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General: Prostitución masculina: Lo que se sabe ¿no se pregunta?
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 31/10/2022 13:40
 
Prostitución masculina:
Lo que se sabe en Cuba y ¿no se pregunta?
 
ROLANDO CARTAYA
Desde principios del siglo XXI el comercio de cuerpos jóvenes masculinos ha sido más visible y floreciente en Cuba que el jineterismo femenino.
 
En La Habana se les puede distinguir por su juventud; sus cuerpos esbeltos, atléticos, cultivados a diario en algún insospechado gimnasio; su ajustada indumentaria, a menudo ropa de diseñador; sus teléfonos móviles de última generación; su perfume caro; y una apariencia metrosexual que incluye piernas, axilas y cejas depiladas, cabello bien cortado y laqueado, piercings, aretes, manicure y hasta algún maquillaje.
 
Los cubanos se refieren a ellos con una palabra soez derivada de la que identifica en el argot popular a su herramienta de trabajo, el miembro viril. A diferencia de sus similares femeninas, ejercen el comercio sexual por igual para clientes hembras y varones.
 
Principalmente, extranjeros de visita en Cuba: italianos, españoles, alemanes; más recientemente, canadienses y mexicanos. Gente con la codiciada moneda dura.
 
Para satisfacer al cliente, si es necesario, “apuntan y banquean”, como se dice del bisexual en las calles de la isla. Pero están lejos de considerarse bisexuales u homosexuales. Terminada la faena pueden ser hasta guapos de barrio. Desde su punto de vista, sólo están “luchando”. Una lucha que comenzó en el apogeo de la crisis extrema eufemísticamente llamada “período especial en tiempos de paz”.
 
De todas las variedades del mercado clandestino que medraron en Cuba a partir de aquella debacle económica de los años 90, la prostitución o jineterismo, enfocada principalmente en el turismo extranjero, ha sido una de las más lucrativas, y desde luego, más al alcance de jóvenes y adolescentes. Sobre todo, después de que la crisis desvalorizó la importancia de hacer una carrera profesional o tener un empleo con el Estado.
 
También ha sido de las menos perseguidas. Observe este párrafo del testimonio dejado en un llamado “Forum degli amanti di Cuba” (Foro de los amantes de Cuba) por Roy, un joven cubano que llegó a Italia a través del comercio sexual:
 
“A veces me inventaba algo diferente. Vendía ron (“guarfarina” de un alambique clandestino), carne de puerco y muchas cosas más, pero siempre regresaba a lo mío. Me puse a recoger apuntes para la lotería clandestina, la de Venezuela que se oye bien en la radio. Esta sí daba resultados, pero qué va, ¡si la policía me agarraba!… así que mejor volver a jinetear”.
 
Si bien periódicamente --presionado por la Federación de Mujeres Cubanas que presidía Vilma Espín, la esposa de Raúl Castro-- el gobierno ha lanzado redadas policiales de jineteras –las más amplias en los años 1998 y 2002-- la política predominante hacia la prostitución surgida del período especial ha sido hacer la vista gorda. ¿Por qué?
 
El turismo que el poder castrista aceptó promover como mal menor y tabla de salvación, tras la pérdida de su “souteneur” soviético, ha sido fundamentalmente uno de paquetes baratos y sistema todo incluido, una manera de abrirse espacio en medio del experimentado y lujoso mercado del resto del Caribe.
 
Los vacacionistas que compran estos paquetes suelen ser de clase baja o media baja, y van con la intención de gastar lo menos posible. Tolerar el jineterismo –recordemos que Fidel Castro no las condenó, sino que las llamó “las prostitutas más cultas del mundo”-- era una forma de obligar a los visitantes a dejar también en Cuba las pocas divisas que llevaban en el bolsillo.
 
