Es perceptible el  atraso en las obras de remodelación del popular edificio de la Manzana de Gómez,  proyecto que construirá un lujoso hotel de cinco estrellas con una capacidad de  246 habitaciones. Ese inmueble, que engrosará el inventario del grupo turístico  Gaviota S. A., debería ser inaugurado el próximo octubre, para luego ser  administrado por Kempinski Hotels, una compañía suiza de alto prestigio  internacional que ya adquirió los derechos de comercialización.
La  inversión del hotel corre a cargo de la inmobiliaria ALMEST, entidad del  consorcio militar GAESA que hace 28 meses confió la ejecución de la obra a las  constructoras Unión de Construcciones Militares (UCM) y la francesa Bouygues  Btiment International (BBI), mientras que los ingenieros y arquitectos de la  Oficina del Historiador de la Ciudad acometieron el proyecto civil.
La  tapia perimetral que obstaculiza la perspectiva de los transeúntes no impide  evaluar que los únicos avances constructivos corresponden a las reparaciones en  las fachadas exteriores, excepto la cara oeste —por la calle Zulueta— donde una  malla protege a los obreros que laboran encaramados en una jungla de  andamios.
La edificación de estilo ecléctico, con una hectárea de  superficie y cinco pisos sobre el nivel de la calle, cuyas fachadas tanto  interiores como exteriores están pobladas de vanos, arcos, cornisas, ménsulas,  arcos y columnas entre otros elementos arquitectónicos —los cuales contribuyen a  elevar el grado de dificultad de la restauración—, no justifican el  incumplimiento del plazo de 31 meses para concluir las obras, término bastante  conservador, acorde a las opiniones de especialistas.
Aunque las fachadas  exteriores fueron pintadas, se respira cierto atropello en la organización de  obra, puesto que aún se restaura parte de la albañilería sobre las superficies  pintadas.  
Los revoques de los portales y los corredores en diagonal  no  han sido rehechos, como los interiores de las habitaciones, que a través de  algunos ventanales abiertos muestra pocos avances en la colocación de falsos  techos, redes eléctricas y conductos de aire acondicionado.
A la pregunta  de si el hotel podrá inaugurarse en octubre, Carlos Salabarría, un jefe de obra  jubilado de 74 años, responde: "Ni poniéndose un motor en culo podrán terminarlo  en fecha… Es evidente que esos muchachos no tienen experiencia", dice de los  albañiles que laboran sobre los andamios. "No son ni media cuchara [albañil  principiante]… Si el edificio fuera a inaugurarse en octubre, ya debería estar  en la fase de acabado o  puesta en marcha…  A ese ritmo, y tirando por lo bajo,  requerirá un año más de trabajos".
Falta de pagos, causa del  retraso
Del dicharachero popular: "Cuando hay platanitos, el mono  brinca", o sea, que cuando la paga es buena, la gente trabaja. Y, en los bajos  salarios y estímulos radica el principal problema de los atrasos de la  restauración de la Manzana de Gómez.
La UCM empleó un número importantes  de soldados del Servicio Militar General (SMG) para las primeras labores de  demolición y acarreo de escombros. Pero con los avances constructivos se ha  visto obligada a contratar mano de obra calificada en las especialidades de  albañilería, electricidad, plomería y otros, a quienes pagaría, según contrato,  un monto cercano a los 500 CUP mensuales, más un estimulo que pudiera llegar a  los 80 CUC.
Aunque los soldados del SMG están sujetos a la disciplina  militar, se les estimula en moneda nacional y, de no estar conformes, están  obligados a cumplir órdenes. Pero en el caso de los operarios (trabajadores  civiles) —según fuentes que solicitaron el anonimato— hay innumerables quejas  por incumplimientos de contratos y desde finales del 2015 se ha producido un  éxodo de centenares de trabajadores calificados, a consecuencia del no pago de  la estimulación de 80 CUC por parte de la BBI.  Tampoco la UCM paga el total de  los 500 CUP pactados como sueldo, ni las condiciones anormales, ni la  nocturnidad, luego de que fueran establecidos dos turnos de trabajo.
Los  trabajadores seleccionados —en su mayoría provincianos que fueron investigados  por sabuesos de la Contra Inteligencia Militar (CIM)— han sido albergados en  centros con magníficas condiciones habitacionales, entre las que se destacan la  buena comida y el aire acondicionado. También se les provee y exige utilizar los  medios de protección para realizar sus labores. Condiciones estas que las  constructoras extranjeras tienen que garantizar, so pena de ser  multadas.
Lo chocante es que la constructora francesa BBI —acorde a  informaciones halladas en internet— durante sus labores constructivas en Qatar  pagaba inicialmente a los braseros reclutados un monto mensual de 8.000 riyales  cataríes (unos 2.200 USD al cambio actual), con tendencia al aumento. Sin  embargo, la mediación del Estado cubano en las licitaciones con empresas  extranjeras reduce el salario o estimulación de los obreros nacionales al  equivalente de 80 USD.
El éxodo de trabajadores civiles subordinados a  militares no es problema único y exclusivo de la restauración de la Manzana de  Gómez. Esta inconformidad ha hecho metástasis en otras instituciones como la  ECUSE (empresa constructora de la corporación CIMEX), donde un grupo  considerable de especialistas han solicitado sus bajas para laborar como  cuentapropistas en las cooperativas de prestaciones de servicios, adonde reciben  mejores remuneraciones. Desde entonces, las cadenas de tiendas en divisas  controladas por los militares (TRD Caribe y CIMEX), tienen que contratar   trabajadores cuentapropistas para las remodelaciones y mantenimientos de sus  establecimientos.
Los trabajadores civiles de la FAR tienen que someterse  a fuertes exigencias, bajas remuneraciones y están desprotegidos, incluso por el  sindicato que les representa, que está subordinado verticalmente  a la línea de  mando. 
El estatus de los militares, a quienes el Estado les beneficia  con viviendas, transporte, clubes recreativos, altos salarios y efectos  electrodomésticos a precios hasta 30 veces inferiores a los costos que tienen  que pagar los cubanos de a pie, hace que los trabajadores civiles de las FAR se  sientan discriminados y movidos a abandonar sus empleos, para rocambolescamente  finalizar trabajando en el sector particular 
 

 
Así quedará el Hotel Manzana, según recreación  informática que ofrece una valla publicitaria