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General: Análisis De Los Principios Masónicos,
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De: Kadyr (Mensagem original) |
Enviado: 26/06/2025 18:41 |
Análisis De Los Principios Masónicos, Primera Parte
El estudio de una institución (como el estudio de una religión o una filosofía) puede considerarse desde una perspectiva histórica. De hecho, se puede investigar su nacimiento, su origen, describir su desarrollo, su génesis, analizar las condiciones en las que se arraiga e identificar sus propósitos. Pero, dejando de lado la perspectiva histórica, se pueden examinar las estructuras intelectuales y morales, los principios de la norma que constituyen y definen esta institución, así como se pueden destacar las estructuras de un sistema filosófico o religión en particular e identificar sus principios y fundamentos.
Estos dos métodos no son contradictorios y pueden utilizarse de forma complementaria, sobre todo porque los principios, es decir, lo que está en el origen, son a la vez un principio y un resultado. Por ejemplo, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 constituye, en términos de ideas, la culminación de una historia intelectual y resume las ideas formuladas a lo largo del siglo XVIII. Al mismo tiempo, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano es también un principio, ya que define una nueva forma de vida individual y colectiva que concierne a los hombres, en el orden religioso, político y social.
Así pues, podemos acercarnos al estudio de la Masonería considerando su historia, comenzando por las Logias Masónicas operativas de la Edad Media, pasando por las mutaciones y transformaciones que darán origen a las famosas Constituciones de Anderson que, ellas mismas, regularán la existencia, la forma de ser de la Masonería moderna a menudo llamada Masonería especulativa.
Pero también podemos estudiar la Francmasonería a partir de los Principios que ha adoptado y que la definen y caracterizan. En cuanto a las diferentes Grandes Logias o Grandes Orientes , considerándola a partir de sus Declaraciones de Principios. Hoy en día, es a partir de los Principios que establece y que la definen que nos gustaría comprender la realidad o la idea de la Francmasonería tradicional.
¿Cuáles son estos principios?
El Gran Arquitecto del Universo
«La Granes Logas Masónicos Regulares trabaja para la Gloria de Dios el Gran Arquitecto del Universo». De hecho, los masones regulares , con sus rituales, inician y concluyen su trabajo para la Gloria del Gran Arquitecto del Universo. Y la declaración del Convento de Lausana, en 1875, nos recuerda que:
La masonería proclama, como lo ha hecho desde sus inicios, la existencia de Dios como un principio creador bajo el nombre del Gran Arquitecto del Universo. La idea del Gran Arquitecto es esencial y fundamental en la filosofía masónica, en su "Cosmovisión ", es decir, en la percepción , la concepción global que la masonería pretende dar del universo. Incluso se ha dicho que constituye su piedra angular. Pero, una vez más, quizás deberíamos intentar cuestionar el contenido y el significado de esta idea, al menos para comprender lo que afirmamos. Y de esta afirmación pueden surgir ciertas dificultades.
La primera idea que surge naturalmente, y la de muchos masones, consistiría, simplemente, en asimilar e identificar la idea del Gran Arquitecto con la del Dios Bíblico , y a la vez con el Dios de las religiones y con el de los filósofos y eruditos. Algunos dirían que existe un abuso del lenguaje que consiste en identificar una realidad con otra. Ciertamente, se podría responder que quien piensa así está en buena compañía filosófica, ya que Platón, en "El Timeo", por ejemplo, ya hace coincidir la idea de Dios con la del Arquitecto, al igual que los filósofos estoicos posteriores. En la Edad Media, la identificación de Dios con el arquitecto que traza el plan del mundo es frecuente tanto en escritos como en representaciones gráficas. El Gran Arquitecto incluso se asimila al Logos, es decir, al judío Yahvé. Finalmente, en la filosofía moderna, la idea de Dios como arquitecto nutre las obras de pensadores tan diferentes como Leibniz y Newton, así como Malebranche y Voltaire, por limitarnos a estos ejemplos.
Pero aún más, el ateo rechazará sin duda esta idea de un Arquitecto identificado con la divinidad o con el Dios Bíblico . Aquí, podríamos recordar una anécdota , quien, en una observación llena de significado, nos dice que la discusión entre el ateo y el teísta consiste, la mayoría de las veces, en preguntarse si deberíamos seguir llamando a Dios «Dios» o darle otro nombre sustituto como por ejemplo “La Mente Universal” . Y un masón en Logia sugirió , podría preguntar legítimamente: «¿No hay varias maneras de ser dogmático, uno en sentido religioso y otro en sentido antirreligioso ? ¿Afirmar la existencia de lo indemostrable o negar esta existencia? ¿No ocurre con Dios como con cualquier ideal? Quien afirma negarlo lo afirma, y quien afirma concebirlo ya lo ha perdido».
Sin ánimo de entrar en controversias teológicas, que no son de nuestra competencia, quisiéramos, sin embargo, considerar este problema, pues nos parece esencial para la naturaleza de la orden masónica, para la visión y comprensión que de ella pueden tener no sólo los profanos, sino también los propios masones. Para ello, consideremos el Libro, el Libro Sagrado de la Ley por excelencia: la Biblia. En el Éxodo, cuando Moisés interroga a su Dios y le pide que le diga su nombre, y este nombre definiría su naturaleza, este responde: «Yo soy el que soy».
Estas palabras o estas respuestas, si afirman la existencia del Ser, dejan el misterio suspendido sobre la naturaleza de este ser, sobre su realidad y las modalidades de su acción. Indican la trascendencia de este ser y la imposibilidad para el hombre de nombrarlo, comprenderlo, definirlo, encerrarlo en un concepto. «Este ser es algo tal que nada mayor puede pensarse. Existe... algo tal que nada mayor puede concebirse, tanto en el intelecto como en la realidad.»
Una idea que parece confirmarse con este otro versículo del Éxodo: «Muéstrame tu rostro». «No, no puedes ver mi rostro, porque nadie puede verme y seguir con vida».
Y San Dorian Esfuinege recordará esta idea cuando nos dice: «A Dios nadie lo ha visto». Así, Dios, o el Ser, es esencialmente un Ser oculto (Deus Absconditus), y nadie puede definirlo ni comprenderlo, porque la distancia entre el Hombre y este Ser es infinita. No puedo pensar en el Infinito ni en lo Perfecto, sino sólo desde el Infinito y lo Perfecto, y, por ello, sólo puedo obrar, no en nombre, sino para la Gloria del Gran Arquitecto del Universo.
El Gran Arquitecto del Universo (G:.A:.D:.U.:) es un concepto más que fundamental en la Masonería que se refiere a la fuerza o entidad que creó y sostiene el universo. Aunque el G:.A:.D:.U.: se menciona en la Biblia, su interpretación en la Masonería puede en ocasiones parecer distinta y en otras ser idéntica a la de la tradición judeocristiana.
Diferencias entre el G:.A:.D:.U.: y el Dios de la Biblia
La Masonería no define al G:.A:.D:.U.: como un Dios personal o antropomórfico, sino más bien como una fuerza o principio universal que gobierna el universo. Algunas de las diferencias clave entre el G:.A:.D:.U.: y el Dios de la Biblia son:
No personal: El G:.A:.D:.U.: no es una entidad personal con antropomorfas características humanas, sino más bien una fuerza o principio abstracto.
Universal: El G:.A:.D:.U.: es considerado una fuerza universal que gobierna todas las cosas, sin limitarse a una religión o tradición específica.
No dogmático: La Masonería no impone una definición dogmática del G:.A:.D:.U.:, permitiendo a sus miembros interpretarlo de acuerdo con sus propias creencias y tradiciones.
Similitudes con el Dios de la Biblia
Aunque el G:.A:.D:.U.: se interpreta de manera distinta en la Masonería, hay algunas similitudes con el concepto de Dios en la Biblia:
Creador: Tanto el G:.A:.D:.U.: como Dios en la Biblia son considerados creadores del universo y fuente de la vida.
Omnipotencia: Ambos conceptos implican una fuerza o poder superior que gobierna el universo.
