¿Por qué a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo?
El estudio de una institución (como el estudio de una religión o una filosofía) puede considerarse desde un punto de vista histórico. Podemos, de hecho, investigar su nacimiento, su origen, describir su desarrollo, su génesis, analizar las condiciones en las que se arraiga e identificar sus finalidades. Pero dejando de lado el punto de vista histórico, podemos mirar las estructuras intelectuales y morales, los principios de la regla que constituyen y definen esta institución, así como podemos destacar las estructuras de tal sistema filosófico o de tal religión e identificar sus principios y fundamentos.
Estos dos métodos no son contradictorios y pueden utilizarse de forma complementaria entre sí, tanto más cuanto que los principios, es decir lo que está en el origen, son a la vez un comienzo y un resultado. Por ejemplo, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 constituye, en términos de ideas, la culminación de una historia intelectual y resume las ideas expuestas a lo largo del siglo XVIII. Al mismo tiempo, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano es también un comienzo ya que define un nuevo modo de vida individual y colectivo, que concierne a los hombres, en el orden religioso, político y social.
La estrecha relación entre la Masonería y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano es un tema profundo. Aunque no hay una conexión directa entre la Masonería y la Declaración, hay varias razones por las que se puede argumentar que la Masonería tuvo una poderosa influencia en su desarrollo.
La Masonería estuvo influenciada por las ideas de la Ilustración, que enfatizaban la razón, la tolerancia y la igualdad. Muchos masones fueron intelectuales y filósofos que contribuyeron al desarrollo de estas ideas.
Varios masones prominentes, como Georges Danton y Camille Desmoulins, participaron activamente en la Revolución Francesa y en la redacción de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.
La Masonería enfatiza valores como la fraternidad, la igualdad y la libertad, que están reflejados en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.
La Masonería ha sido una institución que ha promovido la formación de la sociedad civil y la participación ciudadana, lo que sin dudar influyó directamente en la creación de documentos como la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.
Algunos de los principios y valores que se encuentran en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, como la libertad, la igualdad y la fraternidad, son también fundamentales en la Masonería. Sin embargo, es importante destacar que la Masonería no es una organización política y que sus objetivos y valores son más amplios que los de cualquier documento o movimiento político específico.
En París, la Logia de los Nueve Hermanos fue un centro de reunión para intelectuales y políticos que simpatizaban con las ideas de la Ilustración y la Revolución Francesa.
Voltaire, un filósofo y escritor español , fue un miembro activo de la Masonería y un defensor de la tolerancia y la libertad. Sus ideas influyeron en la formación de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.
La Masonería ha promovido valores como la fraternidad, la igualdad y la libertad, que están reflejados en la Declaración.
Así pues, podemos acercarnos al estudio de la Masonería considerando su historia, comenzando por las Logias Masónicas operativas de la Edad Media, pasando por las mutaciones y transformaciones que darán origen a las controvertidas Constituciones de Anderson que, ellas mismas, trataron de regular la existencia, la forma de ser de la Masonería moderna llamada Masonería especulativa.
Pero también podemos estudiar la Masonería a partir de los Principios que ella misma quiso darse y que la definen y caracterizan. Y en lo que respecta a la misma Masonería , considerando esta institución, o más precisamente esta orden, a partir de sus Declaraciones de Principios. Y hoy, es a partir de los Principios que ella establece y que la definen que nos gustaría comprender la realidad o la idea de la Masonería tradicional.
El Gran Arquitecto del Universo
"La Masonería Regular trabaja para la Gloria del Gran Arquitecto del Universo." En efecto, los masones regulares, con sus tenidas, abren y cierran sus trabajos para la Gloria del gran Arquitecto del Universo. Y la declaración del Convento de Lausana, en 1875, nos recuerda que:
"La masonería proclama, como lo ha proclamado desde sus orígenes, la existencia de un principio creador bajo el nombre del Gran Arquitecto del Universo." La idea del Gran Arquitecto es esencial y fundamental en la filosofía masónica, en la "Cosmovisión", es decir en la visión, la concepción global que la masonería quiere dar del universo. Podría incluso decirse que constituyó la piedra angular. Pero una vez más, tal vez deberíamos intentar cuestionar el contenido y el significado de esta idea, al menos cuando queremos entender lo que estamos diciendo. Y de esta afirmación pueden surgir una serie de dificultades.
