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General: ¿Quienes son las Damas de Blanco?
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| De: t-maria2 (Mensagem original) |
Enviado: 07/08/2014 11:18 |
Cuba, 1 de Abril de 2003 A la opinión pública internacional: Nosotras, las esposas, madres, hijos e hijas de aquellos hombres y mujeres que se encuentran injustamente encarcelados luego de la reciente ola masiva de arrestos en contra de la disidencia pacífica de Cuba, pedimos su solidaridad y apoyo para una campaña internacional exigiendo la liberación inmediata de nuestros familiares, quienes han sido arrestados por ejercer la libertad de expresión y pensamiento, y por querer lograr para nuestra querida nación la reconciliación y el respeto a los derechos humanos. Las Damas de Blanco
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Comunicado de Las Damas de Blanco pidiendo apoyo internacional durante la Primavera Negra de 2003. |
Las Damas de Blanco son mujeres que le reclaman a la última dictadura de América la libertad de sus esposos, padres, hijos, hermanos o sobrinos. Heroicas mujeres cubanas que con amor, dignidad y coraje están ganándole la calle a la cobardía, la vileza y el odio, al igual que lo hicieron antes otras mujeres bajo otras dictaduras. Porque, como escribió José Martí: ‘Las campañas de los pueblos sólo son débiles cuando en ellas no se alista el corazón de mujer; pero cuando la mujer se estremece y ayuda, cuando la mujer tímida y quieta en su natural, anima y aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño, la obra es invencible’. E invencibles son las Damas de Blanco.
Si vas a Cuba, viajero, te rogamos que las apoyes.
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Message 16 of 18 on the subject |
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| From: SadCHARLOTE |
Sent: 30/12/2006 02:59 |
Diter , si tu forma no fuera tan racista , podría entenderte , creo que debes dejar esa postura y denunciar los hechos tales y como ocurrieron sin necesidad de degradar a nadie por su condicion racial , es una pena pues tu testimonio se enloda con cosas mezquinas .
Por lo demás este post me llena de tristeza pues puede entrever que el pueblo argentino sufre , que ninguna madre merece perder a sus hijos , que ninguna madre merece que sus hijos sean asesinados independientemente de la ideología que profesen , le deseo al pueblo de la Argentina una reconciliacion entre todos , porque de lo que no pueden negar es que todos los Argentinos son hermanos.
Feliz Año 2007 Para todos los argentinos
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Me iba a olvidar del Platón ese otra vez ,pero voy a seguir los consejos de Anti y controlar mis impulsos , no te voy a decir lo que te mereces , aunque te lo mereces y valga la redundancia. |
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EL PAIS › DECLARAN TESTIGOS QUE ESCUCHARON A JULIO POCH DECIR QUE HABIA PARTICIPADO DE LOS VUELOS DE LA MUERTE
El piloto que se jactaba de los crímenes
El juicio oral por los delitos cometidos en la ESMA entra en un tramo dedicado a los vuelos de la muerte. Hoy está previsto que declaren dos pilotos holandeses a quienes Poch les contó en 2003 cómo habían arrojado personas con vida desde aviones.
La empresa Transavia es la compañía aérea franco-holandesa en la que trabajó el piloto y teniente de fragata retirado Julio Poch desde el 1º de marzo de 1988. En noviembre de 2003, un grupo de empleados de la compañía viajó a Indonesia por cuestiones de trabajo. En el grupo estaban Poch y su esposa Grethe, junto a pilotos y tripulantes: Tim Eisso Weert, Edwin Reijnhoudt Brouwer, Christiaan Duijker y Frederik Van Heukelom, entre otros. Como una parte del grupo debía irse antes de tiempo, el día 2 de diciembre se organizó una cena con todas las personas de Transavia y de otra empresa. La cena se hizo en el restaurante Gado-Gado, de Bali. Los invitados, miembros de la tripulación y del equipo técnico, se encontraban distribuidos en tres mesas largas y rotaron sus ubicaciones a medida que transcurría la velada. En aquella cena, reconstruida en la “elevación a juicio” de la megacausa ESMA, Poch se jactó ante sus compañeros de haber intervenido en los vuelos de la muerte durante la dictadura: los asesinatos masivos de personas que eran arrojadas con vida desde aviones, al mar o al Río de la Plata.
A partir de hoy, una parte de aquellos compañeros de Bali comenzarán a declarar en Comodoro Py, en el contexto del juicio oral y público por los crímenes de lesa humanidad cometidos en la ESMA. El proceso ingresa de esta manera en el tramo de los vuelos de la muerte, entre cuyos acusados se encuentra Julio Poch. En total, está previsto que declaren siete holandeses durante las próximas dos semanas. Todos son pilotos, algunos citados por la defensa. Hoy es el turno de dos de ellos: Tim Eisso Weert y Edwin Reijnhoudt Brouwer, que aquel día compartieron la mesa con Poch.
“Más que nada a la fiscalía le interesa que los testigos sean sinceros con el relato de lo que han escuchado”, dijeron a este diario los fiscales del juicio, Mercedes Soiza Reilly y Guillermo Friele. “Nos interesa que cuenten qué escucharon, después la fiscalía alegará y evaluará cómo hará la acusación sobre el testigo.”
Este es el núcleo de lo que esperan quienes acusan, tanto fiscales como querellas. Durante estos años, los testigos más importantes de aquella cena fueron sometidos a distintas presiones. Recibieron correos electrónicos en los que les pedían que se retractaran de sus declaraciones. Y el tema fue silenciado en los primeros años dentro de la compañía. Poch impulsó una campaña pública en Holanda, donde consideran el asunto como una especie de causa nacional: cada vez que habla provoca revuelo. Y en su indagatoria, en la sala del juicio, estuvo presente el embajador de Holanda.
En este momento, Poch está detenido en Marcos Paz y acusado por privación ilegal de la libertad, aplicación de violencia y coautoría de homicidios en el caso de 30 víctimas de esta causa, entre los que están los casos de la Santa Cruz. En la acusación, la confesión de Bali es sólo uno de los elementos en juego. Sin embargo, Poch construyó buena parte de su defensa sobre ese punto. Negó haber dicho lo que los testigos escucharon, asegura que se trató de un malentendido, construyó una defensa técnica en la que sostiene que no condujo aviones de pasajeros, sino de caza y ataque y en su indagatoria intentó más bien mejorar su perfil más político: “Por supuesto que, como a la mayoría de los que vivimos ese período –dijo– (saber de los vuelos) me provocó incredulidad y rechazo”.
En este contexto, para quienes acusan en este juicio uno de los aspectos más importantes de las próximas declaraciones será reconstruir no sólo la escena de Bali, sino reconstruir quién era el piloto dentro de la línea aérea antes de aquella confesión. En ese sentido, se esperan varios aportes de algunos testigos. Hay quienes presenciaron distintos episodios en los que Poch aparece embanderado con la dictadura. Aunque eso no sirve directamente como prueba, permitiría poner en duda el supuesto perfil de demócrata. Uno de los ejemplos que citan es que tan conocido era ese perfil que dentro de la aerolínea había comenzado a circular como un chiste que, cuando él piloteaba un avión, las azafatas decían: “Hoy maneja Poch, no se acerquen a las puertas”.
Hoy declararán dos de los testigos más importantes del caso. Tim Eisso Weert y Edwin Reijnhoudt Brouwer estuvieron en Bali y se sentaron en la mesa con Poch. Weert quiso hacer público rápidamente todo lo que había escuchado, pero a poco de empezar se encontró con presiones de la compañía. Brouwer volvió de Bali y a la vuelta denunció el hecho ante el jefe del servicio aéreo, pero nadie le preguntó nada más. Pasaron dos años o tres, y recién entonces un jefe piloto se enteró por comentarios en los pasillos e hizo la denuncia. Además, se espera que Brouwer relate un episodio con Poch y otro piloto que ocurrió en la casa de Aldo Ingmar Knip, un piloto jubilado de esa misma línea aérea.
El resto de los testigos va a declarar la semana siguiente. El miércoles 20 también será otro día importante: está previsto que declaren Knip y Geert Jeroen Engelkes. Knip hoy es un testigo convocado por los defensores de Poch y es la persona que escribió e-mails a otros testigos. Engelkes podrá dar cuenta en forma indirecta de lo que sucedió en Bali, porque dijo haber escuchado el relato de los pilotos holandeses cuando hablaban de la confesión de Bali.
Otro testigo relevante por los datos que puede aportar sobre Poch es Geronimus Johannes Weidenhoff, que no estuvo presente en la cena pero tuvo una conversación con Poch en la cabina de un avión el 18 de abril de 2005.
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El represor quedó detenido
Jorge Horacio Páez Senestrari, el represor que actuó en el Regimiento 22 de Infantería de Montaña de San Juan, llegó ayer a esa provincia, tras ser detenido el viernes pasado en Bolivia, desde donde fue expulsado. Quedó detenido en el penal de Chimbas, tras ser notificado de las causas en su contra: está imputado de haber cometido secuestros y torturas durante la dictadura, entre cuyas víctimas se cuentan figuras políticas y sindicales, como el actual gobernador sanjuanino, José Luis Gioja, y el juez de la Corte provincial Abel Soria Vega.
Los "negros de mierda" tienen el mismo derecho a vivir que los milicos de mierda como ditey cuyas jinetas son inocultables.
Él sabe muy bien que ningún "negro de mierda" de este país, lo va a enterrar vivo bajo el cemento de una carretera, ni tampoco lo va a tirar dopado y vivo con piedras en los pies y las manos atadas al río de la plata, por eso sigue opinando con una superioridad que ningún "negro de mierda" le reconocerá jamás.Ni a él ni a sus acólitos que se hacen los buenitos escudandose en sus palabras para expresar lo que pretenden ocultar con gestos "generosos": ODIO INACABABLE INOCULTABLE Y EGOISTA..
saludos
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el vuelo
I - La confesión DIGAMOS LA VERDAD -Yo estuve en la ESMA. Quiero hablar con usted -dijo. Bajo, de nariz grande y bigotes, de unos 45 años. Con pantalón azul, camisa a rayas de manga corta y un portafolios barato, se parecía a tantos otros sobrevivientes de los campos clandestinos de concentración de la dictadura militar que corren de un lado a otro para ganarse la vida, sin desasirse de aquel mal sueño. -No. Usted me entendió mal. Yo soy compañero de Rolón -aclaró. El capitán de fragata Juan Carlos Rolón fue uno de los oficiales de Inteligencia de la Escuela de Mecánica de la Armada y junto con su camarada Antonio Pernías desató una de las mayores crisis políticas de 1994. El presidente Carlos Menem decidió ascenderlos a capitán de navío, pero el día en que el Senado debía darles el acuerdo la prensa difundió sus antecedentes.