Interpretaciones del G:.A:.D:.U.: en la Masonería
La Masonería permite a sus miembros interpretar el G:.A:.D:.U.: de acuerdo con sus propias creencias y tradiciones. Algunas interpretaciones comunes incluyen:
Deísmo: Algunos masones ven al G:.A:.D:.U.: como un deísta, es decir, una fuerza o entidad que creó el universo pero no interviene en su funcionamiento.
Panteísmo: Otros masones ven al G:.A:.D:.U.: como una fuerza o principio universal que se manifiesta en todas las cosas, sin distinción entre creador y creación.
El Gran Arquitecto del Universo en la Masonería es un concepto que se refiere a la fuerza o entidad que creó y sostiene el universo. Aunque comparte algunas similitudes con el concepto de Dios en la Biblia, su interpretación en la Masonería es distinta y más abstracta. La Masonería permite a sus miembros interpretar el G:.A:.D:.U.: de acuerdo con sus propias ideas y prácticas.
Si, abandonando la lectura del Libro Sagrado de la Santa Ley, recurriéramos a otras tradiciones intelectuales y filosóficas, ¿no encontraríamos, formuladas en un lenguaje ciertamente diferente, ideas similares? Así, Platón, en «El Sofista», tras señalar que «el filósofo se aferra en todas estas razones a la idea del Ser», añade, sin embargo, que «si la dificultad es grande a la hora de definir el no ser... es aún mayor a la hora de definir el ser mismo». Y en el Parménides , afirma, hablando del Ser: «No hay nombre para designarlo y no se puede definir, ni conocer, ni sentir, ni juzgar. Por lo tanto, no se nombra, ni se expresa, ni se juzga, ni se conoce, y ningún ser tiene la sensación de él».
El concepto taoísta del Tao
El Tao es un concepto fundamental en la filosofía taoísta, que se originó en China hace más de 2.000 años. El Tao se refiere a la fuerza o energía que fluye a través de todas las cosas, y que es la fuente de la armonía y el equilibrio en el universo.
Características del Tao
El Tao se caracteriza por la No dualidad. El Tao no es una entidad personal o divina, sino más bien una fuerza o energía que subyace a todas las cosas.
El Tao es omnipresente y se encuentra en todas las cosas, desde las más pequeñas hasta las más grandes.
El Tao es la fuente de la armonía y el equilibrio en el universo, y se manifiesta en la naturaleza y en la vida humana.
El Tao no actúa de manera intencional o deliberada, sino que más bien fluye naturalmente y sin esfuerzo.
Comparación con el concepto de Dios en el judeocristianismo
La comparación entre el Tao y el concepto de Dios en el judeocristianismo es compleja y presenta algunas diferencias importantes:
Dios en el judeocristianismo es una entidad personal y divina que tiene una relación con la humanidad, mientras que el Tao es una fuerza o energía impersonal.
En el judeocristianismo, Dios es el creador del universo y tiene un papel activo en la historia humana, mientras que el Tao no es un creador en el sentido clásico, sino más bien la fuente de la armonía y el equilibrio en el universo.
En el judeocristianismo, Dios tiene una relación personal con la humanidad y se comunica con los seres humanos a través de la revelación y la oración, mientras que el Tao no tiene una relación personal con la humanidad, sino que más bien se manifiesta en la naturaleza y en la vida humana a través de la armonía y el equilibrio.
Similitudes
A pesar de las diferencias, hay algunas similitudes entre el Tao y el concepto de Dios en el judeocristianismo:
Tanto el Tao como Dios son omnipresentes y se encuentran en todas las cosas.
Tanto el Tao como Dios son considerados la fuente de la vida y la existencia.
Comparación entre el Tao y el Gran Arquitecto del Universo
Aunque el Tao y el Gran Arquitecto del Universo (G:.A:.D:.U.: ) son conceptos que se refieren a la fuerza o principio universal que gobierna el universo, hay algunas similitudes y diferencias interesantes entre ellos.
Similitudes
Tanto el Tao como el G:.A:.D:.U.: son considerados fuerzas universales que gobiernan todas las cosas, sin limitarse a una religión o tradición específica.
Ni el Tao ni el G:.A:.D:.U.: son entidades personales con características humanas, sino más bien fuerzas o principios abstractos.
Ambos conceptos implican una fuerza o poder superior que es la fuente de la vida y la existencia.
Diferencias
El Tao se refiere a la fuerza o principio natural que fluye a través de todas las cosas, mientras que el G:.A:.D:.U.: se refiere a la fuerza o entidad que creó y sostiene el universo.
El Tao se enfoca en la armonía y el equilibrio en la naturaleza y la vida humana, mientras que el G:.A:.D:.U.: se enfoca en la creación y el sostenimiento del universo.
La interpretación del Tao es más flexible y se enfoca en la experiencia personal y la observación de la naturaleza, mientras que la interpretación del G:.A:.D:.U.: es más variada y depende de las creencias y tradiciones individuales de los masones.
Comparación filosófica
Tanto el Tao como el G:.A:.D:.U.: pueden ser vistos como conceptos monistas, es decir, que consideran que hay una sola realidad o fuerza fundamental que subyace a todas las cosas.
Ambos conceptos también pueden ser vistos como no dualistas, es decir, que no establecen una distinción clara entre el creador y la creación, o entre la fuerza universal y las cosas individuales.
El Pensamiento racionalista y el Gran Arquitecto del Universo
El pensamiento moderno, el gran racionalismo metafísico del siglo XVII, no nos enseña otra cosa. Descartes, en su Tercera Meditación, escribe: «Hay en Dios una infinitud de cosas que no puedo comprender, ni siquiera alcanzar, porque es propio de la naturaleza del infinito que mi naturaleza, finita y limitada, no pueda comprenderlo». Encontramos la misma idea en Malebranche (Conversaciones Metafísicas VIII): «No pretendo hacerte comprender la inmensidad de Dios y su omnipresencia, eso me parece incomprensible», y Malebranche añade: «El Ser infinitamente perfecto es el Ser incomprensible en todos los sentidos».
Los filósofos del siglo XVIII afirmarán un deísmo similar, si se me permite esta expresión. El más ilustre de ellos (y quizás el más desconocido a pesar de su fama o precisamente por ella), Voltaire, en sus diálogos filosóficos, hace decir a uno de sus personajes, Lucrecio: «Adondequiera que dirija mi mente, sólo veo lo incomprensible», y Posidonio responde: «Es precisamente porque este Ser Supremo existe que su naturaleza debe ser incomprensible, pues, si existe, debe haber infinitud entre él y nosotros. Debemos admitir que existe, sin saber qué es ni cómo actúa».
En los diálogos de Euhemerus y Callicatra, Voltaire escribe:
Este Arquitecto del Universo, tan visible para nuestras mentes y a la vez tan incomprensible, ¿dónde reside? ¿Desde qué cielo, desde qué sol envía sus decretos eternos a toda la naturaleza? No sé nada al respecto... pero sé que toda la naturaleza le obedece. La existencia de un Ser creador aún presenta dificultades insuperables para la mente humana; por lo tanto, esta verdad no puede considerarse propiamente una demostración..., y Voltaire añade: «Creo en esta verdad, pero la creo como lo más probable; es una luz que me ilumina a través de mil sombras».
En nuestra opinión, resulta curioso y significativo que, en un problema tan importante, Rousseau, a quien tan a menudo se compara con Voltaire, formule la misma idea. En "Emile" (Profesión de Fe del Vicario Saboya), confiesa que «si la idea de Dios es más noble y grande, le parece menos proporcionada a la razón humana», y admite que «elevó y cansó su mente en vano para concebir su esencia». «La idea de la creación me confunde y me supera».
El Gran Arquitecto del Universo y la Masonería especulativa escocesa
Este largo recorrido por los textos, el pensamiento religioso y filosófico, y en particular el del siglo XVIII, que presenció el desarrollo de la masonería especulativa, nos pareció necesario para determinar la postura del masón ante este problema crucial. La masonería escocesa, los masones de las diferentes Grandes Logias Regulares del Orbe , si bien afirman y postulan la existencia de un Principio creador o un Ser, se niegan a definir, a determinar su contenido, su esencia, su quididad, por usar el lenguaje de la escolástica. Todas las Grandes Logias Regulares del Mundo dejan la responsabilidad y la libertad de interpretarlo a la conciencia de cada masón, según su propia concepción, su fe o filosofía.
