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General: ¿DÓNDE ESTÁ LA VOZ DE LA INFANCIA LGTB?
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 14/10/2019 17:00
 ¿Dónde está la voz de la infancia LGTB?
Por Juan Andrés Teno
Hace un par de semanas tuve la suerte de escuchar a la activista en derechos humanos Violeta Assiego, dentro de las  IX Jornadas de Familias LGTB. El público, integrado mayoritariamente por madres y padres homoparentales, se encontró con una ponente que abogada directamente y sin paliativos por la imperiosa necesidad de abrir canales de comunicación para que la infancia y la adolescencia que conforma el colectivo LGTB (y ahí dentro están las hijas, hijos e hijes de personas LGTB) pudiera expresarse, hablar y opinar, y que teníamos la obligación de escucharles.
 
Como padre es muy necesario replantearse a diario que esa criatura que crece entre el salón y las actividades extraescolares es una persona más de la familia y que tiene necesariamente que tomar parte de las decisiones que hacen posible la vida cotidiana en el hogar. Arrastramos como una losa una sociedad pretérita en la que el ordeno y mando paterno-filial era la única forma valida de aprendizaje.
 
No es ser sencillo ser padre y gay, porque a los temores siempre presentes de que tu hijo pueda ser objeto de algún tipo de violencia a causa de la orientación social de sus progenitores, hay que unirle la obligación social de articular nuevos modos de relación entre los actores de la familia y para eso es imprescindible que perdamos poder las personas mayores. Darle a tu hijo la capacidad de hablar, de comunicar y tener en cuenta sus opiniones (se supone que sus necesidades materiales ya las tiene cubiertas) es asumir que es un individuo pensante y que debe reconocerse su capacidad de decidir.
 
Muchas veces la celeridad de vida en la que nos sumergimos nos impide escucharnos y escuchar a quien tiene derecho de decidir y ahí la peor parte la llevan nuestras hijas, e hijos. Quizá no expresen sus opiniones en el mejor momento, ellos no van a esperar a la cena a comunicarse con sus padres o madres, lo hacen a lo largo de todo el día, mientras juegan, mientras ríen, mientras lloran y es nuestra obligación estar atentos a sus palabras, desde que aprenden a hablar, para saber que sienten y a que aspiran.
 
Como activista LGTB y especializado en diversidad familiar la voz de Violeta Assiego aún retumba en mi conciencia social: “el derecho a ser escuchado es el más importante de la infancia y la adolescencia, es la única forma de que sepamos que sienten y que necesitan”. Paro un momento y miro a mi alrededor y descubro que las entidades y los espacios activistas en los que participo no están preparadas para la presencia de menores de edad, como mucho se les habilita una sala aledaña para que puedan entretenerse con juegos y risas. Arrinconamos a las niñas, niños, y adolescentes en espacios lúdicos y no nos damos cuenta que no son incapaces, que hablan, que expresan, que demandan.
 
Los que trabajamos con menores ya sabíamos que la expresión más pura de la asimilación de la diversidad y concretamente de la diversidad afectivo-sexual, familiar y de género, está en la infancia. Cuanto más pequeños es mayor su aceptación natural de la diversidad. Y es cuando menos les escuchamos. Este proceso se va eliminado cuando van cumpliendo años, cuando les vamos trasladando desde la sección adulta del mundo las miserias y herencias culturales, siempre enlodazadas de fobias y prejuicios.
 
Va a ser muy difícil el cambio, pero tiene que llegar. El adultocentrismo que nos recorre como ciudadanía está también presente en el activismo LGTB, es una intersección más que tenemos que asumir si creemos que el solo el proceso de deconstrucción hará posible una sociedad más justa, más libre, más democrática y más diversa.
 
En esta nuestra sociedad apenas hay canales de expresión para la infancia y la adolescencia, en el colectivo LGTB pasa lo mismo. En nuestra sociedad se cree que las personas que pueblan la infancia y la adolescencia son incapaces, en el colectivo LGTB también. En nuestra sociedad las opiniones sobre la cotidianeidad de las personas menores de edad las toman los adultos, bienintencionadamente sin duda, pero ignorando el sujeto de sus recisiones, en el colectivo LGTB pasa lo mismo.
 
Como colectivo nos caracterizamos por la reivindicación y la visibilidad,  y  lo hacemos alzando las voces para que se oigan nuestras necesarias demandas. ¿Cuándo asumiremos que la infancia y la adolescencia LGTB también necesitan reivindicarse, visibilizarse y alzar sus voces?
 
Y no es algo quimérico que a esas edades puedan articular discursos y expresiones. Ya conocemos de sobra que una niña está liderando el discurso internacional ante el cambio climático o que otra hizo lo mismo hace muy pocos años a favor de los derechos de las niñas.
 
Si sabemos que puede ocurrir y que es muy efectivo ¿escondemos a nuestra adolescencia y a nuestra infancia por miedo o por desconocimiento? La respuesta es difícil y articular medidas para poder llevarla a cabo lo es más aún, pero asuntos más complejos los hemos afrontado y solucionado dentro del colectivo LGTB, aunque ninguno suponía una pérdida de privilegios ante la generación que nos pisa los talones.
 
Yo cada día estoy más convencido de que las niñas, niños, y adolescentes no son el futuro, son el presente, son una parte importe de la ciudadanía y sus voces nos pueden rescatar de un pasado que nos atenaza y llevarnos a un porvenir que nos reconforte.
 
Consejos para enseñar a los niños el valor del respeto
Como padres debemos saber que el respeto es uno de los valores fundamental que tenemos que enseñar a nuestros hijos. No se trata únicamente de que tengan respeto por las personas adultas y las figuras de autoridad, sino también hacia sí mismos y el resto de niños. No hay que olvidar que la base de la convivencia es el respeto mutuo.
 
