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General: Cuba vota el matrimonio igualitario en referendo el domingo
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: cubanet20  (Mensaje original) Enviado: 24/09/2022 14:44
Código de las Familias: el esperado y polémico referendo 
en el que se pueden legalizar los matrimonios homosexuales en Cuba

 En Cuba los gays, lesbianas y trans pueden manifestarse, pero solo bajo la tutela y organización del Estado: cuando en 2019 activistas LGBT celebraron una marcha por su cuenta en La Habana, agentes vestidos de civiles agredieron y arrestaron a varios manifestantes. Las autoridades les acusaron de ser "contrarrevolucionarios" al servicio de EE.UU., el señalamiento más frecuente para quienes se desmarcan del sistema establecido.
 
Los cubanos no votan para elegir a su presidente pero sí podrán hacerlo este domingo para aprobar, o rechazar, el marco legal que regirá sus relaciones familiares.
 
"¿Está usted de acuerdo con el Código de las Familias?" es la pregunta única que se formulará a los electores, con "sí" y "no" como opciones de respuesta en este inusual referendo, el tercero en la historia reciente del país tras los que ratificaron las constituciones de 1976 y 2019.
 
El matrimonio entre personas del mismo sexo, la adopción de hijos por parte de éstas o la gestación subrogada son algunas de las propuestas más destacadas y polémicas del documento de 104 páginas que busca reemplazar una normativa de 1975.
 
El plebiscito llega en un momento de profunda crisis económica en Cuba, donde la principal preocupación entre sus más de 11 millones de habitantes es capear la escasez de todo tipo de productos, desde alimentos y medicinas hasta artículos de aseo o ropa, y los cada vez más frecuentes apagones.
 
Los principales cambios
El nuevo Código de las Familias se sometió a una consulta popular entre febrero y abril de este año en la que participaron 6,5 millones de cubanos, según el gobierno..
 
Además del llamado "matrimonio igualitario", la posibilidad de que parejas del mismo sexo adopten niños o la "gestación solidaria" -subrogada sin fines de lucro-, el código contempla otros cambios en las interacciones familiares.
 
Por ejemplo, abre vías para penalizar a los agresores domésticos en aspectos como la custodia de sus niños, reparto de bienes o herencia; protege la comunicación entre los menores y sus abuelos en caso de divorcio, e incorpora legalmente a madrastras y padrastros como tutores.
 
También permite que los padres puedan elegir el orden de los apellidos de sus hijos y amplía -al menos sobre el papel, ya que esto requiere de recursos materiales- la protección de adultos mayores o discapacitados.
 
Otro punto destacado es la posibilidad de que los abuelos adquieran responsabilidad parental, algo importante teniendo en cuenta que en los últimos meses decenas de miles de cubanos de mediana edad han emigrado, en muchos casos dejando a sus progenitores al cuidado de los menores de la casa.
 
El "sí" contra el "no"
El gobierno ha emprendido una amplia campaña en favor del "sí" en la televisión, la radio y los diarios (en Cuba los medios son propiedad del Estado), en las redes sociales con los hashtags #YoVotoSi y #CodigoSi, en la calle con abundantes carteles e incluso en los centros educativos mediante sesiones especiales sobre el nuevo Código.
 
Todas las instituciones cubanas, desde el Consejo Electoral Nacional hasta el Tribunal Supremo, han secundado la campaña del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), dirigido por la influyente Mariela Castro, hija del exgobernante Raúl Castro.
 
"El Código de las Familias aporta, amplía y contribuye a garantizar ampliamente los derechos de todas las personas y todas las familias. Contribuye a democratizar aún más las relaciones intergenéricas, intergeneracionales", declaró Mariela Castro esta semana a la agencia Efe.
 
Gran parte de la comunidad LGBT en Cuba también apoya el "sí" en la votación del domingo.

