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General: La Masonería una Sociedad Iniciática que cambió el Rumbo de la Historia
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| De: Kadyr (Mensaje original) |
Enviado: 14/05/2025 01:23 |
La Masonería una Sociedad Iniciática que cambió el Rumbo de la Historia
Los Masones que crearon y fundaron la Masonería Especulativa , seguramente no sospecharon que lo que eran unas reuniones para debatir temas filosóficos , se convertirían pronto en una enorme cantidad de generadores de movimientos políticos revolucionarios.
Desde un punto de vista histórico, la masonería es un fenómeno sociopolítico que ha jugado un papel mayor o menor en nuestra historia occidental, directa o indirectamente, pero siempre de forma consistente a lo largo de los últimos tres siglos.
Sin embargo, pocos temas, incluso hoy en día, han provocado tanta controversia y han sido tan controvertidos. La masonería pertenece a un capítulo de la historia que, hasta hace poco, se ha convertido en el centro de atracción de dos bandos opuestos: los apologistas y los detractores. Y esto en un campo que podríamos llamar especializado; por otro lado, a nivel más popular, la Masonería sigue siendo muy poco conocida, aunque se habla mucho de ella, bien podemos decir que la Masonería es una gran desconocida incluso para masones con décadas en la catedra masónica, ya que muchos masones prefieren mantenerse al margen de cualquier actividad masónica a profundidad, simplemente asisten a logia, ocupan puestos en logias , y simplemente van a sociabilizar , sin jamás entenderse con esa masonería política generadora de cambios revolucionarios , y así pasan la estafeta a otros jóvenes masones , hasta que algunos masones se dan por darse a actividades político- masónicas .
La trama masónica especulativa nace en la época política jacobina, o si se prefiere, revolucionaria inglesa y escocesa , de finales del siglo XVIII en su lucha contra el Trono y el Altar, luego por intervención del mismo Vaticano será rápidamente sustituida por la trama satánica (hábilmente inventada y explotada por un personaje tan pintoresco como Léo Taxil) que inventó una trama específicamente dirigida de una Masonería contra el poder de la Iglesia. A mediados del siglo XX, derivaría hacia la conspiración judeo-masónica, a la que se añadirían nuevos términos "peyorativos", como las palabras marxista o comunista, rasgo característico de ciertas dictaduras, como la del general español Franco, durante la cual su famoso lema de la conspiración " judeo-masónica-comunista ", causante de todos los males pasados, presentes y futuros de España, se convirtió en una auténtica obsesión. Al mismo tiempo en la Marxista y comunista Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas la URSS, los masones tambien eran proseguidos y asesinados, posteriormente los Nazis también proseguirían y asesinarían masones .
Si se juzgara a la Masonería por sus enemigos , sería difícil enmarcarla en algún lado del espectro político del pasado siglo XX.
Y aunque luego la teoría de la conspiración parecía superada e incluso olvidada, bastó con el escándalo de la Logia italiana P-2, ampliamente difundido en la prensa, para que volviera a surgir la caza de brujas y todos los lugares comunes sobre la conspiración, llegando incluso, en algunos casos, a reacciones patológicas.
Por eso he pensado que sería útil dedicar esta publicación a analizar, más que la Historia de la Masonería, la historia de una cierta antimasonería, para identificar el origen y la formación de estos clichés y lugares comunes y destacar a aquellos que han contribuido a esta formación, especialmente en un momento en el que asistimos a nuevos intentos de resucitar o simplemente mantener un cierto número de mitos.
Tres clichés conciernen o han concierne a la masonería en general: el satanismo, el judaísmo y el comunismo. El satanismo como anti-iglesia; El judaísmo, o más bien el sionismo, como centro de la conspiración internacional y el comunismo como compañero de viaje de esta famosa conspiración.
Conviene mencionar, aunque sea brevemente, a quienes están y han estado en el origen de estos mitos o prejuicios antimasónicos y que son a veces los autores, a veces los beneficiarios de esta triple identificación masónica. Y probablemente podríamos ver más claramente si conociéramos las relaciones de ciertos regímenes totalitarios con la masonería y particularmente las actitudes antimasónicas adoptadas por el fascismo, el nacionalsocialismo y otros "ismos", sin olvidar las dictaduras del proletariado, gracias a las de sus principales figuras.
Ahora sobre el origen de las persecuciones a masones , estamos en presencia de una especie de « visión policial de la historia », es decir, las « teorías de la trama conspiranoica la palabra « conspiranoica » está relacionada con intrigas, maquinaciones o, si lo preferimos, conjuraciones y complots, la palabra “Conspirar es respirar juntos" significa que al unirse y colaborar, se logra una mayor armonía y un propósito común. La palabra "conspirar" viene del latín "conspirare", que significa "respirar juntos". Este concepto se aplica tanto a acciones positivas, como la colaboración en un proyecto, como a acciones negativas, como la trama para cometer un delito..” era simplemente una reunión de personas . Más sugerente es la palabra del argot mexicano equivalente, “chismear” , que literalmente significa "hablar a espaldas de alguien", hablar en secreto de alguien, lo que ya implica una conspiración. Como vemos hay conspiración en todas partes.
Hoy en día se pretende atribuir las desgracias de nuestro mundo a una organización o entidad maligna; por ejemplo a los jesuitas, a los conservadores , a los neoliberales , a los izquierdistas , a los judíos, a los masones... en este contexto cualquiera puede ser el enemigo favorito .