La Justicia había arrestado a Pernías en 1987 por torturar a las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet y a otros nueve detenidos. Varios de ellos también lo oyeron jactarse por la masacre de los sacerdotes de la Iglesia de San Patricio, otro de los casos más estremecedores de la década del 70. Rolón fue investigado por el secuestro que terminó con la muerte de Mónica Jáuregui y dirigió la sección de Inteligencia de la ESMA que intentó lavar el cerebro de un grupo de prisioneros para que, bajo amenaza de muerte, efectuaran tareas intelectuales en favor de la carrera política del almirante Emilio Massera. La ley de Punto Final impidió que Rolón fuera procesado. Pernías recuperó su libertad gracias a la de Obediencia Debida.
La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas tenía más denuncias en sus registros: Pernías y Rolón habían intentado secuestrar en Venezuela al ex dirigente de la Confederación General Económica Julio Broner. Pernías planeaba disparar dardos embebidos en una droga, que paralizarían a la víctima. Para determinar la dosis exacta, probaba sus dardos contra un prisionero, que nunca reapareció con vida. También fue instructor en un curso sobre "lucha antisubversiva" para torturadores del Uruguay, Paraguay, Bolivia, Nicaragua, Brasil y Guatemala y montó una inmobiliaria para vender los inmuebles saqueados a los detenidos. Hasta ahí, el forcejeo no difería de los que se sucedieron desde que terminó la dictadura cada vez que el Poder Ejecutivo remitía los pliegos de ascensos. La prensa los examinaba con lupa y los organismos de derechos humanos comunicaban sus objeciones al Senado, que también recibía la presión contraria del gobierno y los Estados Mayores. Pero esta vez hubo una diferencia. Pernías y Rolón se sintieron abandonados por la Armada, decidieron hablar y desataron una reacción en cadena. Pernías reconoció a la tortura como el arma escogida de una guerra sin leyes, admitió la actuación de la Armada en el secuestro y asesinato de las monjas francesas y sugirió que a los curas palotinos los había matado la Policía Federal. Rolón fue más elíptico. Dijo que no daría bajo ninguna circunstancia órdenes como las que obedeció y que "fueron equivocadas", pero impartidas por "superiores que ahora son almirantes con acuerdo del Senado". Además hizo saber que nadie quedó al margen porque la Armada dispuso que todos los oficiales rotaran por los grupos de tareas. -¿No le parece una hijaputez lo que están haciendo con Rolón? -preguntó el hombre del portafolios barato. -¿En qué sentido? -siguió el diálogo de preguntas y preguntas. -¿O usted cree que Rolón actuó por propia iniciativa, que éramos una banda? -desafió. -¿Y qué eran, si no una banda? -¿Una banda puede disponer de las instalaciones de la Armada, mover aviones? -¿Aviones? Abrió el portafolios y extrajo una fotocopia:
-Lea esto. Le va a interesar. Era una carta documento dirigida al jefe de Estado Mayor de la Armada, almirante Enrique Emilio Molina Pico: si la comisión de acuerdos del Senado negaba los ascensos a Pernías y Rolón cometería una injusticia por desconocimiento, decía. Por eso la Armada debía informar "a la ciudadanía y en especial a los señores senadores, cuáles fueron los métodos que la superioridad ordenó emplear en la Escuela de Mecánica de la Armada para detener, interrogar y eliminar al enemigo durante la guerra contra la subversión y, en caso de existir, el listado de los mal llamados desaparecidos". -¿Eliminar al enemigo? -Termine de leer. "Estando de pase en la ESMA cumplí órdenes de superiores que ahora son señores almirantes con acuerdo del Honorable Senado de la Nación". -Son las mismas palabras de Rolón. -Siga leyendo. "Informo que en caso de negarse los acuerdos de marras, solicitaré una profunda investigación judicial para que definitivamente la verdad triunfe sobre la hipocresía". Firmaba el capitán de corbeta Adolfo Francisco Scilingo. -Acá tengo el remito firmado por el custodio de Videla -siguió. Cuando Menem indultó a los ex comandantes y Jorge Videla exigió una reivindicación, Scilingo llevó personalmente otra carta a su casa. -Léala pero no se preocupe por retener detalles, porque le voy a dejar una copia. Usted va a ver que hicimos cosas peores que los nazis. Su texto es escalofriante: "En 1977, siendo Teniente de navío, estando destinado en la Escuela de Mecánica, con dependencia operativa del Primer Cuerpo de Ejército, siendo usted el Comandante en Jefe y en cumplimiento de órdenes impartidas por el Poder Ejecutivo cuya titularidad usted ejercía, participé de dos traslados aéreos, el primero con 13 subversivos a bordo de un Skyvan de la Prefectura, y el otro con 17 terroristas en un Electra de la Aviación Naval. Se les dijo que serían evacuados a un penal del sur y por ello debían ser vacunados. Recibieron una primera dosis de anestesia, la que sería reforzada por otra mayor en vuelo. Finalmente en ambos casos fueron arrojados desnudos a aguas del Atlántico Sur desde los aviones en vuelo. Personalmente nunca pude superar el shock que me produjo el cumplimiento de esta orden, pues pese a estar en plena guerra sucia, el método de ejecución del enemigo me pareció poco ético para ser empleado por militares, pero creí que encontraría en usted el oportuno reconocimiento público de su responsabilidad en los hechos", decía.
"Como respuesta ante el tema de los desaparecidos usted dijo: hay subversivos viviendo con nombres cambiados, otros murieron en combate y fueron enterrados como NN y por último no descartó algún exceso de sus subordinados. ¿Dónde me incluyo? ¿Usted cree que esos traslados realizados semanalmente eran producto de excesos inconsultos? Terminemos con el cinismo. Digamos la verdad. Dé a conocer la lista de los muertos, pese a que en su momento no asumió la responsabilidad de firmar la ejecución de los mismos. La injusta condena que dice que cumplió fue con la firma de un presidente ordenando el juicio, con la firma del fiscal solicitando condena, con la firma de jueces fijando sentencia. Todos, equivocados o no, dieron la cara y su firma. Nosotros todavía cargamos con la responsabilidad de miles de desaparecidos sin dar la cara y decir la verdad y usted habla de reivindicaciones. La reivindicación no se logra por decreto". Terminaba anunciándole que si Videla no asumía su responsabilidad, él publicaría la carta "para que se sepa la verdad." -¿Qué le contestó Videla? -Nunca me contestó nada. Scilingo envió copia de esa carta al entonces jefe de Estado Mayor de la Armada, almirante Jorge Osvaldo Ferrer. Al no rechazar el indulto los ex comandantes aceptaron que "su condena careció de motivación política". Desde entonces sus antiguos subordinados "pasamos a ser ejecutores de órdenes que podrían tener carácter delictivo. Si bien el Punto Final nos libera de toda condena, no por ello dejamos de ser responsables de los hechos de los cuales fuimos partícipes", le escribió. No deseaba ser responsable de encubrimiento "al no asumir mi autoría en casos de desaparecidos" y había resuelto presentarse a la fiscalía federal a declarar, "a fin de que se determine si en el cumplimiento de órdenes he cometido algún ilícito". Como oficial más antiguo que el capitán de fragata Alfredo Astiz, se proponía declarar ante la justicia de Francia "para explicar la verdad de los hechos que se imputan y lograr su justo sobreseimiento". Ferrer debía ordenar "la publicación dE
los nombres de los subversivos ejecutados por integrantes de la institución, independientemente del método empleado". Scilingo pedía que su carta fuera elevada a Menem. El fajo de fotocopias que sacó del portafolios seguía con una nueva carta a Ferrer. Por falta de respuesta a la anterior no se sentía conducido por sus superiores, sino "usado y descartado". La Escuela Naval Militar "me educó para ser oficial de Marina" pero en la Escuela de Mecánica de la Armada "me ordenaron actuar al margen de la ley y me transformaron en delincuente". La actitud de los ex superiores ante el indulto "me hace cómplice de encubrimiento". Terminaba con una referencia críptica. Decía que en la vida civil había cometido errores graves, "tanto de conducta como a nivel económico-empresarial". Los atribuía a la "soberbia, omnipotencia y sobrevaloración que sentía por sobre los civiles y que mal adquirí durante el llamado Proceso de Reorganización Nacional, cuando creía que tanto mis superiores como yo éramos los salvadores de la Patria. Los golpes que sufrí me han demostrado que sólo la verdad, la democracia y la Justicia son la verdadera solución para nuestro país". En la Casa Militar de la Presidencia dejó un juego de copias de las cartas anteriores que el brigadier Andrés Antonietti debía entregarle a Menem. Le solicitaba autorización para declarar ante la fiscalía federal y la justicia francesa y difundir la carta a Videla. También aspiraba a una audiencia privada en la cual "conocer el pensamiento de mi Comandante en Jefe sobre el tema planteado". Menem tampoco le contestó.
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ELOGIO DE LA TORTURA Menem no sabía quiénes eran Pernías y Rolón. Sus nombres fueron incluidos en la nómina de ascensos por el secretario de asuntos militares, Vicente Massot, un buen amigo del jefe del campo de concentración en el que se desempeñaron Pernías, Rolón, Astiz y Scilingo: el almirante Rubén Jacinto Chamorro. Massot, quien visitaba a Chamorro en la ESMA, fue el primer funcionario del gobierno constitucional que hizo una defensa pública de la tortura: "Lo que hay que preguntarse, en términos maquiavélicos, es hasta qué punto, en ciertas ocasiones, el fin justifica los medios. Un detenido sabe dónde está ubicada una bomba a punto de estallar que va a matar a centenares de personas. Usted podría llegar a cargar con la responsabilidad de que volase una bomba en un colegio de chicos, que murieran cientos de chicos, por no haber aplicado la tortura", dijo para justificar los ascensos. El mismo acertijo había propuesto el ministro del Interior de la dictadura Albano Harguindeguy al monseñor Miguel Hesayne. "No, señor general. El fin no justifica los medios", le respondió el austero obispo de Viedma. Hesayne predicó que "una victoria a costa de actos indignos se convierte pronto en derrota, porque "Fuerzas Armadas que torturen no saldrán impunes ante Dios creador". Objetó la opción "por los principios maquiavélicos, renunciando a Cristo y a su Evangelio" y dijo que "la tortura es inmoral, la emplee quien la emplee". La conjetura maquiavélica de Massot y Harguindeguy partía de supuestos falsos. Nunca ninguna organización guerrillera en la Argentina atacó un colegio. En las salas de tormentos no se interrogaba a los detenidos por bombas a punto de estallar sino por la próxima cita con sus compañeros. Menem desmintió furioso que se propusiera premiar al verdugo de las monjas francesas: "Es una burda mentira. En ningún momento el gobierno está propiciando ascensos de esta magnitud. No hay ninguna posibilidad". Los oficiales que hubieran intervenido en torturas no serían ascendidos, prometió.
Su respuesta causó consternación en el gobierno y en la Armada. Cuando le comunicaron que él mismo había firmado los pliegos, Menem ya era rehén de sus palabras. La comisión de acuerdos del Senado aconsejó rechazarlos. Su dictamen iba a ser ratificado en sesión pública, pero desde la Casa Rosada llamaron al presidente del bloque justicialista, quien solicitó que la comisión volviera a estudiar el caso. Se convino entonces que Pernías y Rolón formularan su descargo ante la comisión de acuerdos. Si los ex comandantes habían sido indultados, también debían ser ascendidos quienes tenían una responsabilidad mucho menor, opinó su presidente, Deolindo Bittel. Justo cuando comenzaba la mar gruesa, los principales jefes de la Armada abandonaron el barco: Molina Pico viajó a Túnez para recibir junto con Menem a la fragata Libertad mientras el subjefe Jorge Enrico asistía en París a una exposición naval. Pernías y Rolón llegaron al Congreso solos y vestidos de civil. Pese a que el Senado no les había dado el acuerdo cumplían funciones de capitanes de navío. Exhibir sus insignias ante los senadores hubiera sido una provocación, y disfrazarse con las de capitanes de fragata habría disminuido su autoridad ante los subordinados. Los estupefactos senadores, que ni siquiera los presionaron con sus preguntas, les oyeron decir aquello que las Fuerzas Armadas habían negado durante casi dos décadas.
Había un solo precedente. El contraalmirante (R) Horacio Mayorga, había dicho durante un reportaje en 1985: "La gente se asombra por lo de Astiz. ¿Sabe cuántos Astiz hubo en la Armada? Trescientos Astiz". Los oficiales de la ESMA eran personas austeras que mataban por la Patria, "tipos que nunca tenían un mango. Astiz, el día 15, era un tipo que va a morfar al portaaviones. Era gente que se jugaba todo por lo que estaba haciendo. ¿Que han matado gente? Claro. Todo el mundo sabe que los eliminábamos. Se detenían cuatro o cinco y ¿cuántos había recuperables? Uno. Y era mucho. Lo peor es lo que esa gente tiene que soportar ahora. A muchos la mujer los echó de la casa, otros se extraviaron, se volvieron locos". |
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El que hablaba no era un hombre sin historia. En 1972 había sido el jefe de la base naval de Trelew, donde se ejecutó la precursora masacre de dos decenas de detenidos políticos pretextando un intento de fuga. Una década después se ofreció para defender ante la justicia militar a sus dos discípulos más notorios, Chamorro y Astiz. Mayorga negó que en la ESMA se les hubieran cortado los dedos con una sierra a los detenidos para que no fueran identificables por las impresiones digitales. "¡Mentira! Lo único que teníamos en la ESMA era picana". También disintió con la conducción naval de la época. "Para mí habría que haber fusilado en River, con Coca-Cola gratis y televisándolo. Yo no estaba de acuerdo con eso de trabajar por izquierda". A una escritora norteamericana intentó convencerla del humanitarismo de la Armada: "Usted me preguntará por qué teníamos que gastar una inyección en esos prisioneros. Pero lo hicimos". Le dijo que había visto cosas tremendas pero imprescindibles para ganar la guerra y comparó a los marinos con los rugbiers uruguayos perdidos en la Cordillera, que sin embargo "no eran caníbales". Se presentó como un buen cristiano asediado por su conciencia. "Debemos condenar la tortura. El día en que dejemos de condenar la tortura -aunque torturamos-, el día en que nos volvamos insensibles ante las madres que perdieron a sus hijos guerrilleros -aunque eran guerrilleros-, habremos dejado de ser seres humanos". Pero negó que los señores del mar hubieran violado o robado. "Hablan de nosotros como si fuéramos salvajes africanos... ¡Somos oficiales navales! No vamos a ensuciarnos por un reloj de oro!" Esa primera y solitaria excepción al pacto de silencio no tuvo consecuencias. Mayorga había pasado a retiro trece años antes y sus declaraciones fueron formuladas a una revista marginal y a una escritora que las reprodujo en un libro muchos años después. En cambio Pernías y Rolón seguían en actividad, hablaban en primera persona como ejecutores de actos atroces y el ámbito elegido era el Senado de la Nación ante periodistas de todos los medios del país. La repercusión fue inmediata. El abogado de las familias Domon y Duquet, Horacio Méndez Carreras, pidió a la comisión que reclamara precisiones a Pernías acerca del lugar en que fueron abandonados los restos "para darles cristiana sepultura". La Cámara de Apelaciones de París ya había condenado a reclusión a perpetuidad por el asesinato de las monjas a Astiz, el único militar que no puede salir del país ni para hacer la guerra sin que lo detenga la policía. El canciller francés Alain Juppé voló a Buenos Aires, planteó el caso al gobierno argentino, recibió a las Madres de Plaza de Mayo y declaró que "tratándose de dos ciudadanas francesas torturadas y asesinadas por su manera de pensar, Francia no olvida". Méndez Carreras también objetó la afirmación de Pernías de que los tormentos se aplicaban para obtener información: cuando las monjas y las primeras Madres de Plaza de Mayo fueron secuestradas en la iglesia de la Santa Cruz, Astiz llevaba seis meses infiltrado en el grupo y rendía informes diarios a la Inteligencia naval, que no tenía necesidad de preguntarles nada.
No se trataba de una organización militarizada, ni siquiera política, sino de una docena de personas desarmadas, cuyo único vínculo era el parentesco con otros desaparecidos. En el momento de producirse el sacrilegio, no estaban poniendo una bomba sino recolectando fondos en una iglesia para publicar la primera solicitada con una lista parcial de las víctimas. Semejante batalla no puede ser presentada como un acto de servicio sin denigrar la función de las Fuerzas Armadas en una sociedad medianamente civilizada. Menem pasó fuera del país la primera semana de la crisis. Sus comentarios al regresar no provocaron menos asombro que las revelaciones de los torturadores extrovertidos: "Hubo una guerra sucia y de las partes involucradas unos lucharon por la vigencia de la ley y otros violaron constantemente esa ley. Yo creo que triunfó la ley en aquella oportunidad y a ese triunfo debemos mantenerlo incólume". Pernías acababa de decir que la tortura era la única ley, y Menem interpretaba que había triunfado la ley. El bloque de senadores del partido justicialista decidió no dar acuerdo a los ascensos pero Menem prosiguió su escalada verbal. En el Estado Mayor del Ejército dijo que "nosotros, gracias a la presencia de las Fuerzas Armadas, triunfamos en esta guerra sucia". Ante la policía homenajeó al organizador de la Triple A, el comisario Alberto Villar, a quien llamó "uno de los más grandes jefes". En una de sus cotidianas poluciones radiales dijo que "más allá de los errores que se cometieron, desapareció el aparato subversivo y eso se lo debemos a los hombres de armas". Su reivindicación de un pasado tenebroso descolocó a las Fuerzas Armadas. En la misma semana el jefe de Estado Mayor del Ejército, teniente general Martín Balza, había dicho: "Sobre el pasado no se puede hacer nada. Se puede trabajar sobre el presente y el futuro. Al pasado debemos analizarlo detenidamente, con autocrítica y humildad". Balza fue el primer jefe de Estado Mayor que abominó de la lógica siniestra de la década del 70. "Siempre deberá tener primacía la ética. El fin no justifica los medios. No hay justificación ética de los fines a partir de la ilegitimidad de los procedimientos. La obediencia debe ser valorada entonces en su esencia y en su complejidad: todo militar debe dar y recibir órdenes, pero lo debe hacer como un ser moral e individual: nunca se ordenará hacer algo inmoral, y si alguien cumple u obedece una orden inmoral dejamos el terreno de la virtud para entrar en la inconducta viciosa", proclamó. Al postular la promoción de los dos capitanes, la conducción naval y el Poder Ejecutivo entorpecían el difícil y doloroso tránsito de las instituciones castrenses desde la ciénaga del Estado Terrorista hacia un rol moderno y compatible con el ordenamiento democrático. Ni siquiera la alborotada intervención de Menem atenuó el efecto que la locuacidad de Pernías y Rolón había producido dentro de la Armada. Retirados dos ladrillos fundamentales, todo el muro de silencio podía derrumbarse. Scilingo fue al correo y depositó su carta documento a Molina Pico. Si la Armada no decía la verdad, esta vez él lo haría. |
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UNA MUERTE CRISTIANA En los dos primeros encuentros contó su historia. En el tercero debía documentarla. Llegó a la hora exacta convenida. No se había arrepentido, entonces. Traía las anunciadas fotocopias de las cartas. -Ahora usted está seguro que no me voy a echar atrás-dijo. Sólo restaba registrar su voz. -Espere, no grabe. Hoy tenemos que preparar un cuestionario -se resistió. -No, vamos a grabar. La cinta comenzó a girar. Extendió la mano para detenerla. -Deje ese grabador. Scilingo retiró la mano. Esta vez le tocaba contestar. Comenzaba la confesión demorada dieciocho años. -¿Cómo llegaron a usted las órdenes de arrojar prisioneros inermes al mar? -La primera información la recibí del almirante Luis María Mendía, que era Comandante de Operaciones Navales, ante las planas mayores de todas las unidades del área Puerto Belgrano, reunidos en el cine de la base en 1976. Planteó que estaban previstas operaciones militares especiales que se iban a instrumentar de acuerdo a las circunstancias, para adecuarlas a la lucha contra un enemigo que no estaba contemplado dentro de los organigramas normales. Explicó que desde la colonia se usaron uniformes para diferenciarse los dos bandos. Luego habían servido para mimetizarse con los distintos terrenos. Ahora se iban a usar ropas civiles para mimetizarse en el medio civil. Estaban todos los oficiales del área Puerto Belgrano, en el cine de la base, no el de la flota. Con respecto a los subversivos que fuesen condenados a muerte o que se decidiese eliminarlos comentó que iban a volar, y así como hay personas que tienen problemas, algunos no iban a llegar a destino. Y dijo que se había consultado con las autoridades eclesiásticas, no sé a qué nivel, para buscar que fuese una forma cristiana y poco violenta. -¿Quién y cómo los condenaba? -En la ESMA el número uno era el almirante Chamorro. No sé si lo consultaba con otra autoridad o era decisión de él. Para mí era un tema que no merecía discusión, me imagino que estaba perfectamente evaluado. Estábamos convencidos que era lo más humanitario, como nos dijo Mendía. -¿Le hicieron preguntas a Mendía? -Sí.