"Que por fin en Cuba se reconozca legalmente la legitimidad del amor, las uniones y las vidas de miles de personas homosexuales es un motivo de celebración, y reivindica toda mi existencia y la de las personas de mi comunidad", explicó el actor y prominente activista cubano Daniel Triana, de 25 años.
 
Como en Cuba el Estado acapara la esfera pública, no existe una campaña articulada por el "no" en los medios de comunicación ni en la calle.
 
Quienes se oponen a la aprobación del nuevo Código de las Familias lo hacen sobre todo con mensajes en las redes y esgrimen diversos motivos, por lo general religiosos o políticos.
 
"No beneficia a la familia cubana la introducción en nuestra legislación de los contenidos de la llamada 'ideología de género', que sustenta muchas de las propuestas", expuso la Conferencia Episcopal de Cuba en un comunicado en su página web.
 
Los obispos critican especialmente el matrimonio entre personas del mismo sexo, la adopción por parte de estas y la gestación subrogada, que consideran contrarios a los valores y la fe católicos.
 
En el comunicado expresan, sin embargo, su apoyo a otros puntos de la propuesta relacionados con la violencia doméstica y la protección de los derechos de ancianos y menores.
 
Mientras, en Twitter quienes se oponen al Código de las Familias han expresado su rechazo con los hashtag #YoVotoNo y #CodigoNO.
 
"Nuestras familias también necesitan alimentos, ropa, zapatos, medicamentos, viviendas, mejor calidad de vida, mejores hospitales y escuelas, y no veo por ningún lado una campaña para eso. Por eso #YoVotoNo", publicó otro internauta.
 
Muchos opositores también han planteado dudas sobre la limpieza del referendo, que según las autoridades está garantizada, aunque no habrá supervisión de organismos internacionales.
 
Confrontación política
Como casi todo tema de actualidad en Cuba, el plebiscito ha adquirido fuertes connotaciones políticas.
 
Las autoridades cubanas han vinculado la campaña del "sí" con la defensa del modelo político vigente desde 1959 y cada vez más cuestionado dentro del país a medida que aumenta el descontento social por la nefasta situación económica.
 
"Apoyar el Código de las Familias es apoyar el proyecto de país", titulaba un artículo con una entrevista a Mariela Castro el pasado mayo en el diario estatal Granma.
 
Para el activista Daniel Triana "esto es asqueante, ya que el gobierno podría haber aprobado el matrimonio igualitario de un plumazo en la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento), donde todo se vota por unanimidad".
 
"Quienes disentimos del régimen y que apoyamos el código estamos en una posición ética y política bien delicada", asegura.
 
Fuera de la comunidad LGBT, la mayoría de disidentes en Cuba han expresado en las redes sociales su intención de votar "no" o abstenerse como forma de castigo al gobierno del presidente Miguel Díaz-Canel.
 
Otros dentro y fuera del país han aprovechado la ocasión para denunciar la falta de libertades políticas en Cuba, gobernada por el Partido Comunista como órgano único y supremo de poder en el Estado.
 
"Si no puedes elegir tu presidente, ¿cómo exponer a tus hijos a un Código de Familia que eligió alguien por el cual tú no votaste? Si están llevando a votación el Código de las Familias, ¿por qué no llevar a votación elecciones libres pluripartidistas?", escribió el artista Yotuel Romero, excantante del grupo Orishas y coautor de la canción Patria y Vida, convertida en himno de la disidencia cubana.
 
Un pasado oscuro y polémico
De aprobarse el referendo el domingo, Cuba se convertiría en el país número 34 en el que, de manera parcial o total, se legaliza el matrimonio entre personas del mismo sexo.
 
El respaldo del gobierno a esta iniciativa contrasta con la persecución que sufrieron los homosexuales en las primeras décadas de la revolución de 1959.  El régimen de Fidel Castro consideraba la homosexualidad un vicio propio de la sociedad capitalista y burguesa.
 