Y, en esta perspectiva, no es casualidad que los fenómenos totalitarios, en el siglo XX, hayan tenido que recurrir al uso de ingredientes “anti” del sistema, en particular, el antijudaísmo, el anticomunismo y la antimasonería. El caso de Mussolini, durante la disolución de las logias italianas en 1925, o el de Hitler que lo imitó en 1934, " como defensa contra la conspiración judeo-masónica " es suficientemente significativo y conocido. Podríamos decir lo mismo de los regímenes de Vichy con el mariscal Pétain o de Lisboa con Salazar. En España, los ingredientes más utilizados fueron el anticomunismo y la antimasonería, que acabaron convirtiéndose en elementos importantes de la dialéctica del sistema.
Pero todo esto no es nuevo ni pertenece exclusivamente a actitudes políticas más o menos contemporáneas, porque, desde finales del siglo XVIII, el mito de las sectas y de la gran conspiración constituyeron la esencia misma del pensamiento reaccionario y fueron utilizados como una de las defensas más eficaces para la persecución y represión del liberalismo naciente.
REALIDAD MASÓNICA
El nacimiento del mundo de los derechos humanos es una de las glorias de nuestra civilización occidental. Pero esto también requirió la organización de fuerzas sociales, políticas y religiosas que consideraban la libertad o la igualdad como perversas o dañinas, obra de las llamadas sectas filosóficas y masónicas. Sectas que, por su ideología revolucionaria, al mismo tiempo que socavaban la sociedad europea del Antiguo Régimen, socavaban también los fundamentos de la sociedad humana.
La reacción de las fuerzas que hasta la Revolución Francesa habían tenido el poder en sus manos fue condenar y perseguir, a menudo violentamente, a quienes consideraban ideólogos o responsables del cambio.
Es cierto que en el siglo XVIII, como en los siglos XIX y XX, en el desarrollo del mito de la conspiración se utilizaron términos -como el de secreto- que fueron decisivos para justificar jurídicamente la persecución de quienes acabaron siendo identificados como protagonistas de lo que algunos autores han llamado la "conspiración" permanente en la historia de los pueblos.
Basta recordar en este sentido la definición actual de “conspiración”: una resolución concertada en común y secretamente contra alguien, y particularmente contra el Estado o la forma de gobierno.
Definición en la que encontramos dos elementos: el del secretismo y el de la oposición concertada contra el Estado o el gobierno. Una definición próxima a la utilizada por el derecho romano -todavía en el siglo XVIII- y que fue causa de la prohibición de la masonería y de la persecución de los masones en muchos países durante el llamado Siglo de las Luces. Porque, según la jurisdicción de la época, basada precisamente en el derecho romano, …toda asociación o grupo no autorizado por el Gobierno era considerado ilícito, centro de subversión y peligro para el buen orden y la tranquilidad del Estado.
Por supuesto, nos encontramos en un momento de la historia en que los Estados eran absolutistas o despóticos (a veces atenuados por el título de « déspota ilustrado » atribuido a su líder) y cuyas actitudes políticas fundamentales diferían poco de las adoptadas por ciertas dictaduras más recientes, para las que la noción de secreto servía también para justificar una persecución que probablemente tenía otros objetivos.
Pero, como veremos, es cierto que a veces, sin olvidar el secreto, se pone el acento en otros problemas más específicos de ciertas concepciones materialistas de la historia, especialmente en lo que respecta a la lucha de clases.
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De: Kadyr |
Enviado: 14/05/2025 01:23 |
Para llegar pues a un dominio concreto y, siguiendo un orden cronológico inverso al generalmente utilizado en la historia, intentaré dar una visión rápida y sintética de lo que, en este contexto de la conspiración de la historia, debía ser la masonería en nuestra historia contemporánea. Será necesario hacerlo en tres fases o más bien a lo largo de tres momentos históricos que van desde el siglo XX al XVIII, durante los cuales la masonería o más precisamente la antimasonería estuvo vinculada a tres instituciones tan diferentes como el totalitarismo socialista , el judaísmo y la Iglesia católica.
Para muchos el odio hacia la masonería – es o era una especie de dogma o creencia muy extendida. Hablo de la identificación establecida entre la Masonería y el Comunismo, identificación que fue prácticamente determinada e inventada por la iglesia católica,
Comunismo y Masonería
Y sin embargo esta identificación del binomio Masonería-Comunismo, tan arraigado en España durante cuarenta años, resulta tanto más desconcertante cuanto que, durante muchísimo tiempo, las únicas naciones donde la Masonería estuvo prohibida, consecuentemente ilegalizada y por tanto perseguida, fueron precisamente todos los países islámicos , España, Portugal y la URSS con sus países satélites excepto Cuba, aún hoy en la China Comunista la Masonería está prohibida . Es decir, los países totalitarios de derecha o de izquierda, aquellos que tienen una necesidad vital del "anti" como táctica necesaria para la formación de mentalidades, una actitud que permita rechazar toda responsabilidad por el mal funcionamiento del sistema.
Actualmente, los cambios políticos en Portugal y España han permitido el regreso de los masones y la legalidad de sus actividades. Así pues, la prohibición y persecución de la masonería ya no existe -con excepción de Cuba- en las naciones bajo regímenes comunistas, particularmente aquellas antiguamente controladas por la URSS, es decir las de Europa del Este; Es cierto que a esto hay que añadir recientemente algunos países árabes que justifican su veto por razones sin duda más vinculadas a la supuesta trama imaginaria sionista-masónica y sobre todo al fundamentalismo musulmán. Hoy en Rusia se ha reactivado la Masonería .
Si hoy en día resulta verdaderamente incomprensible el intento de asimilar la masonería al comunismo -a menos que la ignorancia sea deliberada y premeditada-, con más razón sistemas totalitarios tan radicalmente anticomunistas como los de Salazar o Franco, hayan sabido explotar con tanta insistencia esta imaginaria conspiración masónico-comunista, mientras que era fácil demostrar, a nivel nacional e internacional, la antimasonería radical y absoluta de los comunistas.
