En opinión del analista internacional Luis Bilbao, Washington busca rehabilitarse a cuenta de Ucrania, ante el temor de perder liderazgo en la política y la economía global.
En sus declaraciones a RT el analista internacional dijo que asocia "directamente" la ofensiva en Ucrania con la ofensiva fallida en Venezuela y sostuvo que el interés de EE.UU. "radica en una ubicación para una recomposición general geopolítica".
Para comenzar a rearmar el nuevo el mapa geopolítico, EE.UU. necesita arrinconar a Rusia
"EE.UU está tratando de rearmarse porque tiene conciencia de que ha perdido el centro del escenario en la política y en la economía mundiales. Para comenzar a rearmar el nuevo mapa geopolítico necesita arrinconar a Rusia, que será en el próximo período una de las grandes contrapartes de esta recomposición económica geopolítica mundial", advirtió Bilbao.
El hecho de que el presidente Obama recibiera al primer ministro de facto, Arseni Yatsenyuk, que asumió el poder mediante un golpe de Estado, "demuestra la gravedad de la situación que tiene EE.UU. detrás y que lo empuja a cometer estos actos para tratar de reubicarse ante el temor de ocupar un segundo, hasta un tercer lugar en la economía mundial", dijo.
Bilbao subraya la "reubicación" geopolítica que está utilizando Washington de tal manera que "es un escándalo hablar de democracia, de emancipación, de independencia cuando la injerencia de los funcionarios estadounindenses es absolutamente descarada y se vanaglorian de poner armas para provocar una insurreción en Ucrania", enfatizó.
Para el analista, el Gobierno ucraniano asumido a través de un golpe de Estado "demuestra la falsedad, la hipocresía de los planes que verbalmente expresan los funcionarios tanto estadounidenses como europeos".
Desde el inicio del mes de febrero de 2014, los sectores de la extrema derecha multiplican los actos criminales en Venezuela con el objetivo de romper el orden constitucional y derrocar al presidente democráticamente electo Nicolás Maduro. Las violencias causaron la muerte de al menos 28 personas, entre ellas varios miembros de las fuerzas del orden. Tres líderes de la oposición elaboraron el plan de acción en enero de 2014: Leopoldo López, presidente del partido de extrema derecha Voluntad Popular; María Corina Machado, diputada de la Asamblea Nacional y Antonio Ledezma, alcalde de Caracas. Los tres llamaron públicamente a un golpe de fuerza contra el Gobierno legítimo de la República Bolivariana de Venezuela.[1]
Estados Unidos se ha opuesto desde el inicio a Hugo Chávez y a la Revolución Bolivariana a pesar de su carácter democrático y pacífico. Desde 1999, Washington brinda apoyo político, diplomático, financiero y mediático a la oposición venezolana. En 2002, George W. Bush había orquestado un golpe de Estado contra el Presidente Chávez con la complicidad de la oligarquía venezolana, de una parte del ejército y de los medios informativos privados del país. Hoy, la administración Obama apoya abiertamente los intentos de desestabilización de la democracia venezolana respaldando las actividades de la extrema derecha.
El Departamento de Estado defendió las manifestaciones violentas en nombre de “la libertad de expresión”. Exigió a las autoridades venezolanas que liberaran a los responsables de esos actos, “injustamente detenidos”, a pesar de que varios fueron arrestados con armas en las manos. John Kerry, secretario de Estado, incluso amenazó a Venezuela con sanciones.[2]
No obstante, Washington se encuentra aislado en el continente americano. La inmensa mayoría de los países de la región condenaron las violencias que orquestó la oposición y brindaron su apoyo al Gobierno legítimo de Nicolás Maduro. El 7 de marzo de 2014, la Organización de Estados Americanos, tradicionalmente conservadora y alineada con Washington, que agrupa todas las naciones del continente menos Cuba, infligió una derrota a la administración Obama. Una resolución, que adoptaron todos los países con la excepción de Estados Unidos, Canadá y Panamá, expresó la “solidaridad” y el “apoyo [de la OEA] a las instituciones democráticas, al diálogo y a la paz en la República Bolivariana de Venezuela”. En una alusión a la posición de Washington, la OEA llamó al “respeto al principio de no intervención en los asuntos internos de los Estados” y expresó su “su compromiso con la defensa de la institucionalidad democrática y del Estado de Derecho”. También condenó la actitud de la oposición expresando su “su más enérgico rechazo a toda forma de violencia e intolerancia”. Finalmente la Organización declaró su “pleno respaldo y aliento a las iniciativas y los esfuerzos del Gobierno democráticamente electo de Venezuela y de todos los sectores políticos, económicos y sociales para que continúen avanzando en el proceso de diálogo nacional”.[3]
