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**La noche se ahoga en melancolía tras la muerte de la encarnación de la paz y la justicia. Incluso la luna y las estrellas parecen brillar con menos fulgor tras la muerte de Athena, la única. En el santuario, hogar de héroes y caballeros, la respuesta no se hace esperar: Subiendo las últimas escalinatas que conectan la sala del Gran Maestro con el templo de Athena, una fúrica presencia hace sentir su energía con incandescencia. -¡Saga!- se escucha rugir una imponente voz, llena de desprecio y enojo. A los pocos segundos, un hombre vistiendo un elegante ropaje de oro se hace presente, acompañado por una ondulante capa de seda blanca. Su piel está besada por Apolo, y sus trigueños cabellos son mecidos por el gélido soplido nocturno, sin embargo no hay nada sereno ni frio en su corazón. Su rostro se pinta en ira, y en sus ojos esmeralda solo se refleja una indescriptible furia. Inestable energía dorada rodea su cuerpo como una antorcha, y hace sentir su presencia por todo el lugar. Aquel hombre encarna a un verdadero león que ha despertado furioso. Con la sangre hirviendo, el muchacho llega hasta la pequeña explanada en cuyo fondo se alza la estatua que representa la justicia sobre la tierra, buscando al culpable de tan atroz crimen. Aioria es el nombre de este santo de oro, y ahora su único objetivo es despedazar al sucio traidor que fue capaz de asesinar a la Diosa que había jurado proteger.**

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**El fiero león de oro, cegado por su ira, no escucha las palabras de Saga. Su corazón se llena de furia al ver las lágrimas resbalando por el rostro del traidor, y su cosmos se enciende con aun mayor fuerza. Su poder, alimentado por su dolor y su enojo, es tan grande que se hace sentir en cada rincón del lugar, mientras su cuerpo se ve envuelto como si fuera una antorcha por una brillante llama dorada. La fuerza es tal que incluso las baldosas bajo sus pies comienzan a resquebrajarse y a romperse. Sus ojos esmeralda se clavan como dagas sobre su enemigo, y su cabello comienza a agitarse debido a su cosmoenergía.  -¡¿Por qué lloras, maldito?!- ruge, ofendido por las lágrimas del antiguo caballero de géminis -¡No tienes derecho!-. Con la velocidad de un trueno, el guerrero de Leo lleva a su cinto su diestro puño mientras eleva la mano izquierda con la palma extendida. Sin decir una palabra, el santo de oro lanza su puño una y mil veces en dirección de Saga, y por cada golpe lanzado a una velocidad imperceptible, una saeta de oro sale disparada buscando impactar el cuerpo del enemigo. Los mil golpes del león intentan impactar de forma distribuida sobre el cuerpo del enemigo, y a su alrededor por cualquier intento de escape. ¡La batalla entre caballeros de oro ha comenzado tras la muerte de Athena!** 

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**Tomando por sorpresa al santo resucitado de géminis, la lluvia de golpes impactan sobre su cuerpo de forma violenta. También se impactan con el suelo de roca, destruyéndolo y haciendo levantarse una capa de polvo denso. Con su cosmos hirviendo e iluminando con su fulgor de oro todo el lugar, el santo de Leo exclama aún furioso en dirección de la nube que poco a poco se disipa -¡Levántate, maldito! ¡Esto no es nada comparado con el sufrimiento de Shaka y Athena!- Su cosmos arde con rabia,  el suelo a sus pies comienza a resquebrajarse y sus cabellos se erizan debido a la energía que rodea su cuerpo; incluso algunos pequeños relámpagos eléctricos comienzan a rodear su cuerpo y su armadura. Sus ojos esmeralda se clavan en la ya transparente nube de polvo, en busca del santo de géminis. El león se encuentra furioso y nada se interpondrá para clavar sus colmillos sobre Saga de Géminis.**

Nota: Primera manipulación. La siguiente será de caracter fatal.

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**El cosmos del iracundo caballero de Leo arde como un sol, y su fuerza se hace sentir por todo el lugar. Su capa al igual que su sedosa cabellera castaña se agitan con violencia debido a su incontenible poder. Incluso la figura de un fiero león aparece a espaldas de Aioria, mirando iracundo a Saga y mostrándole sus afilados colmillos. -¡Te mandaré de regreso al otro mundo para que puedas disculparte con Athena y con Shaka!- ruge, cegado por su ira mientras eleva su diestro puño y todo su poder comienza a arremolinarse sobre este punto, haciendo que pequeños truenos se desprendan del dorado brazo de Aioria.  Es verdad que el caballero de Leo está siendo guiado por su rabia, sin embargo su ira es un arma de doble filo: Su cosmos arde con una incomparable magnitud, y ese poder será difícil de manejar incluso para el santo resucitado de Géminis. -¡¡LIGHTNING PLASMA!!!- exclama Aioria, mientras lanza su puño una y millones de veces en contra de su enemigo a la velocidad de la luz, creando una red de golpes dorados imposible de deshacer. Pero no son golpes comunes como la anterior ofensiva, pues es tal la velocidad del santo de oro que el cielo se desgarra creando un vacío dentro, y haciendo que un rayo eléctrico recorra dentro con intención de golpear a Saga. Cada golpe busca no solo desgarrar el cuerpo de Géminis, sino encerrarlo dentro de aquella jaula de poder para evitar su escape. ¿Será  la legendaria técnica de los caballeros de Leo suficiente para vencer al gran Saga de Géminis?**