La enciclopedia soviética
Basta con leer lo que la Gran Enciclopedia Soviética (Moscú, Edición Socialista Estatal, 1954, 2.ª ed) afirma bajo la palabra Massenstvo (Masonería o Francmasonería): La Francmasonería se define como una « corriente de moral religiosa, heredera de los constructores de las catedrales de la Edad Media ». Es necesario subrayar la insistencia con la que esta enciclopedia especifica que en las Logias —que guardaban celosamente sus secretos— se reunían principalmente personas pertenecientes a círculos privilegiados de la alta sociedad; que los grados superiores eran prerrogativa de los representantes de la alta aristocracia y de la burguesía; que la Masonería abogaba por «la unión de todos los hombres sobre la base del amor universal, la igualdad de fe y la cooperación con el fin de mejorar la sociedad humana mediante el autoconocimiento y la fraternidad».
Aquí se añade un elemento decisivo para comprender la interpretación de la masonería desde la perspectiva de la Enciclopedia Socialista: « Al proclamar la fraternidad universal en condiciones de antagonismo de clases, contribuyó a reforzar la explotación humana, pues alejó a las masas trabajadoras de la lucha revolucionaria. La masonería se proclamó a favor de nuevas y más refinadas formas de ensoñación religiosa, fomentando el misticismo y desarrollando el simbolismo y la magia » .
A continuación vienen unas veinte líneas sobre la historia de la masonería en Rusia, vista desde el mismo ángulo, para terminar con estas palabras: « En nuestro tiempo, la masonería es uno de los movimientos más reaccionarios de los países capitalistas y el más extendido en Estados Unidos, donde se encuentra el centro de su organización. »
Todo el artículo está escrito en pasado, ya que la masonería estaba prohibida en Rusia desde 1917. Por otra parte, el cuidado con el que se definió el carácter " reaccionario " de la masonería, desde el punto de vista de la lucha de clases, es sin embargo muy elocuente. Sobre este punto, el propio Trotsky llegó a afirmar en Izvestia que la masonería era la plaga del comunismo: La masonería es tan reaccionaria como la Iglesia y el catolicismo. Camufla la necesidad de la lucha de clases bajo un manto de fórmulas moralizantes. Debe ser destruido por la luz roja socialista .
La masonería, que ya había tenido serios problemas durante los últimos años de la autocracia zarista, fue final y completamente suprimida en 1917 con la instalación del régimen soviético. Nuevamente el 3 de junio de 1960, el periódico moscovita Izvestia, en un artículo titulado precisamente " Jesuitas sin sotana ", denunció a la masonería como una " organización de conspiradores capitalistas al servicio del imperialismo". »
La política antimasónica impuesta en la Unión Soviética en 1917 se extendió a todos los partidos comunistas occidentales en 1921 en virtud de la decisión adoptada por la Tercera Internacional en su Congreso de Moscú.
La Tercera Internacional
Los dos primeros Congresos de la Internacional Comunista (1919-1920) habían dejado de lado el tema de la masonería. Sin embargo, en el Tercer Congreso (1921), organizado por Lenin y Trotsky, este último exigió que se prohibiera la afiliación a la masonería a todos los miembros del partido, « ya que la masonería no representa otra cosa que un proceso de infiltración de la pequeña burguesía en todos los estratos sociales ». Y añadió que la solidaridad, principio fundamental de la masonería, constituía un serio obstáculo para la acción proletaria y que la libertad que reivindicaba la masonería era un concepto burgués opuesto a la libertad de la dictadura del proletariado. Especificó además: « La masonería, a través de sus ritos, evoca las costumbres religiosas, y es bien sabido que la religión domina y degrada al pueblo. Su argumento final fue que la masonería representaba una gran fuerza social y, como resultado del secreto de sus reuniones y la absoluta discreción de sus miembros, constituía un Estado dentro del Estado. » . Esta visión de Trotsky fue aprobada por el Congreso y la Tercera Internacional prohibió a sus miembros unirse a las logias masónicas. Sin embargo, no fue hasta el Cuarto Congreso (Moscú, 11-20 de noviembre de 1922) que, tras los problemas surgidos en el Partido Comunista, se añadió una condición adicional a las 20 esenciales para la admisión en el Partido Comunista. Partido: la incompatibilidad del comunismo y la masonería.
El Congreso encargó al Comité Directivo del Partido Comunista Español terminar todas las relaciones entre el partido y los masones antes del 1 de marzo de 1923. Cualquiera que, antes del 1 de enero, no declarara abiertamente y hiciera pública en la prensa del partido su ruptura definitiva con la masonería sería automáticamente excluido del partido. Ocultar la membresía en la masonería sería considerado como la infiltración de un agente enemigo en el partido. En este caso, la condena de la masonería se basó en una incompatibilidad moral entre una asociación basada en la religión de la tolerancia y un partido creado a partir del dogmatismo revolucionario. Pero además, los masones eran tratados como ambiciosos, oportunistas y partidarios de la colaboración de clases.
Esta fue la época en que el Partido Comunista en Francia contaba con un número bastante importante de masones, incluidos un buen número de dirigentes como Ludovic-Oscar Frossard y Morizet quienes, ante el ultimátum del Congreso de la Internacional, decidieron abandonar el partido y permanecer en la masonería.
Lo mismo hizo Antoine Coen, quien unos años más tarde se convirtió en Gran Maestro de la Gran Logia de Francia.
