
Este lema me ayuda a ponerme en la perspectiva correcta. Al reflexionar en lo que realmente me importa, puedo incluir preocupaciones tales como la salud, la serenidad, trabajo, alimentación, y vivienda adecuados y un apoyo afectuoso de otros. Cada uno de nosotros es libre de decidir por sí mismo aquello que tiene un verdadero valor, pero la mayoría estamos de acuerdo en que a veces nos disgustamos por cuestiones triviales. En comparación con el hecho de poder comer o no hoy, cuán importante es que haya cocinado demasiado el pollo? Vale la pena perder la serenidad por olvidarse de comprar el periódico? Qué precio estoy dispuesta a pagar para ganar una discusión o probarle a otras personas que tengo razón? Cuán importante es si una llamada que estoy esperando no se concreta o si un ser querido decide algo que no me gusta? Acaso las palabras antipáticas de un compañero una mañana merecen un día entero de infelicidad, obsesión y hostilidad? Merecen aún cinco minutos de infelicidad? Importa tanto? Debo tomarlo personalmente? Vale la pena la recriminación contra uno mismo, el resentimiento de otros u horas de angustia? Cuán importante es? Aún si decido que la cuestión es importante, puedo preguntarme si es importante hoy? Acaso viviré en un futuro incierto, preocupándome por cosas que tal vez no sucedan nunca? Hoy es todo lo que tengo. Por qué derrochar este don precioso de tiempo en trivialidades cuando podría estar celebrando el hecho de que cuento con todo lo que realmente necesito? La perspectiva que obtengo al aplicar este lema me permite descartar pequeñas preocupaciones, irritaciones sin importancia y juicios infundados para poder valorar la riqueza extraordinaria y las maravillas que ofrece la vida. |