Por su parte, la Unión de Naciones Suramericanas, que agrupa los 12 países de la región, condenó “los recientes actos de violencia”. “Cualquier demanda debe ser canalizada de forma pacífica, por la vía democrática, y respetando el Estado de Derecho y sus instituciones”, enfatizó. También expresó su “solidaridad” con “el pueblo y el Gobierno democráticamente electo de esa nación” y decidió “respaldar los esfuerzos del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela para propiciar un diálogo” con todos los sectores de la sociedad. En una clara alusión a Estados Unidos, la UNASUR expresó su “preocupación ante cualquier amenaza a la independencia y soberanía de la República Bolivariana de Venezuela”.[4]
Michelle Bachelet, Presidenta de Chile, quien acogió en Santiago la reunión de la UNASUR, brindó su apoyo total a Nicolás Maduro y condenó los intentos de la oposición de romper el orden constitucional. “No aceptaremos jamás que nadie, ni persona ni país, incite a través de mecanismos violentos, a derrocar a un Presidente legítimamente electo” afirmó, en una nueva alusión a Estados Unidos. Según ella, los conflictos deben resolverse mediante “una vía de diálogo y de paz”, rechazando así las manifestaciones violentas de la oposición.[5]
Cristina Fernández, la Presidenta de Argentina, también expresó su rechazo a los intentos golpistas y ofreció su apoyo a “la democracia venezolana”, recordando que el actual poder sacaba su legitimidad de los 18 procesos electorales sobre 19 que ganó durante los últimos 15 años. Llamó a la oposición a no abandonar la vía democrática enfatizando la posibilidad de organizar un referéndum revocatorio en 2016, de medio-mandato, que permitiría convocar elecciones presidenciales anticipadas en caso de triunfo. “Venezuela es el único país del mundo que tiene revocatorio, o por lo menos de la región, donde al presidente le ponen el derecho de revocatorio”, subrayó. Del mismo modo, no dejó de denunciar los intentos de desestabilización que orquesta Estados Unidos y advirtió contra las “intervenciones foráneas y extranjeras, por lo que sería lamentable permitir que vientos ajenos derrumben a un país hermano como Venezuela”.[6] Cristina Fernández también denunció el “intento de golpe suave que se quiere dar contra la República Bolivariana de Venezuela”.[7]
Como durante la presidencia de Hugo Chávez entre 1999 y 2013, Estados Unidos no ha renunciado a acabar con la Revolución Bolivariana democrática, pacífica y social. Se opone al Presidente Maduro y apoya a la oposición golpista. Por su parte, los medios informativos occidentales, principales apoyos de este intento de desestabilización, han tomado partido a favor de los partidos de la ruptura del orden constitucional y contra la democracia venezolana.
[1] Salim Lamrani, « 25 verdades sobre las manifestaciones en Venezuela », Opera Mundi, 23 de febrero de 2014.
[2] EFE, « EEUU no responde a oferta de diálogo de Maduro e insiste en pedir mediación », 17 de marzo de 2014.
Por su parte, en Bengasi un soldado murió en un ataque contra una patrulla, mientras que otro efectivo resultó herido, según informes de la agencia estatal Lana. Los atacantes huyeron, añade la fuente.
De acuerdo con un informe del periódico “Libia Herald”, un ex secretario de estado del Ministerio del Interior fue secuestrado en Trípoli.
La falta de control estatal tras la caída de Muamar al Gadafi en 2011 provocó que el este de Libia se convirtiera en una importante base de operaciones para terroristas islámicos.
En tanto, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenó el miércoles las exportaciones ilegales de petróleo libio, en una resolución que impone sanciones contra embarcaciones que transporten cargamentos ilegales de crudo.
“Tengan en cuenta que cuando Castro llegó al poder yo era un recién nacido, así que la noción de que las mismas políticas que establecimos en 1961 de alguna manera todavía sean tan eficaces como lo son hoy, en la era de la Internet, Google y los viajes mundiales, no tiene sentido.”
Obama reconoce que la política de Washington hacia Cuba está desfasada en más de medio siglo. Que el propio Presidente de Estados Unidos lo admita puedo significar algún progreso. Claro, esa es la versión optimista de los acontecimientos.
Pero Obama dijo mucho más, dando a entender que su administración no dará un giro de 180 grados en su relación con Cuba.
“Creo que todos entendemos que en última instancia, la libertad en Cuba vendrá porque los activistas extraordinarios y la increíble valentía de la gente como la que vemos hoy aquí”
El “aquí” era la casa del presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana, Jorge Mas Santos, donde Obama asistió durante una hora a un evento de recaudación de fondos del Partido Demócrata, durante su estancia de medio día en Miami.
No hay que decir mucho más. Obama comentó que empieza a ver cambios en la Isla; que los objetivos de la política hacia Cuba son los mismos, pero deben expresarse a través de nuevas herramientas; que deben ser creativos y cuidadosos.
O sea, más subversión, más cautela y sonrisas a la hora de clavar el cuchillo, más dólares para la contrarrevolución interna y menos oportunidades de un cambio entre Cuba y Estados Unidos.