Como curiosidad, señalamos que al mismo tiempo, tras la adhesión al Partido Comunista del francmasón Camélinat, éste se convirtió en propietario de L'Humanité, el periódico fundado por Jean Jaurès.
La prensa de la época informó de algunas intervenciones antimasónicas en Rusia, como la del 26 de julio de 1928, que publicó una noticia desde Leningrado: El Soviet General Central de Leningrado procedió durante la noche al cierre y liquidación de todas las Logias Masónicas. Los directores de las dos logias más importantes, la " Delphis " y la " Flor de Acacia ", fueron arrestados y llevados ante los tribunales soviéticos. Se les acusa de recibir subvenciones de logias conocidas por ser focos de capitalismo.
Desde 1922 hasta 1945 las instrucciones antimasónicas del PC no cambiaron. Sin embargo, entre 1941 y 1944 la Resistencia francesa logró crear vínculos entre quienes eran perseguidos por el mismo enemigo. Hubo intentos de reconciliación en 1945, pero no tuvieron éxito. Es bastante sintomático el hecho de que la masonería siga estando estrictamente prohibida en Rusia y otros países de Europa del Este. Asimismo, es necesario destacar el interés que el tema de la masonería como hecho histórico despertó en las universidades de estos países.
La publicación en Varsovia en 1982 de la importante obra de Ludwik Hass, La masonería en la Europa central y oriental en los siglos XVIII y XIX, nos proporciona uno de los últimos ejemplos de esta obsesión.
Sin embargo, esta actitud de oposición a la masonería no es propia de los países comunistas porque –y nadie lo ignora– los regímenes fascistas y totalitarios adoptaron la misma posición prohibiendo y persiguiendo la masonería.
Fascismo y masonería
La primera medida oficial que tomó el fascismo italiano contra la masonería se produjo tras la deliberación del Gran Consejo Nacional Fascista del 15 de febrero de 1923. Durante estos debates, entre otros, se abordó el tema de " Partido y Masonería ", con la participación del Duce y otros catorce miembros del Consejo. La cuestión básica que se debatió allí, como en la Tercera Internacional, fue el problema de la incompatibilidad. Y el resultado fue el mismo cuando a los fascistas que eran masones se les pidió que eligieran entre el Partido Nacional Fascista y la Masonería.
En realidad, esta actitud del partido en el ejercicio del poder no era nueva, como tampoco lo era la declaración de incompatibilidad entre masones y fascistas, pues el 28 de septiembre de 1922, el Honorable de Stefani había incitado a los fascistas venecianos, de los que era secretario, a discutir este problema, para llegar a la adopción de la siguiente resolución: « la pertenencia al Partido Nacional Fascista era incompatible con la pertenencia a la masonería » .
En la misma línea, ya en 1914, en el Congreso de Ancona (26-29 de abril), Benito Mussolini, como creador de los grupos de combate (las Camisas Negras), había declarado la incompatibilidad entre la masonería y el socialismo, tal como lo había hecho unos años antes en el Congreso de Bolonia en 1904.
La reacción de la masonería italiana a las medidas tomadas por el Gran Consejo Nacional Fascista del 15 de febrero de 1923 se hizo pública tres días después mediante una declaración en la que los dirigentes de la masonería dejaban a los Hermanos Fascistas libres de romper todas las relaciones con la masonería y permanecer en el Partido Fascista, si así lo deseaban.
Pero como había sucedido en Francia con la declaración de incompatibilidad entre el PC y la masonería, muchos hermanos italianos (generales, abogados, etc.) prefirieron abandonar el fascismo y permanecer en la masonería.
En la escalada antimasónica del Consejo Nacional del Partido Nacional Fascista, es necesario destacar la decisión tomada el 29 de enero de 1924... con el fin de defender el patrimonio moral e ideal de la juventud fascista contra las "sectas secretas", que eran una escuela de corrupción política... de emitir un voto para declarar, en nombre de la revolución fascista, la incapacidad parlamentaria de cualquier persona vinculada a las sociedades secretas.
Esta declaración y otras del mismo estilo fueron acompañadas de ataques e incendios de locales y templos masónicos que perdieron así buena parte de sus archivos. Las protestas y declaraciones de la masonería no sirvieron de nada. Esto acabó organizándose, en Milán, el 13 de diciembre de 1924, el Gran Convento Masónico, durante el cual el Gran Maestro Torrigiani afirmó: ...que las ideologías nacidas del fascismo y, más que ideologías, los instintos, eran irreconciliables con las concepciones de la Masonería.
Informe y ley antimasónica
Poco después, el gobierno italiano, a través de la Comisión de los Quince, preparó un informe histórico y sistemático sobre el significado y la labor de la masonería. La Comisión estuvo presidida por el senador Giovanni Gentile, y el texto fue redactado por Giacchino Volpe y el profesor Francesco Ercole, rector de la Universidad de Palermo. Tras una introducción histórica, el contenido se estructuró en una serie de puntos, siendo los más importantes:
1. La masonería transmite una mentalidad extranjera, especialmente francesa, que, incluso en Francia, se considera anacrónica.
2. Su pretensión de considerarse anti-Iglesia, por su cosmopolitismo y su lucha contra los Estados Pontificios, es vana.
3. El secreto corrompe las costumbres y el carácter de los italianos, inclinados a la franqueza y la sinceridad.
4. El anticlericalismo mezquino, faccioso y anticuado perturba la vida nacional y obstaculiza el acercamiento progresivo entre Italia y el papado.
5. Tras esta fachada se esconde una especie de organización de tipo " Camorra " que defiende intereses puramente privados, lo cual es perjudicial, especialmente en el ejército y el poder judicial. Y el arma de esta " obra maligna " es el secretismo.