La carne de cañón para esta nueva "batalla de la revolución" no escaseó. Vea como se prostituyó la familia de Roy:
 
“Me puse a jinetear a los 20 años, estábamos en periodo especial y cada día era más duro. El hambre apretaba mucho y todo el mundo estaba hasta los c… de comer arroz y frijoles, frijoles y arroz todo los santos días. Yo tenía 20 años, mi hermano Raulito tenía 17, y la Muñeca (así le decíamos a mi hermana) acababa de llegar al mundo. El "puro" era médico (50 años) y mi mamá era maestra (37 años)".
 
"Yo empecé a inventarme un trabajo con una camarita que me había regalado un alemán. Tomaba fotos a las jineteras para después promocionarlas con los yumas. Cobraba dos "fulas" por cada foto, y en un mes me volví el fotógrafo de las p… (así me decían). Mi hermano revelaba las fotos y el negocio salió bien”.
 
“Pero qué va…, no alcanzaba y mi mamá también se puso a jinetear. Mi papá se fue con su revolución de m… en la cabeza. Yo me peleé duro con él (…). Creo que siempre me ha echado la culpa de que mi mamá estaba jineteando. Decía que yo había llevado la perdición a la casa. En realidad, creo que dentro de él sabía que lo que nos estaba matando eran la mismas ideas que él iba sosteniendo a toda costa”.
 
Luego de algunos años de persecución, la “actividad” se ha "normalizado": no se oye hablar de batidas contra el jineterismo; la Primera Hija Mariela Castro afirma que ese es un trabajo como cualquier otro; y hace un par de años el semanario Primavera Digital reportó –y lo apoyó con un facsímil-- que con el nuevo impulso al trabajo por cuenta propia las autoridades estaban expidiendo a las jineteras licencias de “acompañante al extranjero”, las que les eximirían de ir presas, acusadas de acoso al turista.
 
Sin embargo, aunque la prostitución masculina renació en Cuba desde los 90 paralelamente a la femenina, nunca se oyó hablar de una recogida o encarcelamiento masivo de “prostitutos”, sólo de casos individuales.
 
Juan Antonio Madrazo --el coordinador del independiente Comité Ciudadano por la Integración Racial—escribió hace unos días en Cubanet que la prostitución masculina es desde hace años una cruda e incómoda realidad que el narcisista machismo revolucionario trata de ocultar.
 
En conversación, Madrazo señaló que desde principios del siglo XXI este comercio de cuerpos jóvenes masculinos ha sido más visible en los circuitos turísticos de la isla, y ha tomado más fuerza que el de cuerpos femeninos. Entre otras razones --opina el colaborador de Cubanet-- porque todo el mundo se aprovecha de él. Asegura que muchos policías reciben sobornos para mirar al otro lado, y que algunos actúan como verdaderos proxenetas de los jóvenes prostituídos.
 
Destaca que los medios oficiales, que han abordado al menos tímidamente el problema de las jineteras, han pasado por alto hasta ahora su floreciente versión masculina. Y afirma que éste es uno de los negocios más rentables del mercado negro hoy por hoy, al punto de que parte de las ganancias se está reinvirtiendo en una incipiente industria pornográfica hecha en Cuba.
 
Otro conocedor de la Cuba profunda, el periodista y blogger independiente Iván García, ubica a la mayoría de quienes ejercen la prostitución masculina en la emergente clase media surgida tras el abandono oficial del igualitarismo.
 
Suelen tener educación preuniversitaria o universitaria, muchos hablan inglés, o han aprendido italiano u otros idiomas. Son solventes: se pueden dar el lujo de comprar camarones, carne de res y licores de marcas famosas en las tiendas por divisas; de frecuentar buenas discotecas; de tener transporte propio, generalmente una moto; y de hospedarse un par de veces al año en polos turísticos como Varadero, no sólo por placer, sino para conseguir clientes sin mucho sigilo.
 
Pero a cambio no sólo venden sus cuerpos: también su dignidad, su autoestima, su estabilidad mental. Vea por ejemplo el testimonio que le dio a Madrazo un camagüeyano de 22 años, graduado en informática, llamado Tristán:
 
“Me es difícil acostarme con ancianos que huelen mal. Para nada es fácil seducir a un extraño, pero la necesidad me obliga. Para mí, los europeos son mejores clientes que los latinos, respetan a los hombres y no se ponen con eso de querer besarlo a uno y cogerle la mano en público; hacen lo suyo y ya”.
 