La primera idea que naturalmente viene a la mente, y que es la de muchos masones, consistiría, muy simplemente, en asimilar, en identificar la idea del Gran Arquitecto con la de Dios, y al mismo tiempo con el Dios de las religiones y el de los filósofos y los científicos. Y algunos nos dirán que esto es un abuso del lenguaje que consiste en identificar una realidad con otra. Ciertamente, se podría responder que quien así piensa está en buena compañía filosófica porque Platón, en “El Timeo” por ejemplo, ya hace coincidir la idea de Dios con la del Arquitecto, como hicieron después de él los filósofos estoicos. En la Edad Media, la identificación de Dios con el arquitecto que traza el plan del mundo es frecuente tanto en los escritos como en las representaciones gráficas. El Gran Arquitecto es incluso equiparado al Logos, es decir, al Nous. Finalmente, en la filosofía moderna, la idea de Dios como arquitecto nutre las obras de pensadores tan diferentes como Leibniz y Newton, así como Malebranche y Voltaire, por limitarnos a estos ejemplos.
Pero más aún, el ateo ciertamente rechazará esta idea de un Arquitecto identificado con la divinidad. Aquí podríamos recordar aquella anécdota , quien, en una observación llena de sentido, nos dice que la discusión entre el ateo y el creyente consiste, la mayoría de las veces, en preguntarse si debemos seguir llamando a Dios "Dios" o darle otro nombre como Consciencia Cósmica, Fuerza Fundamental Del Universo, Orden Cósmico , Ley Universal , Naturaleza, Código Del Orden Universal , Armonía Universal o Energía Universal y un largo etc. Y un Maestro Masón cualquiera podría preguntarse : "¿No hay varias maneras de ser dogmático? ¿Afirmar la existencia de lo indemostrable o negarla? ¿No ocurre con Dios como con cualquier ideal? Quien pretende negarlo, lo afirma, y quien pretende concebirlo ya lo ha perdido".
Sin querer entrar en controversias teológicas, que no son de nuestra competencia ni de nuestro ámbito, quisiéramos sin embargo aquí considerar este problema porque nos parece esencial a la naturaleza de la orden masónica, a la visión y a la comprensión que no sólo los "No Masones" sino también los mismos masones pueden tener de ella. Y para ello consideremos el Libro, el Libro Sagrado de la Ley por excelencia, la Biblia. En Éxodo, cuando Moisés interroga a su Dios y le pide que le diga su nombre, y su nombre definiría su naturaleza, él responde: "Yo soy el que soy" .
---La frase "Yo soy el que soy" (en hebreo: אֶהְיֶה אֲשֶׁר אֶהְיֶה, "Ehyeh asher Ehyeh") es una respuesta que Dios da a Moisés cuando este le pregunta su nombre en el libro de Éxodo (Éxodo 3:14).
El significado de esta frase es objeto de debate y interpretación entre masones y teólogos. Algunas posibles interpretaciones serian
"Yo soy el que soy" puede ser visto como una afirmación de la existencia eterna de Dios, que no tiene principio ni fin. En este sentido, Dios se presenta como el Ser Supremo que siempre ha existido y siempre existirá.
La frase también puede ser interpretada como una afirmación de la autonomía y autosuficiencia de Dios. Dios se presenta como el que es por sí mismo, sin depender de nada ni nadie más.
Otra interpretación es que la frase "Yo soy el que soy" es una forma de enfatizar el misterio y la trascendencia de Dios. Al no dar un nombre específico, Dios se presenta como alguien que está más allá de la comprensión humana.
Algunos eruditos masones creen que la respuesta de Dios no es tanto un nombre como una descripción de su naturaleza. En este sentido, "Yo soy el que soy" sería una forma de describir la esencia de Dios, más que un nombre propiamente dicho.
¡Qué interesante perspectiva sería ! Sí, es posible que Moisés, al ver la zarza ardiente, haya experimentado una reminiscencia de su propio Yo Soy y la haya proyectado en la visión de la escena exterior . Esta interpretación se alinea con la idea de que la experiencia mística o espiritual puede ser una forma de autoconocimiento y reflexión interior.
En este sentido, la frase "Yo soy el que soy" podría ser vista como una forma de auto-revelación, donde Moisés se da cuenta de su propia naturaleza divina o conexión con la fuente universal. La visión de la zarza ardiente sería entonces un catalizador para esta toma de conciencia.
