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General: Encuentro del niño que admira a Fidel, con el dinosauro del Caribe
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Rispondi  Messaggio 1 di 2 di questo argomento 
Da: administrador2  (Messaggio originale) Inviato: 27/08/2014 16:22
Merendando en Punto Cero:
El niño Marlon, Fidel Castro y la abuelita educadora
  
MarlonFidel-display.jpg (340×245)
Encuentro de Marlon con Fidel Castro
 
BUENI, bueno, BUENO...Niño!.esta gente se aprovechan hasta de su madre por tal de seguir explotando con el mismo cuento fantasma a los esclavos de la isla. No creen en niño ni en nada, solo les interesa sacarle lascas al jamon como sea...¿El niño ya tendra su traje de dinosauro?

Por Clive Rudd Fernández 

Café Fuerte


Este lunes la televisión cubana reportó algo inusual: un niño fanático de Fidel Castro y que colecciona fotos del anciano líder desde los tres años, fue recibido en Punto Cero por su ídolo viviente.

Marlon Méndez Cabrera, de ocho años, tiene la pared de su dormitorio llena con más de 200 fotos de Fidel, de la misma manera que la mayoría de sus amiguitos de escuela tienen fotos de Cristiano Ronaldo, Lionel Messi o Brad Pitt. El niño fue llevado al encuentro con el ex gobernante el pasado 12 de agosto, en vísperas de su cumpleaños 88,

Es algo insólito porque Marlon, que vive con sus padres en en San Antonio de los Baños, hace todo lo posible por sentirse más cerca de Fidel Castro, al punto de vestirse con el legendario traje verde olivo, que le confecciona la abuela. El niño le llevó un ejemplar de La victoria estratégica para que Fidel se lo dedicara y le prometió seguir coleccionando fotos suyas mientras merendaban juntos.

El ejemplo supremo de la famila revolucionaria entregada a la veneración del patriarca en retiro.

Común y obligatorio

Por la década de los 80 e incluso parte de los 90, tener fotos de Fidel Castro e incluso un mural llenito de esos fetiches era algo común y casi obligatorio. Después ocurrió lo que nadie creía posible: “Se cayó el Caballo”, como le decían al Hombre, el Uno, en el argot popular desde 1959.

El 20 de octubre del 2004, literalmente Fidel Castro se derrumbó frente a la prensa nacional y extranjera en la Plaza Che Guevara de Santa Clara, tres años después de un desmayo en un  soleado acto en el Cotorro que marcó el comienzo de su fragilidad manifiesta. Inmediatamente después de la caída, el comandante se apresuró a reportar daños menores: “Para que nadie especule, tengo alguna fractura en la rodilla y tal vez una en el brazo; tal vez, no es muy seguro, pero estoy entero”. Pero el daño a la imagen estaba definitivamente hecho.

Los diligentes funcionarios del Departamento de Orientación Revolucionaria y otros cubículos de propaganda del Comité Central del Partido Comunista se dedicaron durante décadas a difundir la idea del ídolo inmortal, el que no se caía “ni de la cama”, el infalible.

Todo se derrumbó en unos minutos cuando lo inevitable sucedió; Fidel era un mortal igual que el resto de los cubanos y como todos, también tropezaba y caía. Peor aún, la idea antes intangible de que pudiera morir se implantó en la mente de muchos de sus fanáticos y seguidores dentro y fuera de la isla.

Pero el golpe mortal al comandante se lo dio uno de sus colaboradores (hay quien especula que fue una maniobra del “enemigo”). En el 2006 después de varias operaciones intestinales, a alguien de su círculo más cercano se le ocurrió la iniciativa de difundir la imagen del comandante en un mono deportivo Adidas moviéndose con gestos que parecían propios de un robot, con un rostro visiblemente envejecido y balbuceando frases incoherentes dentro de un elevador. El tiro de gracia al comandante estaba dado.