El mercenario Fariñas se reunió el pasado mes con el terrorista Posada Carriles y el despreciable Hubert Matos. Esa es la fauna que ahora apadrina Obama
Durante el más reciente episodio de la farsa de Washington que ha dejado atónito al mundo, un comentarista chino escribió que si Estados Unidos no puede ser un miembro responsable del sistema mundial, tal vez el mundo deba separarse del Estado rufián que es la potencia militar reinante, pero que pierde credibilidad en otros terrenos. La fuente inmediata de la debacle de Washington fue el brusco viraje a la derecha que ha dado la clase política. En el pasado se ha descrito a Estados Unidos con cierto sarcasmo, pero no sin exactitud, como un Estado de un solo partido: el partido empresarial, con dos facciones llamadas republicanos y demócratas.
Ya no es así. Sigue siendo un Estado de un solo partido, pero ahora tiene una sola facción, los republicanos moderados, ahora llamados nuevos demócratas (como la coalición en el Congreso ha dado en designarse): existe una organización republicana, pero hace mucho tiempo que abandonó cualquier pretensión de ser un partido parlamentario normal. El comentarista conservador Norman Ornstein, del Instituto Estadunidense de Empresa, describe a los republicanos actuales como una insurgencia radical, ideológicamente extremista, que se burla de los hechos y de los acuerdos, y desprecia la legitimidad de su oposición política: un grave peligro para la sociedad.
El partido está en servicio permanente para los muy ricos y el sector corporativo. Como no se pueden obtener votos con esa plataforma, se ha visto obligado a movilizar sectores de la sociedad que son extremistas, según las normas mundiales. La locura es la nueva norma entre los miembros del Tea Party y un montón de otras agrupaciones informales.
El establishment republicano y sus patrocinadores empresariales habían esperado usar esos grupos como ariete en el asalto neoliberal contra la población, para privatizar, desregular y poner límites al gobierno, reteniendo a la vez aquellas partes que sirven a la riqueza, como las fuerzas armadas.
Ha tenido cierto éxito, pero ahora descubre con horror que ya no puede controlar a sus bases. De este modo, el impacto en la sociedad del país se vuelve mucho más severo. Ejemplo de ello es la reacción violenta contra la Ley de Atención Médica Accesible y el cierre virtual del gobierno.
La observación del comentarista chino no es del todo novedosa. En 1999, el analista político Samuel P. Huntington advirtió que para gran parte del mundo Estados Unidos se convertía en la superpotencia rufiana, y se le veía como la principal amenaza externa a las sociedades.
En los primeros meses del periodo presidencial de George Bush, Robert Jervis, presidente de la Asociación Estadunidense de Ciencia Política, advirtió quea los ojos de gran parte del mundo el primer Estado rufián hoy día es Estados Unidos. Tanto Huntington como Jervis advirtieron que tal curso es imprudente. Las consecuencias para Estados Unidos pueden ser dañinas.
En el número más reciente de Foreign Affairs, la revista líder del establishment, David Kaye examina un aspecto de la forma en que Washington se aparta del mundo: el rechazo de los tratados multilaterales como si fuera un deporte. Explica que algunos tratados son rechazados de plano, como cuando el Senado votó contra la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidades en 2012 y el Tratado Integral de Prohibición de Ensayos Nucleares en 1999.
Otros son desechados por inacción, entre ellos los referentes a temas como derechos laborales, económicos o culturales, especies en peligro, contaminación, conflictos armados, conservación de la paz, armas nucleares, derecho del mar y discriminación contra las mujeres.
El rechazo a las obligaciones internacionales, escribe Kaye, se ha vuelto tan arraigado que los gobiernos extranjeros ya no esperan la ratificación de Washington o su plena participación en las instituciones creadas por los tratados. El mundo sigue adelante, las leyes se hacen en otras partes, con participación limitada (si acaso) de Estados Unidos.
Aunque no es nueva, la práctica se ha vuelto más acentuada en años recientes, junto con la silenciosa aceptación dentro del país de la doctrina de que Estados Unidos tiene todo el derecho de actuar como Estado rufián.
Por poner un ejemplo típico, hace unas semanas fuerzas especiales de Estados Unidos raptaron a un sospechoso, Abú Anas Libi, de las calles de Trípoli, capital de Libia, y lo llevaron a un barco para interrogarlo sin permitirle tener un abogado ni respetar sus derechos. El secretario de Estado John Kerry informó a la prensa que esa acción era legal porque cumplía con las leyes estadunidenses, sin que se produjeran comentarios.
Los principios solo son valiosos si son universales. Las reacciones serían un tanto diferentes, inútil es decirlo, si fuerzas especiales cubanas secuestraran al prominente terrorista Luis Posada Carriles en Miami y lo llevaran a la isla para interrogarlo y juzgarlo conforme a las leyes cubanas.
Sólo los estados rufianes pueden cometer tales actos. Con más exactitud, el único Estado rufián que tiene el poder suficiente para actuar con impunidad, en años recientes, para realizar agresiones a su arbitrio, para sembrar el terror en grandes regiones del mundo con ataques de drones y mucho más. Y para desafiar al mundo en otras formas, por ejemplo con el persistente embargo contra Cuba pese a la oposición del mundo entero, fuera de Israel, que votó junto con su protector cuando Naciones Unidas condenó el bloqueo (188-2) en octubre pasado.
