Si bien por el 
momento las diferencias raciales y culturales existen y son necesarias hasta que 
el hombre no evolucione, no ocurre lo mismo a nivel espiritual, porque “el día 
de Pentecostés la religión de Jesús rompió todas las restricciones nacionales y 
las cadenas raciales. Es por siempre verdad que donde se encuentra el espíritu 
del Señor, se encuentra la libertad. En este día el Espíritu de la Verdad, se 
tornó el don personal del Maestro para cada mortal. No paséis por alto el hecho 
que el Espíritu de la Verdad fue otorgado a toda la humanidad” 
2063.
 
“Ante los ojos de 
Dios sólo existen dos grupos de mortales: los que desean hacer su voluntad y los 
que no lo desean. La humanidad se puede clasificar con propiedad en muchas 
clases, conforme a diferentes clasificaciones, desde un punto de vista físico, 
mental, social, vocacional o moral, pero cuando estas diferentes clases de 
mortales, comparecen ante el tribunal de Dios, lo hacen en igualdad de 
condiciones. Dios no tiene favoritos”  
1468.
 
“Para siempre 
Pentecostés disocia la idea de la experiencia espiritual, del concepto de un 
medio ambiente particularmente favorable. La universalidad de la religión de 
Jesús y del evangelio del reino, no debían identificarse específicamente con 
ninguna raza, cultura o idioma” 
2064.
 
“La presencia del 
Espíritu del Paraíso en la mente del hombre, constituye la promesa de revelación 
y la garantía de fe, de una existencia eterna de progresión divina para todas 
las almas que tratan de alcanzar identidad con este fragmento espiritual 
inmortal y residente del Padre universal” 
1460.
 
“Jesús dijo: 
he venido a proclamar el establecimiento del reino del Padre y este reino 
incluirá las almas de judíos y gentiles, ricos y pobres, libres y esclavos, 
porque mi Padre no tiene favoritos, su amor y su misericordia son para todos” 
1536.
 
Cuando hablemos de 
racismo y de igualdad recordemos que tenemos una gran responsabilidad en ello, 
porque sólo la conciencia ética puede desenmascarar la inmoralidad de la 
intolerancia humana y el pecado de la lucha fratricida. "Sólo la conciencia 
moral, puede condenar los males de la envidia nacional y los celos raciales. 
Sólo los seres morales pueden buscar ese discernimiento espiritual que es 
esencial para vivir la regla de oro”  
597.
 
Mientras más seamos 
los que no sólo conozcamos en forma intelectual estos principios, sino que 
pongámos toda nuestro esfuerzo y buena voluntad por vivirlos en nuestra vida 
cotidiana, más pronto el Reino de Dios podrá manifestarse en Urantia y podremos 
decir con verdad que somos todos en Uno y que el Uno está en todos nosotros. 
 
Roguemos para que 
pronto ASI SEA.
 
yolanda silva solano