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**Los golpes de oro cesan cuando Aioria ve como son tragados por el negro vacío de la otra dimensión. –Maldición.-  menta de entre dientes el joven león al sentir la fuerza que atrae su cuerpo dentro de la grieta dimensional, haciendo agitar su capa y su cabellera. Clavando firmes sobre el piso sus pies, con tal fuerza que las losetas de mármol son rotas sin problema, el letuación pretende resistir la succión de la técnica de Géminis. La luz dorada no deja de rodear su cuerpo a pesar de estar en aquella precaria situación, y su fuerza sigue tan imponente como antes. Sin dejar de encarar el hoyo negro, Aioria alcanza a moverse con pasos lentos y torpes junto a uno de los gruesos y milenarios pilares de roca donde pretende refugiarse. Colocando su espalda pegada a aquella estructura de piedra, de forma contraria al poder de géminis, el león logra soportar la fuerza de succión que amenaza con arrasarlo todo. El león se refugia, si, pero su cosmos arde como un sol; y está listo para acabar con el traidor.**

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**A pesar de que Aioria no ve con sus ojos a su enemigo, puede sentir la fuerza que maneja y el rayo que lanza al cielo. Con agilidad felina, el santo de oro  da un salto alejándose del pilar que al instante se ve envuelto en una cegadora luz purpura y en un poderoso estruendo. El golpe del antiguo santo de Géminis ha destruido por completo el refugio de Aioria y ahora el león se encuentra a la intemperie frente al portal interdimensional. Aioria opone resistencia, cargando su peso hacia atrás y flexionando las rodillas, sin embargo parece un esfuerzo inútil. Siendo arrastrado poco a poco y sin nada que pudiese hacer, el león mira con una furia sin igual al santo resucitado mientras su cosmos se concentra en su puño derecho, haciendo que irradié con una poderosa fuerza dorada. °°¡Debo detener su técnica a toda costa!°° piensa para sí mientras eleva su brazo con intenciones de atacar. -¡¡¡LIGHTNING…- ruge, como una última y desesperada táctica para salir airoso de las garras de Géminis. –…FANG!!!- concluye y de manera sorpresiva su poderoso puño no es enviado en dirección del enemigo, sino contra el suelo de piedra donde se clava y suelta todo su fuerza cósmica. El suelo por un instante comienza a temblar, y en un parpadeo miles y miles de columnas de energía dorada salen disparadas del suelo hacia arriba por todo el lugar, destruyendo la roca bajo los pies de ambos guerreros. La mayoría de aquellos pilares se concentran cerca del traidor a Athena, buscando impactarlo desde abajo y así golpear su punto ciego. Tal vez aquel colmillo no sería capaz de derrotar a Saga, pero cerraría la otra dimensión y pondría en apuros a su enemigo. ¿Dará resultado el plan de Aioria?**

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**El santo de Leo aún mira con odio al antiguo caballero de Géminis, en guardia y listo para continuar la batalla. Varias gotas de sudor recorren su piel trigueña, y su respiración es pesada, sin embargo jamás retrocederá. Su cosmos lentamente envuelve su cuerpo, haciéndolo brillar nuevamente con un fulgor propio de su estirpe guerrera, y demostrando su increíble poder. Poco a poco, su respiración se normaliza y su mirada se clava como una navaja sobre Saga al escuchar sus palabras. –Tú fuiste el traidor… ¡Mi hermano Aioros fue un verdadero santo de Athena!- ruge, y su cosmos arde con mayor intensidad al proclamar estas palabras. Su poder cósmico crece con violencia, como si se preparase para dar la estocada final al destructor de galaxias. La batalla entre Leo y Géminis llega a su clímax.**

Nota: Una disculpa por el turno anterior. No me percaté de que lam otra dimensión se había cerrado ya.

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**-¿Qué demonios es esto?- cuestiona el león de oro al ver como todo el campo de batalla se ve inmerso en oscuridad y nada más. Con la esmeralda mirada busca por todos lados al antiguo santo de géminis, cuya facilidad para crear ilusiones no es ajena a Aioria. Su cosmos de oro es lo único que impide que toda su fisionomía sea tragada por la negrura de la noche, pues como una llama, ahuyenta la penumbra y hiere a la oscuridad. El león no pierde detalle, y busca por todos lados a Saga sin éxito alguno, sin embargo ni baja la guardia ni pierde detalle por algún ataque sorpresa del asesino de Athena. Su cosmos arde con fuerza, cargando de energía cada átomo de Aioria; como si se preparase para el desenlace final y de una vez por todas enviar de nuevo a los avernos al traidor siervo de Hades. **

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