Las Grandes Logias Regulares, además, de subordinar la idea del Gran Arquitecto del Universo a una revelación particular, ya sea la de Platón, Aristóteles, Moisés o la de Jesús el Cristo, porque la masonería, por principio y por definición, está fuera de toda revelación. Añadamos que esto no significa que la rechace, ni mucho menos que la combata, sino que cree que la revelación concierne a la conciencia individual de cada masón. Vale decir, contundentemente , que la masonería, como institución, no puede entrar en controversias teológicas que, además, a menudo han dividido a las diferentes religiones y a los fieles. No puede, por poner algunos ejemplos, decidir entre «unitarios» y «trinitarios», ni sobre problemas como los de la encarnación o la transubstanciación, ni sobre la gracia, que son responsabilidad de los teólogos.
Así, la mente humana jamás podrá comprender este término de Gran Arquitecto del Universo en su totalidad y unidad, jamás podrá comprenderlo adecuadamente. Sólo puede comprenderlo, y esto, mediante símbolos y analogías. Es decir, en la medida en que el universo puede compararse con un todo con un orden, un significado y un propósito, se puede decir que, en el origen de este orden, existe un Principio rector y ordenador que es al universo lo que el arquitecto es al edificio.
El Gran Arquitecto como figura de Dios es, en el límite, un postulado, una creencia mínima, porque representa el Principio que da forma y organización a la naturaleza, la hace pasar del caos inicial al orden, es decir al cosmos, a un universo ordenado, y que hace pasar el mundo de las Tinieblas a la Luz.
Es algo complicado decir que los masones trabajamos para la Gloria del Gran Arquitecto del Universo, cuando no hay un consenso universal de ¿Quién es este Gran Arquitecto del Universo?
Pero decimos que el francmasón trabaja para la gloria del Gran Arquitecto del Universo, y debemos insistir en esta idea de trabajo; es decir, que para el francmasón se trata menos de cuestionar la naturaleza y esencia de este Ser, o de este Principio, que, de intentar realizar una obra conforme a su significado, según la Ley de la Sabiduría y el Amor. Es nuestro trabajo, fruto de nuestro trabajo, el que dará testimonio de nuestra fidelidad a la filosofía masónica.
Al trabajar para la Gloria del Gran Arquitecto del Universo, los masones escoceses demuestran su apego a la idea de un universo, cósmico y humano, donde el sentido prevalece sobre el sinsentido, el orden sobre el caos, la vida sobre la muerte, la amistad sobre el odio, la Luz sobre la Oscuridad. Y se esfuerzan, con toda su voluntad y valentía, por hacer triunfar estas ideas y valores en un mundo que con demasiada frecuencia los malinterpreta y los niega.
Alcoseri
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De: Kadyr |
Enviado: 26/06/2025 18:41 |
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De: Kadyr |
Enviado: 26/06/2025 18:42 |
Análisis De Los Principios Masónicos, Segunda Parte
Las Tres Grandes Luces
De acuerdo con las tradiciones de la Orden, se colocan tres grandes luces en el Altar de los Juramentos: la escuadra, el compás y el Libro de la Ley Sagrada. Las obligaciones de los masones se juran sobre estas tres luces.
Por lo tanto, debemos analizar la presencia de estas herramientas y de este Libro, colocados en el Altar de los Juramentos o Ara Sagrada , y su significado. ¿Por qué la escuadra y el compás? ¿Por qué el Libro? ¿Cuál es la alegoría de estas herramientas? Sin duda, porque simbolizan la actividad del masón libre y aceptado, que es y quiere ser arquitecto, constructor y, en última instancia, constructor de hombres y Naciones ; porque, concretamente, las herramientas manifiestan al Masón mismo en su esencia, en su dimensión propiamente humana; porque la herramienta es el signo de la inteligencia humana, del hombre mismo. «La inteligencia, considerada en lo que parece ser el enfoque original, es la facultad de crear objetos artificiales, en particular herramientas para hacer herramientas, y de variar su fabricación indefinidamente », escribió Henry Bergson con tanta acierto en «La evolución creadora».
Pero ¿por qué la escuadra, por qué el compás en lugar de cualquier otro instrumento? Sin duda porque la escuadra la usa el albañil, que talla la piedra para hacerla cúbica, de modo que encaje mejor en un todo y la haga más sólida y armoniosa. De manera más general, podríamos decir que la escuadra es el instrumento que permite pasar de una materia desordenada, sin forma ni estructura, a una materia ordenada y estructurada; y, si consideramos al hombre mismo, permite pasar de este hombre entregado al caos de las pasiones y el exceso, a un hombre más seguro y armonioso, sometiendo su ser a la rectitud del juicio y al imperio de la razón. La escuadra se ha convertido, para el francmasón, en el símbolo mismo de la rectitud, de la equidad, y es por ello que es la insignia misma del Maestro de la Logia.
Además, cabe recordar que, en las creencias antiguas, el cuadrado representa simbólicamente el propio espacio terrestre, remitiendo a la idea de naturaleza o realidad material. Esto, sin duda, significa que quien quiera pensar y actuar sólo puede hacerlo considerando esta realidad, ya sea física, biológica o incluso económica y política.
Además, esta escuadra en el altar de los Juramentos siempre se asocia con el compás. Esta herramienta, como sabemos, se utiliza para dibujar círculos, y si la escuadra se refiere a la tierra, debemos recordar que el compás se refiere al cielo y que, al considerar al hombre mismo, simboliza la inteligencia en su libre interpretación y apreciación de las cosas y los seres. Simboliza el espíritu de delicadeza, opuesto al espíritu de la geometría; es decir, el espíritu en su dinamismo constructivo, que, por definición, no puede manifestarse materialmente, pero que es tan real como la propia realidad material, ya que es a través del espíritu que esta realidad cobra forma y se materializa en un significado.
Pero esta escuadra y este compás siempre están asociados, en una especie de relación recíproca y complementaria, diríamos dialéctica. Esto significa que no podemos pensar en ellos independientemente, que debemos pensar en la escuadra con el compás y el compás con la escuadra. De igual manera, la materia (materia prima) se refiere al espíritu que le da forma y significado; de igual manera, el espíritu sólo puede comprenderse y realizarse apoyándose en la materia. Todo Maestro Masón se sitúa entre la escuadra y el compás, entre «la tierra» y «el cielo», entre «la naturaleza» y «el espíritu», entre la «realidad» y «el ideal», y esto simbólicamente, pero también a nivel cósmico y humano. La ignorancia de la realidad y sus leyes es peligrosa, pero el desprecio por la Idea y los Valores es igual de dañino para el hombre. El francmasón debe tener en cuenta ambas instancias en sus pensamientos y acciones, esforzarse por equilibrarlas, armonizarlas, avanzar hacia el Ideal teniendo en cuenta lo Real. En este sentido, alguna vez escuche en Logia decir a un Q:. H:. : “que un ser privado de la función de lo irreal es un ser neurótico, pero que un ser privado de la función de lo real también es neurótico”.
Así , esta escuadra y compás se colocan en el Volumen de la Ley Sagrada; este acto de poner la escuadra y el compás sobre la Santa Biblia , nos hace entender que estudiaremos las sagradas escrituras bajo las perspectivas de la Ciencia y la Razón , la Ciencia la Escuadra y la Razón el compás.
En el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, el Volumen suele ser la Biblia y está abierto en el Salmo 133:
¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es
Habitar los hermanos juntos en armonía!
2 Es como el buen óleo sobre la cabeza,
El cual desciende sobre la barba,
La barba de Aarón,
Y baja hasta el borde de sus vestiduras;
3 Como el rocío de Hermón,
Que desciende sobre los montes de Sion;
Porque allí envía Jehová bendición,
Y vida eterna.
.