Piense el mundo lo que piense, las acciones estadunidenses son legítimas porque así lo decimos nosotros. El principio fue enunciado por el eminente estadista Dean Acheson en 1962, cuando instruyó a la Sociedad Estadunidense de Derecho Internacional de que no existe ningún impedimento legal cuando Estados Unidos responde a un desafío a su poder, posición y prestigio.
Cuba cometió un crimen cuando respondió a una invasión estadunidense y luego tuvo la audacia de sobrevivir a un asalto orquestado para llevar los terrores de la Tierra a la isla, en palabras de Arthur Schlesinger, asesor de Kennedy e historiador.
Cuando Estados Unidos logró su independencia, buscó unirse a la comunidad internacional de su tiempo. Por eso la Declaración de Independencia empieza expresando preocupación por el respeto decente por las opiniones de la humanidad.
Un elemento crucial fue la evolución de una confederación desordenada en una nación unificada, digna de celebrar tratados, según la frase de la historiadora diplomática Eliga H. Gould, que observaba las convenciones del orden europeo. Al obtener ese estatus, la nueva nación también ganó el derecho de actuar como lo deseaba en el ámbito interno. Por eso pudo proceder a librarse de su población indígena y expandir la esclavitud, institución tan odiosa que no podía ser tolerada en Inglaterra, como decretó el distinguido jurista William Murray en 1772. La avanzada ley inglesa fue un factor que impulsó a la sociedad propietaria de esclavos a ponerse fuera de su alcance. Ser una nación digna de celebrar tratados confería, pues, múltiples ventajas: reconocimiento extranjero y la libertad de actuar sin interferencia dentro de su territorio. Y el poder hegemónico ofrece la oportunidad de volverse un Estado rufián, que desafía libremente el derecho internacional mientras enfrenta creciente resistencia en el exterior y contribuye a su propia decadencia por las heridas que se inflige a sí mismo.
El libro más reciente de Noam Chomsky es Power Systems: Conversations on Global Democratic Uprisings and the New Challenges to U.S. Empire. Interviews with David Barsamian (Conversaciones sobre levantamientos democráticos en el mundo y los nuevos desafíos al imperio de Estados Unidos). Chomsky es profesor emérito de lingüística y filosofía en el Instituto Tecnológico de Massachusetts en Cambridge, Mass., EU. (c) 2013, Noam Chomsky Distributed by The New York Times Syndicate.
Por primera vez desde hace muchos meses en Siria, el Gobierno de Al Assad y los rebeldes han acordado una tregua en una zona bloqueada cerca de Damasco para abastecer al pueblo con necesidades básicas.
Según informaron algunos activistas este domingo, el Gobierno sirio y los rebeldes llegaron a un acuerdo para aliviar el bloqueo en la región de Kudsaya controlada por los rebeldes, cerca de Damasco, permitiendo el paso de alimentos a la población civil de esta zona por primera vez en semanas.
La tregua es la última acordada en los últimos meses entre el Gobierno del presidente Bashar al Assad y los grupos rebeldes en este país sumergido en una crisis armada.
Este sábado la fracturada oposición siria se reunió en Estambul (Turquía) para decidir si asisten o no a una eventual conferencia de paz sobre Siria que mantendrán las potencias mundiales en Ginebra. Tras las negociaciones la coalición de la oposición siria dijo estar preparada para participar en estas negociaciones y dijo que espera la invitación oficial de la ONU.
El diplomático se refirió a las informaciones publicadas por medios occidentales de que el régimen sirio supuestamente oculta información sobre sus arsenales químicos. Según Lukashévich, estas “acusaciones gratuitas” podrían ser interpretadas como “una muestra de desconfianza” hacia la labor de dos prestigiosos organismos internacionales, las Naciones Unidas y la Organización para la Prohibición de Armas Químicas, que están trabajando en la destrucción de las armas químicas sirias.
“Hace más de un mes que en Siria está trabajando una misión conjunta de la OPAQ y la ONU, cuya misión consiste en verificar las declaraciones sirias sobre el cumplimiento de sus obligaciones derivadas de la convención, incluyendo la destrucción de las armas químicas”, señaló.
Recordó que el secretario general de la ONU y el titular de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas presentaron recientemente ante el Consejo de Seguridad de la ONU informes detallados sobre el cumplimiento de la resolución 2118 sobre armas químicas sirias, documentos que “valoran muy positivamente la colaboración de las autoridades sirias con la misión de la OPAQ”.
La cadena CNN afirmó esta semana que los servicios de inteligencia de EE.UU. disponen de informaciones que puntan a que el régimen de Bashar Asad podría haber escondido parte de su arsenal químico.
Con anterioridad, la OPAQ informó que Siria había destruido 154 ojivas y que había comenzado las labores para desmantelar equipos en otros cinco centros que almacenaban 424 bombas y 63 ojivas capaces de portar armas químicas.
