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De: administrador2  (Mensaje original) Enviado: 18/08/2020 17:08
KAMALA HARRIS
De niña participó en manifestaciones por los derechos civiles, luego se convirtió en fiscal especializada en la lucha contra la trata de seres humanos y los abusos en la infancia.

Por qué el hecho de que Kamala Harris fuera
Vicepresidenta de EE UU podría ser la mejor noticia para su país
              PAKA DÍAZ | CARLOS A. MENDÍA
"Juntos aplastaremos a Donald Trump". No pudo ser más claro el candidato a la presidencia Joe Biden en el mensaje que mandó para comunicar que había elegido a Kamala Harris como candidata a vicepresidenta de EE UU en la carrera electoral que culminará el próximo 3 de noviembre. El objetivo es acabar con el Gobierno de Trump y, para lograrlo, ha elegido a una candidata que podría romper numerosos techos de cristal si lo consiguen.
 
Nacida en California hace 55 años, Kamala Harris no es la primera mujer que se presenta al puesto, pero sí podría ser la primera en conseguirlo. Además, también sería la primera persona mujer afroamericana y de procedencia asiática en ser designada para el cargo.
 
El padre de Kamala, Donald Harris, emigró a los Estados Unidos desde Jamaica para estudiar economía, mientras que su madre, Shyamala Gopalan, nació en Chennai y emigró a los Estados Unidos para hacer el doctorado en la Universidad de Berkeley. Sus padres se separaron cuando aún era una niña. Harris suele contar que, cuando era pequeña, su madre, oncóloga de reconocido prestigio ya fallecida, siempre le repetía lo mismo a ella y a su hermana Maya: "No te sientes y te quejes de las cosas, haz algo". Esa frase y esa actitud son el lema de la candidata y la razón principal por la que se decidió a entrar en el mundo de la política, aunque ya desde niña participó en manifestaciones por los derechos civiles.
 
Dicen que, desde niña, Kamala Harris tenía un gran sentido de la justicia, algo que le transmitió su madre, que además de oncóloga era una activista convencida que solía llevar a sus hijas a las marchas por la justicia social, contra el racismo y por los derechos civiles. Por eso a su familia no le extrañó que Kamala se decidiera por estudiar leyes.
 
Tras graduarse en la Universidad de Howard y obtener un título Derecho Hastings en la Universidad de California, Harris comenzó a luchar por las familias trabajadoras en la Oficina del Fiscal de Distrito del Condado de Alameda, en California, donde se especializó en procesar casos de agresión sexual infantil. Tanto llamó la atención con su impecable trabajo que se convirtió en la primera mujer afroamericana en ser elegida fiscal de distrito de San Francisco. Allí inició un programa de reinserción para que las personas condenadas por delitos de drogas por primera vez tuvieran una segunda oportunidad de obtener un título de escuela secundaria y encontrar un trabajo. Algo de extrema importancia en un país como Estados Unidos, donde una de las quejas de los defensores de los Derechos Humanos es que una vez alguien es detenido es casi imposible reinsertarse en la sociedad de nuevo.
 
En 2010, Harris se convirtió también en la primera mujer negra elegida como Fiscal General de California. Con ello quedaba en sus manos la supervisión del segundo Departamento de Justicia más grande del país, solo detrás del Departamento de Justicia de los Estados Unidos. Le tocó administrar un presupuesto de 735 millones de dólares, además de tener que supervisar a más de 4.800 abogados. Allí ganó reconocimiento cuando logró más de 20 mil millones de dólares para los propietarios de viviendas de California en un pleito contra los grandes bancos que estaban ejecutando hipotecas injustamente. Ganar aquella batalla la convirtió en una fiscal mediática. Había llegado el momento de entrar en la política.
 
Sin duda Barack Obama fue uno de sus grandes valedores además de amigo personal. De hecho, varias veces la han nombrado en titulares como 'la Obama femenina'.
 