Los puntos clave del informe de la Comisión se basaban pues en dos problemas fundamentales: el secretismo y el internacionalismo, que, por lo demás, ya estaban sancionados en otros países, como estipulaba, por ejemplo, la legislación alemana de 1908.
El 12 de enero de 1925, después de leer este documento, Mussolini presentó un proyecto de ley a la Cámara. El debate tuvo lugar del 16 al 19 de mayo. El propio Mussolini presentó el texto a la Comisión de los Quince. Tras admitir que todos conocían el papel que desempeñaron las sociedades secretas y las sectas durante el " Risorgimento " italiano, declaró que la existencia de estas sociedades estaba justificada en la época de la esclavitud y no en la época de la libertad. Para la nueva era, la supervivencia de tales sociedades, precisamente a causa del secreto, era incompatible con la soberanía del Estado y la libertad de todos los ciudadanos ante la ley...
Durante su discurso, Mussolini matizó cada uno de los puntos recogidos en el informe de la comisión, para no dar la impresión de perseguir, prohibir o limitar de algún modo el derecho de asociación.
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De: Kadyr |
Enviado: 14/05/2025 01:24 |
El secreto
La ley, aprobada por 304 votos de los 304 presentes, se implementó mediante un decreto que, en realidad, constaba de dos artículos. La primera exigía la comunicación a las autoridades del Partido Nacional Fascista de las actas, constituciones, estatutos, reglamentos internos, listas de miembros y cargos sociales y toda la información relativa a la organización y actividad de las asociaciones en cuestión... todo ello bajo amenaza de sanciones económicas (multas) y prisión.
El artículo 2 estaba dirigido a los funcionarios, empleados y agentes del Estado, de las provincias, de los municipios o de los institutos bajo la tutela del Estado, prohibiéndoles, bajo pena de despido, pertenecer a sociedades que funcionaran clandestinamente o en secreto y cuyos miembros estuvieran normalmente unidos por el secreto.
La aprobación por el Parlamento de esta ley, que no hacía mención de la Masonería, fue sin embargo reconocida por todos como una ley antimasónica; Relanzó la violencia fascista, con ocupaciones, saqueos, asesinatos, incendios, etc. La Rivista massonica, después de numerosas confiscaciones en los meses más duros, dejó de publicarse desde noviembre de 1924 hasta abril de 1925. El propio Gran Maestro tomó posición pública al afirmar que la Masonería no era ni podía ser una sociedad secreta. Sin embargo, no podía tolerar medidas de control sobre sus miembros en ausencia de garantías suficientes de tolerancia, respeto a las opiniones y libertad de cada individuo.
Tras el receso parlamentario, el Senado, a su vez, aprobó la ley el 20 de noviembre, tras una breve discusión de dos días. La ley debía ser publicada en el Diario Oficial el 26 de noviembre. Pero antes de ser promulgada en el Diario Oficial, y para evitar casos de conciencia a muchos masones, el Gran Maestro Torrigiani, el 22 de noviembre, dio la orden de autodisolución de las Logias esparcidas por la península y las islas.
Por esta drástica y extrema decisión, la masonería eligió su propia destrucción y desaparición, medida que no evitó sin embargo la persecución, el exilio o la muerte de un gran número de masones, víctimas de los famosos Batallones de Acción Fascista más o menos descontrolados.
La lógica de Mussolini tras esta ola de persecución se refleja en las palabras pronunciadas ante la Dirección Federal del Partido Nacional Fascista en Roma el 27 de octubre de 1930: « Los masones dormidos podrían despertar. Al eliminarlos, estamos seguros de que dormirán para siempre ».
Salazar y la masonería
Unos años más tarde, la experiencia italiana se repetiría en el Portugal de Salazar. El Dr. Oliveira Salazar, ex profesor de la Universidad de Coimbra, que se convirtió en el " salvador de la patria ", como otros dictadores de la época, centró su atención en el peligro de las sociedades secretas como responsables de la decadencia de Portugal.
Convencido de que su labor de «restauración» estaba amenazada por las Logias, encargó al Dr. Abel de Andrade, profesor de Derecho de la Universidad de Lisboa, y al diputado José Cabral la elaboración de un informe sobre las sociedades secretas, que finalmente fue aprobado y promulgado oficialmente el 21 de mayo de 1935. La ley en cuestión, con el número 1901, fue hecha pública por el Ministro de Justicia «en nombre de la nación» y por decreto de la Asamblea Nacional.
Una vez más, las sociedades secretas fueron prohibidas en Europa por una ley integral que tenía algunas similitudes, incluso en su redacción, con la ley fascista de diez años de antigüedad en la que claramente se había inspirado.
Como en el caso de Italia, el artículo 1 especifica detalladamente la información que debía proporcionarse a los gobernadores civiles sobre los estatutos, reglamentos, listas de miembros con indicaciones de profesiones y responsabilidades sociales, etc., así como las sanciones económicas y penitenciarias, en caso de que la información no fuera transmitida o fuera falsificada.
El artículo 2 introduce una novedad respecto al derecho italiano, al precisar qué se entiende por sociedad secreta, aunque evita nombrar también a la masonería, que estaba específicamente en el punto de mira.
En el artículo 3, la ley portuguesa se suma a la ley italiana de Mussolini, al prohibir a cualquier funcionario, civil o militar, afiliarse a las asociaciones previstas en el artículo 2.
Lógicamente, esta ley tuvo una amplia difusión y fue objeto de mucha publicidad en las revistas antimasónicas de la época, en particular la Revista Internacional de Sociedades Secretas.
