Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Cuba Eterna
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 BANDERA DE CUBA 
 MALECÓN Habanero 
 *BANDERA GAY 
 EL ORIGEN DEL ORGULLO GAY 
 ALAN TURING 
 HARVEY MILK 
 JUSTIN FASHANU FUTBOLISTA GAY 
 MATTHEW SHEPARD MÁRTIR GAY 
 OSCAR WILDE 
 REINALDO ARENAS 
 ORGULLO GAY 
 GAYS EN CUBA 
 LA UMAP EN CUBA 
 CUBA CURIOSIDADES 
 DESI ARNAZ 
 ANA DE ARMAS 
 ROSITA FORNÉS 
 HISTORIA-SALSA 
 CELIA CRUZ 
 GLORIA ESTEFAN 
 WILLY CHIRINO 
 LEONORA REGA 
 MORAIMA SECADA 
 MARTA STRADA 
 ELENA BURKE 
 LA LUPE 
 RECORDANDO LA LUPE 
 OLGA GUILLOT 
 FOTOS LA GUILLOT 
 REINAS DE CUBA 
 GEORGIA GÁLVEZ 
 LUISA MARIA GÜELL 
 RAQUEL OLMEDO 
 MEME SOLÍS 
 MEME EN MIAMI 
 FARAH MARIA 
 ERNESTO LECUONA 
 BOLA DE NIEVE 
 RITA MONTANER 
 BENNY MORÉ 
 MAGGIE CARLÉS 
 Generación sacrificada 
 José Lezama Lima y Virgilio Piñera 
 Caballero de Paris 
 SABIA USTED? 
 NUEVA YORK 
 ROCÍO JURADO 
 ELTON JOHN 
 STEVE GRAND 
 SUSY LEMAN 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
  Herramientas
 
General: LOS CINES DE LA HABANA: FANTASMAS DEL SIGLO XX
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: SOY LIBRE  (Mensaje original) Enviado: 18/04/2019 16:05
Los cines de La Habana: fantasmas del siglo xx
POR: JOSÉ ANTONIO MICHELENA
Imagine que usted nació en la mitad del siglo pasado; imagine, por tanto, que está marcado por el séptimo arte; imagine que Payret, América, Radiocine-Jigüe, Radiocentro-Yara, Atlantic-Chaplin, Duplex, Rex Cinema, La Rampa, Rialto, eran para usted sitios sagrados; imagine, además, que Reina, Capitolio, Fausto, City Hall, Edison, Coloso, México, Maravillas, Principal, Arenal, Lido, Metropolitan, Moderno, Los Ángeles, Florida, Mónaco, Marta-Alegría, Apolo, San Francisco, Gran Cinema, eran también entrañables; imagine que poco a poco, primero, y abruptamente, después, casi todos ellos se convierten en fantasmas.
 
En 1959 La Habana tenía ciento treinta cines y tres autocines. Esa cifra no incluye los de las poblaciones de la periferia: Guanabacoa, Regla, El Cotorro, Boyeros, Santiago de las Vegas, Cojímar, Jaimanitas… Difícilmente otras ciudades de América, salvo Nueva York, Buenos Aires, o México D.F., pudieran compararse con la urbe cubana en ese apartado.
 
Durante toda la década de 1960 la mayoría de esos cines existían, como también aquellos que pertenecían a los pueblos que conformaban la antigua provincia Habana.
No hay nada más parecido a un cine de barrio que un cine de pueblo. Aunque quizás el cine de pueblo tuviera mayor relieve en la vida social de los moradores. Desde mi niñez, vi y sentí el cine como centro del universo, como el mundo de los sueños posibles, mas también como espacio de socialización y aprendizaje cultural.
 