Junto al ex presidente, Kamala Harris colaboró para proteger Obamacare, lograr el matrimonio igualitario y defender la histórica ley de cambio climático de California. También ha defendido aumentar el salario mínimo y promover los derechos legales de los refugiados y los inmigrantes. Además, ganó un acuerdo de más de mil millones de dólares contra una empresa de educación con fines de lucro que había estafado a estudiantes y veteranos.
 
Entre los objetivos prioritarios de Harris están las bandas internacionales de trata de personas, el contrabando de armas y las redes de narcotráfico. No es de extrañar por tanto que tanto Barack Obama, como Bernie Sanders se hayan felicitado por su elección. Mientras Obama destacaba que la conoce hace mucho y que "está más que preparada para el cargo", Sanders considera que "entiende que hemos de defender a los trabajadores, luchar por una sanidad para todos y acabar con la Administración más corrupta que ha habido nunca".
 
Aunque Donald Trump, desde que se ha conocido su nombramiento, la ha intentando pintar como una "radical de izquierdas", lo cierto es que a Harris se la conoce precisamente por ser una política muy de centro. Tanto que incluso hay quien la critica por ser demasiado conservadora y, en caso de duda, alinearse siempre con la policía, como buena fiscal. Además, el perfil comprometido y profesional de Harris, tanto en el terreno de la justicia como en el de la política, hacen que cueste que se tomen en serio las críticas de Trump.
 
La candidata es miembro del Comité de Inteligencia del Senado que se ocupa de las amenazas internacionales y de seguridad nacional más delicadas de la nación y también forma parte del Comité de Asuntos Gubernamentales y de Seguridad Nacional del Senado, donde supervisa la respuesta del gobierno federal a desastres naturales y emergencias, lo que incluye la respuesta de la administración Trump al COVID-19. Precisamente, desde ese comité, Harris ha responsabilizado a los funcionarios de la administración Trump de la nefasta gestión respecto al coronavirus.
 
Pese a la imagen de unidad que dan desde que se conoció su nombramiento, queda claro que Biden y ella no son amigos, al menos no en política. Como se pudo percibir en un debate previo en las primarias, Harris sabe enfrentarse al candidato a la presidencia. No tuvo reparo alguno en señalar su racismo y enfrentarlo a ello. Con todo, fue Biden el que consiguió alzarse como candidato presidencial de los demócratas.
 
Pese a los enfrentamientos, Biden la ha elegido para acompañarle en la disputa de la presidencia con Trump porque tanto él como su equipo saben que la necesitan. No en vano, el candidato es consciente de que fue el electorado afroamericano el que le dio aire en las primarias y, de ese electorado, son las mujeres quienes suponen el sector más fiel de los demócratas. Pero, además, Biden ha aclarado que hay un lazo personal entre él y Harris, su hijo Beau, que murió en 2015 a los 46 años de un tumor cerebral. Beau y Kamala eran amigos íntimos. "No hay opinión que valore más que la de mi hijo, y sin duda él admiraba mucho a Kamala", ha contado Biden.
 
De su vida privada, se sabe que Kamala lleva seis años casado con su el abogado judío Douglas Emhoff, al que conoció en una cita a ciegas. En la boda, fue su hermana Maya quien la llevó al altar y la celebración mezcló tradiciones indias y judías.
 
'Doug' Emhoff es un gran admirador de su esposa, a la que suele apoyar públicamente. Incluso es su cuenta de Twitter se presenta como padre y marido de Kamala Harris y le manda mensajes cariñosos e incluso románticos sin timidez alguna. Este matrimonio la ha convertido en madrastra de los hijos veinteañeros de él, Ella y Cole, a los que califica como una "fuente inagotable de amor y alegría".
 
Además, Harris siente un profundo amor por su sobrina Meena, a la que su hermana Maya, también abogada especializada en derechos civiles, tuvo con 17 años. Maya es sin duda una de las personas más cercanas a la candidata y en la que esta más confía. No en vano ha sido su jefa de campaña y no lo ha hecho por nepotismo. Maya Harris se ha ganado su puesto a pulso. Ya participó en la campaña de Hilary Clinton como una colaboradora muy cercana de esto. Tanto ella como su hermana son veteranas  en la lucha por los derechos civiles y contra el racismo, algo que les hace ganar puntos ante una parte del electorado con el auge del movimiento Black Lives Matter.
 