-¿Qué le preguntaron? -No recuerdo. Me parece que una de las preguntas fue sobre el uso del uniforme. Fue sorpresivo. Como no se trató de una reunión naval el tema fue impactante. -¿Mendía transmitió eso como una decisión tomada? -Figuraba en los planes escritos de la Armada: operaciones militares especiales. Eso fue lo que explicó, lo que orgánicamente estaba planificado así. El grupo de tareas 3.3 que operó en la Escuela de Mecánica de la Armada estaba contemplado allí. -Una orden militar debe ser clara y precisa. Por lo que usted cuenta, Mendía transmitió un concepto difuso con una frase elíptica. -Fue una descripción general sobre el tema. Planteó un cuadro de situación. No dio detalles ya que eso se hacía después en cada unidad. -Usted dice que está por escrito. Pero los vuelos no figuran en los planes de la Armada que se conocieron después. -No. Lo que figuraban por escrito eran las operaciones militares especiales. -Concretamente, ¿cómo ocurrieron los traslados que usted menciona en la carta a Videla? -¿En los que yo participé? -Sí. ¿Cómo recibía las órdenes? -Me las impartía mi jefe directo. A mediados del año 77, estando yo destinado en la Escuela de Mecánica, me llama el jefe de defensa, capitán de fragata [Adolfo Mario] Arduino. Era el tercero, pero quedó como segundo cuando fue herido el capitán [de navío Salvio] Menéndez. Arduino me informa que tengo que hacer un vuelo, que me tenía que presentar en Dorado, que era la central donde se impartían las órdenes y funcionaba en el edificio de oficiales. Era totalmente lógico en ese momento dado que era rotativo, le podía tocar a cualquiera, estaba involucrada toda la Armada. Era una orden y se cumplía. No había ninguna duda, no era nada raro ni oculto. Arduino luego fue vicealmirante y Comandante de Operaciones Navales. -Sin embargo, en los grupos operativos no se respetaban las jerarquías, se rompía la cadena de mandos. -Eran grupos comando. Después se volvía a la normalidad, se volvía a la autoridad como correspondía. Eran operaciones secretas. -¿A nadie le llamaba la atención que una decisión tan grave como quitar la vida a las personas no proviniera de una normativa refrendada en forma responsable? -No. No existe ninguna fuerza armada donde todas las órdenes se hagan por escrito, sería imposible mandar. El sistema que estaba montado para eliminar a los elementos subversivos era orgánico, tanto podía decir fusilamiento como otro tipo de eliminación. Se imagina que mover aviones no los mueve una banda sino una fuerza armada. Recibíamos órdenes extremas, pero coherentes en función de una guerra que se estaba librando, tanto las de detener al enemigo como las de eliminarlo. -¿Nadie preguntó por qué no se firmaban órdenes de fusilamiento y se ejecutaban en forma pública por un pelotón? -Sí, fue uno de los temas que se plantearon en aquella reunión con Mendía. No se daba a conocer qué pasaba con los detenidos para evitar la información y crear incertidumbre en el enemigo. Esa era la razón teórica que nos dieron. El tiempo demostró que la razón era otra, porque muchos años después, en los juicios, nadie dijo lo que había pasado. -¿Usted piensa que ya en ese momento hubo deliberación de eludir responsabilidades? -En ese momento, no sé. Pero que después las eludieron no tengo ninguna duda. ¿Por qué hasta el momento no se le ha dicho la verdad a la ciudadanía, después de veinte años? Si eran todas órdenes legales, ¿qué se está ocultando? ¿Por qué el Congreso no tiene todos los elementos para saber si tiene que ascender a Rolón o Pernías, o el día de mañana a Astiz? -Arduino le ordena que se presente en Dorado. ¿Qué pasa cuando usted se presenta? -Hay una orden en un pizarrón que indica quiénes integran la columna que va a ir a Aeroparque con los detenidos. -¿Decía "columna que va a ir a Aeroparque"? -No me acuerdo la expresión, pero era la columna que iba a ir a Aeroparque. -En las conversaciones entre ustedes, ¿cómo se referían a eso? -El vuelo. -¿El vuelo?
Se le llamaba un vuelo. Era normal, aunque en este momento parezca una aberración. Así como Pernías o Rolón dijeron a los senadores que el tema de la tortura para sacar información al enemigo era lo que se había adoptado en forma regular, esto también. Dentro del esquema, metidos en la guerra que estábamos convencidos de estar librando, era una de las metodologías. -¿En el pizarrón encuentra su nombre y el de los demás que van a ir? -El nombre supuesto. -¿Entre ustedes tampoco se conocían los nombres? -Sí, cada cual sabía. Dentro de la Armada se conocen todos. -¿Qué sentido tenía usar el nombre de encubrimiento? -Para que no lo supiera el enemigo. Dentro de la Escuela había subversivos que colaboraban. Inclusive, cuando alguien entraba de uniforme, como norma se le hacían sacar las jinetas del cuello para que no se pudieran identificar los grados. -Descríbame cuál fue el paso siguiente. -Fui al sótano, donde estaban los que iban a volar. Abajo no quedaba nadie. Ahí se les informó que iban a ser trasladados al sur y que por ese motivo se les iba a poner una vacuna. Se les aplicó una vacuna... quiero decir una dosis para atontarlos, sedante. Así se los adormecía. -¿Dosis de qué? -No sé. Una inyección. -¿Quién la aplicaba? -Uno de los médicos que estaba destinado allí. -¿Un médico naval? -Sí. Después se los subió a un camión de la Armada, un camión verde con toldo de lona. Fuimos a Aeroparque, entramos por la parte de atrás y ahí nos enteramos que no era un Electra de la Armada sino un Skyvan de la Prefectura el que hace el vuelo. Como no cabían todos, se dividió en dos el grupo que iba a volar. Yo iba como pinche. No sé por qué, me nombran a mí a cargo del primer vuelo. Al avión subimos dos, yo y mi jefe y supervisor en el tema automotores, el teniente Vaca, que después resultó que no era tal teniente Vaca, sino un abogado civil contratado, primo del [jefe de inteligencia del grupo de tareas, el] Tigre Acosta. A partir de ahí se cargaron como zombies a los subversivos y se embarcaron en el avión. -¿ Usted sigue pensando en ellos con esa palabra o la usa ahora porque estamos grabando? -Yo le estoy describiendo el hecho como era en ese momento. -Por eso le cambio el tiempo. ¿Ahora sigue pensando en subversivos? -No. -¿Cómo lo diría con sus palabras de hoy? -Hoy lamentablemente, como están jugadas las cosas, como se sigue ocultando todo y no se da la cara, creo que tanto los que murieron en esa forma, porque se jugaban, como los que estábamos ahí, éramos dos grupos de idiotas útiles, que nos usaron. ¿Cuántos son los subversivos importantes que murieron, fíjese quiénes son los que murieron?
-¿Quiénes son? -Yo no creo que haya muerto ninguno que tuviese una trascendencia tremenda como para afectar... Que el país estaba en una situación caótica, sí. Pero hoy le digo que de otra forma se podría haber solucionado sin problema. Lo pienso hoy y no había ninguna necesidad de matarlos. Se los podría haber escondido en cualquier lugar del país. No solamente fueron responsables las Fuerzas Armadas sino que gran parte de la población consintió la barbaridad que se estaba haciendo. -¿Cómo se expresó ese consentimiento? -Yo no creo que la sociedad actuara por terror. Creo que le reclamó a las Fuerzas Armadas o que avaló lo que hicieron. Algún exceso en los procedimientos, como se hablaba en aquel momento, no era rechazado. Era aceptado. Se alzaron muy pocas voces de repudio. Si la mayoría de la ciudadanía se hubiese manifestado en contra, las cosas hubieran sido distintas. Hoy le digo que fue una barbaridad. En ese momento estábamos totalmente convencidos de lo que hacíamos. En la forma en que estábamos mentalizados, con la situación que se vivía en el país, sería una mentira total si le dijese que no lo haría de nuevo en las mismas condiciones. Sería un hipócrita. Cuando yo hice todo lo que hice estaba convencido de que eran subversivos. Lo que pasa es que contarle esto en este momento, y se lo cuento con detalles porque usted me lo pregunta, y creo que la verdad debe saberse, no crea que me pone muy feliz ni me hace muy bien. En este momento no puedo decir que eran subversivos. Eran seres humanos. Estábamos tan convencidos que nadie cuestionaba, no había opción, como dijo Rolón en el Senado. La mayoría hizo un vuelo, era para rotar gente, una especie de comunión. -¿En qué consistía esa comunión? -Era algo que había que hacerlo. No sé lo que vivirán los verdugos cuando tienen que matar, bajar las cuchillas o en las sillas eléctricas. A nadie le gustaba hacerlo, no era algo agradable. Pero se hacía y se entendía que era la mejor forma, no se discutía. Era algo supremo que se hacía por el país. Un acto supremo. Es muy difícil de entender y de explicar, sobre todo pasado tanto tiempo, y viendo ahora cosas distintas. -La palabra comunión tiene un componente místico, carismático. -Sí. Era así. Cuando se recibía la orden no se hablaba más del tema. Se cumplía en forma automática. -¿Todos participaron? -Venían rotando de todo el país. Alguno puede haberse salvado, pero en forma anecdótica. Si hubiera sido un grupito, pero no es cierto: fue toda la Armada. La ESMA tenía un staff permanente, el grupo de tareas, que iba de pase, y otro transitorio que duraba tres meses. Y además mandaban en comisión a oficiales de todo el país, por un fin de semana o un día. Los vuelos eran los miércoles. El staff salía cumpliendo órdenes legales y no mataban ni asesinaban, capturaban y entregaban. El lavado de cerebro era total. Los chupados eran interrogados en 30 minutos, no había más tiempo, y después Chamorro decidía quien moría. -¿Cuál era la reacción de los detenidos cuando les decían de la vacuna y del traslado? -Estaban contentos. -¿No sospechaban de qué se trataba? -Para nada. -¿En qué lapso se empezaron a atontar por el efecto de la droga? -Corto. -¿Durante el viaje? -No, antes de salir. -El camión iba en columna... -... con otros vehículos de custodia. Iban tipo zombie. -Pero podían moverse para subir al avión. -El cuestionario este es medio macabro, o totalmente macabro. Es un hecho real y concreto. Si usted quiere que se lo relate yo se lo relato. -Es ineludible. Usted lo menciona en la carta a Videla. -Porque es la verdad, lo que pasó. ¿O tiene alguna duda?