"No podemos llegar a creer que un homosexual pudiera reunir las condiciones y los requisitos de conducta que nos permitirían considerarlo un verdadero revolucionario, un verdadero militante comunista", declaró públicamente el gobernante en 1965.
 
En aquellos años los homosexuales -junto con sacerdotes y otras personas consideradas contrarrevolucionarias- eran detenidos con frecuencia, expulsados de sus empleos y encarcelados en campos de trabajos forzosos llamados UMAP (Unidades Militares de Apoyo a la Producción) para su "rehabilitación".
 
Tras dos décadas de dura represión, en 1979 se despenalizaron las relaciones entre personas del mismo sexo y comenzó una liberalización gradual que se aceleró ya en el siglo XXI.
 
"El Gobierno se vio obligado a reconciliarse con su pasado cercano de intolerancia y discriminación para encajar en el nuevo orden global postsocialista. El país necesitaba abrirse al mundo y ofrecer una imagen de apertura", explica el historiador cubano Abel Sierra Madero.
 
Mientras, algunos activistas LGBT en la isla lamentan que el reciente lavado de cara del Estado cubano, culminado en el Código de las Familias, tienda un velo sobre este oscuro pasado.
 
"Cuba fue hasta hace poco un estado homotransfóbico. Fidel Castro y el Ché Guevara eran homotránsfobos confesados. De pronto con este código pretenden obviar todo esto sin una sola mención a ese historial funesto. No han pedido disculpas y simplemente lo han tratado de empujar como una ley natural que se desprende de la coherencia histórica de la revolución cubana. Eso no solo es falso sino que es muy cínico y macabro", denuncia el activista Daniel Triana.
 
  Cuba vota el matrimonio igualitario en referendo el domingo
Cuba lleva a referendo este domingo el Código de las familias, un paquete legislativo que incluye el matrimonio igualitario y la gestación subrogada, en una votación inusual, controvertida y de resultado incierto, informa la agencia Efe.
 
El ejercicio pretende ser el punto y final de un proceso de años. Arrancó con la elaboración de la Constitución de 2019 y concluyó con la aprobación de la vigésimo quinta versión del Código de las Familias en la Asamblea Nacional (parlamento unicameral) este julio, luego de tres meses de consulta popular y 79.000 reuniones con ciudadanos en barrios y municipios.
 
El texto, que sustituye a una normativa de 1975, contempla el matrimonio entre personas del mismo sexo y la posibilidad de que adopten, regula el embarazo «solidario», la responsabilidad de los progenitores con sus hijos y el cuidado de las personas mayores, además de prohibir el matrimonio infantil y abordar la violencia de género.
 
El Gobierno aboga por el «Sí»
El Gobierno cubano y todas las estructuras del Estado se han volcado en la campaña por el «Sí», incluida la Comisión Electoral Nacional (CEN) y el Tribunal Supremo, con continuos mensajes desde hace semanas en medios oficiales y redes sociales.
 
Argumentan que el código atiende a la realidad actual de las familias cubanas, amplía derechos y protege mejor a menores, mayores, personas con discapacidad y colectivos vulnerables.
 
La directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), Mariela Castro, destacó en declaraciones a Efe que el código responde a una «ampliación de derechos» en el ámbito del derecho familiar.
 
«El Código de las Familias aporta, amplía y contribuye a garantizar ampliamente los derechos de todas las personas y todas las familias. Contribuye a democratizar aún más las relaciones intergenéricas, intergeneracionales», aseguró.
 
Argumentos para el «No»
El «No», por su parte, no ha tenido una campaña articulada ni presencia en los medios oficiales. En redes sociales activistas y algunas instituciones y colectivos han abogado por la abstención o el rechazo a la ley.
 
Su oposición es en ocasiones rechazo al contenido, y particularmente a que los homosexuales puedan casarse y adoptar. Este es el caso de la Iglesia Católica, que recientemente criticó en un comunicado de la Conferencia Episcopal estos puntos y pidió votar «en conciencia».
 
