**El pilar del oceáno Antártico es el más remoto de todos, una verdadera odisea llegar a él por que, aunque logra verse desde muy lejos una vez cerca los caminos que le rodean son laberínticos y entre una espesa neblina uno fácilmente se pierde, este es el lugar donde aquel General del Mar, el más malévolo de todos, protege su pilar con artimañas inhumanas y peligrosas.**

**el joven de la armadura azulada observa aquella representación de el cuando era joven, quedando un tanto sorprendido por la gran similitud entre el y el dichoso impostor. –así que los generales marinos usan artimañas para poder ganar…..los sabia son igual de des confiables y patéticos que los demás humanos…muestra tu cara--  decía el joven guerrero de épsilon dando unos pasos hacia enfrente preparándose para pelear contra su reflejo de ya hace unos años que estaba frente a él, cuando es distraído por un jadeo de su más fiel amigo, Ging, el cual parecía confundido por tener a los dos Fenrir ahí –¿qué pasa Ging que no me reconoces, soy yo fenrir….—decía el dios guerrero un tanto preocupado mientras que retornaba la vista hacia su futuro rival. –deja de usar artimañas basura y muestra tu verdadero rostro..--  exclamaba el muchacho mientras que el visor de su casco bajaba cubriendo sus ojos, y era rodeado por una aura azulada al mismo tiempo que su cabello de color azul comienza a ondearse por la brisa que emana de su universo interno y poniéndose en una estancia de pelea con sus manos frente a el enseñando las afiladas garras amarillas de su godrobe, aguardando así a ver la respuesta de su oponente**

**La sonrisa juvenil de aquel Fenrir sin armadura desaparece ante las amenazas del guerrero vestido con su ropaje divino, su cara deja de expresar la alegría y muestra una infantilizada expresión de miedo. El joven da varios pasos hacia atrás y conforme retrocede temeroso, parece que su estatura se encoje y su ropa cambia por un elegante traje asgariano... De un momento a otro aquel que se encuentra a los pies del Pilar del Antártico es un niño de cabellos de plata, ojos topacio mojados por lágrimas de tristeza, esta vez aquella imágen es única, el infante y joven Fenrir llora por la muerte de sus padres pidiendo ayuda, el olor del niño es indistinguble, Fenrir mira con terror y lágrimas a aquel que le amenaza con sus garras. -Ayuda... por favor ayuda.- La inocente voz del niño es la misma de aquel crucial momento, el infante siendo amenazado por aquella bestia salvaje... ¿Será que Ging pueda ignorar aquel momento y dejar que el desvalido niño sea atacado por ese monstruo? el olor y los rugidos del oso buscan salir de la memoria sentimental de los lobos, el lazo unió a ese pequeño humano en ese momento, desconocer al niño sería acabar con la unión de la camada... Que terrorífico lugar es este, el Pilar del Oceáno Antártico, donde nadie ha salido con corazón.**

(solo un pequeño paréntesis continuen con su batalla, este no es una pausa pero se necesita que Fenrir diga el número de lobos que están con él, si puedes antes de que Kaza haga su turno. Gracias.)

(pues como una manada de lobos seria como 6 mas ging oseas 7 lobos)

**Aquel que lleva su armadura de dios guerrero ataca sin piedad, pero no ha comprendido lo precario del asunto, en esta ronda él no es el oponente de aquel maleficio que protege el pilar del Oceáno Antártico, la víctima esta bien elegida y la estrategia ha salido perfecta, "Divide y vencerás" ¿Pero quién es la verdadera víctima de aquella demoniaca aparición?... Si, aquel lobo que se diferencía entre todos los demás, aquel que muestra una luna en su frente, a pesar de ser una animal salvaje lo peor le pudo haber pasado es haberse encariñado con un humano, pasado demasiado tiempo con él este animal, se ha humanizado tomando de la nefasta raza que pobla la tierra, su punto más débil, que son los sentimientos. Es de aquél lobo que la imagen más querida que tiene se refleja de frente a él, el niño con cabellos de plata y ojos claros, su mirada conmovedora y sus lágrimas ante una situación donde se ve indefenso ante el mal, esa es la imagen del recuerdo más preciado de su alma y ahora esa imagen es amenazada con garras, como la zarpa del oso gris que en ese día estubo a punto de acabar con la vida de la persona que Ging más quiere. Dejar que ese recuerdo sea asesinado sería también romper el lazo que tiene hacia Fenrir, si deja que eso pase sería la disolución de la jauría. El indefenso niño cae de espaldas al suelo mientras es amenazado por las fatales garras, su cara no puede ser un engaño, expresa el terror y el miedo de un niño, ese "Fenrir" que usa sus garras en contra de un niño indefenso, ese, ese debe ser el verdadero demonio... -¡¡¡GIIIIING!!!-.**

**Ya estaba hecho, el lobo alfa había defendido su recuerdo aun atacando a uno de su jauría, se muestra confundido e indeciso, el maleficio demoniaco del Antártico está cumpliendo su abjetivo. Fenrir clama la precensia de aquel que ha instigado la discordia pero en la guerra no todas las batallas se dan de frente, también la estrategia es parte de la pelea y no existen mejores estrategas militares que los Generales Marinos de Poseidón, divide y vencerás, debilita al enemigo y fractura sus alianzas, Ging, al haber atacado a Fenrir ha creado una mella en la espada, de la cual el dios guerrero se siente enfadado incluso para levantar la mano en su propia contra, pero su atención había sido previamente distraida y gu zarpaso golpea el aire vacío rasguñando el suelo y dejando franjas de su rastro, el niño ya no estaba ahi, como una nefasta pezadilla había desaparecido dejando un silencio espectrante en el Antártico donde solo el agua del mar se escucha acariciar el hielo, parecieran estar solos en la pelestra, no hay olores ni precensia, solo Fenrir iracundo, una jauría desconfiada y un Ging con un penetrante olor a confusión y traición que no se le escapará del pelaje, ese esperpento lobo ya no es un lider. Solo ellos frente a la enorme pilastra del oceano Antártico, ellos y un sentimiento de ser obcervados, con unos ojos que intentan perforan el alma y taladran el corazón.**

**El silencio de aquel nublado lugar solo es perturbado por el jadeo de los perros y el agua del mar helado. Pero la tranquilidad se rompe ante el aullido de un lobo, aquel sonido bien conocido por toda la jauría que incluso Fenrir lo reconocería como el de su compañero Ging, aquel aullido es un llamado a la camada de lobos, en él está bien plantada la decisión y liderazgo del macho alfa que siempre ha sabido guiarles. El olor de Ging se hace claro cuando su silueta aparece de entre la neblina en lo más alto de la base de aquel gran pilar. El porte del lobo es magnífico y sus ojos son severos como los de un verdadero lider y no el despojo traidor que ha quedado ahi. Aquella imagen del gran lobo proviene del mismo corazón del Dios Guerrero por lo que le sería casi imposible distinguir que aquel era un engaño demoniaco ya que su alma le reconocería como el que le salvó la vida de niño y como su amigo de toda la vida. Aquel perro confundido y traidor que le atacó no podría ser el verdadero Ging, ese debía ser la ilusión maligna, el enemigo que otra vez se esconde bajo de un manto de animal indefenso. Ging magestuoso adelanta su pata delantera y emite un poderoso aullido ordenando a la debilitada y dividida jauría atacar a ese desconfiado animal que se le parece.**