-Ninguna. ¿Podían subir al avión caminando a pesar de la droga? -No. Había que ayudarlos. -¿No tenían conciencia de lo que estaba pasando? -De eso no tengo ninguna duda. Nadie tenía conciencia de que iba a morir. -El hecho de haber recibido lo que creían que era una vacuna, cuando sentían que se ponían como zombies, no hacía que... -No, no, no. -El vuelo despegaba de Aeroparque. ¿Cómo sigue? -No tengo ganas de seguir contando. Esta vez alcanzó a detener el grabador. -¿Por qué no quiere seguir? -Porque no. La próxima vez. Con el grabador apagado se distiende. Vuelve a animarse si se menciona su tema preferido y acepta continuar. -Usted dice que si Pernías, Rolón y Astiz no pueden ser ascendidos, tampoco los más antiguos que ellos deberían haber ascendido. -Para mí, desde el almirante Massera hasta el más moderno, que creo que era Astiz, ninguno en la Armada podría haberse quedado. Si era totalmente rotativo. Todos los de la Armada sabían, y algunos muy pocos casos, de quienes pensábamos que eran traidores, se fueron. Era ineludible, no era discutido, estábamos todos convencidos que era lo mejor que se podía hacer para el país, y además eran órdenes militares. Ahora fíjese el resultado. -Sí. -No el resultado de los asesinatos que se cometieron, sino de todos los que no hablaron. Yo no digo que Arduino no debió haber sido vicealmirante, porque no soy nadie para juzgarlo. Pero si él puede, Rolón puede. El almirante Molina Pico no sé por qué tiene miedo para ocultarlo. Será porque todo lo que hicimos fue fuera de la ley. Entonces somos todos delincuentes y se tienen que ir todos. Ese es el tema. Eso es lo que yo pienso. -¿Qué intervención tuvo Molina Pico en aquella época? -No sé. Pero algo tuvo que ver. Por lo menos estaba en la Armada, no estaba en una nube de pajaritos. -¿En la Escuela de Mecánica había una dotación que no fuera rotativa? -Había un grupo permanente en Dorado y un grupo que rotaba cada tres meses, que venía de distintos destinos de la Armada. -¿Los que participaban en los vuelos eran sólo los de Dorado? -No, no. Era totalmente rotativo. Era toda la Armada, no era una banda. -¿Incluso los que no tenían destino permanente en la Escuela? -Sí. -¿Los que llegaban por tres meses también participaban? -No sólo participaban los que llegaban por tres meses, sino también algunos que estaban en otros destinos y que los mandaban a hacer vuelos, específicamente. En otras palabras, era para comprometerlos. Toda la Armada estaba comprometida en la lucha antisubversiva, o en esto que ahora no sé que era. Porque si era una lucha antisubversiva orgánica no sé qué es lo que hay que esconder. -Usted repite una y otra vez que no eran una banda. -Si usted cree que una banda de diez tipos puede llegar a movilizar aviones de Prefectura y de la Armada está un poco equivocado. Era una fuerza armada que se estaba movilizando. La gran diferencia que tenemos es que usted le llama la banda. Yo digo que la Armada actuó como Armada hasta que se me crearon dudas. ¿Por qué no se dice la verdad si se actuó como Armada Argentina, si estábamos cumpliendo órdenes perfectamente dadas a través de la cadena de comando? Toda la Armada sabía lo que se estaba haciendo. |
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-La mafia de Sicilia también obedecía órdenes de Totó Runa. Cumplir órdenes no califica a una institución. -Pero si usted está dentro de una organización armada, siempre recibe órdenes, cumple órdenes o da órdenes. En la Armada no hay compañeros, hay más y menos antiguos. -Pero esas órdenes tienen que ser legales. -Estas eran órdenes legales. No existen en la Armada órdenes que no sean legales. Ahora, si usted me pregunta qué pienso hoy, es otra cosa, pero en ese momento no tenía ninguna duda. -¿Hoy qué piensa? -Si hubieran sido órdenes legales nadie tendría vergüenza de decirle a todo el mundo qué pasó, cómo se luchó. Sin embargo, este insólito ocultamiento o encubrimiento, este misterio... Alguien habló de pacto de sangre, acá no hubo ningún pacto de nada, nadie a mí me dijo de esto no se puede hablar. ¿Cómo voy a aceptar yo que alguien me diga de esto no se puede hablar? Se puede aceptar no hablar, porque son secretos de guerra, durante un determinado periodo. Pero terminada la guerra ya esto es historia y pienso inclusive que le hace bien a la República que se sepa no sólo qué se hizo, sino que es obligatorio que se entreguen las listas de abatidos o muertos, por el sistema que sea, para que de una vez por todas se termine con esa situación insólita de desaparecidos. -¿Esas listas quién las tiene? -No sé quién las tiene en este momento. Pero en forma orgánica, no a nivel de banda, se informó a través de los comandos que en una de las últimas reuniones de la Junta Militar el entonces almirante Massera antes de irse había planteado que era imprescindible dar a conocer la lista de los desaparecidos. Según lo que se nos dijo a través de la cadena de comando, los otros integrantes de la Junta se negaron, especialmente Videla. -¿A usted le consta que esas listas existen? -Tienen que existir, en aquel momento existían. Yo creo que las deben tener los Jefes de Estado Mayor. Es lo lógico. No se pueden tirar las listas de los muertos, si es que se actuó como yo creo. Ahora, si la sospecha que yo tengo, que se actuó en forma insólita, rara y tenebrosa, porque ahora no decimos la verdad... No sé. Puede ser que algún jefe de Estado Mayor las haya tirado. Eso sería interesante que lo dieran a publicidad. Yo he planteado ese tema en alguna de mis notas, pero nunca tuve respuesta.
-Usted insiste en que no eran una banda. Pero en una carta al almirante Ferrer dice que en la Escuela de Mecánica de la Armada le ordenaron actuar al margen de la ley y lo transformaron en delincuente. -Sí. Usted me está preguntando lo que hicimos. Y yo estaba totalmente convencido. Cuando asume Alfonsín son juzgadas las juntas. Se dice que es un problema político. Son condenados. Se insiste en que es un problema político. Pero después son indultados y se acepta sin ningún problema. ¿Entonces qué pasó con todo lo anterior? Si se acepta el indulto quiere decir que se acepta la condena, todo lo anterior, el juicio. Quiere decir que todo es veraz y nada fue juego político, quiere decir que se actuó fuera de la ley. -Pero usted no necesitaba que aceptaran el indulto para saber que actuaron al margen de la ley y que las afirmaciones en el juicio fueron veraces. Los sobrevivientes contaron exactamente lo mismo que usted vivió. Todos los relatos de las víctimas y de los organismos de derechos humanos que se oyeron en el juicio coinciden con su relato. -¿Videla dijo eso? -No. -¿Y por qué no lo dijo? -¿Usted por qué cree que no lo dijo? -Me cuesta aceptarlo. Ya se lo dije al almirante Ferrer, que no me contestó. Si usted me exige que defina si actuamos dentro o fuera de la ley, yo creo que actuamos como delincuentes comunes. Me cuesta mucho aceptarlo, pero los otros me lo demuestran. El almirante Molina Pico no habla del tema, el almirante Ferrer no habla del tema. Les escribo y no me contestan. Si fueron actos de guerra y órdenes militares, ¿por qué no me contestan? No lo entiendo. No dudo porque sí. -En aquel momento, ¿nadie tuvo un instante de duda sobre la legitimidad de esas órdenes de arrojar detenidos al mar desde un avión en vuelo? La formación cristiana, la educación militar, ¿no entraban en contradicción con esto? -Los pocos que se fueron de la Armada se opusieron evidentemente a esto. Casi todos pensábamos que éramos traidores... perdón, que eran traidores. -¿Cuántos conoce que se hayan ido? -[El capitán de fragata Jorge] Búsico y otro que no recuerdo el nombre. -Sólo dos. Esto supone una falla grave de formación. -No, no, no. Yo creo que no. Porque si las Fuerzas Armadas son como deben ser usted tiene que confiar totalmente en su superior. Tal vez le cueste entenderlo, pero lo lógico es que usted no dude de su superior. Si se va a parar a analizar cada orden... -Pero no es un problema técnico. -Técnico no. Pero todos estábamos convencidos que estábamos en una guerra distinta, para la que no estábamos preparados, y se empleaban los elementos que se tenían al alcance, el enemigo tenía permanentemente buena información y había que negársela. Desde el punto de vista religioso, charlado con capellanes, estaba aceptado.
-¿Los capellanes aprobaban el método? -Sí. Después del primer vuelo, pese a todo lo que le estoy diciendo, me costó a nivel personal aceptarlo. Al regreso, aunque fríamente pensara que estaba bien, interiormente la realidad no era así. Creo que es un problema del ser humano, si hubiese tenido que fusilar me hubiese sentido igual. No creo que a ningún ser humano matar a otro le cause placer. Al día siguiente no me sentía muy bien y estuve hablando con el capellán de la Escuela, que le encontró una explicación cristiana al tema. No sé si me reconfortó, pero por lo menos me hizo sentir mejor. -¿Cuál fue la explicación cristiana? -No me acuerdo bien, pero me hablaba de que era una muerte cristiana, porque no sufrían, porque no era traumática, que había que eliminarlos, que la guerra era la guerra, que incluso en la Biblia está prevista la eliminación del yuyo del trigal. Me dio cierto apoyo. -¿Otros compañeros suyos también se sintieron perturbados? -En el fondo todos se sentían perturbados. -¿Pero hablaban entre ustedes? -Era tabú. -Ustedes iban, tiraban treinta personas vivas al mar, volvían y no hablaban entre ustedes del tema. -No. -Retomaban la rutina como si eso no hubiera existido. -Sí. Todo el mundo lo quiere borrar. Yo no puedo. -¿Qué se supone, que cada uno lo hablaba en su casa, con su familia? -No sé. -¿Usted lo habló con su familia? -De a poco. Con la única persona con que lo hablé a fondo, de a poco, porque me costaba, fue con mi mujer. Después con el tiempo lo hablé con dos amigos civiles. Yo en el fondo deseaba que algún superior mío le dijera a la ciudadanía qué había pasado en aquella época. Ese es el tema clave. Si lo que yo digo es cierto, que se actuó dentro de las normas militares, cumpliendo órdenes y no hay duda de que todo estaba bien, ¿por qué se oculta? Pero usted me dice que actuábamos como banda. -Actuaban como banda e hicieron cosas que van en contra de las leyes de la guerra, de las convenciones internacionales, de la moral cristiana, de la moral judía, de la moral musulmana. -El fusilamiento es otra inmoralidad. ¿O está mejor? ¿Quién sufre más, el que sabe que lo van a fusilar o el que murió mediante este método? -El derecho de saber que va a morir no se le niega a ningún ser humano. Es una medida elemental de respeto a la dignidad humana, aun en una situación límite. -En eso estoy de acuerdo con usted. Si yo estuviese del otro lado preferiría saberlo. Tiene razón. En ese momento no lo pensé. Pensé que era real lo de... -¿No le parece que el hacerlo de esa manera es, aparte de todo, una enorme cobardía, evitar la mirada de la persona que se va a matar, llevarlos contentos, con engaños, para poder después volver y hacer de cuenta que no pasó nada, para no recordar ni un grito ni una mirada?