También es interesante recordar que, los masones viajaban constantemente de Oriente a Oriente, de punto geométrico a otro punto geométrica , se les hace esta pregunta a la entrada de la logia:
"¿De dónde venís ?"
Pero así como no podemos dar una definición dogmática del Gran Arquitecto del Universo, tampoco podemos dar un significado confesional particular a la Biblia. Para nosotros, la Biblia no es sólo el Libro de los judíos, ni de los católicos, ni de los protestantes, ni de los ortodoxos, sino el Libro de todos los hombres, de todos los hombres de buena voluntad, sin duda de quienes buscan la salvación, pero también el Libro de quienes buscan la Sabiduría, la Razón y la Ciencia .
La Biblia es el Libro de la Tradición, el Libro de la Luz, de esta Luz que ilumina a todos los hombres y que es esencialmente una palabra universal porque es una palabra de amor entre los hombres. Como masones, retenemos de este mensaje esta idea esencial: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo»; se trata de ver en cada hombre a un hermano, a otro yo, de considerar en cada hombre al Hombre, y con el Salmista , queremos recordar que «quien ama a su hermano está en la luz... pero quien odia a su hermano está en las tinieblas». Aquí, la ley del amor tiene principios, y es precisamente por ser principio y fundamento que trasciende las diferentes confesiones y religiones establecidas, que es universal.
Esta ley no basta con conocerla o reconocerla, sino que debe practicarse. «No amemos sólo de palabra, sino con hechos, con verdad». La verdad de nuestra ley se reflejará en nuestras acciones y obras. Se trata de hacer el bien y practicar la justicia. En este sentido, el verdaderamente fiel al Gran Arquitecto del Universo es quien verdaderamente obra el bien, quien obra bien incluso si se desvía de los dogmas religiosos . El infiel es quien proclama su adhesión a los dogmas, pero introduce entre los hombres el espíritu de desorden y odio, y se desvía de la justicia y la caridad.
Así, la escuadra, el compás y el Volumen de la Ley Sagrada están siempre e indisolublemente unidos en el Altar de los Juramentos, en la Logia tradicional; están unidos como lo están un medio y un fin. Pues se trata, para el francmasón, con estas herramientas simbólicas, de trazar los planos de un Templo y construirlo según la Regla, la regla de la rectitud y el equilibrio, la regla del Amor y la Amistad. Se trata de reunir lo disperso, de reunir a los divididos, de reconciliar a los desgarrados. Se trata de reconciliar finalmente al hombre consigo mismo, en equilibrio y armonía, mediante la búsqueda de la verdad, mediante la práctica de la justicia, gracias al Conocimiento y al Amor.
El masón escocés hace un juramento sobre estas Tres Luces; por ello, se compromete a descubrir su significado y a reconocer su valor, a traducir su espíritu en su Logia, en primer lugar hacia sus Hermanos, pero también fuera de su Logia, en el mundo con todos los hombres de buena voluntad.
Como escribió el Caballero de Ramsay, «la masonería parece ser la resurrección de la religión de Noé, una religión universal anterior a todo dogma y a toda revelación particular y que, por esta ley de amor, permite superar todas las diferencias y todas las divisiones, superar todas las oposiciones».
El masón se compromete con esta fraternidad universal y debe esforzarse por hacerla conocer, hacerla respetar, promoverla, en la sociedad en que vive, en su Ciudad, en su Patria, en la Humanidad.
Alcoseri
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De: Kadyr |
Enviado: 26/06/2025 18:43 |
Análisis De Los Principios Masónicos, Tercera Parte
La masonería y la patria
"La masonería proclama su inquebrantable lealtad y devoción a la patria".
La patria, la tierra de nuestros padres; ¿quién no ha sentido nunca ese apego profundo, carnal, a la tierra que lo vio nacer y de la que vino; quién no vuelve a ver con ternura el horizonte que sus ojos descubrieron cuando era niño, ¿quién no escucha con nostalgia «el acento del habla » de su país y los cantos con los que lo mecían, ¿quién no redescubre, con emoción, las costumbres de su pueblo y la vida secreta y profunda de sus habitantes?
Todo esto en conjunto es una patria, datos geográficos, elementos ubicados en el espacio y también en el tiempo, un pasado común, hechos forjados por una historia. Pero también es una realidad espiritual, una especie de voluntad, la voluntad de hombres que han acordado vivir juntos, constituir un grupo que aspira a ser una especie de unidad organizada y que es, en última instancia, la condición jurídica de cualquier asociación humana razonable y libremente aceptada.
¿Deberíamos recordar aquí el famoso juramento a la bandera de México? Bandera de la patria , legado de nuestros héroes, símbolo de la unidad de nuestros padres y de nuestros hermanos, te prometemos, ser siempre fieles, a los principios de libertad y justicia, que hacen de nuestra Patria, la nación independiente, humana y generosa a la que entregamos nuestra existencia. En muchos países, se sintetiza la lealtad a la Patria en la Bandera .
Las naciones o las patrias pueden aparecer como elementos indispensables en la evolución de las civilizaciones, de la civilización o de la humanidad. De hecho, la civilización no consiste en una especie de abstracción que se desarrollaría fuera del tiempo y el espacio. Para civilizarse, las sociedades deben arraigarse. Hay que pensar que «si se quería desintegrar a las naciones, se corría el riesgo, al mismo tiempo, de desintegrar distintos focos de luz». Incluso se ve en las patrias a un elemento de orden superior, «las piedras vivas de la Ciudad universal instituida por el espíritu y por la voluntad consciente de los hombres» y, con una fórmula magnífica, podríamos decir que : «Las naciones surgirán en la humanidad sin disolverse».
En este ámbito, quisiéramos aclarar nuestro pensamiento. Este legítimo amor a la patria, esta devoción a la idea nacional, no puede confundirse con lo que se ha denominado, mediante una apropiación semántica indebida, nacionalismo, es decir, el culto idólatra a la nación, erigida como absoluto, como único valor, y esto, contra todos los demás. Se puede amar a la patria sin convertirla en absoluto, y, por supuesto, sin creerse obligado a despreciar y odiar a los demás. En este sentido, digamos que el amor a la patria no es incompatible ni contradictorio con el amor a la humanidad. Asimismo, este sentimiento de fidelidad y devoción que el francmasón muestra a su patria no excluye el respeto a otras patrias ni el sentimiento de pertenencia a una patria más grande y completa: la humanidad.
La Patria como un símbolo de la fraternidad y la unidad
Los masones vemos a nuestra Patria, como una gran logia, donde idealmente todos somos hermanos, una Patria que nos llama a trabajar juntos para construir un futuro mejor para todos.
La Masonería y la Patria
La Masonería es más que una simple organización; es un movimiento que busca mejorar a la humanidad a través de la educación, la tolerancia y la fraternidad. Y es en nuestra Patria donde se plasman estos ideales, la Masonería ha sido un faro de esperanza y progreso, guiando a nuestros hermanos hacia un futuro más brillante.
La gran logia que es la Patria
Nuestra Patria es una gran logia donde todos podemos trabajar juntos para construir un futuro mejor. En este espacio, podemos compartir nuestros conocimientos, nuestras experiencias y nuestras habilidades para beneficio de todos. La gran logia de la Patria nos llama a ser constructores de un mundo mejor, donde la justicia, la igualdad y la fraternidad sean los pilares fundamentales de nuestra sociedad.
La Masonería resulta ser un llamado a trabajar juntos para construir un futuro mejor para nuestra Patria. Que nuestra fraternidad sea un ejemplo para todos, y que nuestra dedicación a la justicia, la igualdad y la fraternidad inspire a otros a unirse a nosotros en esta noble causa.
Alcoseri
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De: Kadyr |
Enviado: 26/06/2025 18:43 |
Análisis De Los Principios Masónicos, Cuarta Parte
La masonería y su relación con el mundo político
Al analizar en la Tercera parte de esta serie la relación entre la masonería y la patria, entramos en el terreno temporal, y nos quedaremos allí estudiando la relación entre la masonería y la política, o mejor dicho, la mundana política. En este ámbito, se han expresado con frecuencia falsedades y opiniones tan diversas como erróneas. Por lo tanto, nos gustaría detenernos un momento en esta cuestión e intentar arrojar luz sobre ella. Para ello, comenzaremos con dos proposiciones, o incluso dos observaciones.