Como se desprende de la lectura, se trata en realidad de dos leyes complementarias y unificadas, una relativa a las sociedades secretas y la otra a los funcionarios. En el plazo de un mes, todos los funcionarios públicos y militares tuvieron que jurar que no eran miembros de ninguna sociedad secreta y que en el futuro no serían miembros de ninguna sociedad secreta.
Polémica en la prensa
Sin embargo, la ley portuguesa fue duramente criticada durante su discusión en la Cámara, provocando una curiosa polémica entre el diario A Voz, vespertino vinculado a la Iglesia y salazarista, y el Journal de Lisboa, vespertino liberal-democrático. Monseñor. Joaquín Méndez Guerra inició la polémica el 4 de febrero de 1935, en A Voz, con un artículo en el que consideraba "ingenuo" el proyecto de ley pues obligaba a los funcionarios civiles y militares a jurar por su honor que no pertenecían a la masonería y suponía que los numerosos masones de la administración se negarían, ni siquiera bajo juramento, a considerarse como tales.
El autor principal del proyecto de ley, José Cabral, respondió el 5 de febrero defendiendo el carácter práctico del proyecto. El día 9, Mendes Guerra volvió a la carga. La respuesta de Cabral, el 12 del mismo mes, puso fin a una polémica en la que un órgano de la Iglesia católica consideró que el proyecto aún era demasiado débil.
De carácter completamente distinto fue la polémica, publicada también en el Diario de Lisboa, del 4 de febrero y suscitada por el poeta Fernando Pessoa. Este último, que no se declara ni masón ni antimasón, escribió un largo artículo criticando el proyecto de Cabral que, tanto en su naturaleza como en su contenido, estaba en consonancia con las mejores tradiciones de los Inquisidores.
En su artículo, Pessoa señala que dada la imprecisión con que se definen en el borrador las sociedades secretas –aquellas que adoptan decisiones no tomadas en público, o aquellas que son semiprivadas–, el propio José Cabral debería ser denunciado por pertenecer a una sociedad secreta: el Consejo de Ministros. Además, añadió, todo lo serio o importante que se hace en este mundo se hace en secreto, porque no se reúnen en público los consejos de ministros, ni las sedes de los partidos políticos, ni las juntas directivas de empresas comerciales o industriales... ni siquiera los comités directivos de los equipos deportivos.
Pessoa afirma que el proyecto de ley, aparentemente dirigido contra las "asociaciones secretas" en general, estaba en realidad dirigido prácticamente, enteramente, contra la Masonería, que no es -dirá- una simple asociación secreta, sino una orden iniciática, cuyo secreto es común a todas las órdenes iniciáticas, a todos los " Misterios " y a todas las iniciaciones, transmitidas directamente de maestro a discípulo.
Aparte de lo que tal polémica pudiera significar en aquel momento, lo que dice mucho de la libertad de pensamiento de su autor, el resultado práctico fue nulo porque la ley fue promulgada, e inmediatamente la única salida para la mayor parte de los 9.500 masones portugueses, entonces catalogados como tales, fue la persecución o el exilio. La justificación de esta medida apareció en 1942 en la revista antimasónica parisina Les Documents Maçonniques (dirigida por el colaborador Bernard Faÿ, muy conocido y apreciado en ciertos medios académicos por su obra La masonería y la revolución intelectual en el siglo XVIII) en estos términos: Hemos atacado las fuentes de la corrupción política, es decir las logias masónicas portuguesas, subordinadas a las internacionales judeo-masónicas que hacen el juego a los poderes subterráneos... ¿Qué poderes? Los círculos judíos angloamericanos, se nos dice unas líneas más adelante.
Judeo-masonería
En la Alemania de Hitler, así como en la Francia del mariscal Pétain, el tema de la lucha contra la masonería estaba estrechamente vinculado no sólo a la prohibición de las sociedades secretas y a la supresión del marxismo internacional, sino también, en particular, a la cuestión judía.
La identificación que Hitler y sus allegados y los teóricos del nacionalsocialismo hicieron entre masones y judíos significa que este tema requeriría un tratamiento especial.
Franco y la masonería
Finalmente, tenemos un último modelo de dictadura que se caracterizó por una particular obsesión antimasónica: la del general Franco en España.
De forma muy esquemática, las medidas tomadas por Franco fueron las siguientes: de mayo a agosto de 1935 fueron destituidos seis generales masones, grandes jefes militares en aquella época, entre ellos el director de la Escuela Superior de Guerra.
Una semana antes de la destitución del primer general Mason, el general de división Francisco Franco Bahamonde, hasta entonces comandante en jefe de las fuerzas militares en Marruecos, fue nombrado jefe del Estado Mayor del Ejército.
Con el levantamiento militar del 18 de julio de 1936, la historia de la masonería española entró en un período de persecución y destrucción sistemática. El primer decreto de Franco contra la masonería consta de cinco artículos; Data del 15 de septiembre de 1936 y fue firmado en Santa Cruz de Tenerife por el entonces Comandante en Jefe de las Islas Canarias. El primer artículo declara que la masonería y otras asociaciones clandestinas son ilegales y que sus militantes, llamados activistas, son considerados rebeldes. Los demás artículos obligaban -bajo severas penas- a los masones a quemar todos los papeles, emblemas, escritos de propaganda, etc. masónicos, al mismo tiempo que se confiscaban los bienes de la Masonería.
Como consecuencia de este decreto, el templo masónico de Santa Cruz de Tenerife fue cedido a la Falange Española, que distribuyó y fijó el siguiente aviso: « Secretaría de la Falange Española. Visita al Salón de la Logia Masónica de Santa Cruz; mañana domingo 30 de 10:00 a 12:00 y de 3:00 a 6:00. Entrada: 0,50 ptas. »
El 21 de diciembre de 1938, Franco decretó que todas las inscripciones o símbolos de carácter masónico o que pudieran considerarse ofensivos para la Iglesia católica debían ser destruidos y retirados de todos los cementerios de la zona nacional en el plazo de dos meses.