-Planteado así, puede ser. Que no es un acto normal, hoy no tengo ninguna duda. Yo lo condeno, y no porque me quiera justificar. Creo que es injustificable. Pero también creo que es injustificable seguir ocultándolo. Yo he criticado mucho a las Madres de Plaza de Mayo y las he considerado enemigas. Pero si a mí me hubiese pasado lo que les pasó a las Madres de Plaza de Mayo, la Bonafini al lado mío era un poroto. -No creo. Ella es mucho más valiente que usted. -¿Por qué lo dice? -Por la vida de cada uno. -Le estoy diciendo si estuviese en el lugar de ella. -Se hubiese quedado en su casa. -Eso es lo que opina usted. -Sí. -No lo comparto. No creo que haya aberración mayor para un padre que tener un hijo desaparecido. Un hijo está vivo o está muerto, pero desaparecido no existe. Y eso es culpa de las Fuerzas Armadas. -¿Y eso a nadie se le pasó por la cabeza en el momento en que lo hacían? -No. -Entonces aparte de ser una banda de delincuentes, eran enfermos. Ahora lo dice con toda claridad. Una aberración, culpa de las Fuerzas Armadas. -Esta aberración es responsabilidad de las Fuerzas Armadas y ahora también del gobierno, que debe exigirles que den a publicidad el listado de los muertos. No me malinterprete lo que yo digo de las Madres de Plaza de Mayo. No sé si hubiese tenido el coraje que tuvieron ellas. -No hay militar argentino que haya tenido el coraje de las Madres. -Esa es una apreciación política suya que no viene al caso. ¿Por qué lo dice? -Por la práctica de cada uno. Mientras ustedes tiraban personas indefensas desde los aviones, ellas salían en las condiciones más adversas a reclamar justicia. Eso es mucho más valiente. -No me malinterprete. -¿En la Escuela de Mecánica de la Armada ¿se llevaban registros? -Estaba perfectamente estructurada, era una organización militar, no una banda, como usted dice. -Era una banda con contabilidad escrita. -Eso lo dice usted. -¿Tenían la contabilidad escrita? -Tenían la contabilidad de todo. No era una contabilidad de muertos. Estaba dentro de la organización militar. Usted interpreta que la ESMA era un grupo armado, ¿usted quiere separar la Armada de la ESMA, o la ESMA de la Armada? -No. -¿Usted dice que la banda era toda la Armada? -Sí. -En eso estoy de acuerdo. En ese momento no era así. Si usted dice que en eso estaba toda la Armada, ¿algunos pueden ascender y otros no? El Senado ¿puede ascender a algunos sí y a otros no, cuenta con todos los elementos? ¿Hay uno, dos o tres que torturaron o mataron y el resto no? -¿Me está diciendo que todos torturaron y mataron?
-No. Todos estaban dentro de la Armada cuando se estaba haciendo eso y en forma rotatoria cumplían distintas funciones. En una guerra uno limpia, otro cocina, otros matan. Pero eso no significa que no hayan estado todos en la guerra, o en una banda, como usted dice o como hacen sentir las autoridades de la Armada al no decir la verdad. -Pero no es lo mismo cocinar que torturar. -Cuando está en la guerra no piensa. Es el enemigo. Si no, explíqueme por qué la Armada actuó así. ¿En la Escuela de Guerra se forman asesinos para luchar contra civiles indefensos? -Usted lo dice en su carta a Ferrer: "Me convirtieron en un delincuente". -Porque el tiempo demostró, con las actitudes de los superiores al ocultar todo, que se actuó en una forma rara. Si usted cumple órdenes y pasado el tiempo suficiente para que dejen de ser secretas por razones operativas, se siguen ocultando o se miente directamente como lo hizo Videla diciendo que reconocía que algunos subversivos se habían ido del país, otros estarían muertos y no identificados y que habría habido algún exceso, eso es mentir en forma alevosa. En función de eso digo que nos transformaron en delincuentes. Porque todos los que estábamos subordinados dentro de la organización naval creíamos que eran órdenes serias y coherentes. Pero después se oculta la verdad. ¿Por qué se oculta? Se oculta cuando se está haciendo algo que no corresponde. ¿Por qué cree que no me han contestado estas notas? -Porque no tienen qué contestar. Usted decía que el Senado no tiene todos los elementos. Tiene muchos y podría tener más, pero Pernías y Rolón son los primeros protagonistas que comienzan a contar lo que ocurrió. Hasta ahora eso se sabía por las víctimas, los organismos de derechos humanos y la Justicia. Pero nunca un oficial había dicho en primera persona lo que dijo Pernías, que el tormento era la herramienta utilizada en los interrogatorios. -Pero es que no le corresponde a un capitán de fragata hablar de ese tema. -Frente a la Justicia desfilaron todos los almirantes que dieron las órdenes, y nadie lo había admitido. -¿Por qué? -Por cobardía. ¿O usted tiene otra explicación? -Ninguna. Entonces tiene razón mi nota, que actuamos como delincuentes. -Por supuesto. ¿Cómo se decidió a escribir la primera nota? -Para mí es inaceptable la declaración que hace Videla al salir de la cárcel con el indulto. Llevé personalmente la carta a su casa y se la entregué al custodio, que me firmó el remito. Nunca me contestó. Entonces le informé por nota al almirante Ferrer. Cuando me cansé de que mis superiores no me respondieran envié otra carta, con fotocopia de todas las anteriores al Presidente de la Nación en su condición de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. La recibió el brigadier Andrés Antonietti, que era jefe de la Casa Militar. -¿Qué pasó? -Nunca me contestaron. Por lo que supe, el presidente Menem leyó la nota y le pidió a Antonietti: "Paren a este loco". Se ve que es un tema muy difícil. No encontré quién me apoyara. Hablé con otros oficiales pero es un tema muy complicado. -¿Qué les planteaba? -Que de una vez por todas esto tenía que salir a la luz, que había que terminar con el tema diciendo la verdad. No para defenderse ni justificarse, pero la cruda realidad es esa. Me parece inaceptable el término desaparecido, y que encima cargue sobre mis espaldas. Porque yo no hice desaparecer a nadie, ni nadie en la Armada. Se eliminó al enemigo en una guerra, también podría haber sido por fusilamiento. ¿Quiénes los han transformado en desaparecidos? Los que tienen la responsabilidad de la conducción naval y del gobierno. El tema vuelve a tocarse con el no ascenso de los capitanes Pernías y Rolón, que yo considero la más grande injusticia. Y le aclaro que yo no he hablado personalmente con ellos hace muchísimo tiempo. Ni siquiera sé qué piensan de mis notas. Cuando Astiz supo de mis gestiones para presentarme a declarar a la embajada de Francia y demostrar que se estaba cometiendo una injusticia me mandó pedir que mejor no hiciera líos, porque le habían prometido que su situación se arreglaría discretamente. Nunca pensé que el silencio pudiera llegar hasta permitir que la comisión de acuerdos del Senado, por falta de información, cometa una injusticia, ya que era un tema de toda la Armada, y desde el almirante Massera hasta el último teniente de corbeta que participó, no tendría que haber ascendido a nadie si no asciende a Pernías y Rolón. |
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-¿Usted dice que todos los oficiales de la Armada participaron en secuestros, torturas y ejecuciones clandestinas? -Ninguno de los oficiales de la Armada participó en secuestros, torturas y eliminaciones clandestinas. Toda la Armada participó en detenciones, interrogatorios y eliminación de los subversivos, que podría haber sido por distintos métodos. Usted sabe que hubiera sido un disparate hacer allanamientos con orden judicial; con interrogatorio muy elemental no se hubiese sacado ningún tipo de información; y lo mismo hubiera sido eliminarlos con fusilamientos, si así se decidía a través de la cadena de comando. No es que quiera justificarme ni justificar a los que estuvieron ahí. -¿Usted participó en torturas? -No. Pero soy partícipe del tema, yo no tenía ninguna duda de que existía. Vi un interrogatorio. -Participó, entonces. -No, no, no; observé. -¿Qué es ver un interrogatorio? Era parte. -No, no, no, porque no interrogué ni nada. Fui, me acerqué por un tema que oportunamente le voy a comentar. -¿Tenía que hablar con alguien que estaba ahí? -No. Fue un tema circunstancial que me llevó a entrar al lugar donde estaban interrogando a una persona. -¿Quería escuchar el interrogatorio, le interesaba esa persona? -No. Se me planteó una duda personal que puede ser que después se la comente. -Usted dice que no participó en torturas. -¿Pero usted cree que yo no sabía que en los interrogatorios se usaba la tortura, o usted cree por casualidad que alguien en la Armada no lo sabía? -Una cosa es saber y otra cosa es participar. -¿Cuál es la diferencia? No son cosas distintas. Si usted sabe que eso no corresponde, aunque no participe, se tiene que ir, o hacer un planteo por nota. -Pero no es lo mismo saber que algo ocurre que hacerlo uno mismo. -Era el método normal y todos lo habíamos asumido, así que esa responsabilidad es ineludible para todos. Es distinto si usted está afuera y es totalmente ajeno; usted no tiene nada que ver, podrá hacer denuncias. Pero si está adentro y lo acepta es cómplice. Todos, de una forma u otra, participaron. No puede diluirse la responsabilidad de los que no participaron en forma directa. -¿Qué porcentaje son los que no participaron en forma directa? -No sé. Los que participaban en interrogatorios eran muy pocos. ¿Usted sabe que los tipos que torturaban eran de Prefectura y Policía?* -Bajo la atenta mirada y las órdenes de los señores del mar, que no se ensuciaban las manos. -Los que participaban en operaciones, como usted dice, de secuestros, que eran detenciones, eran muchos, porque iban rotando. Incluso los fines de semana, además de los rotativos, venían oficiales de distintos destinos a cumplir funciones. En vuelos, no sé que porcentaje voló y no voló. -¿La tortura era una especialidad de pocos? -De los que interrogaban. Pienso que no es tan fácil torturar. -¿Por razones técnicas? -Por eso. Sé de dos personas que interrogaban. Había gente que necesitaba la información y se la pedía a los que interrogaban. Pero usted centra el tema en la tortura, como si sólo fueran responsables los que la aplicaban. De ninguna manera. Todos éramos responsables de lo mismo. ¿Usted qué quiere, justificar a los que estaban en la Armada en ese momento? -No. Quiero llegar a fondo en la descripción de lo que sucedía, conociendo todo lo que usted conoce. ¿Todos participaban en los vuelos, o también eran una especialidad de pocos? -Eran rotativos. No sé si participó el cien por ciento pero cada vez que había un vuelo iban personas distintas. Hay oficiales superiores que participaron en vuelos y fueron ascendidos. ¿Por qué Rolón no? Hay que reunir todos los elementos y darlos a conocer, porque el país tiene que saber esto que ocurrió, ésta es la historia real. Están los vivientes y están los sufrientes, e insisto con el tema de los desaparecidos, que es aberrante. El país ha hecho muy poco. -Aparte de los vuelos, ¿cuál era su función?
