El Masónico Templo Interior, Segunda Parte
La Francmasonería, asociación filosófica, filantrópica y progresista, aspira a ser un punto de encuentro (que reúna lo disperso) para hombres y mujeres de todos los orígenes que trabajan juntos para investigar y comprender los problemas del mundo y priorizan el bien común. Esta actividad humanista se inscribe en un espíritu de aceptación y búsqueda del progreso. Buscar el bien común es una experiencia cotidiana.
Ahora les presento un cuento masónico , denominado “El Templo Interior”
Había una vez un hombre llamado Mario Roca que desde niño había sentido una profunda conexión con la espiritualidad. Mientras otros niños jugaban al aire libre, Mario Roca se sentaba en silencio, observando las nubes y sintiendo la brisa en su rostro. Le gustaba cerrar los ojos y escuchar el sonido de su propia respiración.
A medida que crecía, Mario Roca comenzó a sentir un fuerte deseo de crear un templo dentro de su interior. Quería construir un lugar sagrado donde pudiera conectar con su alma y encontrar la paz. Imaginaba un templo con columnas de luz, un techo de estrellas y un altar de amor fraterno .
Mario Roca pasó años estudiando y practicando diferentes técnicas de meditación y reflexión. Aprendió a calmar su mente y a escuchar su corazón. Comenzó a notar cambios sutiles en su interior, como si estuviera construyendo un templo piedra a piedra.
Un día, mientras caminaba por un bosque, Mario Roca se detuvo frente a un árbol antiguo y majestuoso. Se sentó a su sombra y cerró los ojos, sintiendo la energía de la naturaleza. De repente, se dio cuenta de que el templo que había estado buscando estaba dentro de él mismo.
Mario Roca se dio cuenta de que el templo no era un lugar físico, sino un estado de consciencia. Era un lugar donde podía conectar con su alma y encontrar la paz. Comenzó a cultivar este templo interior, nutriéndolo con amor, compasión y sabiduría.
A medida que pasaban los años, Mario Roca se convirtió en un hombre sabio y compasivo. La gente se sentía atraída por su presencia, y él compartía su sabiduría con aquellos que buscaban encontrar su propio templo interior.
La moraleja
La historia de Mario Roca nos enseña que el verdadero templo seas masón o no masón no se encuentra en el exterior, sino en el interior de cada uno de nosotros. Es un lugar de paz, amor y conexión con nuestra alma. Al cultivar este templo interior, podemos encontrar la sabiduría y la compasión que necesitamos para vivir una vida plena y significativa.
Preguntas para Reflexionar
¿Qué es lo que te hace sentir conectado con tu alma?
¿Cómo puedes cultivar un templo interior en tu propia vida?
¿Qué cualidades te gustaría desarrollar para encontrar la paz y la sabiduría?
Un masón no se convierte en laico (No Masón) al abandonar los terrenos del templo. Sus acciones y pensamientos continúan más allá de ellos. De igual manera, conocer algunas contraseñas y algunas costumbres masónicas no basta para convertirse en masón. Mientras que el laico es superficial, el masón debe observar el mundo y a sus habitantes con una mirada más escrutadora.
Cuando nos saludamos decimos simplemente "Hola, hermano, ¿estás bien?", y el otro responde "¡Estoy bien!", podemos seguir adelante si somos laicos y damos poca importancia a la persona que acabamos de saludar casualmente. Pero un masón debe ir más allá de las convenciones del laico y considerar que el otro pudo haber respondido mecánicamente y que la realidad es muy diferente. Es en la mirada y en las expresiones faciales donde podemos ver lo que las palabras no dicen.
Entre nosotros, algunos están bien alimentados y quizá no tengan ningún problema. Pero en todas las comunidades, hay hombres y mujeres que sufren. No necesariamente por un sufrimiento físico visible, sino a menudo por tragedias secretas que no pueden revelarse a nadie. El sufrimiento mental es uno de los inconvenientes del pensamiento humano avanzado y de las complejas leyes que rigen las relaciones entre los individuos en nuestras supuestas sociedades civilizadas.
Un hombre que sufre o tiene problemas no suele presumirlos a la primera persona que conoce. Y es difícil darse cuenta de esto, sobre todo si se tiene en cuenta que quienes viven bajo el mismo techo pueden desconocerse por completo.