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De: Kadyr |
Enviado: 14/05/2025 01:24 |
Falange y Masonería
No es de extrañar que la Falange se hiciera cargo del edificio de la Logia de Santa Cruz y se hiciera cargo de su explotación, ya que en aquella época la campaña de la Falange contra la masonería había primado sobre la de Franco, siguiendo el ejemplo de Mussolini en Italia y de Hitler en Alemania.
Ya en agosto de 1936, la falange había emitido una proclamación bastante elocuente: «¡ Camarada! Tu deber es perseguir a los judíos, la masonería, el marxismo y el separatismo. Destruye y quema sus periódicos, sus libros, sus revistas, su propaganda » .
El tema de la masonería unido al del judaísmo, el marxismo y el separatismo aparece en esta época en la prensa de Falange, como el periódico Liberté, de Valladolid; Arriba, de Madrid; Amanecer, de Zaragoza, etc. A partir de agosto de 1936, el diario falangista de Madrid, Arriba, incitó abiertamente a una cruzada contra la política, el marxismo y la masonería, añadiendo una solemne advertencia contra esta última y contra la diplomacia judía. Respecto a la psicosis antimasónica que se creó en los círculos oficiales al comienzo de la guerra, lo publicado bajo el título "Los Masones" el 19 de septiembre de 1935 en el periódico La Falange Amanecer de Zaragoza es bastante sintomático: " Nos parece saludable insistir en la cuestión de la masonería. El daño que esta perniciosa sociedad ha causado a España es tal que ni la masonería ni los masones pueden escapar a un castigo ejemplar. Un castigo ejemplar y rápido es lo que todos los españoles exigen para los masones astutos y sanguinarios... Hay que acabar con la masonería y con los masones " .
Castigo ejemplar y rápido
Sobre la rapidez del castigo exigido por la prensa oficial fascista española, algunos datos -conservados en los Archivos que Franco reunió en Salamanca para la purga política- correspondientes únicamente al año 1936, son suficientemente elocuentes:
De la Logia " Helmantia " de Salamanca fueron fusilados 30 masones, entre ellos un pastor de la Iglesia Evangélica. De la Logia “ Constancia ” , de Zaragoza, fueron asesinados 30 masones. Del Triángulo " Zurbano " de Logroño fueron fusilados 15 Hermanos; del Triángulo “ Libertador ” , de Burgos, 7 y el de Joaquín Costa, de Huesca, otros 7. De la Logia “ Hijos de la Viuda ” , de Ceuta, 17. De la Logia “ Trafalgar ”, de Algeciras, 24 fusilados; de la Logia " Resurrección ", de La Línea, 9 fueron asesinados, 7 condenados a trabajos forzados y otros 17 lograron refugiarse en Gibraltar...y así podríamos seguir, ciudad tras ciudad, pueblo tras pueblo.
En octubre de 1937, 80 presos políticos fueron fusilados en Málaga bajo el único cargo de ser masones. Poco después, los días 15 y 16 de diciembre, en la sede oficial de la Masonería en Madrid, tuvo lugar la Convención anual, a la que asistieron representantes de todas las Logias ubicadas en el territorio republicano. Según la información facilitada, salvo muy pocas excepciones, casi todos los masones que no habían podido huir de la llamada zona nacional, es decir, franquista, habían sido asesinados o fusilados.
Durante los primeros meses de la Guerra Civil Española , el simple hecho de ser masón era considerado un « delito contra la patria », como señalaba el artículo falangista en Amanecer del 16 de septiembre de 1936. Los masones « no podían escapar a un castigo ejemplar». "Era necesario" acabar con la masonería y con los masones. "El simple hecho de ser masón fue suficiente para que cientos de personas fueran fusiladas sin ningún tipo de juicio.
Manifiesto Masónico
Ante esta situación, la Francmasonería de Cataluña emitió una proclama al pueblo que incluía, entre otras cosas, lo siguiente: « Ciudadano: a través de la prensa se le habrá informado de que dondequiera que han ido los fascistas, nuestros hermanos masones han sido ejecutados, a menudo tras torturas injustas... ¿Por qué este odio del fascismo hacia la Francmasonería? ¿Porque representa, en el ámbito de las ideas, la antítesis del fascismo? Porque sin ser un partido político, ni una religión ni una asociación de clase, la Francmasonería siempre ha sido un obstáculo formidable contra todas las tiranías, una barrera contra el falso nacionalismo fascista... ». La proclama concluía que la Francmasonería reafirmaba, una vez más, su fe inquebrantable en el progreso humano y en los principios de libertad y justicia, y su decisión de continuar la labor centenaria en defensa de estos sublimes ideales.
Lo llamativo es que el propio general Franco, en su proclama del 18 de julio de 1936 desde Santa Cruz de Tenerife, justificara el alzamiento militar -y en consecuencia sus consecuencias de guerra civil- con un lema tan masónico y republicano como la trilogía Fraternidad, Libertad e Igualdad en la que puso especial cuidado en colocar en primer lugar la palabra Fraternidad.
Leyes antimasónicas
Un año después, el 18 de julio de 1937, en el discurso que celebraba el comienzo del «segundo año triunfal », Franco se refirió a las « logias extranjeras y comités internacionales » que combatían el sentimiento de la España nacional.
