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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: marce702  (Mensaje original) Enviado: 13/08/2010 03:52



DIOS COMO INTELIGENCIA.

El Cuarto Aspecto Principal de Dios es Inteligencia.

Dios no es solamente Inteligente, sino que Dios es la Inteligencia misma. Cuando tú comprendas que vives en un Universo Inteligente, que Todo contiene inteligencia, y Sepas que no hay sino una sola inteligencia que lo rige todo, manifestada en todo, habrá un gran cambio en tu vida, ya que tú te harás más inteligente al constatar las manifestaciones de la Divina Inteligencia en ti y en todo lo que te rodea.

Es obvio que en un Universo inteligente no puede haber desarmonía porque todas las ideas trabajan juntas en persecución del bienestar general. Esto significa que en ese Universo no puede haber lucha, exceso ni escasez. Una máquina que ha sido inteligentemente diseñada no tiene piezas innecesarias ni le faltan partes esenciales. Es exacta, completa y perfecta, su funcionamiento es equilibrado y justo; así es el Universo.

En un Universo inteligente no puede haber inarmonía ni desperdicio. Todo está equilibrado, tan sutilmente equilibrado que en él nada falta ni nada sobra. Si en la vida de los seres aparece el desequilibrio de la escasez, de la enfermedad, de la imperfección, son sólo apariencias creadas por las mentes, lo que llamamos creaciones humanas y que con el conocimiento y práctica de la Verdad son fácilmente corregibles, o sea que no son la Verdad que es Eternamente permanente, sino estados que evolucionan unas veces hacia la perfección, otras hacia la crisis climática, o sea que llegan a un punto que ya no puede ser peor y en ambos casos no es una Verdad Permanente sino un estado transitorio. Como ya te he explicado varias veces, la Verdad, Dios, es todo lo bueno, lo bello, lo perfecto, y es lo que tú, inteligentemente, debes establecer en tu vida anclándote en esa fe de no aceptar para ti ni para nadie, nada  que no sea menos que bueno.

Si estudias el Universo, tanto en su expresión máxima como en su expresión mínima, encuentras la Inteligencia Divina claramente manifestada de mil maneras. Estudiando el ojo humano se diseñó la máquina fotográfica; estudiando al murciélago, que es ciego y se orienta “divinamente”, se descubrió el radar; estudiando el vuelo del colibrí, se diseñó el helicóptero, y paro de contar porque hay para no acabar nunca.

Cuando el hombre, en su evolución (y de esto hablaremos en otras lecciones) después de haber andado a cuatro patas, un día se irguió sobre sus dos pies y contempló por vez primera el firmamento con sus astros, adquiriendo así la tercera dimensión en que hoy vivimos, en aquel mismo instante fue dotado con el vehículo de la “razón”, es decir, comenzó a razonar. Ahí empezó su evolución espiritual porque empezó a buscar la “Causa”, el “Autor” de toda aquella grandiosidad que por primera vez se ofrecía a su vista, ya que antes, andando a gatas, como todo cuadrúpedo, vivía sólo en dos dimensiones, largo y ancho, no conocía la altura. Ningún animal, ni aún los que vuelan, contempla el panorama de lo que llamamos cielo. Cuando se dice que “los perros le ladran a la luna” es una frase inexacta. El perro ladra a las sombras que la luz lunar proyecta sobre el piso. Aún si acuestas a un perro boca arriba él no mirará hacia el firmamento, su mirada sólo alcanza un nivel muy bajo de altura, él está en ese grado de evolución y con él todo lo perteneciente al reino animal que vive en una o dos dimensiones. Nosotros que vivimos en tres, vamos en camino de alcanzar lo que se llama ya en lenguaje  esotérico la “cuarta dimensión”, la cual aún no esta debidamente estudiada. Sobre ella sólo hay hipótesis, más o menos brillantes, pero nada conocido con certeza.

Ahora bien, cuando el hombre comenzó a razonar y la razón es un vehículo de la inteligencia, comenzó a pensar en un Ser Superior que él no conocía personalmente, pero que era el Autor de todo cuanto ocurría a su alrededor. Cuando tenían lugar esos terribles cataclismos que han dejado su huella en las capas internas de la Tierra, el hombre, aterrado, achacaba lo que estaba ocurriendo a ese Ser Omnipotente y le tuvo miedo. No sabiendo qué cosa hacer adoró a la Luna y al Sol como representaciones de ese Dios Invisible que se le manifestaba colérico, según su entender. Cuando había eclipses de Luna o de Sol, él ofrecía sacrificios a esas deidades que imaginaba enojadas y procuraba aplacarlas. En su ignorancia lo imaginó a Dios Cruel, sediento de sangre y le ofreció sacrificios humanos, llegando a veces a inmolar a sus propios hijos, como holocausto máximo, para aplacar a la deidad. Así transcurrieron varias edades, hasta que el hombre, afinando el uso de su razón, empezó a fijarse en que había un orden perfecto, en aquella Naturaleza creada por aquel Ser que él sólo conocía como Fuerza Ciega y Omnipotente. Se fijó en que el sol aparecía y desaparecía diariamente con cronométrica periodicidad: que la luna repetía matemáticamente la aparición de sus fases. Se fijó en el ritmo de las mareas. Se dio cuenta del movimiento periódico de las estrellas y las agrupó en constelaciones a las que dio el nombre de animales, que aún persisten. Vio que todo estaba organizado y diseñado inteligentemente y entonces comenzó a pensar en Dios como un Dios Omnisciente, es decir, Un Dios que todo lo sabe. Así obtuvo el conocimiento de Dos aspectos divinos: Un Dios que todo lo puede, un Dios que todo lo sabe.