La UNESCO ha suspendido el derecho de voto de Estados Unidos dos años después de que dejase de pagar las cuotas al organismo de cultura de la ONU como protesta por conceder a los palestinos ser miembro de pleno derecho, dijo a Reuters una fuente de la UNESCO.
La decisión de Estados Unidos de suspender su financiación en octubre de 2011 se achacó a unas leyes estadounidenses que prohíben financiar a cualquier agencia de la ONU que implique un reconocimiento de las demandas de los palestinos de un Estado propio.
Estados Unidos dejó pasar el viernes la fecha límite para justificar oficialmente su impago y un plan para pagar sus cuotas atrasadas, dijo la fuente de la UNESCO, lo que desencadenó la suspensión automática de su derecho de voto.
Al plazo que vencía a las 1100 GMT “no había recibido nada de Estados Unidos”, dijo la fuente. Dos fuentes diplomáticas separadas confirmaron que se había cumplido el plazo que acarrea la suspensión.
No hubo un comentario inmediato de la oficina del enviado de Estados Unidos a la UNESCO.
El organismo designa los lugares patrimonio de la humanidad, promueve la educación global y apoya la libertad de prensa entre otras tareas.
La retirada de la financiación estadounidense -que a la fecha supone unos 240 millones de dólares o alrededor del 22 del presupuesto de la UNESCO- ha sumido al organismo en una crisis financiera, forzándola a recorar en programas y gastos.
La UNESCO no hizo comentarios sobre el asunto. Se espera que su directora general, Irina Bokova, emita un comunicado más tarde.
La pérdida del derecho de voto se produce mientras Washington intenta mantener a flote unas negociaciones de paz entre Israel y los palestinos.
Los palestinos no han logrado ser un miembro de pleno derecho de la ONU, pero su pertenencia a la UNESCO se percibe como un posible primer paso hacia el reconocimiento de la ONU de su Estado.
El excontratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos Edward Snowden comenzó a trabajar en una gran empresa rusa, según anunció este viernes su abogado, Anatoli Kucherena, en declaraciones a la agencia RIA Novosti.
Snowden comenzó en su nuevo empleo a principios de mes, según Kucherena, que se limitó a apuntar que “todo va bien”, sin revelar del nombre de la empresa.
En octubre, el abogado ya adelantó que el excontratista comenzaría a trabajar en una página web de Rusia, pero tampoco entonces identificó la firma. Kucherena alegó “razones de seguridad” para negarse a revelar esta información.
Snowden permanece prófugo de Estados Unidos y actualmente reside en Rusia –en un lugar no revelado– gracias al asilo concedido en agosto por las autoridades rusas. Las autoridades norteamericanas solicitan su entrega para juzgarle por espionaje y robo de propiedad privada por filtrar documentos secretos de la NSA sobre el supuesto espionaje masivo.
Las etapas históricas del desarrollo del espionaje están vinculadas a la revolución tecnológica. El siglo de oro del espionaje está por llegar y la sociedad tendrá que adaptarse a ello, igual que se adaptó a los grandes Ejércitos permanentes.
“Es un proceso inevitable y global, porque no existe la manera de frenar el progreso técnico-científico”, explica Vasili Kashin, experto del Centro de Análisis de Estrategias y Tecnologías, según recoge el diario ruso ‘Védomosti’.
El primer servicio permanente de inteligencia apareció en Asiria, un imperio ubicado en el norte de la antigua Mesopotamia, en el territorio entre los ríos Tigris y Éufrates. Entre los siglos X y VII a. C. lo usó ampliamente para estar al tanto de la situación en los países conquistados. Hasta nuestros días ha llegado una parte de sus archivos que muestran que los asirios contaban con métodos de conspiración y recopilación de datos que siguen usándose ahora.
Sin embargo, antes de la revolución industrial (periodo entre la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX en el que Europa sufre el mayor conjunto de transformaciones tecnológicas) muy pocos Estados tenían sistemas de inteligencia permanente y los que había contaban con muy pocos agentes. Las causan eran simples: el mejor medio de comunicación era un agente a caballo y había muy poca gente que supiera leer y escribir. La nueva etapa en el desarrollo del espionaje se debió, lógicamente, a los nuevos instrumentos de transmisión de la información. El ferrocarril, el telégrafo y el teléfono impulsaron el crecimiento de los servicios de inteligencia en todo el mundo.
En vísperas de la Primera Guerra Mundial el espionaje ya empieza a influir en la historia. Alfred Redl, coronel de los servicios de contraespionaje del Imperio austrohúngaro reclutado por la inteligencia rusa, filtró a Rusia durante 10 años los nombres de los agentes austriacos que se encontraban en su territorio y también entregó el plan de intervención austriaca en Serbia. Sus actividades permitieron a los serbios resistir con éxito al Imperio austrohúngaro a inicios de la Primera Guerra Mundial: entre los austriacos se registraron aproximadamente medio millón de víctimas mortales.