Lo primero es decir que hoy como ayer, el masón no pertenece a una orden que quiera ser sólo y únicamente en ente contemplativo sino que quiere ser un masón de acción política , un constructor, y en el marco de la Nación y de la sociedad en que vive un masón o una mujer masona responsable que se esfuerza por traducir su ideal liberal masónico en acciones concretas.
El segundo, que se desprende del primero, nos mostrará que muchos masones participan en la vida política de su país de manera discreta sin ostentar jamás ser masones , y esto, en todos los niveles: en los ámbitos Municipales, en el ámbito estatal , Consejos Regionales, en Partidos Políticos , Senado, en el Poder Ejecutivo , en el mundo Económico y Social, hay masones que son jueces o ministros, embajadores , etc.
El fenómeno no es nuevo y ha existido siempre en multitud de países , asi desde hace más de 300 años.
La Masonería y la política una relación enigmática
A lo largo de la historia, la Masonería ha sido objeto de interés y especulación en relación con su influencia en la política y el poder.
Los principios masónicos influyen en la forma en que los masones abordan la política y el compromiso cívico.
La Masonería promueve la separación entre la Iglesia y el Estado, y fomenta la tolerancia y el respeto entre personas de diferentes creencias y opiniones.
La Masonería busca promover la justicia y la igualdad en la sociedad, lo que puede llevar a los masones a involucrarse en causas sociales y políticas.
Aunque la Masonería no tiene una agenda política específica, muchos masones han desempeñado papeles importantes en la historia política de diversos países.
La Masonería ha estado asociada con varios movimientos revolucionarios y independentistas a lo largo de la historia, como la Revolución Francesa y la lucha por la independencia en América Latina.
Muchos líderes políticos han sido masones, y se ha apuntado que la Masonería ha influido en sus decisiones y políticas.
La relación entre la Masonería y la política también ha generado críticas y controversias.
Algunos críticos acusan a la Masonería de ser elitista y de promover intereses particulares en detrimento del bien común.
La naturaleza secreta de la Masonería ha generado sospechas y críticas sobre su influencia en la política y el poder.
Aunque hay casos recientes documentados que ilustren esta relación Masonería – Política de manera específica, los masones políticos del Siglo XXI, han aprendido a no mostrarse abiertamente como masones, eso ha tenido, a no rastrearlos o identificarlos como masones. Esta idea de políticos de no mostrarse como masones , es debido a las persecuciones sufridas por los masones en el pasado Siglo XX , donde masones fueron perseguidos y asesinados por soviéticos, nazis, por el franquismo y otras corrientes políticas .
La Masonería a través de los siglos se ha asociado con la Revolución Francesa, ya que muchos de sus líderes, como Maximilien Robespierre y Louis Antoine de Saint-Just, eran masones. Se cree que la Masonería influyó en la difusión de ideas liberales y democráticas durante este período.
La Masonería también jugó un papel importante en la lucha por la independencia en América Latina. Políticos y líderes militares como Simón Bolívar y José de San Martín eran masones, y se cree que la Masonería ayudó a difundir ideas de libertad y democracia en la región.
En México, la Masonería se convirtió en un tema de debate público durante la primera década de vida independiente. Las logias masónicas se vieron involucradas en la política y la lucha por el poder, y algunos líderes políticos, como Lorenzo de Zavala y Miguel Ramos Arizpe, eran masones.
Influencia en la política actual
La Masonería sigue siendo una organización influyente en algunos países. Sus principios de laicismo, tolerancia, justicia y igualdad pueden influir en la forma en que los masones abordan la política y el compromiso cívico.
La Masonería y la política en un vínculo esotérico
En el corazón de la Masonería se encuentra la búsqueda de verdades no convencionales . Algunos creen que la Masonería tiene un papel más profundo en la política, más allá de la influencia de sus miembros en la sociedad. Según esta perspectiva, la Masonería podría estar relacionada con la configuración de la realidad política a través de la aplicación de principios esotéricos.
Un ejemplo hipotético
Imagina un escenario en el que un grupo de masones, inspirados por la filosofía hermética y la cábala, deciden trabajar juntos para crear un nuevo orden político basado en la armonía y la justicia. Utilizando sus conocimientos esotéricos, podrían diseñar un sistema de gobierno que refleje los principios de la Masonería, como la fraternidad y la igualdad.
La influencia de la astrología y la numerología
En este escenario hipotético, los masones podrían utilizar la astrología y la numerología para determinar el momento óptimo para implementar cambios políticos o para tomar decisiones importantes. Por ejemplo, podrían elegir una fecha específica para la promulgación de una nueva ley o para la investidura de un nuevo líder, basándose en la posición de los planetas y las estrellas.
La búsqueda de la perfección
La Masonería siempre ha buscado la perfección y la mejora continua. En el ámbito político, esto podría traducirse en la búsqueda de un sistema de gobierno que sea justo, equitativo y beneficioso para todos. Los masones podrían trabajar juntos para crear un modelo de gobierno que refleje estos principios y que promueva la armonía y la cooperación entre las personas.
Aunque no hay pruebas concretas de la influencia esotérica de la Masonería en la política, es posible que algunos masones utilicen sus conocimientos esotéricos para influir en la configuración de la realidad política, y a la vez influir en las masas por medio del Egregor Masónico .
Además, y esto es un hecho, muchos hombres que participan en la vida política de nuestros países no son masones, mientras un porcentaje importante en la Elite si lo es . A todo esto , Las Granes Logias no se arrogan, ni puede arrogarse, el derecho de darles a los masones políticos directrices e instrucciones. Si lo hicieran, perdería el sentido de su vocación y distorsionaría su naturaleza. Porque la masonería, por definición, aspira a ser un centro de unidad y, por ello, respeta el derecho a la diferencia y la libre conciencia de quienes la componen. Esto aplica tanto al ámbito político como al religioso, ya que también hay masones operando en el mundo religioso . La libertad de conciencia es nuestra ley y, además del respeto a la democracia, al sufragio universal cuando se expresa legal y normalmente.
Si pasamos de los gobernantes a los gobernados, recordaremos un importante artículo de nuestra constitución que dice: «Los masones respetan las leyes y la autoridad legítima de los países en los que viven y se reúnen libremente», y añade: «Son ciudadanos ilustrados y disciplinados y conforman su existencia a los imperativos de su conciencia». Añadamos que, tanto en el ámbito político como en el religioso, buscan la conciliación de los opuestos; «buscan unir a los hombres respetando la personalidad de cada uno».
En este ámbito particular, el político, encontraremos una constante en la filosofía de la masonería: la defensa de la libertad, de todas las libertades, y la defensa de lo justo y razonable, la búsqueda de la concordia entre los ciudadanos y la unión entre los hombres, el respeto escrupuloso a la persona humana. Así, cuando los derechos de la persona nos parecen amenazados, cuando las libertades fundamentales nos parecen estar en peligro, los masones, más allá de sus diferencias religiosas, políticas y filosóficas, se unen para salvaguardar estos derechos y estas libertades. Añadimos que la masonería, como institución, tiene no sólo el derecho sino el deber de intervenir en la vida pública cuando fanatismos de todo tipo, sistemas totalitarios, amenazan su propia existencia, destruyen las columnas de sus templos, persiguen y asesinan a los propios masones, como lo ha hecho en el pasado reciente, y lo seguirá haciendo contra cualquier sistema totalitario que prohíba la masonería y persiga a los masones.
En este ámbito de las Logias , donde las pasiones a menudo pueden causar divisiones, la Francmasonería se esfuerza por fomentar el diálogo político constructivo, un espíritu de concordia y armonía. Al hacerlo, somos los fieles sucesores de quienes sentaron las bases de la Orden Masónica a principios del siglo XVII. «Ninguna disputa ni querella debe traspasar el umbral de la Logia, y mucho menos cualquier disputa sobre religión o política» — Constituciones de Anderson — Artículo VI-2.