El autor escribe que “muchos de estos chicos viven en barrios marginales de La Habana, que el turista que los contrata no ve, y para ellos la exagerada masculinidad es a la vez camisa de fuerza y coraza que les permite sobrevivir en ese medio. Muchachos viriles, musculosos, pero muy frágiles simultáneamente”.
 
Añade Tristán:
"Nadie imagina las bajezas que los clientes pueden pedir, pero al menos esto me permite pagar deudas, y darme gustos que van desde enviarle dinero a mi madre, enferma de leucemia en Nuevitas, hasta comprarme un perfume, o invitar a una chica a comer o a bailar en una discoteca. Esto es muy duro para la autoestima, pero hay que vencer las dificultades que son muchas, hasta que pueda salir de esta asfixiante isla”.
 
Y es que el sueño dorado de un jinetero varón, como el de una hembra, es conseguir un novio o novia –para el caso da igual-- que se enamore lo suficiente como para sacarle de Cuba.
 
Roy lo consiguió. En Milán, su suegra italiana le dice que es “un ser inútil, sin un peso partido por la mitad, ni cultura, ni perspectivas”. Según ella --dice Roy-- los cubanos “sirven solamente 'para el relajo y para formar la gozadera'”.
 
El joven de Centro Habana cree que vivir en el extranjero ha sido una gran experiencia, pero termina su testimonio así:
 
“Yo sé que aquí en Italia no puedo vivir, a veces me falta el aire, me siento mal. Necesito mi Cuba. Mi mujer no lo puede creer, solamente dice que me quiero ir porque no la quiero, y hace unos días que no para de llorar. Me da tremenda pena pero creo que si me quedo aquí seria peor todavía. Mejor que me vaya”.
 
JINETEROS Y JINETERAS EN LA HABANA
Acababa de aterrizar en La Habana y, tras instalarme en una renta, decidí salir a darme una vuelta para sondear la noche habanera.
 
Una renta es una casa particular que alquila legalmente habitaciones para extranjeros, las hay de dos tipos, la renta para cubanos y la renta para extranjeros, ambas tienen un distintivo en la puerta que especifica quién la puede usar.
 
Estas rentas están controladas por la policía, es decir, los dueños tienen la obligación diariamente de informar a la policía quién está hospedado y los dias que se va a quedar, tienen que entregarle todos tus datos del pasaporte y por ello te tienen controlado desde el primer momento.
 
Por lo tanto, te vigilan, normalmente vestidos de civil y es imposible que te percates de ello hasta que cometes algún delito o haces algo que a ellos no les gusta.
 
Si te alojas en un hotel, el proceso es el mismo. Allí están en el hall, sentados, leyendo el periódico como un cliente más y se van turnando, por lo que no es fácil localizarlos.
 
Pues bien, como te decía, salí a dar una vuelta por las calle 23, la Avda. Infanta y el Malecón, próximo al famoso hotel Nacional.
 
En pocos minutos ya me asediaba un jinetero. Así le llaman a los que te ofrecen sexo con mujeres. Si con lo que trafican es con hombres les llaman pingueros, por lo tanto son lo que legalmente llamaríamos un proxeneta.
 
Esta gente tiene una capacidad impresionante de detectar tu nacionalidad simplemente observándote y también son capaces de hacer un cálculo acertado sobre tus deseos y condición financiera. Esta habilidad la adquieren a base de muchas hora en la calle observando.
 
Todos ellos se justifican diciendo que están en la lucha, pues se refieren a la lucha por supervivir en un país en el que trabajando diez horas diarias y seis días a la semana, reciben un salario que de media son 30 dólares, aunque hay mucha gente que gana la mitad de eso y otros, como los médicos, que cobran 50 dólares al mes.
 
