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No solo Tango...: Historias perdidas de Buenos Aires / (1)
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: 2158Fenice  (Mensaje original) Enviado: 04/04/2021 05:07
HISTORIAS Y ESCÁNDALOS DE AMOR DEL SIGLO XIX

Hay que aclarar también que las
mujeres de la colonia tuvieron
mucha influencia política sobre
sus maridos, las damas no fueron
dóciles ni dominadas.

Potrebbe essere un'immagine raffigurante 2 persone e il seguente testo "Mariquita Sánchez y Martín Thompson" Potrebbe essere un'immagine raffigurante ‎il seguente testo "‎Lح 人 ou El abanico tenía su protocolo, ahora reemplazado por WhatsApp‎"‎
Potrebbe essere un'immagine raffigurante 2 persone e il seguente testo "Tertulia y abanicos"

El amor en el siglo 19 en la Ciudad de Buenos Aires no fue fácil para la mujer en general, pero hubo excepciones. Como celebración del día de San Valentín, el Museo Histórico Nacional organizó en 2019 un recorrido llamado "Amar en el siglo XIX" que permitió permite ver una colección de objetos que reflejan algunas de estas historias de amor olvidadas o poco conocidas.
"Hablar del amor en el tiempo de la revolución, pero con la cabeza del presente puede ser extraño. La mujer estaba limitada a los designios de sus padres y por eso Mariquita Sánchez sobresalió de las demás de su época. Decidió ir en contra de lo que le habían elegido y le escribió con mucha audacia al Virrey de Sobremonte sobre su deseo de contraer matrimonio con el hombre que amaba.
En su casa se tocó por primera vez el Himno Nacional y en uno de los cuadros del Museo se retrata ese momento histórico, pero con un detalle oculto: el amor secreto entre la joven y su amado Martín Thompson. "Ella está tocando el arpa y se ve que detrás de ese instrumento hay un hombre al que no se le ve el rostro. Ese es Martín Thompson al que se lo tapó en la pintura", describió Gilda, una de las guías del recorrido.
Por otra parte, los puntos de encuentro entre los amados eran muy limitados. El Paseo de la Alameda frente al Río de la Plata, donde desembarcaban los comerciantes y viajeros, y las tertulias eran dos puntos de encuentro para concretar un enlace auspicioso. "En las tertulias, como no podían hablar con un hombre a solas entró en juego el abanico. Las jóvenes tuvieron que inventarse un medio para poder comunicarse con sus pretendientes y pasar desapercibidas. Para ello usaban su abanico de diferentes maneras de modo que éste les servía de instrumento para pasar mensajes al galán que las cortejaba:
Si la dama se abanicaba sobre el pecho lentamente, significaba: «Soy soltera, no tengo novio»
Si movía el abanico en movimientos cortos y rápidos sobre su pecho: «Estoy comprometida o tengo novio, sigue tu camino»
Si abría y cerraba el abanico y lo ponía en su mejilla, le indicaba al joven: «Me gustas»
Si colocaba el abanico en su sien y miraba hacia arriba: «Pienso en ti de noche y día»
Si sospechaba que su amado le era infiel o lo veía hablando con otra joven, se tocaba la punta de la nariz con el abanico, indicándole: «Algo no me huele bien»
Si caminaba impaciente de lado a lado golpeando la palma de su mano con el abanico: «Ten cuidado, cariñito, por ahí viene la chaperona»
Si abría y cerraba el abanico y señalaba hacia el jardín: «Espérame allí mi amor, pronto estaré junto a ti»
Finalmente, si miraba al joven sugestivamente cubriéndose la boca con el abanico, significaba que le estaba enviando un beso, y obviamente, el joven sabía que él es el escogido”
Muchas veces, para recordar a un ser amado se lo retrataba en una miniatura, una pequeña pintura que era fácil de transportar. En una época en que la mayoría de las mujeres eran analfabetas, ese tipo de objetos permitían conservar cerca el "alma" del amado.
“En el siglo XVII el matrimonio era el modo de contener al amor que era visto como un exceso a dominar. Eso se lograba a través del casamiento", sentenció Ricardo Lesser, autor de “Hacer el amor. Historias de amor y de sexo entre 1610 y 1810”.
"Sobre Buenos Aires ya habían caído las últimas heladas de 1683. Eran las tres de la tarde. El alférez Juan de Cáceres llamó a su esposa, Polonia Alvarez de Acosta, que acudió despreocupadamente. Sin decir agua va, desenvainó la espada y le tiró una estocada" narran las primeras frases del libro. Más adelante, en sus páginas, se descubrirá que el hombre no fue condenado por su homicidio y que "la sentencia estaba en todo ajustada al derecho castellano, que dejaba al arbitrio del marido matar o perdonar a la esposa y al galán encontrados in fraganti delicto".
El amor en la época de la colonia era otra cosa. El adulterio, según explica Lesser, no era lo mismo para el hombre o la mujer, donde presumía la posibilidad de un hijo bastardo y de serios problemas de herencia. De modo que "en las partidas de Alfonso X se establecía que el marido deshonrado podía tomar la vida de su mujer porque el adulterio perjudicaba el honor, la categoría social central", explicó el historiador.
Hacer el amor, se mete entre las sábanas de la Buenos Aires del siglo XVIII y desde allí pinta el imaginario social de la época. "A la historia argentina le está haciendo falta la historia de la vida cotidiana, la de pequeños detalles que dejen ver qué pensaba, qué comía, cómo amaba, cómo moría la gente", opinó Lesser.
El amor en tiempos del virreinato era un acuerdo, un arreglo de partes, una decisión despojada de pasión. "La categoría central era Dios y en función de ella se pensaba al amor y el matrimonio", subrayó el autor, que en su investigación revisó sobre todo los archivos del tribunal eclesiástico, porque al no haber, por entonces, una instancia civil que regulara las relaciones, la Iglesia entendía en ellas.
En aquellos archivos aparecen todo tipo de historias, desde compromisos de matrimonio rotos, hasta denuncias de homosexualidad e impotencia de uno de los cónyuges. Se cuentan los avatares de un tal Miguel Calvete, denunciado por su joven esposa de impotencia. Este señor debió someterse a una serie de pruebas poco científicas para que finalmente se confirmara lo suyo.

Sigue.



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: karmyna Enviado: 05/04/2021 00:39
  


 
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