Cuando inicié mi proceso de recuperación y comencé por el Primer Paso, tuve que admitir mi absoluta derrota: Me declaro impotente ante mis emociones y es cierto que ya mi vida se volvió ingobernable. Ese fue el comienzo. Con el transcurrir del tiempo me di cuenta de que el Enunciado del Primer Principio está escrito en pasado; no dice: Somos impotentes, dice: éramos impotentes; tampoco dice: nuestras vidas son ingobernables, dice: se habían vuelto ingobernables. Esto fue para mí toda una revelación porque desde el momento en que conozco el Programa de Doce Pasos y lo aplico en mi vida ya no soy impotente, el Programa me da las herramientas para ir resolviendo lo que se me presenta. Fui impotente cuando no conocía el Programa, ahora que es parte de mí ya no lo soy más.
No puedo evitar que las emociones violentas me lleguen pero ahora sé cómo encauzarlas, ahora sé que existen principios espirituales que al practicarlos funcionan, ahora sé que puedo detectar, admitir y corregir, ahora sé que puedo cambiar siempre y cuando tenga la buena voluntad para hacerlo.
Doy gracias a mi Ser Superior que me sacó del torbellino emocional y me dio las armas necesarias para poder decir: Admito que ERA impotente ante mis emociones y que mi vida SE HABIA vuelto ingobernable.