Recuerdos que se esfuman

La imagen del guerrillero incansable e inmortal murió ese día. Para su desgracia y la de la revolución, Fidel Castro siguió vivo, deteriorando cada minuto el recuerdo del hombre “inmortal”.

Con la muerte política del comandante desaparecieron de muchas casas de sus seguidores las imágenes del guerrillero triunfal. No luce bien poner la imagen de un viejito en un mono deportivo Adidas en la sala de tu casa, aunque sea para que la jefa de vigilancia del CDR no te marque como desafecto a la revolución. Como decía mi abuela, “no da el plante”.

Ahora, con el caso del inefable Marlon, la prensa nacional descubrió una familia que sobrevivió la muerte del comandante y se dedicó a inculcar o estimular en el muchachito la adoración por un falso héroe que ya está en extinción del panorama cubano. Es curiosa la distinción, porque se trata de algo que dejó de ser común en Cuba y la prensa oficial lo exalta y convierte en noticia.

Parece que la crónica inicial de la Televisión Cubana le trajo nostalgias y recuerdos de un traje y de un personaje que ahora se le cae del cuerpo, y por ello en uno de sus libros que le dedicó a Marlon le dio muchas gracias a su abuelita María Elvira Hernández, por ser su “gran educadora”.

El resto de los niños del barrio tienen que haber visto el reportaje televisivo como una broma de la historia, un viaje a un pasado ignoto.

¿Y este quién es?

Cuando sus héroes personales ganan copas del mundo de fútbol, conquistan las Grandes Ligas a batazo limpio. alcanzan galardones internacionales de actuación y crean fortunas con las que combaten enfermedades, el héroe de Marlon vive el ocaso de sus días entre los recuerdos, rodeado de sembradíos de moringa que según él salvarán a la humanidad de la hambrina, y de paso aniquila cualquier remanente que aún quede de la imagen del comandante y de la revolución.

Una anécdota ocurrida en una escuela primaria de La Habana explica tal vez mejor que nada el desplazamiento real que ha tenido la figura de Fidel Castro en el imaginario de la más joven generación y los afanes de la prensa oficial en catapultar a primeros planos el caso de Marlon, una suerte de retoño del balserito Elián González.

La maestra mandó a sus estudiantes -con la edad de Marlon- a buscar imágenes de los héroes de la revolución para una tarea gráfica, a manera de collage. Uno de ellos encontró y pegó en el papel fotos de Raúl Castro y Fidel Castro. Uno de sus compañeritos de clase vio la foto de Fidel y le preguntó apuntando sobre la imagen del Comandante: “¿Y este quién es?” La respuesta fue muy sencilla e ilustrativa: “El hermano de Raúl”.
Vea el reportaje de la Televisión Cubana  aquí
 
 
fidel-dinosaurio.jpg (500×400)

Café Fuerte



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Rispondi  Messaggio 2 di 2 di questo argomento 
Da: cubanet201 Inviato: 01/09/2014 18:04
Prueba de vida con el “angelito”
El niño Marlon Méndez es otro regalo para el viejo dictador
  
000_Mvd6632167-730x350.jpg (600×400)

 Ernesto Santana Zaldívar   | Desde Cuba   | Cubanet
Como está ocurriendo de vez en cuando, nuevas fotos intentan convencer de que Fidel Castro está vivo y de que su mente colea. Ahora le ha tocado el turno al niño Marlon Méndez (ocho años), como vimos en la noche del lunes 25 en el noticiero de televisión.

Esta ceremonia con niño es otro regalo por el cumpleaños 88 del dictador. Se suma al Honoris Causa (“por razón o causa de honor”, según el diccionario) de una universidad argentina, al arreglo de la finquita de Birán, a la exposición “Fidel es Fidel” —inaugurada simultáneamente en La Habana y en Berlín—, en la cual Roberto Chile documenta su adoración por el “Dios” verde olivo.