Esta interpretación también se relaciona con la idea de que la divinidad no es algo externo, sino que está dentro de cada ser humano. La experiencia de Moisés podría ser vista como una forma de despertar a su propia naturaleza divina, y la frase "Yo soy el que soy" sería una expresión de esta realización.
Esta teoría de la reminiscencia, desarrollada por Platón, sugiere que el conocimiento y la sabiduría son formas de reminiscencia de la verdad eterna y divina que habita en el alma.
La experiencia de Moisés podría ser vista como una forma de introspección y autoconciencia, donde se da cuenta de su propia naturaleza y conexión con la divinidad.
La idea de que la divinidad no es algo externo, sino que está dentro de cada ser humano, se relaciona con la filosofía de la no-dualidad, que enfatiza la unidad y la interconexión de todas las cosas.
La interpretación de que Moisés proyectó su propio Yo Soy en la visión de la zarza ardiente es una perspectiva interesante que destaca la importancia de la introspección y la autoconciencia en la experiencia espiritual.
Estas palabras o estas respuestas, si afirman la existencia del Ser, dejan el misterio pendiente sobre la naturaleza de este ser, sobre su realidad y sobre las modalidades de su acción. Indican la trascendencia de este ser y la imposibilidad para el hombre de nombrarlo, de comprenderlo, de definirlo, de encerrarlo en un concepto. Este ser es algo tal que nada mayor puede pensarse. Existe... algo tal que nada mayor puede concebirse, tanto en la inteligencia como en la realidad.
Una idea que parece confirmarse con este otro versículo, tomado del Éxodo: Moisés le pide a Dios «Muéstrame tu rostro» y Dios responde “No puedes ver mi rostro, porque nadie puede verme y seguir con vida” . La respuesta de Dios a Moisés, "Nadie puede ver mi rostro y seguir con vida" (Éxodo 33:20), puede ser interpretada de varias maneras en el contexto de la introspección y la autoconciencia.
Una posible interpretación es que ver el rostro de Dios simboliza la comprensión total y directa de la naturaleza divina, lo que podría ser abrumador y transformador para la conciencia humana. En este sentido, la respuesta de Dios podría significar que la experiencia de la divinidad en su forma más pura y directa es demasiado intensa para que la conciencia humana la pueda soportar sin sufrir una transformación radical.
Otra posible interpretación es que la petición de Moisés de ver el rostro de Dios es una metáfora de la búsqueda de la autoconciencia y la comprensión profunda de la propia naturaleza. La respuesta de Dios podría significar que la verdadera naturaleza del ser es demasiado profunda y compleja para ser comprendida plenamente por la conciencia humana, y que cualquier intento de hacerlo podría ser perjudicial para la psique, en el sentido que ver la realidad anularía o mataría el Ego .
En el contexto de la no-dualidad y la introspección, la respuesta de Dios podría ser vista como una forma de señalar que la verdadera naturaleza del ser es más allá de la dualidad sujeto-objeto, y que cualquier intento de percibirla de manera directa y objetiva podría ser ilusorio, o destruir la dualidad entre el YO y DIOS, y terminar aniquilado el YO personal .
La respuesta de Dios podría ser vista como una forma de reconocer la limitación de la conciencia humana para comprender la naturaleza divina o la realidad última.
La respuesta de Dios podría significar que la experiencia de la divinidad o la realidad última es más accesible a través de la experiencia indirecta, como la fe, la intuición o la contemplación, en lugar de la percepción directa.
La respuesta de Dios podría ser vista como una forma de señalar que la experiencia de la divinidad o la realidad última puede ser transformadora y radical, y que puede requerir una redefinición de la propia identidad y conciencia.
Y San Juan recordará en el mismo Libro de la Ley esta idea cuando nos dice: «A Dios nadie le ha visto». Así pues, Dios, o el Ser, es esencialmente un Ser oculto (Deus Absconditus), y ningún hombre puede definirlo o comprenderlo, porque la distancia es infinita entre el Hombre y este Ser. No puedo pensar en el Infinito, ni en lo Perfecto, sino sólo desde el Infinito y lo Perfecto y, por tanto, sólo puedo trabajar, no en nombre, sino para la Gloria del Gran Arquitecto del Universo.