Con lo que se sacan en esta actividad no tienen que trabajar como bestias para el Estado y además se sacan el doble o triple, según les vaya, que con un empleo.
 
Enseguida se interesó por saber dónde estaba alojado, ya que las cosas se ponen difíciles si estás en un hotel, pues no dejan entrar a las cubanas.
 
En cada planta del hotel hay un policía vestido con traje de calle que se dedica precisamente a filtrar las entradas y salidas.


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 31/10/2022 13:41
Otra cosa son las casas particulares, rentas, donde no suelen ponerte problemas con eso siempre que vayas solo con una mujer y sea mayor de dieciocho años. Algo en lo que deberás ser muy meticuloso, pues la mayoría van indocumentadas y no te puedes fiar de su apariencia física, pues comienzan a tener sexo a los 12 años y sus cueros desarrollan como adultas.
 
En cualquier caso, debes tener siempre presente que el código penal clasifica como delito el sexo con menores de 16 años, así que a partir de cumplir esa edad ya no hay problemas.
 
Otra facilidad para el sexo en Cuba, sin llevártela a tu casa de alquiler, son las casas que alquilan habitaciones por horas para tener sexo. Las hay en cada esquina y por muy pocos dólares te pasas una hora de sexo. La cubana ya sabe dónde están, no te molestes en averiguarlo.
 
Una zona de fiesta y mucho movimiento de sexo es la que comprende el Malecón y las calles 23 e Infanta.
 
Muy cerca de esta zona, donde jineteros y jineteras en La Habana campan libremente está la heladería Copelia y el cine Yara, donde se concentra una gran movida sexual.
 
El jinetero te ofrecerá mujeres a medida, es decir, a tu gusto, blancas, negras, mulatas, tetudas, culonas y hasta menores, muchas menores.
 
Si realmente no quieres sexo te aconsejo quitártelos de en medio lo antes posible y no ser agradable con él porque son extremadamente pesados, si no consiguen el dinero que les reporta tu sexo con la cubana te va a intentar sacar lo que sea, se beberá tu ron, se fumará tus cigarrillos, te intentará llevar a comprar, en fin, una sanguijuela que no te la vas  a quitar  de encima en todo el día y lo que es peor, cada día que te vea te abordará.
 
Así es que no tengas educación con él ni contemplaciones o lo pasarás tan mal que ya no desearás salir de la habitación para no encontrarte esa plaga que no te deja disfrutar de un día de tranquilidad y que, al final, te acabará convenciendo de hacer lo que no quieres.
 
Siempre te puedes valer de lo que más les asusta, la PNR (Policía Nacional Revolucionaria), diciéndoles que si no dejan de molestarte le denunciarás a un policía por “acoso a extranjero”, un delito no tipificado en el código penal pero que mete en la cárcel a muchos de ellos.
 
También ten en cuenta que cuando pasees con una cubana, tendrás muchas miradas de policías sobre ti. No te darás cuenta porque la mayoría están sin uniforme.
 
Su finalidad es llevarte a los calabozos, así como lo lees, aunque el régimen dice que es para darte seguridad.
 
En cualquier momento alguien le hará una señal a tu chica para que se pare y se documente, si no lleva documentación o es menor de edad vas a tener problemas graves, pues buscarán mil escusas para llevarte a los calabozos y de ahí a no salir en tres años hay un paso.
 
A ella la pueden deportar a su provincia, pues si no nació en La Habana o no tiene un permiso especial para residir allí, aunque te parezca de locos, la encerrarán y la mandarán de vuelta, no sin antes haber tenido sexo con ella y proponerle permanecer en La Habana a cambio de colaborar con la policía.
 
Los jineteros también están compinchados con la policía.
 
La mayoría de ellos colaboran con ellos dándoles dinero para que se les permita realizar su actividad, pero también son ellos mismos los que hacen las denuncias.
 
Es decir, si por ejemplo se empeña en que vayas con una menor y finalmente aceptas, él mismo te va a denunciar. De esa manera consigue su impunidad para seguir “en la lucha” ejerciendo el proxenetismo.
 