Dar ejemplo
Debemos tener muy en cuenta que nosotros somos el mejor referente para nuestros hijos. Por lo tanto, debemos dar ejemplo. Solo conseguiremos que los más pequeños sean respetuosos con ellos mismos y con los demás si en casa los adultos nos respetamos entre nosotros. Por supuesto, en la convivencia se dan discusiones y desacuerdos, pero siempre hay que enfrentarse a este tipo de situaciones desde el respeto.
 
Amabilidad
Para enseñar a los niños el valor del respeto tenemos que pronunciar palabras como “gracias”, “por favor” y “lo siento”. Si bien es cierto que no son adultos, los más pequeños también merecen ser tratados con amabilidad. Por lo tanto, si nos equivocamos, lo que debemos haces es pedir disculpas. Sólo así conseguiremos que nuestros hijos aprendan a reconocer sus errores y ser humildes.
 
Opinión
Cuando nuestros hijos empiezan a crecer, es fundamental que tengamos en cuenta sus opiniones. Por lo tanto, siempre que sea posible, debemos preguntarles qué sienten o piensan. Además, deben tener muy claro que, aunque a veces no compartamos sus decisiones, siempre pueden contar con nuestro apoyo.
 
Normas de convivencia
Es imposible educar a nuestros hijos en el respeto sin unas normas de convivencia claras en el hogar. Por ejemplo, debemos enseñar a nuestros hijos que deben respetar el espacio de sus hermanos o no molestar al gato mientras está comiendo. Establecer normas de convivencia garantiza el respeto común.
 
Expresión
El valor del respeto empieza por el autocontrol, una habilidad que los más pequeños empiezan a desarrollar desde los 3 años de edad. Nosotros como adultos y padres tenemos que enseñarles a esperar su turno, entre otros muchos aspectos básicos en la vida. Además, es esencial que los niños aprendan a expresar sus deseos con libertad, siendo conscientes de que a veces tendrán que dejarlos para más adelante porque no siempre tienen prioridad sobre los demás.
 
Cómo hablar de la homosexualidad con los niños
Para muchos padres, hablar de sexualidad con sus hijos resulta un tema complicado, por lo que la homosexualidad puede ser un asunto aún más espinoso. Sin embargo, como hemos avanzado mucho en materia de derechos civiles y libertad sexual, antes o después el niño llegará a casa preguntando: ¿Por qué he visto besarse a dos hombres? o ¿Por qué un compañero del colegio tiene dos mamás, en vez de una madre y un padre?
 
Estar preparados para el momento
Cuando el niño aborde el tema de la homosexualidad, los padres deben estar preparados para afrontarlo, lo cual significa que no deben hacer una tormenta en un vaso de agua sino reaccionar con naturalidad. No es conveniente que cambies el tema o rehúyas el asunto porque el niño comprenderá que quieres ocultar algo o que se trata de un tabú. Si en ese momento no puedes responderle, valida su pregunta y dile que podéis hablar al respecto cuando lleguéis a casa. Pero no olvides cumplir tu promesa.
 
Es importante que asumas la sexualidad como algo natural, de lo que se puede hablar francamente. Aunque tampoco es necesario que des demasiados detalles. Asegúrate que el niño puede entender tu explicación y, sobre todo, no te centres exclusivamente en la atracción sexual sino en el amor entre personas.
 
Dejar a un lado los prejuicios
Existen diferentes opiniones sobre la homosexualidad, pero es importante que recuerdes que tu misión como padre no es inculcarle tus ideas sino prepararle para que pueda reflexionar y sacar sus propias conclusiones. Esto significa que es conveniente que pongas a un lado cualquier tipo de prejuicio. Cuando tu hijo pregunta por la homosexualidad, lo mejor es responder de forma objetiva.
 
No expreses juicios de valor porque así solo estarás condicionando su opinión. Además, es probable que en el colegio tenga un compañero de clases que proviene de una familia homoparental, así que no querrás que el niño ofenda o rechace a otro pequeño.
 
Mostrar respeto
Es probable que tu hijo te pregunte por qué una persona es homosexual. En ese caso, lo más conveniente es explicarle que existen dos teorías al respecto: una afirma que se trata de una condición determinada genéticamente, por lo que se “nace homosexual”, y otra teoría afirma que se trata de una elección personal influenciada por factores de índole familiar y social. En todo caso, es fundamental que recalques el hecho de que, independientemente de la orientación sexual de las personas, es importante respetar su decisión.
 
Explícale que se trata de un tema polémico, razón por la cual algunos homosexuales son humillados o sufren injusticias, pero que su orientación sexual no es motivo para discriminarles o tratarles de forma diferente. De hecho, ¿sabías que según una encuesta realizada por la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales más del 50% de los estudiantes han sufrido acoso por su condición sexual?
 
Recurrir a la literatura
Existen diferentes libros infantiles que pueden ayudar al niño a comprender mejor la homosexualidad. Lo que se pretende conseguir a través de estas lecturas es la normalización de la homosexualidad, de forma que el niño no desarrolle prejuicios sino que sea capaz de ponerse en el lugar de la otra persona para que no la discrimine.
 
Por ejemplo, “El día de la rana roja” y “Aitor tiene dos mamás” son libros que sirven para explicar la familia homoparental. Otros cuentos son: “Julia, la niña que tenía sombra de chico” y “El vestido de mamá”, perfectos para explicar la incomprensión y el rechazo que experimentan muchos niños que son “diferentes” porque sus gustos no calzan con los de su género.
   20MINUTOS           
Juan Andrés Teno, periodista y activista LGTB especializado en Diversidad Familiar  
                                                                                                                                                                                          


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De: cubanet201 Enviado: 14/10/2019 17:04
 



 
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