Es curioso, hay personas que me dicen que tengo bastante empatía para las personas. Sin embargo, estos días estoy reaccionando mal a gestos de ciertas personas que no me gustan. Me molestan y me hacen daño. Los censuro y no soy capaz de ponerme en su lugar. Me recreo en el daño que me causa. ¿Por qué en lugar de eso, no me pregunto por qué actúan así, qué problemas tendrán para ser como son o para actuar de forma inadecuada? ¿ Por qué alimento mi ego distanciándome, resintiéndome?. Sólo pienso en mi, en mí y en mí. Pobrecita yo.
No pienso en qué hogares disfuncionales habrán tenido que vivir esas personas para comportarse así o en qué hogares o relaciones difíciles tendrán y que a lo mejor le afectan a la hora de relacionarse con otras personas.
Hoy me ha dicho una persona que no vamos al trabajo a tener amigos pero que sí tenemos que tratar de comunicarnos adecuadamente. Hacía referencia a otra persona, pero pienso que también lo tengo que saber aplicar yo. Tengo que saber alcanzar el punto medio con ciertas personas para que no me haga daño lo que digan o hagan.
Al igual que yo soy impotente ante mis emociones, los demás también lo son y yo tengo un programa que me tiene que servir para algo, para ser diferente a otros. Por tanto, en lugar de alimentar mis rencores y mi ego y recrearme en las faltas de los demás, como me recordó la compañera Maribel tengo que pensar en las mías. Trataré de acercarme. Buscar un punto equidistante, pero donde si doy una mano tener la suficiente firmeza para que no me cojan el brazo.
Pediré a mi Poder Superior que me dé serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar aquéllas que sí puedo y sabiduría para distinguir la diferencia.
Dios mío, hazme conocer tu voluntad y dáme fuerzas para cumplirla.
Gracias por este programa que es mi sostén y gracias a todos los compañeros que tanto me ayudais.
Besossssssss