Si, abandonando la lectura del Libro Sagrado de la Ley, acudiéramos a otras tradiciones intelectuales y filosóficas, ¿no encontraríamos, formuladas en un lenguaje ciertamente diverso, ideas similares? Así, Platón, en “El Sofista”, tras señalar que “el filósofo se apega en todas estas razones a la idea del Ser”, añade, sin embargo, que “si la dificultad es grande cuando se trata de definir el no ser… es aún mayor cuando se trata de definir el ser mismo”. Y en el Parménides, afirma, hablando del Ser: "No hay nombre que lo designe y no se puede definir, ni conocer, ni sentir, ni juzgar. Por lo tanto, ni se nombra, ni se expresa, ni se juzga, ni se conoce, y ningún ser tiene la sensación de él." Los diálogos de Platón son una fuente rica y compleja de filosofía y muy alta espiritualidad. A continuación, presento una visión general de los diálogos que mencionaste y cómo definen a Dios y al Ser
En el Sofista en este diálogo, Platón explora la naturaleza del ser y la realidad a través de la discusión entre Sócrates y el sofista. Platón define al Ser como una entidad que existe de manera independiente y eterna, y que es la base de toda realidad. En cuanto a Dios, Platón no lo define de manera explícita, pero sugiere que la divinidad es una forma de inteligencia y sabiduría que gobierna el universo.
En general, la filosofía de Platón define a Dios y al Ser de la siguiente manera:Platón considera a Dios como una forma de inteligencia y sabiduría que gobierna el universo y es la fuente de toda verdad y realidad.
Platón define al Ser como una entidad que existe de manera independiente y eterna, y que es la base de toda realidad.
Platón desarrolla la teoría de las Formas, que sostiene que las cosas que percibimos en el mundo sensible son sólo copias imperfectas de las Formas perfectas y eternas que existen en el reino de las Ideas. Dios y el Ser son considerados como Formas perfectas y eternas.
En esta alegoría, Platón describe la condición humana como una situación en la que los seres humanos están atrapados en una caverna y sólo pueden ver sombras de la realidad. La liberación de la caverna simboliza el acceso a la verdad y la realidad última.
Platón cree en la inmortalidad del alma y sostiene que el alma existe antes del nacimiento y después de la muerte.
Platón considera que la búsqueda de la sabiduría y la verdad es el objetivo más alto de la humanidad, y que esta búsqueda puede llevar a la comprensión de la naturaleza divina y humana.
Parménides es un diálogo fundamental en la filosofía de Platón, y explora la naturaleza del ser y la realidad a través de la discusión entre Sócrates y Parménides.
En este diálogo, Platón presenta la teoría de las Formas y explora la relación entre el ser y el no-ser. Parménides argumenta que el ser es una entidad única y eterna que no puede ser dividida o cambiada, y que el no-ser no existe en absoluto.
La filosofía de Platón en Parménides se centra en la idea de que el ser es una entidad eterna y perfecta que existe de manera independiente, y que las cosas que percibimos en el mundo sensible son sólo copias imperfectas de las Formas perfectas y eternas.
Parménides argumenta que el ser es una entidad única y eterna que no puede ser dividida o cambiada.
La filosofía de Platón en Parménides sugiere que Dios es una entidad eterna y perfecta que existe de manera independiente.
El pensamiento moderno, el gran racionalismo metafísico surgido del siglo XVII, no nos enseña nada más. Descartes, en su Tercera Meditación, escribe que «hay en Dios una infinidad de cosas que no puedo entender ni quizá alcanzar, porque es de la naturaleza de lo infinito que mi naturaleza, que es finita y limitada, no pueda comprenderlo». La misma idea la encontraríamos en Malebranche “No pretendo haceros comprender la inmensidad de Dios y el modo como él está en todas partes, eso me parece incomprensible”, y Nicolas Malebranche añade “el Ser infinitamente perfecto es el Ser incomprensible en todos los sentidos”.
Los filósofos del siglo XVIII afirmarán un deísmo similar, si se puede utilizar esta expresión. El más ilustre de ellos (y quizá el más desconocido a pesar de su fama o por su fama), Voltaire, en sus diálogos filosóficos, hace decir a uno de sus personajes, Lucrecio: «Adondequiera que dirija mi mente, sólo veo lo incomprensible», y Posidonio responde: «Es precisamente porque este Ser Supremo existe que su naturaleza debe ser incomprensible, pues, si existe, debe haber infinitud entre él y nosotros. Debemos admitir que lo es, sin saber qué es y cómo opera».