Si eres tan incauto de fumarte un porro estás perdido. Varios jóvenes se divertirán contigo animándote y hasta alabando esa costumbre tuya. Lo que ni puedes imaginar es que están sacándote datos que en pocos minutos están en conocimiento de la policía y mañana o dentro de dos días o inclusive cuando estás en el área de embarque del aeropuerto, te apresan.
 
Conozco personalmente el caso de un francés que fue condenado a 15 años de prisión por tener 10 gramos de hachís.
 
En mi libro La Gran Prisión te cuento muchos casos que tuve la oportunidad de ver, leer sus sentencias y convivir con ellos durante los tres años y medio largos que pasé en la prisión para extranjeros de Cuba, denominada La Condesa.
 
Hablemos de precios. Como ya sabes, en Cuba coexisten dos monedas, el CUC y el CUP. Ninguna de ellas tiene valor fuera de la isla, así es que cambia solo lo que vayas a gastar. En otro post te hablaré de la CADECA (Casa de Cambio) y otra opción de cambio más ventajosa que es en la calle.
 
El CUP es el peso cubano, la moneda con la que el Estado tirano castrista paga a sus trabajadores, es decir, a todos los cubanos, pues en Cuba no existe el contrato por cuenta ajena. Solo hay un patrón para toda la isla y se apellida Castro.
 
El CUC es la moneda con la que vas a pagar todo y la que le da acceso al cubano a los bienes que para ti son básicos, refrescos, alcohol, zapatos, ropa, etc.
 
Un CUC equivale a 24 CUP (pesos cubanos), pero como estos cubanos son así, les llaman también pesos a los CUC, es decir, que te vuelves loco porque hasta que no entiendes que un refresco no puede valer 1 peso, eres capaz de pagar en pesos cubanos y partir de risa al personal.
 
El CUC está valorado en un dólar americano, pero el gobierno penaliza la moneda y por eso te aconsejo que lleves euros.
 
Cuando conozcas una cubana, cosa que ocurrirá a los 15 minutos de salir de tu alojamiento, sentirás que eres el hombre más bello de la galaxia.
 
La cubana tiene una habilidad que no tiene ninguna otra mujer en el mundo.
 
Conozco cerca de 30 países y entre ellos Tailandia y hablo con conocimiento de causa.
 
Ella no te va a dejar escapar y en pocas horas estarás teniendo sexo con ella, no hablo de una jinetera, o sea, de una puta profesional que te pide dinero para tener sexo, hablo de una mujer “normal”.
 
Cuando acabes de tener seo con ella te pedirá una ayuda y te contará sus problemas económicos, su hermanito enfermo, su madre sin medicinas para su enfermedad y mil historias más.
 
Te propongo que al terminar le des entre 10 y 20 dólares, así te evitarás el aburrimiento de que te cuente tanta mentira. Le dices, “toma, esto es para ti, para que te compres algo que necesites o te guste y así tendrás un recuerdo mío”.
 
Quedarás como un señor y ella estará muy feliz. Ten en cuenta que su padre, médico, después de hacer 15 operaciones al mes, gana 50 dólares y ella, en una hora, se ha sacado el salario de su padre de 15 días. Si el padre no es médico acabas de darle el salario íntegro que este lleva a casa tras 240 horas de trabajo al mes.
 
Otra consejo, más que eso yo le llamaría advertencia. Usa siempre condón.
 
Te pueden ofrecer sexo sin condón por 20 CUC o con condón por 10 CUC. Esto es habitual. Ellos y ellas prefieren sin condón porque ganan más, pero tú no seas un descerebrado. Dale 15 CUC a cambio de usar condón, pero aumentar el tiempo de sexo.
 
JOVEN, BARATO Y RICO
 

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 31/10/2022 13:44
Yo creo que no hay que asombrarse por eso, a travéz de la historia universal siempre ha existido, y existe en todo el mundo.. Nada nuevo, ni tampoco exclusivo de Cuba..



 
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