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General: Stefani Germanotta creó a Lady Gaga y volvió a poner de moda el pop
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De: CUBA ETERNA  (Mensaje original) Enviado: 24/08/2018 17:19
LADY GAGA LA DIVA DE NUEVA YORK
El 19 de agosto de 2008 se lanzó The Fame, un disco que trataba, según ella, sobre cómo cualquiera puede ser famoso.  Cuando se cumplen diez años de la publicación su álbum debut, 'The Fame', repasamos la increíble carrera de una cantante que en solo una década ha nacido, ha muerto y ha resucitado.

 Cómo Stefani Germanotta creó a Lady Gaga y volvió a poner de moda el pop
     Por Juan Sanguino Vanity Fair
Yo siempre he sido famosa, lo que pasa es que vosotros todavía no lo sabíais”. Esto explicaba Lady Gaga cuando hace hoy diez años publicó su álbum debut, The Fame, y el pop (un género musical que no se crea ni se destruye, solo se transforma) volvió a hacer honor a su etimología tras unos años desplazado por el r&b, el hip-hop y el rock melódico. Lady Gaga no solo resucitó el pop como al monstruo de Frankenstein, cosiendo pedazos de otros cuerpos (el eurodance, la música disco, el techno) para crear nueva vida, sino que además se erigió como su reina, su musa y su súbdita. Lady Gaga no solo cantaba pop. Lady Gaga era el pop.
 
En 2005, con 19 años, Stefani Germanotta abandonó sus estudios de arte para perseguir una carrera musical. Cuando su novio y productor, Rob Fusari, le indicó que una de sus canciones sonaba a Queen y le cantó Radio Gaga para demostrárselo, ella le respondió con un mensaje en el que le informaba de su nuevo nombre y explicándole que jamás volvería a responder a quien la llamase “Stef”. Lady Gaga no solo era un nombre artístico sino una nueva identidad, una obra de arte y una marca registrada. [Años después, Fusari la demandaría pidiendo el 20% de los beneficios de su carrera, pero su petición fue desestimada].
 
Cuando su padre dejó de hablarle por su irresponsabilidad académica, Gaga se encontró sin sustento económico y viviendo en un apartamento minúsculo del Lower East Side de Manhattan. Allí, pedía una bolsita de cocaína a domicilio y la esnifaba mientras experimentaba con su pelo y su maquillaje durante horas para por la noche trabajar en espectáculos de burlesque. Su primera oportunidad le llegó con un contrato con la discográfica Def Jam, que la despidió a los tres meses cuando escucharon su canción Beautiful Dirty Rich. Tras dar varios tumbos conoció al productor marroquí Red One y en una semana, compusieron y grabaron Just Dance, Poker Face y LoveGame. Acabarían siendo los tres primeros singles del álbum.
 
Tanto ella como su nueva discográfica, Interscope, empezaron a mover las canciones entre las radios, muchas de las cuales las consideraron demasiado agresivas, demasiado bailables y demasiado marginales. En 2008, paradójicamente, el pop era una música minoritaria mientras Nelly Furtado, Justin Timberlake, Gwen Stefani o Pussycat Dolls triunfaban con sonidos más urbanos y menos dance. “Mi nombre es Lady Gaga” respondía ella a los DJs que rechazaban su música, “llevo años en la escena musical y os aseguro que esto será la próxima moda”.
 
El 19 de agosto de 2008 se lanzó The Fame, un disco que trataba, según ella, sobre cómo cualquiera puede ser famoso. “La cultura pop es arte, no eres más guay por odiarla, así que yo la abrazo y puedes sentirla en todas las canciones del disco” explicaba, “y esa fama es compartible, quiero invitaros a todos a la fiesta, quiero que la gente se sienta parte de este estilo de vida”. El pop, en su aspiración global, suele tender a temáticas genéricas y atemporales, pero no el pop de Lady Gaga: The Fame se revela como un disco generacional que encapsula la cultura del momento en el que fue concebido y comercializado. Las redes sociales. Los reality shows. Perez Hilton y los miles de blogs sobre celebrities que le imitaban. Ahora cualquiera podía ser famoso o, al menos, comportarse como tal a un módico precio. “Si no tienes nada, ni dinero ni fama, puedes seguir sintiéndote hermosa y asquerosamente rica” aseguraba la cantante. The Fame es el complemento musical al fenómeno cultural de Paris Hilton y Kim Kardashian volviéndose famosas por ser famosas. O, como lo definió el crítico Stephen Thomas Erlewine, era “gloriosa basura pop y a la vez una perversa parodia de la basura pop”.
 