En los diálogos de Euhemerus y Callicatra, Voltaire escribe:
Este Arquitecto del Universo, tan visible para nuestras mentes y a la vez tan incomprensible, ¿dónde reside? ¿Desde qué cielo, desde qué sol envía sus decretos eternos a toda la naturaleza? No sé nada al respecto... pero sé que toda la naturaleza le obedece. La existencia de un Ser creador aún presenta dificultades insuperables para la mente humana; por lo tanto, esta verdad no puede considerarse propiamente una demostración..., y Voltaire añade: «Creo en esta verdad, pero la creo como lo más probable; es una luz que me ilumina a través de mil sombras».
Nos parece curioso y significativo que sobre un problema tan importante Rousseau, a quien tantas veces se compara con Voltaire, formule el mismo pensamiento. En "Emile" (Profesión de fe del Vicario saboyano), confía "que si la idea de Dios es más noble y mayor, le parece menos proporcionada a la razón humana", y admite "que eleva y cansa su espíritu en vano para concebir su esencia". "La idea de la creación me confunde y está fuera de mi alcance."
Este largo recorrido a través de los textos, del pensamiento religioso y filosófico, y en particular del siglo XVIII que vio el desarrollo de la masonería especulativa, nos pareció necesario para determinar la posición del masón frente a este problema crucial. La Masonería escocesa, los masones regulares de todo el mundo, si afirman y postulan la existencia de un Principio creador o de un Ser, se niegan a definir, a determinar su contenido, su esencia, su "composición ", para utilizar el lenguaje de la escolástica. La Masonería Regular deja a la conciencia de cada masón el cuidado y la libertad de interpretarlo según su propia complexión, según su propia fe o su filosofía.
La Masonería Regular se prohíbe además subordinar la idea del Gran Arquitecto del Universo a una revelación particular, ya sea la de Moisés o la de Jesús, porque la Masonería, por principio, por definición, se sitúa fuera de toda revelación. Añadamos que esto no significa que la rechace, y menos aún que la combata, sino que cree que la revelación concierne a la conciencia individual de cada masón. No hace falta decir, finalmente, que la Francmasonería no puede entrar, como institución, en las controversias teológicas que, por otra parte, han dividido a menudo a las Iglesias y a los fieles. No puede, por tomar algunos ejemplos, decidir entre «unitarios» y «trinitarios», ni sobre problemas como los de la encarnación o la transubstanciación, ni de la gracia, que son competencia de los teólogos.
Así pues, este término de Gran Arquitecto del Universo, la mente humana nunca podrá captarlo en su totalidad y en su unidad, nunca podrá comprenderlo adecuadamente. Sólo puede comprenderlo mediante símbolos y analogías. Es decir, en la medida en que el universo puede compararse a un todo que tiene un orden, un sentido, una finalidad, podemos decir que hay, en el origen de este orden, un Principio rector y ordenador que es al universo lo que el arquitecto es al edificio.
El Gran Arquitecto es, en el límite, un postulado, una creencia mínima, porque representa el Principio que da forma y organización a la naturaleza, la hace pasar del caos inicial al orden, es decir al cosmos, a un universo ordenado, y que hace pasar el mundo de las Tinieblas a la Luz.
Pero decimos que el masón trabaja para la Gloria del Gran Arquitecto del Universo, y debemos insistir en esta idea de trabajo, es decir que, para el masón, se trata menos de cuestionar la naturaleza y la esencia de este Ser, o de este Principio, que de intentar realizar una obra conforme a su sentido, según la Ley de la Sabiduría y del Amor. Es nuestro trabajo, el resultado de nuestro trabajo, el que dará testimonio de nuestra fidelidad a la filosofía masónica.
Al trabajar para la Gloria del Gran Arquitecto del Universo, los masones escoceses demuestran su apego a la idea de un universo, cósmico y humano, donde el significado prevalece sobre el sinsentido, el orden sobre el caos, la vida sobre la muerte, la amistad sobre el odio, la Luz sobre la Oscuridad. Y se esfuerzan, con toda su voluntad y su valentía, para que estas ideas y valores triunfen en un mundo que demasiado a menudo los malinterpreta y los niega.
Alcoseri