Pero un ser humano siempre emite señales codificadas para expresar su sufrimiento y su necesidad de amor. El francmasón debe intentar captar y comprender estas señales. Y, naturalmente, responder a ellas de una forma u otra. Para ello, es necesario ser capaz de desprenderse de la coraza de persona dura, y abrir los ojos y el corazón. Un poco de receptividad y sensibilidad bien fundadas nunca hace daño a nadie.
Alguien que responde alegremente "¡Estoy bien!" puede estar sufriendo una enfermedad terminal o suicidarse al día siguiente, tan profundo es su sufrimiento, angustia o desesperación. En ese nivel, nada más le importa.
Además, uno de nuestros hermanos masones llegó a mi Oriente , y supuestamente se quitó la vida hace unos meses, y no pudimos acercarnos a él ni intentar ofrecerle nada que pudiera haber evitado esta tragedia o simplemente aliviar su sufrimiento, la verdad nunca supimos si realmente se quitó la vida , o fue víctima de una agresión . Este hermano sufría, nunca supimos la razón . No sabíamos por qué. Pero nadie se suicida sin una razón. Y un hombre que sufre tiende a encerrarse en sí mismo y a aislarse del mundo. La fraternidad no influyó en este caso específico. ¿Por qué? ¿Nadie tenía un vínculo especial con este hermano? ¿Por qué no recurrió a nuestra fraternidad, a nuestro afecto y apoyo? Probablemente porque no somos exactamente los masones que decimos ser. Porque cuando un hermano masón se aísla de la logia, sólo pensamos en exigirle su impuesto de capitación para que se ponga a plomo con su logia, y aunque este hermano no era de mi Oriente , lo considerábamos no un hermano masón visitador , sino un hermano de nuestro cuadro logial , cuando un hermano masón no va a logia , no debemos llamarle telefónicamente recordarle su deber de asistencia y enviarle cartas certificadas o mensajes de texto del Taller vía WhatsApp . Nos comportamos como laicos absolutos. No juzgo ni condeno a ninguna persona en particular, ya que este hermano no era de nuestro Oriente, no sabíamos siquiera había llegado a nuestro PUNTO GEOMÉTRICO . Pero denuncio esta deficiencia en toda nuestra comunidad masónica, cuyos procesos administrativos y rutinarios a veces la alejan de su ideal.
No somos psicólogos profesionales, pero podemos abrir nuestros corazones.
Una persona en apuros materiales o morales tiende a aislarse del mundo por vergüenza, miedo al rechazo y porque sabe que no tiene nada que esperar de los demás. Nosotros, los masones, no tenemos derecho a ignorar esto.
Un masón debe llegar al fondo de las cosas. No dejar lugar a dudas. Es muy fácil dar la espalda. En nuestras logias, tenemos muchos hermanos... Pero entre ellos, ¿cuántos amigos? ¿Qué significan realmente estas palabras, amistad, hermandad? Al fin y al cabo, los hermanos pueden destrozarse e incluso matarse (véase Caín y Abel). En cambio, un verdadero amigo puede ser un compañero maravilloso para toda la vida y traernos mucha felicidad.
No olvidemos que vivimos en un mundo en el que las personas están cada vez más aisladas y en el que la hostilidad y la violencia van recuperando paulatinamente el protagonismo, tras décadas transcurridas en condiciones sociales quizás más humanas.
Saber abrirse un poco a los demás y no quedarse encerrado en uno mismo...
Muchos hombres y mujeres creen ser muy importantes en su vida social o profesional, irremplazables e indispensables. Y, basándose en esta certeza, también creen que los demás están a su servicio. Estas personas se engañan, porque nadie es realmente indispensable ni irremplazable en este mundo. Las personas que consideramos absolutamente únicas e irremplazables a menudo son reemplazadas en cuestión de segundos, cuando es necesario. Porque hay innumerables candidatos esperando para cubrir sus puestos. Y como dice el dicho popular, los cementerios están llenos de personas irremplazables.
El poder y las señales externas de riqueza son meros metales. No tienen valor en la Logia, donde los valores son diferentes. Honramos el trabajo, ya sea manual o intelectual, sin glorificar el oropel ni las apariencias, a menudo engañosas.
Sin embargo, debo admitir sinceramente que existe cierta hipocresía colectiva en cuanto al reconocimiento y honor que debe otorgarse al trabajo manual. Es extraño ver cómo algunos se clasifican entre los "intelectuales" y muy pocos entre los "trabajadores manuales".
Y, sin embargo, es bien sabido que un buen manual debe ser ante todo una persona de mente viva y culta en su arte y que los más grandes cirujanos o pianistas del mundo tienen las manos entrenadas y no el cerebro.