Pero el rechazo es también político. Opositores, disidentes y activistas aseguran que se abstendrán o votarán en contra porque consideran que el «Sí» conlleva la legitimación del sistema político comunista con el que no están de acuerdo.
 
La opositora y exprisionera política cubana Marta Beatriz Roque explicó a Efe que si pudiera votar —tiene los derechos civiles suspendidos por una condena— optaría por la abstención.
 
«Yo no estoy ni por el sí ni por el no, ni por nada, porque conozco la dictadura, se cómo trabaja y estoy convencida de que en estos momentos ya se sabe lo que va a ser el resultado de este plebiscito», sostiene.
 
La periodista independiente María Matienzo también considera que la mejor opción es la abstención al entender que este referendo tiene carácter plebiscitario y a pesar de pertenecer al colectivo LGBTIQ.
 
«Los derechos civiles no son unos más importantes que otros. Yo no tengo derechos como ciudadana solo por el hecho de que se me permita casarme», aseguró a Efe Matienzo, que echó en falta un «perdón» del Gobierno por el pasado homófobo de la revolución.
 
Por su parte, el periodista independiente cubano Maykel González Vivero explicó que votará «Sí» por coherencia con sus años en el activismo LGBTIQ.
 
«Voy a votar sí, a pesar de que tengo muchísimas críticas que hacerle al Gobierno, muchísimos reparos que hacerle a este proceso (…). Pero ya que ese es el contexto y estamos obligados a decir sí o no, para mí no hay otra opción que decir sí. Hemos estado trabajando por estos derechos durante mucho tiempo», manifestó en una entrevista con Efe.
 
Parte del colectivo ha criticado que se sometan a referendo los derechos de una minoría, cuando ninguna otra ley —incluido el nuevo Código Penal— ha pasado por este proceso. Otra crítica es que la votación tenga lugar después de que el Código de las Familias se publicase en la Gaceta Oficial este agosto.
 
Personas entrevistadas por Efe aseguran que votarán en contra o se abstendrán por la gestión de la grave crisis que atraviesa el país, que arrastra dos años de desabastecimiento de productos básicos, largas colas, frecuentes apagones y una fuerte inflación.
 
Sondeos, abstención y preparativos
No obstante, ante la ausencia de sondeos públicos, es difícil ponderar la fuerza de cada campo ante el referendo, el tercero que se realiza en Cuba desde el triunfo de la revolución en 1959 y el primero sobre una ley particular.
 
Los expertos tampoco se atreven a pronosticar el volumen de la abstención y su posible significado en términos de desentendimiento político o rechazo al proceso.
 
La CEN asegura que todo está preparado para el buen desarrollo de la consulta. Más de ocho millones de cubanos están llamados a las urnas en unos 24.000 colegios electorales.
 
Los cubanos que han emigrado o se han exiliado y no tienen su residencia en Cuba —un colectivo que suma unos dos millones de personas, según estimaciones— no tienen derecho a participar.
 
Algunas ONG han destacado las dudas que les suscita esta consulta, como es el caso de Transparencia Electoral.
 
Su director, Leandro Querido, criticó en una entrevista con Efe que se ha tratado de una campaña sin «garantías», que la jornada electoral no cuenta con observadores internacionales y que, sin «controles cruzados», los resultados serán «inverificables».
 
NOTA
Unos 25.000 cubanos, según estimaciones, fueron recluidos en las UMAP entre 1965 y 1968. Eran campos de trabajos forzosos inspirados en los de otros países comunistas de la esfera de la URSS en los que se buscaba "reeducar" a personas con tendencias consideradas contrarias a los valores del socialismo y la Revolución.
 
LOS CUBANOS VOTAN HUYENDO DE CUBA
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: CUBA ETERNA Enviado: 25/09/2022 17:16
 

 


 
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