Una función cinematográfica en los años iniciales de los sesenta todavía incluía dos películas, un noticiero y varios cortos. En la época en que iba al cine de mi pueblo casi todos los días, recuerdo una programación conformada, en lo fundamental, por películas mexicanas, norteamericanas, inglesas, francesas e italianas.
Ellas nos dieron a conocer a Jorge Negrete, Pedro Infante, María Félix, Cantinflas, Tin Tan, Pedro Armen-dáriz, Jorge Mistral, Ana Luisa Pelufo, Tony Curtis, Burt Lancaster, Gina Lollobrígida, Sofía Loren, Ingrid Bergman, Elizabeth Taylor, Susan Hayward, Anna Magnani, Doris Day, Debora Kerr, Kim Novak, Kirk Douglas, Humphrey Bogart, Marlon Brando, James Dean, Dick Bogarde, Albert Finney, Jean Marais, Brigitte Bardot, Marcello Mastroianni, Anita Ekberg, Claudia Cardinale…
 
Pero, de repente, el flujo de esos filmes se interrumpió y tuvimos que aprender a apreciar la cinematografía del campo socialista. Batallas iban y venían por la pantalla; pan duro y negro; la epopeya de la Gran Guerra Patria… el bostezo infinito. Sin embargo, pudimos conocer a Polanski, Wajda, Tarkovski, Jancsó, Cybulski, Ewa Krzyzewska… Y de vez en cuando llegaban Alain Delon, Jean Paul Belmondo, o el trompetista de una película checa que vio La Habana entera, Vals para un millón. Más adelante, Julio Iglesias con La vida sigue igual colapsó las taquillas porque la gente quería entretenimiento.
 
Cuando Cujo, el perro asesino, en la década de 1980, también arrasa en la venta de entradas, ya estamos en otra época. Los reproductores de video comenzaron a llevar las películas hasta el hogar. La tecnología revolucionaba la producción cinematográfica, así como la circulación de los filmes. En las décadas siguientes daría pasos gigantescos y las salas de cine tendrían que reinventarse.
 
La nueva forma de reproducción se socializó en Cuba y nacieron las salas de video. Muchas se instalaron en los propios cines que así empezaban a perder espacio. Las salas de video comenzaron a morir unos pocos años más tarde.
 
En la antesala de los ochenta nació el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, un proyecto luminoso para abrir puertas a la cinema-tografía de la región que igualmente permitió acceder al conocimiento y la revalorización de ese cine por los espectadores.
 
En sus mejores momentos, en décadas anteriores, el festival movilizaba una enorme masa de públicos hacia las múltiples salas de la capital implicadas en la variadísima programación que llegaba a todos los municipios. Ya no es así. La realidad actual es muy distinta porque apenas hay salas de cine más allá del Vedado.
 
Decadencia y caída de las salas de cine
Los cines habaneros que habían logrado resistir el paso del tiempo, si bien ya no eran la cifra referida al inicio, al menos una buena cantidad de ellos se conservaba en los ochenta. En cambio, en los noventa se profundizó el declive que conduciría a su casi extinción en el siglo xxi.
La ausencia de mantenimiento, el atraso tecnológico, la falta de recursos, la desidia, acabaron con la amplia red de cines de La Habana. El proceso ha sido lento y aplastante. Muchos de los cines que se mantenían en pie pasaron a otros destinos: fueron ocupados por compañías de danza, de teatro, de circo, almacenes… Ahora son cuerpos sin alma diseminados por la ciudad. Verlos encoge el corazón.
 
Epílogo
No soy de los que fueron a Radiocentro en 1958 durante las proyecciones en Cinerama. Tampoco fui a las salas en 3D de los cuentapropistas, ese proyecto abortado hace unos años. Pero en 2015 asistí a la sala de un multicine en Nueva York. Proyectaban Los juegos del hambre. Se suponía que debía impactarmente la tecnología y el espacio mismo. No fue así. Sigo pensando que no hay nada como haber visto Espartaco, Trapecio, Casablanca, La dulce vida, en el cine de mi pueblo (otro fantasma). Inolvidable fue también ver La vuelta al mundo en ochenta días, en El Jigüe, antes Radiocine, la sala con mayor cantidad de butacas en La Habana (2 600). ¿Alguien lo recuerda?
Ya casi no voy al cine. (Vivo distante del Vedado). Ahora veo las películas en casa. Pero la magia de la sala oscura sigue viva en mi memoria.

 
FUENTE:  PALABRA NUEVA


Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados