CUBA, EL TITANIC DE LA PAZ
Lo sucedido en Crimea y lo desvencijado del ejército
cubano pueden impulsar a Putin y Raúl Castro a unir fuerzas.
Soldados cubanos en la Plaza de la Revolución, La Habana, 2011. (LAPATILLA)
PABLO PASCUAL MÉNDEZ PIÑA | La Habana | Diario de Cuba Ya la paz dejó de ser un sosiego para convertirse en una goma de mascar pegada a la suela del zapato. Tras la declaración final de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) celebrada en La Habana a finales del mes de enero, la invitación del presidente pro témpore Raúl Castro, a la concordia en la región resultó ser una patraña.
No habían transcurridos ni quince días y la injerencia cubana en Venezuela se revelaba como una de las causas de la crisis política que sacude al país sudamericano. Represión, cárcel y disparos a la cabeza, fueron las respuestas del signatario pacificador, Nicolás Maduro.
Como si fuera poco, treinta días después el buque espía CCB-175, Viktor Leonov de la Flota Norte de la marina de guerra rusa, atracó en la terminal de cruceros del muelle de San Francisco en La Habana, una noticia que a pesar del exhibicionismo fue ignorada por la prensa oficial.
Únicamente la superestrella de los medios informativos venezolanos, Walter Martínez, a través de su programa "Dossier" del canal Tele-Sur, hizo una mención más amplia sobre el evento, alegando que "según una fuente confiable" —es de suponer que todas lo son―"la visita del buque espía a La Habana presupone el desplazamiento de una gran flota a la región"; suceso que puede ser interpretado como una prueba de músculos de Rusia, equivalente a que la paz en la región vuelve a ser un tejado de vidrio.
El derrocamiento del presidente ucraniano Viktor Yanukovich y la sobrevenida reacción antirrusa, obligó a Moscú a soltar al oso para que marcara su territorio echando una meada sobre Crimea. Entretanto, Walter Martínez aseveró que la rapiña puede estar justificada por la defensa de su salida al Mar Negro (de aguas calientes) y la base de Sebastopol, de vital importancia militar para el Kremlin.
También es sabido, que la respuesta de Occidente consistió en un paquete de "tímidas sanciones", de las que probablemente nadie se acuerde cuando trascurran algunos meses, como sucedió con la masacre de Tiananmen en 1989. La práctica demuestra que a la hora de repartirse el mundo las potencias nucleares no vacilan en pasarse por el forro las resoluciones, acuerdos y postulados del derecho internacional que se opongan a sus intereses.
La buena nueva es que los últimos acontecimientos en Ucrania y la península de Crimea le han quitado la careta al "imperialismo ruso", que además de ser capitalista está dispuesto a sancionar económicamente a cualquier oveja descarriada. O sea, que ya tenemos imperialismo para todos los paladares.
Kiev recibió la noticia de que la superempresa Gasprom elevará en un 60% el precio del gas natural que le vende y que, además, tiene que pagar por adelantado. Algo muy semejante al tipo de castigo que aplican los más poderosos a los más débiles por motivos políticos, según denuncia el discurso populista.
Lo chocante es que los hinchas de Rusia en América Latina califican la reacción occidental como política de doble rasero. Kosovo y Las Malvinas serían las pruebas más relevantes de sus afirmaciones. Sin embargo, la ceguera no les permite reconocer que no solo Crimea, también Chechenia, Osetia del Sur y Abjasia, son magníficos ejemplos del doble rasero ruso.
Lo que más inquieta a Putin es que la OTAN traslade sus fronteras un poco más al este y, por consiguiente están precisados a devolver el golpe adonde más le duele a EEUU. Por lo que no se descarta que Rusia le haga una propuesta al antiguo satélite del Mar Caribe para instalar bases militares en su territorio, y Cuba está muy necesitada de renovar el viejo armamento de la Segunda Guerra Mundial con que cuentan sus ejércitos.
La reciente visita a La Habana del presidente del Comité para las Investigaciones de Rusia, Alexander Ivanovich Baskrykin, quien fuera recibido jovialmente por el ministro del Interior y el general/presidente Raúl Castro, pudiera ser el punto de partida de un abrazo más fuerte entre Rusia y Cuba.
Armas, para qué
"Estoy seguro que la nostalgia por los viejos tiempos hará olvidar a Fidel y Raúl la patada por el culo que le dio Putin", afirma Ramón H.C. un economista jubilado de 75 años. "Rusia retiró la base de espionaje electrónico de Lourdes, por la cual Cuba recibía el equivalente de más de 200 millones de dólares anuales en partes y piezas para su armamento. El viejo enclave de la Guerra Fría era un obstáculo para la ayuda económica que Washington asignaría a Moscú durante el mandato de Bush hijo".
"Cabe preguntar", razona Ramón, "cuáles serían las ventajas y desventajas para Cuba, en caso de decidir instalar las bases militares rusas. Se supone que ya no tendrían que esconder el armamento en las bodegas del Chon Chong Gant, para repararlo en Corea del Norte, puesto que Rusia le suministraría juguetes nuevos. Sin embargo, correrán el riesgo de que EEUU se tome en serio la amenaza y se vayan a bolina los más de 2.000 millones dólares anuales que recibe la Isla por conceptos de remesas, las esperanzas de un acercamiento y un futuro levantamiento del embargo".
Roberto F. G., exoficial de las FAR, considera que durante 55 años la prioridad del régimen han sido las fuerzas armadas, y si Rusia ofrece a Raúl la oportunidad de modernizar el armamento no lo pensará dos veces para permitir la instalación de bases militares en la Isla, traigan las consecuencias que sean. Hoy por hoy, los ejércitos cubanos están descalificados para la guerra moderna.
"No me extraña que Cuba vuelva a las andadas de la Guerra Fría", expone Rolando M. G., un ingeniero de 58 años. "Ya tienen una coartada política por las cinco bases norteamericanas instaladas en Colombia y, de seguro, que contarán con el pleno apoyo de la izquierda latinoamericana."
Orlando P. S., economista de 64 años, estima que si Rusia propone al régimen cubano instalar las bases militares, este aceptará. El MINFAR garantizó la permanencia de la dictadura en el poder durante medio siglo y su fortalecimiento aseguraría la continuidad de su sistema político.
"El Grupo Administrativo Empresarial del MINFAR (GAE)", afirma Orlando, "es el monopolio que más volúmenes de divisas capta en el país, destinadas a priorizar las necesidades de las fuerzas armadas por encima de las del pueblo, ya acostumbrado a 'la cultura de subsistencia'… Si a los niños les quitan la leche a los 7 años, y la gente ha sido capaz de sobreponerse a las escaseces y el racionamiento sin chistar, de seguro podrá pasar otros 50 años bajo las mismas condiciones. El experimento del 'periodo especial' demostró los límites de fatiga de este pueblo".
José Luis G., exprofesor de 78 años, cree que el conflicto Occidente-Rusia tras los sucesos de Ucrania ha exacerbado la parcialidad mediática a favor de Moscú. "No solo en Cuba, como es costumbre, sino en Latinoamérica donde las posiciones populistas se han fortalecido en los últimos 15 años. La noticia de la recogida de 21.000 firmas para la anexión de Alaska a Rusia, ocupó los primeros cintillos de la prensa cubana”.
Sin embargo, estas maniobras mediáticas ya no producen los mismos efectos de antaño. Por ejemplo, Rolando Peña Martínez, un barredor de calles de 71 años, asevera: "¿Veintiún mil nada más? Dígales que vengan, que recogerán 11 millones de firmas para la anexión de Cuba a EEUU, y tal vez me quede corto".
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