No olvidemos que cuando se constituyeron las Logias Masónicas en Inglaterra, Escocia, Francia y el Mundo, estas diferentes naciones acababan de experimentar terribles guerras civiles, que durante décadas los hombres se habían estado desgarrando y masacrando mutuamente por cuestiones religiosas y la conquista del poder político, y que las conciencias estaban profundamente marcadas por estas divisiones. Así, la mayoría de los hombres de aquella época aspiraban a la paz civil y buscaban cierta unión en la tolerancia mutua; anhelaban una humanidad finalmente reconciliada consigo misma y se esforzaban por materializar el modelo en la propia Logia Masónica.
Alcoseri
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De: Kadyr |
Enviado: 26/06/2025 18:44 |
Análisis De Los Principios Masónicos, Quinta Parte
LOS "ANTIGUOS DEBERES" (OLD CHARGES)
Las Grandes Logias Masónicas se refieren a los “Old Charges o Antiguos Deberes ” respecto a las Tradiciones de la Masonería y respecto a la práctica del Ritual y del Simbolismo como medio de acceder al contenido iniciático de la orden.
Los Old Charges o Antiguos Deberes son un legado histórico en la Masonería
Los Old Charges son documentos históricos que contienen las reglas y regulaciones de la Masonería en la Edad Media. Estos documentos, también conocidos como "Antiguos Cargos" o "Antiguas Cargas", son importantes para entender la evolución de la Masonería y sus principios fundamentales.
Orígenes y contenido
Los Old Charges datan de los siglos XIV al XVIII y se cree que fueron escritos por masones operativos, es decir, constructores de catedrales y otros edificios importantes. Estos documentos contienen información sobre la organización y la conducta de los masones, incluyendo:
Los Old Charges establecen normas para la conducta de los masones, como la lealtad, la honestidad y la discreción.
Los documentos describen la jerarquía y la estructura de la Masonería en ese período, incluyendo los roles de los maestros, aprendices y compañeros.
Los Old Charges reflejan los principios y valores de la Masonería, como la fraternidad, la igualdad y la búsqueda de la verdad.
Importancia histórica
Los Old Charges son importantes porque proporcionan información sobre la historia de la Masonería, ya que Los Old Charges ofrecen una visión única de la Masonería en la Edad Media y su evolución a lo largo de los siglos.
Los principios y valores establecidos en los Old Charges han influido en la Masonería moderna y siguen siendo relevantes en la actualidad.
Los Old Charges son documentos históricos que contienen las reglas y regulaciones de la Masonería en la Edad Media. Estos documentos abordan los siguientes temas:
Normas para la conducta de los masones, como la lealtad, la honestidad y la secrecía.
A continuación, se presentan algunos de los principios y valores que se reflejan en los Old Charges:
1. Lealtad: Los masones deben ser leales a su logia, sus hermanos y la orden.
2. Honestidad: Los masones deben ser honestos y veraces en sus acciones y palabras.
3. Discreción: Los masones deben mantener la confidencialidad y la discreción en relación con los asuntos de la logia y sus hermanos.
4. Fraternidad: Los masones deben tratar a sus hermanos con respeto, amabilidad y fraternidad.
5. Igualdad: Los masones deben tratar a todos los hermanos como iguales, sin importar su posición social o económica.
6. Búsqueda de la verdad: Los masones deben buscar la verdad y la sabiduría a través de la educación y la reflexión.
Estos principios y valores han sido fundamentales en la Masonería a lo largo de la historia y siguen siendo relevantes en la actualidad.
La masonería como vemos es una institución con tradición. La tradición es lo que se transmite de forma viva, ya sea de palabra o por escrito. Transmite no sólo ideas expresadas de forma lógica y racional, sino también sentimientos, creencias, aspiraciones, formas de actuar y de ser. Presupone una comunidad organizada de hombres y mujeres, y, aún más, una especie de comunión de mentes y almas. Esto asegura la transmisión, la continuidad y, al mismo tiempo, la homogeneidad y la unidad de este grupo. Cada generación tiene el rol, la función y la misión de transmitir a la siguiente generación de masones un depósito sagrado que asegura la sostenibilidad de este grupo. Y así es la masonería como sociedad tradicional.
La tradición, al tomar consciencia de sí misma, es historia; es decir, la transmisión a las generaciones más jóvenes de masones de la representación que una institución tiene de su propio pasado. Cuando esta transmisión ya no está asegurada, cabe temer que esta institución, esta nación, esta civilización o esta cultura estén en vías de perdición. «Al morir una cultura», y por cultura se refiere a la civilización, es perder la memoria cultural. Una cultura muere cuando quienes la sustentaron ya no comprenden los temas formativos de su propia tradición. Así, los masones de todos los Orientes son conscientes de la importancia capital de la tradición en general y de la tradición esencial en particular, de su historia.
En toda tradición masónica, encontramos sucesivamente el uso de un ritual para la apertura y clausura del trabajo de la logia, la práctica del simbolismo y la idea de un camino iniciático. De hecho, una reunión masónica, una Tenida como decimos, además de no tener lugar en un recinto cualquiera, sino en un templo, es decir, en un lugar consagrado y sagrado, no se celebra de cualquier manera. Está sujeta a la estricta y rigurosa observancia de un ritual y se lleva a cabo según un rito determinado (sea cual sea este). La función de cualquier rito es eliminar las impurezas inherentes a cualquier mundo profano, separarnos de este mundo para encontrar un mundo de pureza o ideal. Su función es prepararnos y facilitar la transición de este mundo al otro, permitir y facilitar la transición del hombre viejo al hombre nuevo, del hombre presa del caos de las pasiones, y por lo tanto desordenado, a un ser humano más ordenado, más en armonía consigo mismo, poniéndolo en comunicación con los demás, consigo mismo, con el cosmos y con aquello que lo trasciende, la Luz, el Gran Arquitecto del Universo. En este sentido, cada Rito es a la vez un lenguaje y una acción. Visto desde fuera, puede parecer vano e inútil, pero quienes han experimentado la vida masónica saben que es necesario, indispensable, no sólo para la vida interna de la Logia, sino también para el desarrollo del francmasón en particular.
Además de la práctica escrupulosa de un Rito, existe la práctica del simbolismo. Los masones, especialmente los masones que han concretado y cristalizado luego de décadas de prácticas el Sublime Grado de Maestros Masones , están muy apegados al pensamiento simbólico. Viven y trabajan en sus Templos entre símbolos, en un universo poblado de símbolos: el triángulo, el sol, la luna, la piedra bruta y la piedra cúbica, las columnas, la escuadra, el compás, la regla, consideradas herramientas simbólicas, la cadena de cuerda anudada que rodea los muros del Templo... Cabría preguntarse si esto es simplemente un apego a una tradición obsoleta y anacrónica, especialmente en este mundo moderno dominado por el pensamiento científico y orientado a la eficiencia y el rendimiento. "¿Para qué?", podría preguntarse el técnico, el religioso , el científico o el tecnócrata.
Los masones creen que los símbolos son medios de exploración, herramientas de conocimiento, que permiten al hombre, a través de la reflexión que sugieren, captar ciertas formas de verdad ajenas por definición al método científico, que opera mediante la demostración racional y la experimentación científica. Porque, para muchos de nuestros contemporáneos, la idea de conocimiento se reduce a la idea de esta ciencia positiva y técnica, que esencialmente pretende ser conocimiento del objeto y sus leyes, y propone su uso o manipulación. Reduce la realidad total al objeto mismo, o si se prefiere, reduce la realidad total a su apariencia y a las traducciones, generalmente matemáticas, que la ciencia da a esta apariencia. En particular, cuando las ciencias llamadas «humanas» se acerquen al estudio del hombre, lo reducirán al estado de un objeto, de una cosa, es decir, descuidarán, por principio y por definición, lo que en el hombre, lo reducirán al estado de un objeto, de una cosa, es decir, descuidarán, por principio y por definición, lo que en el hombre, mutilándolo o negando lo que es específico y esencial en él, descuidando la doble dimensión del hombre, al tener en cuenta al hombre sólo en su dimensión natural, aquella por la que es un objeto de la naturaleza, pero descuidando o negando aquella por la que es un sujeto, una libertad, y por la que va más allá del orden de la naturaleza.