Una vez finalizada la Guerra Civil Española y formado el gobierno, la primera ley “fraternal” promulgada contra “los Hermanos Masónicos” data del 9 de febrero de 1939 (Ley de Responsabilidades Políticas). Entre los partidos y asociaciones proscritos se encontraban, por último, todas las logias masónicas. También se incluyeron todos los diputados que habían pertenecido a la masonería en 1936.
Tiempo después, el general Franco intentó aprobar una ley que persiguiera a la masonería, según la cual cualquiera que fuera declarado masón podría ser fusilado retroactivamente.
El Ministro de Instrucción Pública, D. Pedro Sainz Rodríguez, y el Ministro de Justicia, Conde de Redezno, se opusieron a este proyecto y su acción fue secundada por el nuncio, Mons. Cicognani.
Sin embargo, lo que Franco no había conseguido en 1939, lo consiguió un año después cuando, el 1 de marzo de 1940, mezclando doctrinas tan opuestas como la masonería y el comunismo, dictó la « Ley para la Represión de la Masonería, el Comunismo y Demás Sociedades Clandestinas ».
Cualquier propaganda que exaltase los principios o beneficios de la masonería era castigada con la confiscación de bienes y penas de prisión. Por otra parte, los masones, además de las sanciones económicas, fueron excluidos permanentemente de cualquier cargo estatal, corporaciones públicas u oficiales, empresas subvencionadas o empresas comerciales, gerencias y consejos de administración de empresas privadas así como cargos de confianza, responsabilidad o dirección. La ley también decretó la incapacidad permanente para dichos trabajos, así como el arresto domiciliario o la expulsión.
Se fijaron penas de veinte a treinta años de prisión para los grados superiores y de doce a veinte para los grados inferiores. La purga llegó a tal grado, que era imposible siquiera formar parte de un “ Tribunal de Honor ” para quien tuviera un miembro de su familia en segundo grado de consanguinidad o por afinidad que hubiera sido Masón.
En este punto, sólo hubo una excepción que el general Francisco Franco y su séquito pasaron por alto: el Caudillo seguramente ya había olvidado que su hermano, Ramón Franco, era masón desde el día de su iniciación en la Logia " Plus Ultra " en 1931, durante su breve exilio tras un fallido levantamiento militar.
Como resultado de esta ley, las organizaciones masónicas y comunistas fueron disueltas, prohibidas y declaradas fuera de la ley y todos sus bienes confiscados. Al mismo tiempo se creó el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo. Se creó un archivo especial de la Masonería con todos los documentos masónicos incautados en diferentes ciudades españolas. Desde entonces y hasta hace pocos años, las solicitudes de plazas civiles y militares en el Estado español, en sus múltiples administraciones nacionales, provinciales y locales, se examinaban a partir de la información proporcionada por dichos archivos.
Releyendo los discursos y mensajes de Franco, observamos que el problema de la masonería o de la conspiración judeo-masónica en unos casos, o masónico-comunista en otros y las más a menudo en la triple versión judeo-masónica-comunista, estaba tan arraigado en su personalidad que, como señala Castilla de Pina en su " Psicoanálisis de Franco ", no se trataba de circunloquios destinados al gran público, sino formulados para él mismo, porque " creía en ello y estaba convencido de ello". »
Como dice uno de sus biógrafos, la convicción antimasónica se incorporó en Franco casi como una segunda naturaleza. Franco culpó a la masonería de todas las causas de la decadencia histórica y la degeneración política de España.
Lo más extraño es que esta " antimasonería ", que acabó constituyendo un componente muy importante de la dialéctica de los fascismos y totalitarismos, esté actualmente reapareciendo en un tono pseudo-religioso y político en países donde todavía hay minorías que necesitan condenar a alguien para creer que así lograrán asegurar su propia salvación.
Bastó el escándalo tan italiano de la Logia Romana P-2 o la despenalización de la Masonería por parte de la Iglesia en su nuevo Código de Derecho Canónico para que los nostálgicos de tiempos pasados recordáramos situaciones históricas que creíamos ya olvidadas, gracias a las publicaciones.
Como el caso de Hitler está estrechamente vinculado con el judaísmo y la masonería, esta cuestión no se abordará aquí porque merecería una monografía completa.
El permitirnos ahora un acercamiento a un tema todavía polémico y controvertido, por supuesto, pero también fascinante y que merece todo nuestro respeto más allá de cualquier ideología o actitud social, política o religiosa.
Sobre totalitarismo recordemos el mensaje que el Gran Maestre Nacional del Gran Oriente Español pronunció en marzo de 1933, durante la instalación de la logia " Pensamiento y Acción " en La Coruña:
Hay una virtud masónica que no debes olvidar en tu trabajo: la tolerancia. Hay otra que debes practicar sin flaquear: la fraternidad.
El mundo en su conjunto es intolerante. Todo hombre, dueño de una verdad, quiere monopolizarla e imponerla como si fuera la única. La intolerancia es incomprensión y limitación. Saber que en cada alma hay una chispa de ciencia divina y que todo contribuye al fin último de la perfección universal nos permite comprender al prójimo, exonerarlo y amarlo. Que quien no sienta esta virtud de la tolerancia sea considerado un extraño dentro de la Masonería .
El masón debe también cultivar los principios de la fraternidad. Amar a quienes nos aman es fácil; Debemos amar, o al menos disculpar, a quienes no nos aman. El mundo está impulsado por el odio y esto debe cambiar. La salvación está en la fraternidad y se realizará en la comprensión de lo que es el amor.
Los masones españoles que escucharon estas palabras tolerantes y fraternales fueron asesinados tres años después, en su calidad de masones, víctimas de la intolerancia fanática y totalitaria.
Alcoseri
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De: Kadyr |
Enviado: 14/05/2025 01:25 |
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