Soltar las riendas es temer menos y querer más.
Soltar las riendas es dejar de negar y empezar a aceptar.
Soltar las riendas no significa que ya no me importa, sino que no puedo hacerlo por otra persona.
Soltar las riendas no es desconectarme, sino comprender que no puedo controlar a los demás.
Soltar las riendas es no engañar, reñir, ni discutir y buscar mis propios defectos para corregirlos.
Soltar las riendas es no criticar, no controlar y convertirme en aquello que sueño ser.
Soltar las riendas es admitir la impotencia y que por lo tanto los resultados no están en mis manos.
Soltar riendas es dejar de culpar y de intentar cambiar a los demás y sacar el mejor partido de uno mismo.
Soltar riendas no es "cuidar de" sino "interesarse por".
Soltar las riendas es no juzgar y dejar que los demás sean seres humanos.
Soltar las riendas es no estar en medio de todas las situaciones para controlar los resultados y dejar que los demás forjen sus propios destinos.
Soltar las riendas es no ajustar todo a mis propios deseos y tomarme cada día como venga y alegrarme de estar vivo.