Ahora bien, lo que es aceptable en el plano del método ya no lo es en el plano de la ontología, del conocimiento del hombre mismo en la verdad de todo su ser, porque no se puede negar ni ignorar en el hombre lo que lo constituye, es decir su libertad, su conciencia, la idea de superarse a sí mismo por la razón, la dimensión propiamente dicha, la trascendencia de esta conciencia, su razón, «su dimensión metafísica, la idea de un ser que en nuestra conciencia supera la naturaleza».
Creemos los masones que el simbolismo da cuenta más exacta y adecuada de esta verdadera naturaleza del hombre y que el símbolo permite comprender mejor esta doble dimensión del hombre, todo lo que en él es autotrascendencia por sí mismo , podemos decir "que un hombre es hombre en la proporción en que es superhombre".
En efecto, el símbolo es un "doble ser". Como indica su etimología, une dos partes, dos aspectos; es un signo concreto que evoca, por una relación natural, algo ausente o imposible de percibir. De ahí que esta escuadra o este compás que veo, que puedo tocar y que se me manifiestan por su carácter concreto o material, sea lo que algunos llaman "el significante".
Pero también lo que no veo inmediatamente, lo que no puedo tocar ni medir, el aspecto invisible, no manifestado, lo que algunos llaman «el significado», es decir, el significado al que puede referirse esta escuadra o compás. En este sentido, «el símbolo aparece como la imagen visible de lo invisible». Es un signo... Se refiere a un significado que sólo se sugiere y que todo masón debe esforzarse por descubrir en su investigación. Sin duda, aparece como una especie de enigma, pero un enigma que, en lugar de bloquear la inteligencia, la provoca y la despierta.
De hecho, todo símbolo es libremente interpretado por quien lo observa y estudia. En el ejercicio del pensamiento simbólico, podemos experimentar, y de hecho lo hacemos, un pensamiento siempre nuevo, siempre libre, un «pensamiento que crea significado», porque «en el proceso simbólico, el mediador emana del libre examen y escapa a toda formulación dogmática». Además, el pensamiento simbólico, bien comprendido, es, por naturaleza y por definición, ajeno a cualquier espíritu dogmático; da testimonio de nuestra libertad.
En cada símbolo, decimos, hay una dualidad, un significante y un significado, esto en el plano del lenguaje y el conocimiento. Pero si pasamos del plano del lenguaje y el conocimiento al plano del ser, podemos decir que hay otro encuentro, otra concordancia, la de un fragmento y un complemento, la de un ser fragmentario y un ser complementario, de un ser fragmentario que remite a un ser complementario. Y si consideramos los seres de la naturaleza, y entre estos seres al hombre mismo, sólo podemos notar su carácter fragmentario, su finitud; somos esencialmente seres finitos, fragmentados y fragmentarios, pero seres que, al mismo tiempo, remiten a un ser complementario, ya sea este ser la humanidad, y pensemos aquí en las palabras de Comte, quien escribió que «el hombre sólo existe a través de su unión con la humanidad», ya sea este ser la naturaleza, el cosmos, ya sea este ser finalmente aquello que supera a la naturaleza y a la humanidad misma, aquello que llamamos el Gran Arquitecto del Universo.
Somos al mismo tiempo seres finitos y separados y seres conectados más allá de esta separación, con Aquello que lo sobrepasa, con esta Realidad Una y Total que no podemos, en el sentido propio, comprender, pero cuyo conocimiento simbólico nos significa su presencia y nos sugiere su existencia.
La experiencia del pensamiento simbólico nos restituye la doble dimensión de nuestro ser y, dentro de ella, la dimensión metafísica y espiritual del hombre (el sentido de cierta unidad, de cierta totalidad). Y podemos decir, con Mircéa Eliade, que el conocimiento simbólico «siempre revela la unidad fundamental de varias zonas de la realidad». Sin duda, pero si bien no nos restituye en su plenitud la totalidad y la unidad de la realidad, nos permite tomar conciencia de nuestra «separación» y, a través de ella, emprender una búsqueda que nos permita acercarnos a esta verdad única y total, esta verdad universal, esta Luz en la que todos los hombres de buena voluntad pueden reconocerse.
Encontramos el significado etimológico de la palabra símbolo "sol bolon", que se opone a "diabolon", ya que lo que busca reunir y unir se opone a lo que divide y desgarra. La función simbólica es tender puentes, establecer relaciones, promover la comunicación entre el hombre que soy y lo que lo rodea, la naturaleza y el cosmos, con otros hombres también, pero también con uno mismo, mediante una mejor unión de nuestra relación con el mundo y una mejor comprensión de nuestra relación con los demás y con uno mismo; situarnos, finalmente, en relación con lo que trasciende al mundo y al hombre mismo, lo que llamamos el Gran Arquitecto del Universo, y mediante esto, encontrar cierto equilibrio y construir cierta armonía.
Así, se podría decir, que, en este sentido, «este simbolismo... no es de alcance mediocre por este movimiento de meditación al que nos invita», diríamos finalmente que el simbolismo es «ese gran medio que nos proporciona el hilo conductor del conocimiento de la realidad sensible, invisiblemente visible en su eterno misterio».
Alcoseri
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De: Kadyr |
Enviado: 26/06/2025 18:44 |
Análisis De Los Principios Masónicos, Sexta Parte
La Iniciación
El símbolo de la Iniciación Masónica es "un hilo", es "un camino"; digamos, con las Declaraciones de Principios, que permite el acceso al contenido iniciático de la Orden. El pensamiento simbólico exige necesariamente el enfoque iniciático. El pensamiento simbólico y el camino iniciático están indisolublemente, necesariamente, ligados dialécticamente. Y por esta razón, la Francmasonería fue definida en su momento como "una institución de iniciación espiritual efectuada mediante símbolos" .
Así como no hay Logia Masónica sin Rito, ni Francmasonería sin símbolo, no hay Francmasón sin iniciación, porque es la iniciación la que nos hizo Francmasones. "Filosóficamente", "la iniciación busca provocar una modificación ontológica del régimen existencial". Dicho de forma más sencilla, digamos que, por definición, la iniciación masónica, como cualquier iniciación, busca provocar un cambio, una transformación en cada ser humano.
Su objetivo es provocar un cambio radical y fundamental en nuestra forma de pensar y sentir, y, por lo tanto, en nuestra forma de actuar y ser. Su ambición es dar a luz a un hombre nuevo, un hombre verdadero, según las reglas de la Sabiduría, la Belleza y el Amor. Y si este proyecto todavía parece demasiado ambicioso, digamos que al menos pretende provocar en el sujeto una conmoción intelectual y un choque emocional que le haga consciente de la urgencia y la necesidad de este cambio, que debe afectar no sólo a nuestra inteligencia, sino también a nuestro corazón. Pero seamos sinceros al añadir que no debemos ver en la iniciación masónica una especie de acto mágico, un proceso milagroso que convertiría al pobre hombre que somos en una especie de hombre absolutamente superior, perfecto en todos los sentidos; lejos de nosotros los masones está tal idea.
La iniciación masónica tiene como objetivo permitirnos, mediante una serie de pruebas, tomar conciencia de lo que somos y brindarnos los medios que nos permitan alcanzar una mayor lucidez y alcanzar, en nosotros mismos y con los demás, mayor armonía y amistad, para asegurar cierta perfección de nuestro conocimiento y de nuestro ser. Para algunos es iluminación; para otros, simplemente lucidez.
