El terremoto de magnitud 9 en la escala de Richter ocurrido en Japón el pasado 11 de marzo habrá modificado la forma de los océanos debido a su fuerte intensidad.
Así lo dijeron expertos en observación de la Tierra reunidos en la Universidad Politécnica de Múnich (sur de Alemania) para presentar los primeros resultados del satélite europeo GOCE (acrónimo en inglés de Explorador de la Circulación Oceánica y de la Gravedad).
Roland Pail, experto de la Universidad Politécnica de Múnich, dio por seguro que el terremoto de Japón ha influido en la forma del geoide, ya que fue “un movimiento masivo”.
Pail explicó que por suerte el satélite GOCE pasó por la zona del terremoto un día después de la catástrofe, por lo que los datos y las imágenes recopiladas mostrarán con seguridad un cambio con respecto a la información previa.
Mapa satelital clave
El geoide, que es la forma que tendría un océano imaginario que cubriese todo el planeta sin tener en cuenta corrientes o mareas, es una superficie de referencia fundamental para medir con precisión la circulación oceánica, los cambios del nivel del mar o la dinámica del hielo.
Estos tres fenómenos están afectados por el cambio climático, al que se pueden aplicar los resultados obtenidos por el satélite.
El GOCE, lanzado el 17 de marzo de 2009 desde el cosmódromo ruso de Plesetk y el primero de una serie de satélites de exploración de la Tierra, ha completado su misión de cartografiar el campo gravitatorio del planeta con una precisión sin precedentes.
La nueva generación de receptores del sistema global de navegación por satélite GPS utilizarán datos del GOCE, así como los nuevos modelos para determinar la altitud, por ejemplo, dijo el director de los programas de observación de la Tierra de la ESA, Volker Liebig.
Corrientes en la lupa
Además, los resultados del GOCE permitirán entender mejor la importancia climática del océano.
Los científicos han descubierto también con el satélite GOCE que las corrientes del Atlántico Norte tienen un papel crucial en regular el clima de la Tierra y que las corrientes de la superficie de los océanos pueden dispersar la polución a grandes distancias.
El satélite de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha tomado en dos años todas las medidas necesarias para trazar la superficie del geoide de referencia de la Tierra.
El pasado 2 de marzo, el GOCE completó doce meses de estudio del campo gravitatorio de la Tierra.
La ESA decidió en noviembre pasado prolongar la misión hasta finales de 2012 debido al buen estado del satélite y la calidad de sus datos.
La ciencia resultará crucial para entender mejor estos fenómenos y también para responder a la catástrofe que utilizará la tecnología robótica para tratar de controlar la crisis nuclear en Fukushima.