-Estuve en la calle, era jefe de automotores de la ESMA a cargo de 202 vehículos. Cincuenta y pico de la Armada. El resto aparecían... -Robados en la calle... -Eso lo dice usted. Eran recuperados. -¿Que aparecieran esos autos también era una decisión orgánica? -Por supuesto. El tema es así: si se precisaba un tanque se conseguía un tanque y si se precisaba un Falcon se conseguía un Falcon. El objetivo era destruir al enemigo, por los medios que fueran y con los elementos que se necesitaran. Había un sistema por el cual todos los vehículos que se necesitaban se obtenían. -¿Cómo los obtenían? ¿Los oficiales les hacían el puente en la calle y se los llevaban? -Nooo. No iban a ir los oficiales. -¿Los suboficiales? -No sé. -¿Cómo, el jefe de automotores no sabe? -A mí los vehículos me los traían. Evidentemente eran vehículos non sanctos. "Este vehículo hay que transformarlo, cambiarle el color, pintarlo de verde." Esas órdenes me las daba el teniente Vaca, alias teniente Vaca. Y se hacía. -Y cambiarle la chapa. -No. La chapa era un tema que no manejaba automotores. Se la cambiaban en la playa. Esa era una tarea de Vaca. Era tal el movimiento de vehículos y de repuestos que había mucha plata en juego. La plata la manejaba contaduría, pero había descontrol. Tuve que buscar un nuevo jefe de taller, que terminó siendo un suboficial del Ejército, don Juan se llamaba, brillante. Intentó poner las cosas tan en serio que se le desbocaban. Un problema era que no podía llevar el control de los vehículos por chapas porque cambiaban permanentemente las chapas. Fue un año muy particular, qué quiere que le diga. Automotores estaba organizado como un taller no ya militar sino civil. Inclusive teníamos manuales de Ford, por la cantidad de vehículos que había. Se contrató personal civil ajeno a la Armada. Esto trajo algunos problemas porque a veces llegaban vehículos ensangrentados y los civiles no estaban acostumbrados. Era un taller normal. -¿Qué era la camioneta F-100 SWAT, que se usaba para torturar en movimiento? -No era para torturar en movimiento. Eso no es así para nada. -Con cuchetas... -Era para hacer inteligencia. Casi siempre iba un subversivo o una subversiva para marcar gente y había que estar horas y horas. Era una casilla rodante. Se lo digo porque estaba en el taller muchas veces. Tenía aire acondicionado y otros sistemas como para hacer una tarea de inteligencia larga en forma no identificable. Pero no tenía nada para torturar. Inteligencia no es torturar, sino obtener información del enemigo. -¿Cuál era su nombre de encubrimiento? -No me acuerdo ya. -No le creo. -Me parece que era Puma, o algo así. Pero no estoy seguro. La mayoría del tiempo estaba de uniforme con los automotores, tenía que tener cara visible. Participé en operaciones, pero poco. No estaba todo el día de civil. Tal vez el hecho de estar tanto tiempo de uniforme me hizo ser hipercrítico de algunas cosas. -¿Participó también en operaciones de secuestro de personas? -Participé en una. Yo estaba en temas netamente logísticos, pero participé en una. Usted dice secuestro, pero ahí era detención de personas. -¿Cómo fue?
-Estaba la camioneta que usted decía, con "marcadores". Iba a haber un encuentro e identificaron a la persona que se iba a detener y se apresó. -¿Cómo la apresaron? -Cuando se dio cuenta empezó a los tiros. Se resistió, hubo que dispararle y se le hirió. Recibió un proyectil en la cadera. A mí me tocó conducirlo en ambulancia al Hospital Naval donde lo operaron para sacarle el proyectil. -¿Después qué pasó con esa persona? -No sé qué pasó. Habrá sido interrogada y demás. -¿Usted no sabe quién es? -Creo que es el jefe del operativo que intentó volar el avión presidencial en Aeroparque. Tuve oportunidad de hablar con él en la ambulancia. Eran conversaciones entre dos enemigos convencidos. No sé quién estaba más convencido de lo que hacía. Muy firme, muy serio. Para respetarlo. Siempre me quedó grabado. Creo que era buzo y por lo que se comentaba ahí se había entrenado en Madryn. -¿Era un hombre de qué edad? -Treinta y pico de años. -Por su descripción podría ser Alfredo Nicoletti, que el año pasado fue detenido con la superbanda después de robar un blindado. (Mira el grabador. Comprueba que está funcionando y sólo hace un gesto con el pulgar señalando al cielo, mientras niega con la cabeza. Duda antes de dejarlo grabado.) -No creo que pueda ser, porque me parece que después desapareció -reanuda el diálogo-. Tanto se le echa la culpa a Astiz, pero el grupo entrega ahí al detenido y después no sabe lo que pasa. -Usted sabía lo que pasaba. Sabía que los interrogaban con torturas y que después los tiraban de los aviones. -Sí, pero lo que le quiero decir es que a Astiz... ¿de qué se lo acusa? De haber secuestrado, torturado y matado. Usted se da cuenta que era la Armada Argentina, que detuvo, interrogó y eliminó. El detenido se entrega en Dorado, y a partir de ese momento interviene la gente de Inteligencia, para interrogarlo y demás. De paso, le digo que si en lugar de Molina Pico hubiera estado el contraalmirante [Carlos Alberto] Frasch, Pernías y Rolón no hubieran quedado solos ante la comisión de acuerdos, porque Frasch defiende a sus subordinados hasta la médula. Aunque tenía un grado más alto y no estaba destinado en la ESMA, él participó conmigo en esa detención que le conté, los dos acurrucados en un escondrijo, esperando a la persona. -Si la Armada informara de todo a la comisión de acuerdos del Senado, ¿qué se imagina que pasaría? ¿Diría: "Ah, no, si es así tenemos que ascender a Pernías o a Astiz"? -Pueden decir que no, pero tendrán que evaluarlo a él y a los demás. No pueden medir con dos varas distintas. -¿Cuál vara cree usted que deberían usar? -No sé. Que lo decida la comisión de acuerdos. O se van todos o ascienden todos, así de simple. -¿Y usted qué piensa: se van todos o ascienden todos? -No es lógico que se vayan todos. -¿Entonces tendrían que ascender todos? -Todos los que pasen por los filtros normales, pero no por problemas políticos. -Pero éste no es un problema político. ¿Tendrían que ascender todos los que participaron? -¿Cuál es la diferencia entre el teniente NN y el teniente Rolón? -Usted la sabe. -Ninguna. En algún momento trascendió el nombre de Rolón, pero hay otros que pueden haber hecho cosas peores, desde el punto de vista humano, digamos. Tengo mis dudas si Rolón hizo un vuelo, estaba en gabinete de Inteligencia ¿Quién va a medir esto? La comisión de acuerdos podría, si contara con todos los elementos. Usted vio que fueron los dos solos a declarar. Me llamó la atención. Alguien lo habrá decidido. No me imagino un caso similar en Ejército: a un teniente coronel yendo solo y sin uniforme a declarar ante la comisión de acuerdos, sin un superior al lado que lo asesore. Esto le da la razón a usted, que fueron todos bandoleros. Son cosas que me crean tantas dudas que no sé quién tiene razón, si usted o yo. -Para terminar con la banda, ¿en qué nivel habría que cortar? -Capitán de fragata. -¿De capitán de fragata para arriba participaron todos? -Sí. -¿Qué consecuencias operativas tendría pasarlos a retiro? -Descabezar a una fuerza armada en forma traumática no creo que sea muy coherente. -Usted cree que hay que establecer que participaron todos y en consecuencia no puede haber sanciones para nadie. -No puedo ni opinar de semejante decisión. Excede totalmente lo que puedo decir. Debería ser analizado al más alto nivel político. -Pero su motivación ¿cuál es? En una de las notas usted se ofrece a declarar en la embajada de Francia en favor de Astiz. -Astiz era teniente de corbeta, cumplía órdenes. Es impensable que un teniente de corbeta, por más banda que usted diga que había, pueda tomar decisiones como las que se pretende atribuirle a Astiz. Cumplía órdenes, no podemos llamarlo un bandolero. Nadie fue a decirle la verdad a la justicia de Francia. -Tampoco la dijo Astiz. -Hubiera quedado preso allá. -La podría haber dicho aquí. -Astiz no puede declarar públicamente, está en actividad, tiene que pedir autorización. -Pero fue juzgado en la Argentina y declaró.