Antes de que empezara la Segunda Guerra Mundial, los servicios de inteligencia experimentaron otra fase de rápido crecimiento con la aparición de la radio y el desarrollo de la aviación. Pero entonces surgió un problema: los flujos de información aumentaban mucho más rápido de lo que los especialistas eran capaces de procesarlos. Según los historiadores, la inteligencia de EE.UU., por ejemplo, recibió de antemano información sobre un posible ataque contra Pearl Harbor, pero no pudieron procesarla y entregarla a tiempo al presidente Roosevelt.
Una vez vencidos los nazis, los servicios de espionaje aprendieron de sus errores, se reestructuraron adaptándose a la nueva realidad y vivieron otro impulso. Sin embargo, el verdadero ‘acelerón’ llegó en la década de 1990. La revolución de las tecnologías de la información -con la proliferación de ordenadores y celulares y la llegada de Internet- supuso también un punto de inflexión en el campo de la inteligencia. Según Kashin, la sociedad se dio cuenta de la escala de esta revolución con mucha demora y solo gracias a los errores que cometió el sistema de inteligencia más avanzado tecnológicamente del mundo, el de EE.UU., debido a su rápido crecimiento.
Personajes como Bradley Manning y Edward Snowden demuestran que unos servicios que aparecieron como grupos microscópicos de especialistas ‘de élite’ se han transformado en ejércitos masivos. El presupuesto que EE.UU. destinó en 2012 a la inteligencia fue de 53.900 millones de dólares, mientras que las personas que tienen acceso a datos clasificados se cuentan por centenares de miles. Es la necesidad de contratar a más y más gente para procesar los crecientes flujos de información lo que obliga a emplear a contratistas como Snowden o a efectivos sin la debida preparación, como Manning, a quienes no someten a un chequeo detallado, destaca el analista. Kashin insiste en que los ‘errores’ de EE.UU. se deben al hecho de que el país norteamericano es el pionero en este ámbito, pero acentúa que los demás países están a un paso de seguirle y llevar la humanidad al siglo del oro del espionaje.
Al Gore habla en la Universidad de McGill el martes. Foto: Ryan Remiorz / AP
El ex vicepresidente de EEUU, Al Gore, ha descrito las actividades de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) como “escandalosas” y “completamente inaceptables” y dijo que Edward Snowden “reveló evidencia” de los delitos contra la Constitución de EE.UU.
Gore, quien habló la noche del martes en la Universidad de McGill en Montreal, añadió que estaba a favor de la utilización de la vigilancia para garantizar la seguridad nacional, pero las revelaciones de Snowden mostraron que esas medidas han ido demasiado lejos.
“Lo digo como alguien que fue miembro del Consejo de Seguridad Nacional que trabajó en la Casa Blanca y obtuvo informes diarios de la CIA”, dijo Gore, en declaraciones recogidas por la prensa canadiense .
Gore había dicho previamente que creía que la práctica de la NSA de recolectar registros telefónicos de los ciudadanos estadounidenses, es ilegal, pero sus comentarios el martes fueron más críticos aún.
Al preguntarle por Snowden, Gore afirmó que las filtraciones han revelado prácticas inconstitucionales.
“Él ha revelado evidencia de lo que parece ser delitos contra la Constitución de los Estados Unidos”, dijo Gore. Snowden enfrenta cargos penales por filtrar información a The Guardian y otros medios de comunicación. Él permanece en el exilio en Rusia.
Gore, ex vicepresidente, candidato presidencial demócrata en el 2000 y Premio Nobel de la Paz en el 2007 , dijo que los esfuerzos de la NSA para vigilar las comunicaciones eran “absurdas”, informó la prensa canadiense . ”Si usted está buscando una aguja en un pajar, no siempre es aconsejable acumular más heno en el pajar”, dijo.
La periodista británica e integrante del equipo de Wikileaks, Sarah Harrison, emitió un comunicado en donde expresa su inquietud por la posibilidad de que se tomen acciones judiciales en su contra por ayudar al extécnico de la agencia NSA norteamericana, Edward Snowden, a encontrar asilo político.
Harrison, quien llegó a Berlín el fin de semana pasado afirmó en el texto que: “Todos los artículos sobre los programas de espionaje del GCHQ y de la NSA entran en la categoría “terrorismo” según la interpretación del gobierno británico”, además de asegurar que en Gran Bretaña reina un clima de persecución sobre periodistas.
La periodista expresa su solidaridad con “todos aquellos intimidados y perseguidos por llevar la verdad al público. En estos tiempos de secrecía y abuso de poder sólo hay una solución: transparencia” según expresa el artículo publicado en el portal de Wikileaks firmado por la británica.
“Están usando tácticas agresivas contra periodistas, editores y expertos que trabajan con tanta valentía, para traer la verdad al mundo” reza el texto publicado por Harrison; donde coloca como ejemplos casos de colegas como Glenn Greenwald, Laura Poitras y Jacob Appelbaum, de Barrett Brown, David Miranda y el más conocido de Julian Assange, fundador de Wikileaks y protegido por la embajada ecuatoriana en Londres desde 2012.
