Entre el silencio, las sombras y los apenas visibles destellos de infernales brazas que adornan las costas bañadas por el rio de sangre, se alcanza a delinear delicada y fragil la silueta de una mujer desnuda. Sus largos cabellos caen hasta la cintura, humedos y rojizos y de estos mismos se desprenden gotas de sangre que se deslizan por su cuerpo hasta media pierna, acariciandolo cual si quisiera reconfortar esa efigie llena de cicatrices, para luego fundirse en con la corriente marron..

De pie en ese rio de liquido vital que le cubre hasta las rodillas, sus heridas dejan un tributo de su propia sangre para mezclarla en aquel mar de vida que posee una corriente violenta y calida, la necesaria para renacer.

De repente, las aguas comienzan a borbotonear en un punto especifico y se abren dejando emerger de entre sus profundidades, renovada y reluciente, la armadura de Behemoth,  que fué herida tanto como su portadora en la batalla anterior.

Como por arte de una extraña magia, la armadura se desliza sobre las aguas y va a encontrarse con su portadora, que con la compostura de un ser mítico estira la mano para tocar a su fiel guardiana, y al hacer contacto con la fémina, crea una explosion de luz que hace a ambas perderse en un resplandor hermoso.

Luego, cuando el resplandor hubo cesado, la dama y la armadura ya aparecen en la escena