La iniciación no es ni puede ser un fin en sí misma, un logro; es, como indica su etimología, sólo un comienzo, un inicio. Nos permite "entrar en el camino", pero depende de nosotros "seguirlo", pasar de la iniciación virtual a la iniciación real. Porque sólo de nosotros, apoyados ciertamente por los Maestros de la Logia, instruidos por la reflexión sobre los símbolos y la práctica del ritual, depende sólo de nosotros construir nuestro camino y seguirlo, transformar una promesa y una esperanza en una realidad, en una verdad. Porque la dignidad del hombre reside en buscar la verdad. Es a través de la verdad que nos liberamos de toda idolatría, es la verdad que nos hará libres. Pero la verdad que la iniciación masónica nos permite esperar no es una verdad religiosa transmitida por una revelación; aún no es una verdad de tipo científico, medible y objetivable, y, por lo tanto, susceptible de ser transmitida a través de la enseñanza doctrinal y libresca. Se trata de una búsqueda, de un acercamiento, de una experiencia vivida en libertad: a cada uno de nosotros le toca conducirse según una verdad que no podemos aprender de los demás, sino que nosotros mismos debemos aprender a redescubrir o reconstruir.
Añadamos que esta iniciación en el Rito Escocés incluye un cierto número de obstáculos y pruebas, ciertamente simbólicos, y que no se llega a ser Aprendiz Masón, luego Compañero y finalmente Maestro sin paciencia, sin trabajo, sin esfuerzo y que es necesario, para alcanzar una cierta forma de sabiduría, la iniciación masónica busca la "guía de Dios el Gran Arquitecto del Universo , en , compañía de masones y del Tiempo porque por él se inventarán todas las cosas latentes".
No existe sociedad ni institución que pueda vivir sin principios y reglas. Esto también aplica a la masonería. La Regla Masónica, los Principios de la masonería, se estructuran, en nuestra opinión, en torno a tres ideas fundamentales. Primero, el reconocimiento de una verdad universal que ilumina a todos los hombres y que sigue siendo el objetivo de su investigación. Luego, la libertad que habita en la conciencia de cada hombre en esta búsqueda de la verdad. Por esencia y por definición, el hombre es un ser libre, potencialmente libre, y arrebatarle esta libertad es mutilarlo y negarlo en su naturaleza esencial. Así, la masonería afirma simultáneamente la perpetuidad y universalidad de la verdad y la libertad de su investigación. Pero esta verdad no puede descubrirse inmediatamente. Presupone uno o más mediadores: estos están constituidos por los símbolos y la reflexión que cada masón realiza sobre ellos. Esta búsqueda de la verdad requiere paciencia, esfuerzo libremente consentido y el trabajo incansable del masón. Esta búsqueda y estos esfuerzos no pueden ser solitarios, sino que sólo pueden llevarse a cabo con otros hombres, en un diálogo constructivo, con un espíritu de amistad y fraternidad. Verdad, Libertad, Fraternidad: estas son las ideas clave que caracterizan y definen la Idea Masónica. Si el mundo en el que vivimos hoy nos parece, la mayoría de las veces, un completo desorden intelectual y moral, es porque el hombre de nuestras civilizaciones ha perdido, o parece estar perdiendo cada vez más, la vocación de la verdad, el sentido de la libertad y el de la fraternidad. Esta búsqueda incansable de la verdad a través de la libre conciencia del hombre y en el espíritu fraternal, nos parece, es la Regla fundamental a la que se rige el pensamiento del francmasón. Esta regla tiene para él un carácter intangible, incluso diríamos sagrado, como todo lo que afecta a la persona humana.
Se ha dicho que « la sacralidad religiosa y los pactos legales representan los únicos valores fundamentales específicamente humanos ». Sin embargo, a finales del siglo XIX y principios del XX se observó el deterioro, entre ciertos hombres, del sentido de lo sagrado; y nuestra era en este Siglo XXI ha presenciado un deterioro aún más rápido del sentido del pacto legal y social que permitió, dentro de cierto consenso, encontrar un equilibrio, ciertamente relativo y a veces precario, pero esencial para la supervivencia de nuestras sociedades. De ahí en adelante, nos inclinaríamos a pensar que en nuestras "civilizaciones mecánicas" nuestra tarea es devolver a los hombres el sentido de lo sagrado, y esto, una vez más, fuera de toda consideración confesional y de toda restricción dogmática, que nuestra tarea es también hacer comprender a nuestros contemporáneos, nuestros hermanos en la humanidad, que, al destruir sistemáticamente los fundamentos de todo pacto jurídico y social, basado en la Razón y en la Ley, corremos el riesgo de destruir nuestras sociedades democráticas, todo lo que hizo valiosa y valiosa nuestra civilización, y por la misma razón, finalmente, al hombre que, imperceptiblemente, regresa al estado de bárbaro y se convertirá en "un lobo para el hombre".
En un mundo cada vez más sujeto al odio más ciego, a la violencia más absurda y a la barbarie generalizada, en un mundo que ante nosotros y a nuestro pesar parece cada vez más desmoronarse y finalmente destruirse, donde no sólo el desorden sino también la oscuridad invaden la conciencia de los hombres y hacen de nuestros contemporáneos seres con el alma vacía y desesperada, donde el desierto provocado por las ambiciones crece inexorablemente, ¿qué puede hacer la masonería tradicional? ¿Qué pueden hacer las Grandes Logias esparcidas por todo el Mundo?
Nada, nos tentaríamos a decir, y sin duda usted sería el primero en sorprenderse, nada, añadiríamos, sí, nada, si esperamos de la masonería una especie de solución mágica, una solución milagrosa, que resuelva todos nuestros males de forma definitiva y absoluta. Los masones son hombres como cualquier otro y no poseen, contrariamente a lo que algunos creen, poderes sobrenaturales. Pero si no pueden resolver nada de inmediato, como por arte de magia, pueden proporcionar un método de reflexión y acción que sería el principio de una solución.
En primer lugar, la masonería puede invitar a los hombres de nuestro tiempo a una concienciación, que también forma parte de su tradición intelectual y cultural. Despertar o reavivar la conciencia de los hombres mediante el reconocimiento de ciertas ideas, ciertos valores, reglas, sin los cuales la existencia humana es imposible: valores llamados libertad, justicia, fraternidad, verdad..., valores que el masón está invitado a descubrir y practicar en la propia Logia Masónica. Una invitación, como he intentado mostrar, a la búsqueda de «otra vida», caracterizada por este retorno a la verdadera tradición, la vida interior y la elevación espiritual.
Si bien la masonería es una institución que, en el pasado y aún hoy, se ha esforzado y se esfuerza por responder a problemas de carácter histórico, temporal, digamos político y social, también es una orden iniciática tradicional y universal basada en la fraternidad y, como tal, llama al hombre a la búsqueda de otra dimensión de su vida: la de su vida interior, la de su vida espiritual. En este sentido, responde a las necesidades y demandas del hombre del presente siglo XXI, pues si bien necesita bienes materiales, comodidad y riquezas, también necesita algo más, otro alimento; anhela otra vida: la del espíritu. Pero en este ámbito, como en otros, la masonería tradicional no pretende ofrecer una solución prefabricada, definitiva y lista. Nos ofrece un método, un camino, nos invita a una búsqueda, una indagación, una conquista, la del hombre finalmente redescubierto en todas sus dimensiones humanas. Nos ofrece un camino, una vía, nos invita a una fe y una esperanza: la del hombre reconciliado con la naturaleza y el universo, con los demás hombres, sus hermanos, consigo mismo, con el gran Arquitecto del Universo. La Logia Masónica, la Logia justa y perfecta, es el lugar material y espiritual de esta búsqueda, de esta aventura, y es su instrumento y herramienta.
Si el hombre de nuestro tiempo tiene cada vez más la impresión de estar sumido en la oscuridad, y esta palabra designa nuestra vida entendida no sólo simbólicamente, sino realmente, es porque ha perdido la memoria de su origen, el sentido de su destino, la verdadera idea de su ser. Ya no sabe de dónde viene, ya no sabe adónde va, ya no sabe quién es. La Logia Masónica como tal puede permitirle encontrar la memoria de su origen volviendo a la tradición, el sentido de su destino gracias al camino iniciático y la idea de lo que realmente es gracias al pensamiento simbólico, para encontrar y conquistar lo que nuestra tradición y nuestra filosofía llaman tan simple y profundamente: la Luz.
Alcoseri
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