Just Dance, el primer single que según ella tardó diez minutos en componer, fue una valkiria intrascendente en apariencia pero perfecta como himno pop mientras el mundo empezaba a observar las grietas de la crisis económica. “Solo baila, todo va a salir bien” funciona como una sugerencia a medio camino entre la negación y la resiliencia, exactamente la actitud que tomó la clase media ante la crisis y además presentaba a su cantante como una verdadera criatura de las discotecas. Mientras Madonna, que probablemente no haya pisado una desde 1987, cantaba “DJ, ponme mi canción favorita, vamos a bailar en la pista de baile, sí”, Gaga dejaba claro que ella sabía mejor en qué consiste una noche de juerga: “¿Dónde están mis llaves? He perdido mi teléfono. Me encanta esta canción pero veo doble”.
 
Just Dance tardó 22 semanas en llegar al número 1, The Fame siete meses en entrar en el top 10 y a Christina Aguilera le dio tiempo a copiar la estética de Gaga para su recopilatorio Keeps Getting Better porque creyó que los americanos nunca se enterarían. Pero el fenómeno de Lady Gaga no dependería solo de sus canciones. Sus apariciones públicas, sus videoclips y sus actuaciones despertaron curiosidad, horror y fascinación: un traje que parecía estar vivo, otro hecho de filetes de carne, otro formado por peluches de la rana Gustavo, un suicidio sobre el escenario tras el cual terminaba ensangrentada, sujetadores que echan chispas, pelucas que eran un sombrero y gafas de sol hechas de cigarrillos. Actuó en los programas de Jimmy Kimmel, Jay Leno y Ellen Degeneres, puso música a Gossip Girl (tres veces) y a Australia's Next Top Model, cantó en la Berlin Fashion Week y en el certamen de Miss Universo en Vietnam durante el desfile de bañadores. Lady Gaga se parecía a Britney Spears, a Debbie Harry y a Donnatella Versace. Y a la vez no se parecía a nada que nadie hubiera visto antes.
 
Haus Of Gaga convertía la maquinaria artística y comercial que hay detrás de toda estrella del pop en un movimiento artístico. Tiene 16 integrantes que diseñan, planifican y coordinan cada aparición, vídeo, canción, look o fotografía de Lady Gaga y que funciona como un séquito, una casa de moda, una familia drag y una escuela de arte. Gracias a este proyecto creativo, Gaga devolvió el artificio, la sorpresa y la teatralidad al pop sin renunciar al mainstream: Hous Of Gaga creaba arte performativo conceptualmente de nicho pero virtualmente para las masas. Ella era la hija bastarda Madonna, David Bowie y Andy Warhol.
 
Ella era la antítesis de las famosas que ansiaban pasar desapercibidas. Ella convertía un paseo al supermercado a comprar tortelinis en un espectáculo, una performance y un circo al ir vestida con un mono transparente, un sujetador y un tanga. Era una estrella del rock, una diva del disco y una exposición en el MET. Just Dance se convirtió en un clásico de las discotecas, de las clases de spinning y del Sing Star. Hasta dio nombre a un juego de baile. Pero era un caballo de Troya fácil: el plan de Gaga iba mucho más allá, la reedición The Fame Monster (con los salvajes, hermosamente siniestros e inmediatamente icónicos vídeos de Bad Romance y Telephone) confirmó los dos primeros años de su carrera como la etapa más emocionante que nos ha dado el pop del siglo XXI y tanto su estética como su discurso reivindicaban a los marginados, a los monstruos y a los perturbados. Gaga era una estrella del pop pero también una emperatriz alienígena, la líder de un ejército de zombis y la telepredicadora de una secta. Pero también era una vocalista de swing. Y una cantautora country. Y una actriz de carácter.
 
Lady Gaga ha estudiado interpretación de método durante diez años en el Actor's Studio de Lee Strasberg. La expectación en torno a su debut en el cine con Ha nacido una estrella, dirigida y coprotagonizada por Bradley Cooper, parece coherente con su trayectoria. ¿Al final va a resultar que Lady Gaga es una gran actriz? Eso sí que sería una sorpresa. Pero al fin y al cabo, ella no ha hecho otra cosa que sorprendernos desde hace diez años. En esta década, Gaga ha nacido, ha muerto y ha resucitado. Una y otra vez.
 
JUAN SANGUINO 2018

 LADY GAGA EN EL ORGULLO GAY DE NUEVA YORK 2018 
 
LADY GAGA VESTIDA Y MAQUILLADO CON LOS COLORES QUE SIMBOLIZA EL ORGULLO GAY


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: CUBA ETERNA Enviado: 24/08/2018 17:30
 



 
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