Bajo esta impresión vivió varias edades, hasta que empezó a meditar también, en que todo estaba hecho con Amor. Para el niño recién nacido que carece de dentadura Él ponía la leche en los senos de la madre; para el cansancio del hombre y de la bestia, había hecho el sueño y además le proporcionaba la noche con su oscuridad que ayuda a disfrutar de ese descanso. Él unía al hombre con una compañera y unos hijos por medio de algo que denominó Amor, y sintió cómo ese Amor unía, aglutinaba las cosas. Empezó a saborear los frutos de la tierra apreciándolos como un don divino creado por el Amor. Esa fuerza misteriosa iba operando en él insensiblemente, dándole conocimiento y así por medio de ese conocimiento de las cosas el hombre comprendió que él también tenía dentro de sí las mismas cualidades que iba descubriendo en ese Ser Desconocido que se le iba revelando poco a poco y de repente cayó en la cuenta y dijo: “Yo tengo fuerza, vigor, poder; yo tengo inteligencia, yo comprendo lo que yo veo; yo siento amor, yo recibo amor, yo estoy hecho a la imagen y semejanza de Él, aunque en escala reducida, “Yo Soy” como Él. Y como es de Ley que todo hijo herede los rasgos de sus padres, por primera vez comprendió su condición de Hijo de Dios, hecho a su imagen y semejanza.

Entonces, ¿si estamos hechos a imagen y semejanza de Dios viene a resultar que Dios es una persona, un hombre amplificado? No, Dios no es una persona en el sentido usual de la palabra, Dios tiene todas las cualidades de la persona, excepto su limitación. El hombre es limitado, Dios no tiene límites. Ciertamente la mente humana no puede imaginar ninguna personalidad que no esté limitada y de ahí, cuando ve individuos que ejecutan hazañas por encima de lo normal, ha llegado a creerlos dioses o semidioses, ya que él como hombre conoce sus propias limitaciones. El hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios en sus atributos y poderes invisibles, porque en lo visible, o sea en su humanidad, su cuerpo, no podemos imaginar a Dios cono ninguna forma definida, ya se ha dicho: “Él es incognoscible, lo conocemos por sus efectos, como Causa de donde todo dimana.

Dios es verdad, es decir incambiable y el que el hombre piense de Él tal o cual manera no afecta en absoluto Su Naturaleza. La Biblia dice, al efecto:

“LO QUE PIENSAS QUE SOY, ESO SERÉ PARA TI”, y esto significa que si tú crees en un Dios cruel e injusto, toda tu vida vas a tropezar con la injusticia y la crueldad en tu camino, pero no porque Dios es eso, sino que tú, con tu mente creadora, estás forjando circunstancias adversas para ti y al creer en un Dios así, eso es lo que estás cosechando, mientras Dios permanece imperturbable en su Unidad, esperando que te acerques a Él con la postura mental correcta, o sea positiva, para que Su bien te alcance. Si piensas en Dios reconociéndolo como Infinito, Inteligente, Amoroso, Todopoderoso, etc., así se te manifestarán tus circunstancias. Podemos decir que pensamos en un Dios Personal, pero no en un Dios con forma humana. No hay nada que un Dios sin forma física no pueda ser, sólo que ese Dios sin forma es mucho más que todo lo que podamos imaginar.

Al adquirir estas ideas más amplias y mejores de Dios no debes sentirte como si hubieras dejado al Dios que siempre has conocido por un Dios nuevo, simplemente estás corrigiendo esa imagen de tu niñez, amplificándola  y lo que adoraste antes limitadamente es el mismo Dios que estás adorando ahora con un conocimiento más completo de Él, porque Dios no hay sino uno.

Debes hacerte tratamiento para la Inteligencia por lo menos dos o tres veces a la semana, pensándola, reclamándola para ti. Esta práctica hará que seas más eficiente en cada actividad de tu vida. Sin duda, las cosas que tú haces a diario, son susceptibles de ser mejoradas y este tratamiento hará que descubras el cómo.