Ya había sonado el feliz cumpleaños cantado por Buena Fe y habían llegado a La Habana las congratulaciones de decenas de jefes de gobierno y satrapías afines, amigos todos de lo que muy seriamente siguen llamando revolución cubana y admiradores del triunfo de la represión histórica en nuestro país.

Son pequeñas compensaciones, pues la verdad es que ya muy pocos lo recuerdan en el mundo. Los jóvenes revoltosos y los artistas estupefactos usan imágenes del Che, no de Fidel Castro, y, dentro de Cuba, tatuarse su imagen fue un truco del rapero Baby Lores que a nadie se le ha ocurrido imitar.

Muchos lo ven hoy solo como una especie de zombie estalinista que se arrastra, a la manera de una vieja vedette, entre recuerdos de grandes actuaciones, entre disfraces que ya no puede usar, añorando las lentejuelas del escenario cuando interpretaba al Mesías de los Pobres o al Salvador del Mundo.

Los que lo obedecían, admiraban o temían, lo llamaban El Caballo, el Uno, el Jefe, el Hombre. La gente común, sobre todo los que lo tuvieron que sufrir, lo llamaban El Fifo, Armando Guerra, Esteban (Este bandido de Fidel), Zoila (Soy la revolución, soy la patria), El Patillas, El Melón (verde por fuera y rojo por dentro), Quien-tú-sabes e incluso, muchas veces, lo nombraban usando un leve gesto (el toque de dos dedos en un hombro o una seña de barba con el índice y el pulgar).

Todo eso ha quedado atrás. Como las miles de promesas que no se tatuó en la piel, según la canción de Ricardo Arjona, que le recuerda: “Caudillo, de la revolución a la avaricia hay solo un par de pasos en la brecha. Su oratoria se hizo experta en la mentira y el debate”.
La mentira y la confusión, sin duda alguna, son el gran legado de un tirano que llegó incluso a la pretensión de hacer creer que él encarnaba, al mismo tiempo, el poder y la oposición.

Algunos se extrañaron cuando, tras la detención de Augusto Pinochet, en Londres, en 1998, acusado de crímenes de lesa humanidad, Fidel Castro expresara su desaprobación y su alarma, apelando a una soberanía nacional que le parecía más importante que este —para él muy peligroso— precedente de tratar a un ex dictador como un simple delincuente internacional.
  
niño-con-fidel-castro2.jpg (580×387)
Marlos muestra la foto de su encuentro con el viejo dictador  Fidel Castro
Haciendo un resumen de los horrores ocurridos durante el gobierno de Fidel Castro, Carlos Franqui —en su libro Cuba, la revolución: ¿mito o realidad?— habla de un millón de presos condenados a un total de 3 millones de años de encierro, de más de 2 millones de exiliados y emigrados y de decenas de miles de fusilados y desaparecidos huyendo de Cuba.

Recuerda además las miles de familias deportadas de la Sierra del Escambray y de otras zonas guerrilleras, de los cien mil detenidos cuando el desembarco de Playa Girón y de las más de cien mil personas enviadas a los campos alambrados de Camagüey (UMAP, Unidades Militares de Ayuda a la Producción).

Hace un par de años, todavía quedaban algunos intentos de ficticias celebraciones populares por el cumpleaños de “nuestro querido Fidel”. En estas fotos se ve una de esas “fiestas”, organizada por la Empresa Gastronómica en la cafetería de 12 y 21, en El Vedado. Aparte de la falta de alegría y del menor ambiente de agasajo, lo único evidente es que la gente acude, como muestran las bolsas, a coger algo de comida al final del obligado discurso de algún jefe barrigón.

Es posible que, cuando crezca y sea un hombre como su padre, el hoy niño Marlon Méndez ni siquiera recuerde qué hizo con las fotos junto a aquel ancianito con ojos de demente.



 
Cubanet


 
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