Respecto al caso de Snowden, Harrison detalla que estuvo con el extécnico de la NSA durante cuatro meses. “Trabajé en Hong Kong como miembro del equipo de WikiLeaks que negoció una serie de ofertas de asilo para Snowden y negoció su salida segura de Hong Kong para solicitar asilo. Yo viajaba con él hacia América Latina cuando EE.UU. revocó su pasaporte, lo que nos hizo aterrizar en Rusia” cita el comunicado.
“Mientras Edward Snowden esté seguro y protegido hasta que su visa de asilo sea renovada dentro de nueve meses, todavía hay mucho trabajo que hacer” manifiesta Harrison en el texto, quien aseguró que sus abogados y asesores legales de Wikileaks le sugieren no regresar a su residencia, al creer que su seguridad personal se encuentra en riesgo.
¿Qué hay que hacer para poner fin a la escalada violenta en Venezuela? Es obvio que el imperio tiene un libreto, como lo advirtiera Chávez en la conferencia que brindara la noche del 10 de diciembre del 2007 en el Centro Cultural de la Cooperación de Buenos Aires.[1] Un libreto que fue ensayado en otros países desde hace mucho tiempo: el caso más notable que de alguna manera fijó los parámetros de este inducido proceso de fascistización fue el Chile de Allende. Luego de esa pionera experiencia criminal el libreto se ha ido perfeccionando con numerosos ensayos perpetrados en otros países y tentativas de sistematización teórica, la más importante de la mano de Eugene Sharp y su equipo del Albert Einstein Institute, un nombre mentiroso como pocos para una institución dedicada a diseñar nuevas estrategias de “cambio de régimen” que apelan a supuestas vías “no violentas” para derribar a gobiernos insumisos ante los dictados de Washington. Los casos de Libia, Siria, Ucrania y ahora Venezuela ilustran didácticamente lo que quiere decir la expresión “no violentas” para los estrategas e intelectuales del imperio.
Es inocultable el hecho de que el sistema internacional está atravesando por una turbulenta fase de transición geopolítica global. En poco más de una década surgieron nuevos centros de poder económico y político al paso que el poderío global de Estados Unidos se ha debilitado. Sigue siendo, sin duda, la potencia militar más importante del planeta pero eso no le alcanza para ganar guerras, como sobradamente lo prueban los casos de Vietnam, Iraq y Afganistán. Sus aliados son cada vez más vacilantes e inciertos; sus vasallos menos obedientes y sus adversarios y rivales cada vez más poderosos e influyentes. Washington pierde posiciones en Oriente Medio: fracasó en su intento de atacar a Siria, sus chantajes a Irán terminaron siendo inocuas bravuconadas y sus aliados históricos en la región, las reaccionarias teocracias del Golfo son amenazadas por el avance del jihadismo e Israel despliega, en algunos temas, un juego propio que paradojalmente transforma a Washington en su reluctante subordinado. En Asia Central el sentimiento antinorteamericano llega a alturas sin precedentes y en el Extremo Oriente la creciente gravitación de China aparece como irresistible y destinada a mover las placas tectónicas del sistema internacional.
Es en este cuadro de declinación imperial que hay que comprender la cruenta ofensiva sediciosa lanzada contra la Venezuela Bolivariana, sede de la mayor reserva de petróleo del planeta y, por eso mismo, un incontenible imán para un país que construyó un modo de vida y cimentó su supremacía planetaria sobre la base del irresponsable derroche de ese recurso. Tal como ocurriera en la década de los setentas del siglo pasado, cuando las derrotas en Indochina (Vietnam, Laos, Cambodia) desataron una contraofensiva que culminó con la instalación de dictaduras militares en casi todos los países de América Latina y el Caribe, el retroceso global de Estados Unidos en el mundo actual lo impulsa nuevamente a buscar refugio en su “patio trasero”, como hace poco dijera John Kerry en su visita a la OEA. O en su tradicional “retaguardia estratégica”, como la definieran Fidel y el Che. Y para eso hay que barrer con regímenes políticos y gobiernos indeseables.
De ahí la enorme dificultad de poner fin al ataque de los fascistas en Venezuela, por más llamamientos al diálogo y a la paz que efectúe el presidente Nicolás Maduro y que son groseramente desoídos por la oposición. Venezuela es la cabeza de playa de una estrategia de desestabilización integral de las democracias latinoamericanas que comenzando por la tierra de Chávez, intentará proseguir su marcha por Ecuador y Bolivia y, finalmente hacer pie en Argentina, Brasil y Uruguay. El resultado que se busca con esta operación es regresar América Latina y el Caribe a la situación prevaleciente en vísperas de la Revolución Cubana e instaurar en toda la región “gobiernos amigos”, neocoloniales y serviles en relación a los intereses económicos y geopolíticos de Washington. Esto es lo que convierte a la actual batalla de Venezuela en el equivalente de lo que fuera Stalingrado en la Segunda Guerra Mundial: una batalla decisiva, que no se puede perder porque el “efecto dominó” de una derrota sería demoledor para las luchas emancipatorias de nuestros pueblos y el imperio lo sabe. Pero detener esta escalada de violencia que hoy llena de luto y dolor a la República Bolivariana de Venezuela requiere lo siguiente:
a) en primer lugar, una sostenida presión internacional y doméstica, al interior de Estados Unidos, para que la Casa Blanca deje de alentar, organizar y financiar a la derecha venezolana embarcada en un proyecto irreversible de fascistización. Para eso Barack Obama debe reconocer el legítimo triunfo de Nicolás Maduro en las elecciones del 14 de Abril del 2013, ratificado por la contundente victoria del chavismo en las municipales del 8 de Diciembre de ese mismo año. La contumacia de Washington es una clarísima señal a los sediciosos de que sus crímenes cuentan con el incondicional aval del imperio. Sin este apoyo del gobierno norteamericana la ofensiva sería derrotada en cuestión de días. Obama debería ser denunciado ante el Tribunal Penal internacional como el principal instigador de la violencia que tantas muertes ha provocado en Venezuela.
