente reestructurado por Rabin) y al movimiento de  los colonos ilegales dentro de Israel.
El resultado político para Israel de este magnicidio fue que quienes  genuinamente buscaban la paz jamás volvieron al poder en ese país, que  desde entonces quedó gobernado por la ultra-derecha de Netanyahu, Ariel  Sharon, Olmert, Barak, Lieberman, Livni, Feiglin y otros… Así, los  palestinos jamás recibieron su Estado soberano. De Israel sólo siguen  recibiendo bombas, ataques, humillaciones y el simpático muro de 8  metros de alto por 800 kilómetros de largo, erigido por Tel-Aviv como  “Muro de Auschwitz” en torno a su martirizado país.
Dentro de este marco global, la “lógica” detrás del atentado a la  AMIA/DAIA cobra una nueva dimensión: la de una guerra intestina en que  la mafia sionista ultra-derechista le hizo al sionismo de izquierda,  moderado y más pacifista, “un ofrecimiento al que no pudiera rehusarse”.  Probablemente, ingenierizado por grupos clandestinos dentro, o incluso  por encima, del Mossad+CIA+MI6+algún ente clandestino de “operaciones  negras…”
Como el gran padrino Don Corleone, estos oscuros operadores  probablemente le ordenaron a los perpetradores del atentado, que “hagan  que parezca que lo hizo algún coche-bomba patrocinado por Hezbollah…” El  problema es que las cosas no salieron exactamente como ellos pensaban.  
Parece que el inquieto y nervioso Nisman se estaba acercando demasiado al avispero.
Quizás fue esa la razon por la que fue necesario “suicidarlo”. Como  lo fue el comisionado de policía francés que investigaba el Evento  Charlie Hebdo, “suicidado” la misma noche del ataque; o como el  electricista de Subterráneos de Londres Jean Menezes, quien  probablemente “vio algo” inconveniente en los días previos a los ataques  de Londres de julio 2005 y terminó acribillado a balazos “por error”  por la policía londinense pocos días después de aquellos ataques…
Sea como sea, la “guerra contra el terrorismo” ha vuelto a la Argentina… Otra vez.  
Al momento de redactar este articulo, los lobbies locales DAIA y AMIA  están armando gran batahola mediática, rasgándose las vestiduras y  diciendo que “temen que pueda estar por producirse un tercer atentado  contra intereses judíos en la Argentina”.
Los medios de prensa alineados le ayudan destacando la “desaparición  inexplicable hace unas semanas de un misil anti-tanque del Ejército  Argentino”.  ¿Comienzo de la ingenierización de un nuevo “ataque”?
Sea como sea, parece que los sionistas y neoconservadores quieren sangre. El think-tank estadounidense Center for Security Policy acaba de publicar un artículo en el conservador Washington Times pidiendo que Estados Unidos y la Unión Europea impongan “sanciones contra la Argentina” tras la muerte de Nisman.
En este año 2015 en que habrá elecciones presidenciales en la  Argentina, prácticamente todos los candidatos favoritos como Sergio  Massa, Mauricio Macri, Daniel Scioli y otros sostienen la línea  “políticamente correcta”, hecho que resulta muy consistente con sus  reiteradas visitas y reportes a la neoyorquina Americas Society de  Rockefeller-Negroponte-William Rhodes y, por supuesto, a las permanentes  pleitesías que rinden ante el Congreso Mundial Judío, Comité Judío  Estadounidense, la DAIA, la AMIA y otros lobbies sionistas.
Por último, para la presidente Cristina Kirchner quedan dos importantes lecciones a aprender:
(1) Cuando sionistas y neoconservadores se pelean entre  sí, nunca hay que quedarse en el fuego cruzado; y si se elije a uno de  los bandos jamás pasarse al otro a mitad del río;
(2) Roma no paga a traidores.
+++
Buenos Aires, 24 de enero de 2015
____
 
Adrian Salbuchi, fundador del PSR (Proyecto Segunda República)
Adrian Salbuchi es analista político, autor, conductor del programa  de televisión “Segunda República” por el Canal TLV1 de Argentina.  Fundador del Proyecto Segunda República (PSR) –