No quiero escandalizar, pero jamás intento halagar la vanidad de mis contemporáneos. Sé muy bien lo precaria y ridícula que puede ser la vida.
Algunos creen que la masonería es un buen trampolín hacia la vida política y la abordan como tal, ya que ofrece la oportunidad de forjar alianzas, redes de influencia y encuentros provechosos.
Soy cauteloso con este tipo de enfoque. Si un verdadero masón, que ha trabajado con ahínco en su interior, emprende una carrera política, podemos esperar que sus acciones sean útiles y beneficiosas para todos. Pero si este masón entró en la masonería sólo para buscar alianzas políticas, es muy probable que sus acciones no sean mejores que las de un político promedio.
En muchas logias, se forman clanes entre ciertas categorías de hermanos, en torno a actividades o intereses comunes. Ya sean clubes de inversión, jugadores de squash o tenis, excursionistas, esotéricos , gnósticos, policías, socialistas, capitalistas, médicos o altos funcionarios. Es algo natural y sin malicia. Es normal que personas con una actividad en común se reúnan.
Lo que es menos normal es que se formen verdaderos clubes de los que se excluye y rechaza por completo a los demás hermanos de la logia. Esta es una actitud completamente inaceptable, aunque muy extendida.
Una logia es un lugar de reflexión e investigación compartida. La división de una logia en clanes sólo puede ser fuente de discordia. Trabajar juntos ya no es posible y la superación personal es difícil.
Seamos lúcidos. El poder, los honores y el dinero son las motivaciones de los egoístas y acaparadores. Nunca dan. Sólo saben tomar. Algunos masones políticos han tenido largas carreras sin aportar nada a su Nación, salvo unos pocos decretos patéticos. Y sin embargo...
Por supuesto, algunos masones políticos también han logrado grandes cosas y han trabajado por el progreso o la paz. Y eso es mérito suyo. No debemos olvidarlos.
Pero hoy, hay que decirlo, el mundo de la política se caracteriza por sus asuntos nauseabundos, sus escándalos, su incompetencia y su mediocridad.
Sobre todo, no glorifiquemos ni idolatremos estos engaños.
La idolatría es patrimonio de las masas incultas e imparciales. Los masones deben poder informarse y juzgar según su propia conciencia, sin dejarse influenciar. Lejos del bullicio mediático, los hermanos deben mantener una mente crítica, aguda y objetiva.
En el mundo secular, las llamadas actividades y deportes "extremos" son comunes. De igual manera, se anima a las masas a superarse, a superar los límites, a lograr grandes cosas, a ser los primeros, los ganadores, los luchadores... Sin esto, sólo somos una sombra de nosotros mismos, un fantasma, un zombi, un perdedor, un eterno perdedor...
Esta tendencia es mucho más peligrosa de lo que parece, pues incita al hombre a buscar sensaciones y victorias en ámbitos fútiles, triviales y, la mayoría de las veces, completamente inútiles. El rendimiento atlético, a cierto nivel, deja de tener nada de deportivo. Se convierte en una absurda terquedad. Además, quienes practican deportes extremos, en su locura total, a menudo recurren a la ayuda y arriesgan sus vidas de rescatistas o policías que seguramente tendrían cosas más útiles que hacer. Estas prácticas no aportan otra cosa que la satisfacción de un egoísmo desmedido. No elevan a los hombres ni les aportan la moral que los convertiría en ciudadanos responsables, de mente abierta y tolerantes. Y donde alcanzamos la burla más pura es ver nuestros resultados publicados en el Libro Guinness de los Récords...
Todas estas actividades forman parte del principio romano de “pan y circo”, que permite distraer a los ciudadanos de los asuntos públicos.
Al nacer, nuestra madre nos dio la luz de la vida, la luz del sol y del amor. Pero con esto, sólo nos encaminó hacia la existencia. Más tarde, encontramos obstáculos y tuvimos que tomar decisiones… Nuestros amigos y hermanos a veces nos ayudaron a elegir.
Durante nuestra iniciación en el primer grado de la Masonería Universal, nuestra logia madre nos ofreció una especie de renacimiento y nos dio la oportunidad de acceder a otra luz. La luz del conocimiento, la sabiduría y la virtud. Pero una vez más, nos encontramos sobre rieles. Sólo que esta vez, la vía y los cambios estaban iluminados, y la noche parecía menos amenazante.
