¿Qué tan pura tendremos los masones

la conciencia?

En nuestra liturgia lo primero con lo que nos encontramos después de pasar al cuarto de reflexiones y presentarnos medios vestidos ante el primer vigilante, es un simbolismo que nos muestra lo que para los masones es la conciencia. Este simbolismo es una punta sobre corazón y se nos expone el significado al decir: “representa el torcedor eterno de la conciencia que os deberá destrozar el alma si faltáis a la augusta asociación en deseáis afiliaros”. 

Además se nos menciona que existe una conciencia corrompida; porque al explicarnos lo que significa la cuerda que llevamos al cuello nos dicen que “es emblemática de la esclavitud en que nos mantienen las preocupaciones que se nos inculcan en la alborada de nuestra existencia, para que vivamos a merced de los ambiciosos, que han sabido con su talento y su malicia enseñorearse de nuestros antiguos progenitores y así corrompen de la mejor buena fe nuestra conciencia”. 

De esto advertimos que la conciencia que es corrompida genera preocupaciones que sirven esclavizarnos para servir a los ambiciosos. También al exponernos que la mala educación que recibimos nos impide utilizar libremente la razón y nos precipitamos para siempre en el error y que quedamos privados de lo único que distingue y sublima al hombre; el derecho de pensar y discurrir, de creer o no creer, fundado en el conocimiento de causa; de obrar según lo dicte aquella razón y no conforme a la astucia y sencillez de nuestros primeros directores. De lo expuesto podremos ver que existe un impedimento o estorbo que impide que utilicemos nuestra conciencia y si somos estorbados al conducirnos al error, privarnos del uso libre de la razón y del derecho de pensar, discurrir, de creer o no creer fundado en el conocimiento de causa y de obrar según lo dicte la razón. 

Es entonces que, ya libres de ese estorbo, nuestra conciencia será pura y correcta cuando, no caigamos en errores, cuando utilicemos nuestra razón, sepamos pensar y discurrir; cuando fundemos nuestros conocimientos en la causa para creer o no creer, en general cuando obremos según lo dicte la razón. Con esto es seguro que nos liberaremos de la esclavitud y de la desesperación que nos fuese inculcada para corromper nuestra conciencia. 

Pero ¿acaso la masonería nos ha educado para que tengamos una conciencia pura conforme de cada una de las partes que hemos citado? ¿Habrá en la masonería quienes continúen el trabajo de los ambiciosos para corromper nuestra conciencia? Si quienes deben de purificar nuestra conciencia fueran quienes la corrompieran, sería la más fatal de las desgracias, sería como poner a los lobos a cuidar las ovejas pues para el pastor sería la peor de sus desgracias al ver masacradas sus hermosas ovejas. Francamente es muy hermoso el pensar que lleguemos a tener una educación en la que podamos utilizar libremente nuestra conciencia con la pureza que hemos citado. Sin embargo yo jamás recibí una instrucción orientada en ese sentido. Por mi cuenta me he preocupado por encontrar los medios de llegar a esa conciencia.

 He transitado por múltiples y difíciles búsquedas de información desde los clásicos, el llamado esoterismo o exoterismo (sic), las ciencias ocultas hasta los más resientes contenidos de la lingüística, semiótica, la pragmática, la lógica, la retórica. Mucho de esto resultó inservible y lo más poco resultó la esencia que orienta al logro de esa pureza de conciencia tan ofrecida en la masonería. Si debemos buscar el conocimiento de causa preguntémonos ¿Por qué motivo no se educa la conciencia con la pureza prometida? 

Encontré una muy buena ilustración en la ciencia médica, porque si el médico quiere generar la salud del paciente, debe curar sus enfermedades y utilizar lo medios adecuados, como las medicinas, las operaciones, las dietas, etc. De manera que si faltan las medicinas aunque se conozca la enfermedad y se tengan los conocimientos para curarla, no sanará el enfermo. 

Así veo a la masonería, la primera enfermedad que detecta es el estrobo que nos generan los ambiciosos con su talento y malicia para que no utilicemos nuestra conciencia con pureza y pulcritud. Nos enseña la masonería que existe ese gran problema, pero no utiliza los medios adecuados para sortear y destruir los estorbos y salir del problema. He visto los instrumentos, he visto que están allí, he visto que aunque señalemos cuales son los instrumentos, aunque hemos mostrado su uso y lo fácil de lograr los resultados y no obstante hemos visto que a lo sumo tres o cuatro personas se interesan por ello. Gran desgracia es para el paciente si el médico no encuentra los instrumentos o medicinas para curarlo. Gran desgracia es para los aprendices y masones el seguir enfermos de la conciencia porque no quieren utilizar los instrumentos que la hagan tan puras como la más pura de las aguas y el más puro de los aires. 

Si no purificamos nuestra conciencia caminaremos con la venda en los ojos hasta el más profundo abismo de sufrimiento y la peor de las desgracias. ¿Usted cree que con resolver la duda filosófica purifiquemos nuestra conciencia?

Primo Alanis de la garza

http://www.desdecuba.com/mason/?p=4491

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