El mazo
Las herramientas del aprendiz de Masón son tres: el mazo, el cincel y la palanca.
Deberíamos hablar de los tres juntos, porque la acción de uno no puede considerarse sin repercusiones en la función de los demás.
La obra real se realiza con la ayuda de todas las herramientas, y la primera habilidad de un constructor se manifiesta en la elección de la herramienta adecuada en el momento oportuno. Esta es la obra del Maestro…
Pero cuando se trata del nivel de Aprendiz, prefiero tratar estas herramientas por separado, porque el Aprendiz primero debe familiarizarse con ellas y aprender a manejarlas con precisión y relevancia.
Algunos masones atribuye al mazo la virtud de la Perseverancia , mientras que otros le atribuyen la de la Templanza, y seguro usted tendrá otra idea simbólica del Mazo .
No debemos entrar en el debate sofista sobre esta diferencia de definición, porque al principio es estéril y luego nos damos cuenta rápidamente de que las dos virtudes coexisten en el mismo símbolo.
El mazo es una herramienta, por lo tanto un objeto manufacturado que se utiliza para actuar sobre la materia, para realizar trabajo... es un gran mallete . Se utiliza para golpear algo: un clavo, un cincel, una estaca... Cuando golpeamos con un mallete debemos usar cierta fuerza con el brazo, y no cualquier fuerza: el trabajo que tenemos que realizar indicará el tipo de fuerza a utilizar. Así que la dosis de esta última será la primera obligación de nuestra acción con el mallete . Pero al mismo tiempo, el uso de esta herramienta se debe a nuestra voluntad de trabajar, por lo tanto al objetivo que nos hemos dado y al plan de trabajo que hemos establecido previamente. Este mismo plan nos guiará en la elección del material y este último nos dará valiosas indicaciones sobre la calidad de nuestra acción: tendrá que ser más o menos precisa, más o menos violenta, se llamará toda nuestra atención para intervenir, se despertará nuestra capacidad de ser perceptivos.
La masonería nos muestra una herramienta que puede ser utilizada para crear o para destruir.
La herramienta con la que se dice que fue asesinado el Maestre Hiram Abiff es el mallete o mazo. Según la leyenda masónica, Hiram Abiff fue asesinado por tres compañeros de trabajo que querían obtener los secretos de la construcción del Templo de Salomón. Estos compañeros, llamados Jubela, Jubelo y Jubelum, golpearon a Hiram Abiff con diferentes herramientas, y finalmente lo mataron con un golpe de mallete o mazo en la cabeza. La muerte de Hiram Abiff es un tema importante en la simbología masónica y se utiliza para enseñar lecciones sobre la importancia de la fidelidad, la lealtad y la protección de los secretos.
La analogía entre el mazo utilizado para asesinar a Hiram Abiff y el mazo o mallete utilizado para clavar los clavos a Jesucristo en la cruz es un tema interesante. En ambos casos, el mazo o mallete en estos casos es un instrumento que simboliza la violencia y la crueldad.
En el caso de Hiram Abiff, el mazo es un símbolo de la traición y la violencia que puede surgir cuando se busca obtener poder o secretos a cualquier precio. En el caso de Jesucristo, el mazo o mallete es un símbolo de la crucifixión y el sufrimiento que Jesucristo padeció en la cruz.
Ambos eventos pueden ser vistos como símbolos de la lucha entre el bien y el mal, y la importancia de la fidelidad y la lealtad en la búsqueda de la verdad y la justicia. Sin embargo, es importante destacar que la simbología y el significado de estos eventos pueden variar dependiendo de la perspectiva y la tradición.
En la masonería, la muerte de Hiram Abiff se utiliza como una lección para enseñar la importancia de la fidelidad y la lealtad, mientras que, en la tradición cristiana, la crucifixión de Jesucristo se considera un acto de redención y sacrificio por la humanidad.
El mazo es una herramienta fundamental en la masonería, y su significado va más allá de su función práctica como herramienta de construcción. En la masonería, el mazo simboliza la fuerza y la energía creativa que se utiliza para dar forma y estructura a las ideas y proyectos.
Desde un punto de vista esotérico, el mazo puede ser visto como un símbolo de la voluntad y la determinación necesarias para manifestar nuestros objetivos y metas. Representa la capacidad de tomar acción y dar forma a nuestras ideas y sueños.
El mazo es a menudo utilizado como un símbolo de la fuerza y la autoridad del Venerable Maestro, quien lo utiliza para guiar y dirigir a los hermanos en su búsqueda de la sabiduría y la verdad.
El mazo también puede ser visto como un símbolo de la conexión entre el mundo material y el mundo espiritual. En este sentido, el mazo representa la capacidad de tomar las ideas y conceptos espirituales y darles forma y estructura en el mundo material.
En la masonería, el mazo es a menudo asociado con el grado de Aprendiz, donde se enseña la importancia de la disciplina y la dedicación en la búsqueda de la sabiduría y la verdad. El mazo es un recordatorio constante de la necesidad de trabajar con diligencia y perseverancia para alcanzar nuestros objetivos.
El mazo es una herramienta poderosa y simbólica en la masonería, que representa la fuerza, la voluntad y la determinación necesarias para manifestar nuestros objetivos y metas. Su significado esotérico nos recuerda la importancia de la disciplina y la dedicación en la búsqueda de la sabiduría y la verdad.