b) segundo, descargar todo el rigor de la ley sobre los sediciosos y los manifestantes que apelan a todas las formas imaginables de la violencia. De lo contrario se produciría la metástasis de la fascistización englobando -como parece evidente en estos días- a sectores cada vez más amplios de la oposición atraídos a la estrategia del derrocamiento por la vía de la violencia del gobierno bolivariano por dos factores. Por un lado, la impunidad con que se espera contar del acosado gobierno bolivariano que ha sido excesivamente tolerante con los revoltosos (hablamos de gente que destruye bienes públicos y privados; tiende “guayas” para degollar motorizados; ataca con “bombas molotov”, etcétera); por el otro, por el “ejemplo exitoso” de Ucrania, en donde una banda de neonazis se montó sobre una protesta originalmente pacífica y perpetrando toda clase de crímenes y desmanes se hizo del gobierno, mismo que fue inmediatamente reconocido por la Casa Blanca y sus compinches de la Unión Europea. La blandura en el tratamiento de los sediciosos y los violentos precipitará la desmoralización de las filas chavistas, la disgregación de sus estructuras organizativas y una muy negativa modificación de la correlación de fuerzas en desmedro de la revolución y a favor de la contrarrevolución, porque de esto se trata cuando en Washington se habla de “cambio de régimen”. En momentos como este, la benignidad en el tratamiento de quienes quieren lograr a sangre y fuego borrar de la faz de la tierra a la Revolución Bolivariana es el camino seguro para la autodestrucción del proceso. Primero habrá que aplastar la contrarrevolución en marcha, y luego se verá quienes serán los que merezcan beneficiarse de la generosidad e hidalguía de la revolución ratificada en el poder.
c) Tercero, potenciar y mejorar la organización popular y sus mecanismos de movilización. La derecha intentará combinar sus acciones violentas y destituyentes con el control “pacífico” de las calles con guarimbas, marchas y toda clase de manifestaciones callejeras. El chavismo deberá recuperar rápidamente su memoria y dejar bien sentado que su predominio en este terreno ha sido y deberá seguir siendo incontrastable, más allá de cualquier acuerdo al que pueda llegarse en las mesas de diálogos. Porque sin el respaldo de “la calle” y el pueblo organizado tales acuerdos cupulares carecerán por completo de eficacia. Y además habrá que hacer consciente a la base chavista y al pueblo en general que lo que está en juego es el futuro de la Revolución Bolivariana y las conquistas históricas de quince años, y que su efectiva defensa requiere inexorablemente la inmediata profundización del socialismo y el inmediato cumplimiento de las orientaciones establecidas por el Comandante Hugo Chávez Frías en el “Golpe de Timón” dado a conocer en la reunión del Consejo de Ministros del 20 de Octubre del 2012. Cualquier gobierno que surja como producto de esta contraofensiva imperial procederá de la misma manera que lo hizo el 11 de Abril del 2002 el gobierno de Pedro Carmona Estanga, cuando en su primer decreto derogó de un plumazo la Constitución de 1999 y todos los derechos establecidos en la misma, disolvió todos los poderes del estado, declaró ilegal el marco jurídico existente, removió todas las autoridades surgidas del voto popular en los niveles nacional, estatal y municipal y puso fin al convenio de cooperación con Cuba.
d) Por último, será preciso extremar todos los recursos para librar con la máxima eficacia el combate en el crucial terreno de los medios de comunicación de masas, que al decir del Pentágono es el ámbito primordial en el que hoy se libra la guerra que enfrenta la revolución con la contrarrevolución, y en el cual los gobiernos progresistas y de izquierda de la región siempre han demostrado peligrosas debilidades ante enemigos que desde hace mucho tiempo desplegaron una estrategia de dominación y manipulación mediática que ha tenido profundas repercusiones en el imaginario popular. Mentiras sistemáticamente propaladas terminan siendo percibidas como verdades indiscutibles, y ante esto es preciso responder en forma adecuada utilizando creativamente todos los medios tradicionales de comunicación (prensa, radio, televisión) pero también las grandes posibilidades que ofrecen las redes sociales.