Dentro de la logia, un principio llamado egregor, formado por el amor, la fraternidad y el conocimiento de nuestros hermanos, nos ha dado la posibilidad de ver más claramente dentro de nosotros mismos y de ver el mundo con otros ojos.
Nadie posee la sabiduría suprema, ni la virtud, ni el conocimiento absoluto. Pero todos estos valores se encuentran distribuidos por el cosmos y el universo, y cada cuerpo celeste, cada partícula de polvo estelar, cada objeto, cada forma de vida, cada ser humano, posee una pequeña parte de ellos.
Así, dentro de la logia microcósmica que representa una pequeña fracción del cosmos, el egregor, que une a los hermanos en la misma noble búsqueda, da a cada uno la fuerza y el coraje del grupo en su búsqueda de la verdad.
Sin los demás no somos nada.
Y el otro somos cada uno de nosotros.
Y cada uno de nosotros es un componente fundamental de nuestro grupo.
Trabajamos juntos para construir un edificio común y simultáneamente para construir nuestro templo interior.
Acercarse a la sabiduría implica abandonar muchas ilusiones materiales que corrompen el razonamiento puro. El sabio ha abandonado el amor por el oro y la plata para amar la sabiduría y a las personas. Quien nace rico puede acercarse a la sabiduría dejando la riqueza material en un segundo plano.
Todo esto descrito líneas arriba puede parecer fútil y vacío para algunos masones y no masones. Yo respondería que el simbolismo es un método de enseñanza universal y muy antiguo, y que el trabajo que el francmasón debe realizar sobre sí mismo puede compararse perfectamente con el que debe realizar el sujeto del psicoanálisis.
Si hablamos de piedra tosca, piedra tallada y piedra pulida, todo el mundo entiende los símbolos contenidos en estas palabras.
Más elevado y complejo, el enfoque del cincel y el mazo, y aún más el de la escuadra y el compás. O incluso el de la regla y la palanca.
Dependiendo del grado, las herramientas simbólicas varían y su enfoque es más sutil. Los grados masónicos no son grados de poder ni autoridad. Son el reconocimiento del trabajo realizado, pero esencialmente simbólico. Pero el Maestro masón, al igual que el masón Compañero, debe continuar su labor de introspección y desarrollo personal. Y esta labor nunca termina.
Entonces, ¿por qué emprender una obra que jamás podremos completar?, se preguntarán. De hecho, nuestro viaje al Oriente eterno nos privará de todos nuestros recursos materiales para completarla. Pero el trabajo realizado no será en vano. Nuestros hermanos, enriquecidos por todo lo que hemos aportado a la obra común, la continuarán teniendo presente el arte o la ciencia de lo que hemos aprendido y compartido juntos. Cada uno aporta algo valioso a los demás.
Más allá de las palabras, son los conceptos los que deben ser percibidos y comprendidos por el estudiante de Masonería .
Pero, de nuevo, ninguna enseñanza simbólica puede ser útil a quienes no quieren oírla y no quieren cuestionarse a sí mismos.
Porque ese es el problema. Para evolucionar, avanzar y mejorar, hay que desearlo y ser capaz de cuestionarse.
Y en nuestra sociedad actual, que ha dado la espalda a todas las filosofías, religiones e ideales positivos para dedicarse únicamente al disfrute de los bienes de consumo, parece que a la gente le resulta cada vez más difícil cuestionarse y aceptar verse en el espejo de la realidad.
Al ciudadano medio no le gusta ser diferente. Le teme a las diferencias. Una frase que leí me impactó : «Tú que eres diferente a mí, lejos de perjudicarme, me enriqueces, yo que soy diferente a ti , debes saber que no te perjudicaré».
Incluso dentro de nuestras obediencias, ocurren desviaciones, y esto es humano, que nos llevan por caminos más caóticos. Durante 30 años, desde que recibí la luz, he sido testigo de momentos de progreso constante , y de declive progresivo y me siento decepcionado y entristecido, pero también he visto momentos de gran luz y amor fraterno , y de ayuda masónica a personas en verdaderos problemas. Quisiéramos encontrar en la masonería verdaderos valores y hombres y mujeres verdaderamente decididos a trabajar en la búsqueda de la verdad y por el bienestar de la humanidad. Esto nos dice que la Masonería al igual que el mundo profano son lugares de luces y sombras.
Pero yo sólo soy un hermano masón más y mi opinión y mis reflexiones son eminentemente perfectibles.
Pero , lo entendamos o no, cada masón , y no masón , forja su templo interior , o la destrucción de su templo interior, con sus propias acciones y pensamientos.
Alcoseri