-Le habrán dado órdenes de lo que tenía que decir. Porque la banda, como usted dice, que para mí no es ninguna banda, se manejaba así, con autorizaciones, con cumplimiento de órdenes. Usted verá que yo pido autorización. -Y nadie le contesta. -¿Usted sabe por qué no lo perdonan a Astiz? Porque se infiltró entre las Madres de Plaza de Mayo. Pero para hacer eso hay que tener pelotas. -Para entregar a una docena de viejas y dos monjas no hace falta ningún coraje, es una cobardía. -¿Pero usted sabe lo que le hubieran hecho si lo descubrían? -Lo hubieran alejado. ¿Qué coraje hace falta para entregar a diez viejas y dos monjas? -Pero ¿estaban solas ellas? Si a usted le dan la orden de infiltrarse en un lugar para determinar ciertas cosas... ¿Para usted no pasaba nada en el país? -¿Pero qué riesgo corría el señor Astiz infiltrándose en un grupo de familiares de desaparecidos que estaban juntando fondos para publicar una solicitada en la Navidad tratando de reconstruir, con todas las dificultades de quien no tiene el poder que tenían ustedes, la lista de los desaparecidos que usted mismo dice que tendría que haber publicado la banda? -La banda no, la Armada. Yo lo digo ahora, pero en ese momento tal vez no era conveniente publicarla. Porque si se emplearon tantos métodos no convencionales era porque la guerra no era convencional. Se trataba de negarle información al enemigo, crearle incertidumbre de qué había pasado con sus detenidos, o lo que usted llama secuestrados. Lo lógico hubiese sido informarle a la ciudadanía antes de que asumiese el Presidente Alfonsín qué había pasado, cuáles eran los muertos. Con una información no termina nada, no le va a devolver la vida a los que murieron de un lado u otro, inclusive habrá heridas que quién sabe cuánto tiempo va a pasar sin que se cierren. Por más que se creen leyes de amnistía, por decreto o por comunicado no se soluciona este tema. Pero qué distinto hubiese sido si se hubiese sabido la verdad, si se hubiesen eliminado los desaparecidos para transformarlos en muertos. ¿Se acuerda quién dijo que no existían los desaparecidos? Balbín. Balbín dijo: "¿Qué desaparecidos? Están todos muertos". Sin embargo, siguen en estado de desaparecidos. -Sí a Astiz lo hubieran descubierto, infiltrado en la Iglesia de la Santa Cruz, ¿qué cree que le hubiera pasado? -Lo podrían haber matado. -¿Quién? -¿Cómo quién? -¿Las monjas? -No, no, pero ¿usted cree que estaban solas, solas, solas? -¿Y qué cree usted? -Yo creo que estaban los grupos subversivos apoyándolas. -Apoyándolas ¿cómo? ¿Usted cree que era una organización militar equivalente a la de ustedes? Me parece que tiene una visión muy distorsionada de los hechos. Han pasado muchos años y no ha habido un solo episodio de venganza personal contra nadie. -Pero en ese momento hubo militares secuestrados. -¿Cuántos? -No sé. |
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-Dos, tres casos. El general Pita, el teniente coronel Del Valle Larrabure, el almirante Alemán. ¿Quién más? -La próxima vez que nos veamos voy a ver si consigo información de ésta. Tengo en casa. -¿Cuáles fueron los errores de conducta y empresariales que dice haber cometido por soberbia al dejar la Armada? -Me metí con gente que... Pero porque estaba muerto de hambre. -¿Tuvo alguna condena judicial? -Sí. Por estafa. -¿Qué pasó? -Cuando me retiro instalo el primer video club grande que hubo en Bahía Blanca. Después termino instalando el primer sistema de televisión por cable con unos familiares. Tuve una evolución económica gigantesca, muy acelerada, y así como subí me caí. Me fundí y a partir de ahí anduve medio a los tumbos hasta que me recuperé. -¿Cómo fue el juicio por estafa? -Estando en Buenos Aires, presenté a un amigo civil ante una empresa productora de videos. Pagó siete videocasetes con cheque a 30 días. Y descubren que la cuenta, que era de él, estaba cerrada. A mí me procesan como cómplice. Yo pagué los siete videocasetes pero el juicio continuó. El defensor pidió a Bahía Blanca los certificados de que yo era propietario de un videoclub, pero los registros de toda la provincia están en La Plata y el juez me condena afirmando que nunca pude probar que era propietario de una sociedad de video. Pero ahora conseguí toda la documentación en La Plata y voy a presentarla para solicitar la reconsideración. -Cuando se publique esto los valientes de la Armada van a contestar descalificándolo por esa condena. ¿Lo sabe? -Sí. Ese es uno de los temas por los cuales dudé en hablar. Pero entre una cosa y otra, me siento mejor hablando. (Cubrió el micrófono con la mano. Le costaba más hablar de la estafa que del vuelo. Prefería seguir en la ESMA.) -¿Había otro método de eliminación de los prisioneros? -Se dijo que el campo de deportes estaba sembrado de cadáveres de guerrilleros y eso es un error. Podía haber ocurrido que se cremara eventualmente el cadáver de algún herido que no soportó y se murió. -¿De qué manera? -Se lo quemaba. Era otro tema que andaba dando vueltas. Yo tuve problemas por eso con el personal civil que estaba a mi cargo, porque se daban cuenta que algo raro había porque la gente del Dorado iba a pedir cubiertas viejas para cremar el cuerpo. Esa era otra forma. Pero fueron muy pocos. -¿Cuántos? -Muy pocos. -Es decir que se los subía a los aviones cuando estaban en condiciones de caminar. -Siempre estaban en condiciones de caminar. A los heridos se los curaba. -Pero en estos casos que usted menciona, eran heridos que no podían... -No, heridos no; muertos. Llegaban heridos. Eran detenidos y ofrecían resistencia y a veces no sobrevivían, como cualquier herido de guerra. -¿Había algún lugar especial para eso? -No, no. Atrás. Pero eran casos muy raros. -¿Tenían alguna instalación especial? -No, nunca hubo nada raro. Es más, siempre estuvo en uso el campo de deportes. Nunca se clausuró. -¿Quemaban un cuerpo y después jugaban al fútbol en el campo de deportes? -Nooooo. Ese campo de deportes es muy grande, de tierras recuperadas al río. La última parte es prácticamente inaccesible, no está en uso. Era al fondo de todo, junto al río.
La grabación ha concluido. Pero no se levanta. Pide que coloque otro cásete. Hay algo que aún quiere decir. |
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lindo nene tu "amiguito" eh?
| De: Diterx1 (Mensaje original) |
Enviado: 03/10/2007 07:45 |
ZURDOS HIJOS DE PUTA, PORQUE NO SE TOMAN UNA PASTILLA DE CIANURO COMO LO HACIAN SUS COLEGAS EN EL 70... ZURDOS DE MIERDA, YA NO LES QUEDA MAS NADA JODIERON CON TODO LO QUE PUDIERON, DESPUES DE LAS ELECCIONES ABSTENGANSEN DE LAS CONSECUENCIAS, PORQUE SEGURO NO VAN A GANAR
NESTOR KIRCHNER ES UN ZURDO DE MIERDA QUE LE CHUPA LA ARGOLLA A ESAS VIEJAS (ZURDAS) DE TRAPO BLANCO ESAS QUE SE HACEN LLAMAR MADRES PERO CON EFECTO TARDIO, TAMBIEN LE CHUPA LAS BOLAS A J.LOPEZ QUE NO ME VENGAN CON CHORIZO A MI, QUE SEGURO ESTA VERANEANDO POR EUROPA, TAMBIEN LE DIO PODER A LOS DERECHOS HUMANOS (ZURDOS) Y ENSIMA LE TIRA LA GOMA A ESE GORDO PUTO VENEZOLANO(ZURDO), AL CEBOLLERO BOLITA ESE DE MIERDA(ZURDO) Y ES PARTIDARIO DE MONTONEROS Y ERP, REVOLUCIONARIOS EXTREMISTAS, COMUNISTAS METE BOMBAS (ZURDOS) TAMBIEN... ¿ME VAS A DESIR QUE ES FACHO? PARA USTEDES LOS ZURDOS ES UN IDOLO, COLEGA DE USTEDES LOS ZURDOS QUE DESDE EL 83 VIENEN FUNDIENDO AL PAIS, ENSIMA QUISIERON HACER UN PAIS COMUNISTA. SABIAS QUE EN CUBA AFUERA DE LA HABANA HAY MUERTES POR DESNUTRICION??????? SABIAS QUE NO HAY LIBRE EXPRECION?????? SABIAS QUE NO TE PODES IR DEL PAIS???? SABIAS QUE FIDEL CASTRO ES UN DICTADOR PEOR ACESINO QUE NUESTROS MILITARES?????.... NO SE VENGAN A MANDAR LA PARTE BOLUDO YO VIAJE 4 VECES A CUBA, REALMENTE SE LO MIERDA DE PAIS QUE TIENE, EL REGIMEN COMUNISTA ES UN VERSO.....CHAUUU PAYASOS, AGARREN UN LIBRO Y DESBURRENSE SALAMES ...QUE CHE GUEVARA NI OCHO CUARTOS ..JAJAJAJAME HACEN REIR ESTOS ZURDOS FRACASADOS...
VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!! VIVA VIDELA!!!!!!!!
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"Primero, déjeme decirle que la Plaza de Mayo está en Argentina y en ningún otro sitio. Nuestro pañuelo blanco simboliza la vida mientras que esas mujeres de las que usted me habla representan la muerte. Ésta es la diferencia más importante y más sustancial que hay que señalar a los periodistas. No vamos a aceptar que nos comparen o utilicen nuestros símbolos para pisotearnos. Estamos en total desacuerdo con ellas. Esas mujeres defienden el terrorismo de Estados Unidos. Defienden al primer país terrorista del mundo, el que más sangre tiene en las manos, el que más bombas lanza, el que invade más países, el que impone las sanciones económicas más duras a los demás. Estamos hablando de la nación que es responsable de los crímenes de Hiroshima y Nagasaki. Esas mujeres no se dan cuenta de que la lucha de las Madres de la Plaza de Mayo simboliza el amor por nuestros hijos desaparecidos, asesinados por los tiranos impuestos por Estados Unidos. Nuestro combate representa la revolución, la que nuestros hijos y nuestras hijas quisieron hacer. Su lucha es diferente, pues defienden la política subversiva de Estados Unidos, que sólo contiene opresión, represión y muerte".
una madre de plaza de mayo
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Saludos  |
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Atbash Cipher Atbash is an ancient encryption system created in the Middle East. It was originally used in the Hebrew language. The Atbash cipher is a simple substitution cipher that relies on transposing all the letters in the alphabet such that the resulting alphabet is backwards. The first letter is replaced with the last letter, the second with the second-last, and so on. An example plaintext to ciphertext using Atbash:
| Plain: |
dixerit |
| Cipher: |
wrcvirg |
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Esto parece una especie de concurso o "hit parade" para ver quién pone una lista mayor de muertos.
No conviene caer en la trampa de los energúmenos. Los muertos son consecuencia de la injusticia y la lucha contra ella en un mundo cuyo principal problema es el de siempre: LAS CRIMINALES DESIGUALDADES, porque no se puede consentir que nadie se muera en la miseria mientras algunos coleccionan billetes o los usan como papel higiénico.
Fidel Castro seguro que hizo muchas cosas mal pero luchó contra una dictadura opresiva y se jugó el pellejo por ello. Yo no soy castrista y ni siquiera creo que en Cuba haya un verdadero socialismo, cosa a la que también ayuda mucho la actitud yanqui de hacer todo lo posible por hundir en la miseria todo intento de llegar al socialismo, sin reparar en medios para ello: boicotear economías, favorecer golpes de estado, intentos de asesinato o invasiones directas.
Por favor, ni en broma se le puede comparar con el asesino Videla. Un asesino al servicio de los poderosos, de la oligarquía económica. Videla y todos los que ahora siguen hablando bien de él son pura y simplemente BASURA.
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