La misión ha concluido y los frágiles atenienses fueron quebrados por mi puño.

Pronto la respuesta tras el caos será revelada

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El vuelo del Garuda por las inocentes tierras de la ciudad de Eleusis dejo un evidente rastro de destrucción. Calles, hogares, escuelas, hospitales, todo parece haber sido tocado por la garra de la muerte. La vida era un privilegio que no se permitía tener aquí.

Tras el fatídico encuentro entre el Santuario y el Inframundo, las sombras lograron opacar a la luz, arrebatándoles toda esperanza.

Así es como el señor de Antenora se eleva entre los débiles. Un simple y previo juego antes de proseguir con sus planes es lo que significo este encuentro de resultados obvios. Este resultado lo pondrá un paso más cerca para completar el rito que permitirá que la noche se vuelva perpetua.

-Ilusos caballeros del Santuario… sus insulsas esperanzas no les sirvieron absolutamente de nada- roncas palabras pronunciadas por la gárgola de Garuda, quien con pasos pesados y metálicos se adentra en lo que parece ser las ruinas de un antiguo templo griego. Escaleras que en otrora eran blancas ahora están malgastadas por el tiempo, introduciéndose entre estrechos callejones en el interior de la tierra. Polvo y escombros es lo único que se percibe en este ambiente olvidado por el hombre y los dioses. Hasta que al llegar a un callejón sin salida…

-Aquí es…- expresa complacido. Resaltando en la oscuridad por las añiles llamas que emanan de su cuerpo, fundiéndose con su armadura, originando peculiarmente una gamma de tonos acordes al cuerpo de las llamas. Es de esta manera que los segundos parecen convertirse en minutos mientras observa en la pared de roca y mármol como las enredaderas y el polvo guardan en secreto un sello grabado. Un pentagrama. Rodeado de antiguas escrituras, que parecen alabar a Perséfone y a su madre Deméter, reinas de la vida de la tierra, domadoras de las estaciones y de la agricultura. Pero más allá de lo evidente se encontraba algo más.

Cortes profundos en su mano diestra son los que hace así mismo el kyoto infernal, dejando revelar lo poco que da evidencia de su naturaleza humana. Su sangre pinta la pared con un desliz de su mano, sangre que es llave del pasadizo entre dos mundos.

El Inframundo ahora respira un poco del aire de los vivos.

A partir de este momento, y por resultado de los acontecimientos dados, en Eleusis existirá una entrada al Inframundo, en donde solo los verdaderos hijos del Hades podrán acceder. Esta entrada está ubicada en unas antiguas ruinas en honor a Deméter y Perséfone, siendo esta ultima la mítica reina del Inframundo; es por ello que aquí se esconde en secreto una entrada al submundo, una entrada donde un clan secreto de creyentes del Hades, alababan a la muerte sin miedo. Así mismo se desplegaran las defensas del área, Skeletons formaran un campamento en los restos de la ciudad de Eleusis.