La comparación con el uso real del mazo nos permite usar la metáfora de la Voluntad Activa del Aprendiz. Al ingresar a la Logia Masónica, el Aprendiz realizó un acto de Voluntad . La Voluntad es esencial para refinar su acción en su desarrollo intelectual y espiritual, en la eliminación de sus metales, en este trabajo global y profundo sobre sí mismo.
Querer no es sencillo, porque para satisfacer los propios deseos hay que saber hacerlo sin herir a los demás, sin dominar a quienes nos rodean, sin actuar con demagogia ni con un autoritarismo a menudo peligroso. Entonces nos damos cuenta de que este Conocimiento se adquiere mediante una serie de Deberes que forjarán nuestra personalidad y afinarán nuestra visión de lo que nos rodea. Sólo entonces podremos decir, con alegría y equilibrio: "¡Puedo satisfacer mi voluntad!".
Aquí estamos en presencia del peligro de la Voluntad, un peligro bien simbolizado por el peso del mazo: voluntad sin control, bulimia, gula o incluso voluntad sin constancia, ligada a los caprichos del momento.
Por todo ello, podemos acotar mejor el simbolismo del mazo:
Cuando queremos por capricho, sin haber pensado, nos convertimos en víctimas, a veces en marionetas, de emociones fugaces, de futilidad, de pasión; un acercamiento iniciático no puede hacerse según la buena voluntad del día; se requiere perseverancia, sin esta virtud ningún plan es posible y sin plan no construimos, sino que nos entregamos a las imágenes virtuales de nuestra mente fantasiosa.
Sin embargo, perseverar no significa persistir en proyectos imposibles, como los sueños de ciertos iniciados, más sensibles a la nostalgia de un pasado ya pasado, que interesados en comprender las lecciones de ese mismo pasado para construir el futuro.
La perseverancia debe ir acompañada de la templanza , para que en todas las cosas la sensibilidad intuitiva de cada uno sea ordenada por la razón, de modo que el conocimiento que nos llega de los sentidos pueda ser explicado y ordenado por la geometría del cerebro.
La templanza, simbolizada por el mazo, “ se manifiesta en varios aspectos:
La continencia, consistente en elegir no seguir ciegamente los movimientos violentos de la pasión.
Clemencia, consistente en moderar o regular, según la virtud de la Caridad, un modo correctivo del mal cometido por otros, y que la virtud de la Justicia exige que sea corregido o expiado más equitativamente, cosas que son inevitablemente necesarias.
La dulzura, consistente en dejar de lado el movimiento interior de la pasión por la equidad, que entonces no sería más que Ira.
La modestia, consistente en restringir, moderar o regular la parte afectiva en las cosas menos difíciles que las anteriores, es decir el deseo de la propia excelencia, el deseo de conocer lo que no nos es inmediatamente útil, o lo que posteriormente es inútil a nuestra vida masónica y espiritual, las acciones y movimientos externos de nuestro cuerpo carnal, y finalmente la conducta externa en cuanto a la manera de comportarse o vestirse y adornarse...
La tolerancia, consistente en respetar las opiniones y creencias de los demás como uno quisiera que se respetaran las propias... ¿Debemos recordar el texto de la Declaración de los Derechos Humanos: «nadie será molestado por sus opiniones, ni siquiera las religiosas...»?
Es evidente, sin embargo, que la Tolerancia no puede aplicarse a quienes quieren destruirla. ¡No hay Libertad para quienes quieren estrangularla!
Liberalismo, que consiste en no pretender obligar a otros a vivir según principios, creencias, costumbres, prácticas y prescripciones, a los que se niega a conceder importancia o valor alguno. El liberalismo siempre es propio de mentes equilibradas, generosas y bondadosas. Su opuesto es el sectarismo, cuya faceta más común es el puritanismo... »
Como ven, la Templanza es una de las mayores virtudes del masón, pero también una de las más difíciles de adquirir, porque exige una práctica constante de los principios expuestos anteriormente, de modo que las simples afirmaciones de principios se convierten poco a poco en cualidades ejercitadas con conciencia y finalmente en reflejos normales en las acciones diarias.
La perseverancia es la piedra angular de la Templanza y sin ella ésta queda como una quimera atractiva, pero nunca alcanzada.
Adquirir estas virtudes es el primer compromiso de un Aprendiz, luego se planteará la cuestión del discernimiento, del análisis agudo, de la precisión del juicio y entonces podrá descubrir otra herramienta en la caja que los Maestros del sitio le confiaron a su ingreso al sitio del Templo: esta herramienta será el Cincel.
El mazo puede evocar otras analogías profundamente esotéricas, pero para descubrir los secretos ocultos del mazo y aprender a golpear, golpear y golpear de nuevo tu piedra bruta. Recuerda que debes realizar esta búsqueda en solitario, porque la soledad es el estado privilegiado y fundamental del iniciado: un cantero trabaja sólo en compañía de sus herramientas; por lo tanto, la introspección constructiva de tu ser renovado no podrá beneficiarse de ninguna ayuda, sino sólo de tu fuerza, tu perseverancia y tu convicción en la obra. Una vez tallada tu piedra, una vez sellada en el muro del Templo, serás consciente de que fue indispensable para perfeccionar la Belleza del edificio, porque llevará en sí tu fuerza, los momentos preciosos de tu vida, tu amor por el trabajo en común y por la tarea que te animó durante tu aprendizaje.
Alcoseri