Algunas personas les ofende que les digan que se hagan un tratamiento para la Inteligencia, considerando este complejo como un reconocimiento de que hay en él poca inteligencia; pero mientas más inteligente es una persona más dispuesta está a reconocer sus limitaciones y a desbaratarlas. Si, por ejemplo, tú estás perdiendo el tiempo gastándote en una equivocada elección de oficio o profesión, tu Inteligencia despierta te lo hará ver y te demostrará cuál es tu camino.

Cuando hay cosas en tu vida que no marchan bien haz un tratamiento para Inteligencia. Reclama tu parte de la Inteligencia divina, reconoce que No hay sino una sola Inteligencia de Dios repartida en todo lo que alienta. Tu Inteligencia es la Inteligencia de la Presencia de Dios que vive en ti. Cuando los negocios u otros asuntos parecen estar trabados, haz un tratamiento para tu Inteligencia conectando tu mente con la Mente Divina, con la divina inteligencia. Cuando estudias y pareces que “no entra” lo que lees, di:

“YO SOY LA DIVINA COMPRENSIÓN EN ESTO QUE QUIERO ENTENDER”.

Si tienes que vértela con alguien que parece menos que inteligente, eso que solemos calificar como estupidez, reconoce que en esa persona la Inteligencia Divina también está presente, luchando por manifestarse y si tú lo ves así, como un hijo de Dios, con la Inteligencia de Dios presente en él y le bendices esa Inteligencia, él mejorará. A veces eres tú mismo quien está encerrado dentro de una equivocación y no te das cuenta de ti  y en seguida tu mente se despejará y verás claro.

Los niños y los jóvenes responden rápidamente a los tratamientos para Inteligencia. Si tienes interés en algún estudiante remiso, hazle el tratamiento para Inteligencia varias veces a la semana y te asombrarán los resultados. Es bueno que sepas que al hacerle tratamiento espiritual a una persona (o a ti mismo) los resultados obtenidos perdurarán para siempre. Si hoy le haces a un niño de 11 años un tratamiento para Inteligencia, su trabajo escolar mejorará notablemente, pero dentro de cincuenta, cuando sea un hombre de sesenta, él será más inteligente y por consiguiente tendrá más éxito y será más feliz debido al tratamiento de hoy.

Si perteneces a una Empresa o negocio cualquiera, haz semanalmente el tratamiento de Inteligencia para ti y para tus asociados. Es bueno bendecir el bien en el sitio donde se trabaja, cada mañana al llegar; esto trae resultados espléndidos.

El Aspecto Inteligencia de Dios es muy importante con relación a la salud corporal. No es inteligente hacer un cuerpo vulnerable al mal, al desgaste, a las fallas. Sin embargo, nuestros cuerpos manifiestan estas apariencias, debido a que nuestra mente cree que ello es inevitable, nosotros creemos en la vejez, en las enfermedades, en la sordera, en la ceguera, como estas cosas que tiene que venir con la edad. Cuando nuestra mente carnal llegue a la suficiente comprensión de Dios como inteligencia y Acepte que Él nos hizo perfectos debemos permanecer a pesar de los años vividos, alcanzaremos esta vulnerabilidad y el tiempo vivido no podrá derrotarnos.

Rezar significa pensar en Dios, hablar con Dios. Para poder pensar en Él, o hablar con él, debemos conocer algo sobre Él y este “algo” lo logramos estudiando estos Siete Principales Aspectos que lo caracterizan. Ellos nos permiten pensar en Dios de un modo inteligente. Cuando meditas un aspecto desarrollas esa cualidad en ti mismo. Cuando piensas que ese aspecto está presente en otra persona, desarrollarás esa cualidad en ella. Pensar en Dios como amor te hace más amoroso, elimina en ti el resentimiento, el deseo de crítica o condenación. Pensar en Dios como Vida mejorará tu cuerpo, te dará más energía, afianzará tu salud, cuando se te presente un problema trata de comprender el aspecto de Dios que represente lo contrario de aquello que está causando el problema. Así usarás el Amor para eliminar el temor, el enojo; usarás el aspecto Vida para curarte y curar a otros; usarás el aspecto Verdad para que las mentiras queden al descubierto y así sucesivamente.

Es importante que comprendas el aspecto Inteligencia Divina y que te sientas enchufado constantemente a esa enorme corriente de energía que es esa Inteligencia, reconociendo que En el universo no hay sino una sola inteligencia que lo rige todo y que tu eres parte de ella.

Para recordar:

Yo vivo y me muevo en la Santa Luz de Dios.

Estoy seguro de mis decisiones y de mis acciones.

Seguro de ser guiado por la divina Inteligencia, camino hacia mi Santa Meta Espiritual con humildad.




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De: marce702 Enviado: 16/05/2011 04:29


 
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