No se trata de una pose, ni de uno de esos movimientos estratégicos tan habituales en la política. Por ese profundo compromiso, que Kamala Harris se convirtiera en vicepresidenta de EE UU -además de para seguir rompiendo techos de cristal tanto raciales como de género-, podría ser una de las mejores noticias del año para su país.
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Kamala Harris, ¿la mujer más poderosa del mundo durante la próxima década?
 
“Despreciable”. “Mala”. “Horrible”. “Radical”. Donald Trump resumió así la opinión que le merece Kamala Harris. Lo hizo en Twitter un par de horas después de que Joe Biden, candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, anunciara que la senadora por California sería su vicepresidenta si gana las elecciones el próximo 3 de noviembre.
 
Esta elaborada crítica es todo un estímulo para cualquier votante que aprecie el valor político de contar en ese cargo por primera vez en la historia del país con una mujer, hija de inmigrantes, que además presume de una carrera brillante y meteórica primero como abogada y fiscal, y desde 2016 en la Cámara Alta, centrada en la defensa de las minorías y los derechos sociales.
 
John Garner, quien fue el número dos del presidente Franklin D. Roosvelt, dijo que su cargo era tan importante “como un cubo de pis caliente”. Exageraba pero no demasiado. La tradición política norteamericana ha convertido a los vicepresidentes en figuras decorativas con muy escaso peso en el Gobierno. Sin embargo, las circunstancias de esta elección probablemente darán a Harris una relevancia inusitada.
 
Si como todas las encuestas vaticinan Biden gana las elecciones, llegará a la Casa Blanca con 78 años. El propio candidato ha declarado que la suya sería una presidencia de transición para sacar al país del vertedero moral en el que lo ha sumido Trump. El mensaje es claro: solo estará un mandato. Cuatro años. Luego dará a Harris la alternativa y hasta entonces, descargará en ella buena parte de las responsabilidades ejecutivas para reforzar su papel institucional.
 
El mejor perfil contra Trump
 
En Washington se asegura que Harris había exigido ese protagonismo para aceptar la propuesta. Ella sabía que la candidatura necesitaba a alguien exactamente de su perfil. Por un lado, una mujer (rompiendo barreras misóginas) negra en plena crisis racial después del asesinato de George Floyd. Con acreditada experiencia en la gestión pública y joven (55 años) para compensar los riesgos físicos que supone la avanza edad de Biden. De afilado colmillo político (durísima en los debates) para enfrentarse a un provocador como Trump y a un personaje gris como Mike Pence, su vicepresidente. Y además, aceptable para las dos almas del Partido Demócrata: con un pie en el lado más progresista gracias a propuestas como la sanidad universal (una idea revolucionaria en EE.UU.) y con otro en el más moderado, al demostrar en su etapa como fiscal general de California una extrema severidad con la delincuencia.
 
A su capacidad profesional añade como atributo un vida personal discreta y estable, elementos esenciales a la hora de valorar a un candidato en la selva electoral norteamericana. Su padre, Donald, emigró desde Jamaica y hoy es profesor emérito de Economía en la Universidad de Stanford. Su madre, Shyamala Gopalan, ya fallecida, llegó desde la India y desarrolló una exitosa carrera como investigadora contra el cáncer de mama. De ambos heredó el activismo político, al igual que su única hermana, Maya, a la que adora y admira hasta el punto de ser su principal consejera y su jefa de campaña.
 
Su historia amorosa no ha tenido un protagonista destacado hasta que con 48 años conoció en una cita a ciegas a Douglas Emhoff, abogado divorciado con dos hijos veinteañeros que al año de estar saliendo le propuso matrimonio. Al decir sí, no solo ganó una pareja, sino también el más devoto admirador, como se aprecie al echar un vistazo al Twitter de Emhoff, en el que se define primero como padre y luego como “marido de Kamala Harris”, y donde le dedica con frecuencia empalagosas declaraciones románticas. Tal vez ese sea el perfil adecuado para ser el primer consorte en la Casa Blanca.
 


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