En medio de Times Square en julio de 2021, bebí lo último de mi café helado y me di cuenta de que tenía que irme. Después de que me rechazaran en varios negocios, entré a un McDonald's y me dijeron que el baño era solo para clientes. Pagué $3 por una botella de agua y subí corriendo un tramo de escaleras, solo para encontrar la puerta abierta. Podría haber entrado y usado el baño sin tener que comprar esa agua cara.
Tomé un video de McDonald's y lo publiqué en TikTok bajo el identificador @got2gonyc . Esperaba que compartir la ubicación del baño ofreciera alivio a al menos otra persona. Al día siguiente, mi sección de comentarios estaba llena de ubicaciones de otros baños disponibles públicamente en toda la ciudad de Nueva York, en hoteles, restaurantes y tiendas. Esto no es sorprendente. La ciudad de Nueva York, durante décadas, ha dejado la provisión de baños principalmente a establecimientos privados.
La lucha por encontrar un baño accesible es un problema de salud pública, producto directo de décadas de negligencia y proyectos de infraestructura fallidos. Para asegurarse de que todos tengan un lugar a donde ir, la ciudad de Nueva York debe tratar el acceso a los baños públicos como un problema de infraestructura que merece una respuesta inmediata y sólida.
La ciudad de Nueva York tiene 8,5 millones de habitantes, pero tiene menos de 1200 baños públicos. Y eso sin contar los turistas. Tú haces los cálculos. ¿Adónde se supone que deben ir los neoyorquinos cuando tienen que ir?
La cuenta descarada que creé para compartir información sobre el acceso al baño con otros neoyorquinos se ha convertido en un trabajo de 24 horas. Ahora soy una estudiante de posgrado que estudia ópera y corre por la ciudad filmando baños sanitarios y accesibles en su tiempo libre. El metro se ha convertido en mi estudio de edición. Examiné cientos y cientos de envíos de baños para crear un mapa de Google , disponible para todos, de más de mil baños en los cinco condados.
Aprendí que la falta de baños accesibles tiene consecuencias especialmente graves para cualquiera que no sea rico, blanco y cisgénero. A principios de este año, uno de mis videos recibió este comentario: "Soy un tipo negro grande que hace entregas en la noche... Ni siquiera lo intento en este momento". Me acerqué a los seguidores para compartir sus propias luchas en el baño. Un residente de 44 años con SII tuvo que defecar entre dos autos estacionados en un viaje matutino. A una pareja sin hogar se le negó un código de baño a pesar de que se ofreció a comprar algo con sus fondos limitados. Una turista de Londres vio a su anciana amiga mojarse.
Estos testimonios viscerales alteraron la trayectoria de mi relato y me obligaron a ver que lo que podría ser una molestia ocasional para todos los neoyorquinos es un problema apremiante para muchos. El acceso al baño debería ser un derecho humano básico, pero nuestro gobierno local lucha por verlo como tal. Los recortes presupuestarios en la ciudad de Nueva York cerraron los baños públicos en la década de 1970. Los intentos de toda la ciudad de construir más baños han tenido problemas desde entonces.
En 1990, un grupo de personas sin hogar demandó al gobierno de la ciudad ya la Autoridad de Transporte Metropolitano por la accesibilidad de los baños. La ciudad respondió dos años más tarde ejecutando un programa piloto que instalaba seis inodoros de pago en las aceras de Europa. En el período de prueba de cuatro meses, más de 40.000 personas los usaron y el gobierno lo anunció como un éxito. Sin embargo, los planes para instalar más de 100 baños más en los cinco condados fracasaron en la burocracia. Luego, la ciudad derribó los seis que construyó.
La ciudad de Nueva York intentó una vez más bajo la administración del alcalde Michael Bloomberg construir más baños, instalando el primero de 20 inodoros automáticos de pago con autodesinfección en 2008. Desde entonces, solo se han instalado cuatro más de estos inodoros. ¿En cuanto a los otros 15? Están inactivos en un almacén en Queens .
La construcción de nuevos baños públicos es innecesariamente larga y costosa. Tomemos por ejemplo la construcción de un baño del Departamento de Parques, un pequeño edificio que contiene varios inodoros y lavabos. La revisión por parte de al menos cinco entidades gubernamentales puede durar años. The City, un sitio de noticias local, calculó en 2019 que la construcción de una de estas instalaciones costó en promedio $3.6 millones , ya que las demoras burocráticas aumentaron los costos de los contratistas.
La pandemia de Covid solo empeoró el acceso, cuando la MTA cerró los 69 baños públicos en sus estaciones de metro. Casi tres años después, acaba de abrir nueve baños subterráneos. nueve _ Al mismo tiempo, la MTA está investigando la instalación de dispositivos que huelan la orina para detectar si alguien ha orinado en sus ascensores.
Entonces, ¿es sorprendente que la ciudad de Nueva York ocupe el puesto 93 en la nación en lo que respecta a los baños per cápita?
Las ciudades en el extranjero están mucho más adelantadas que Nueva York. En Gran Bretaña, los gobiernos de las ciudades han creado “ esquemas de baños comunitarios ” que alientan a los establecimientos a abrir sus baños al público, a veces pagándoles. Una política como esta podría ayudar a aprovechar al máximo los baños que ya existen en nuestra ciudad. Los baños públicos transparentes del Tokyo Toilet Project , hechos de "vidrio inteligente" que cambia la opacidad, permiten a las personas juzgar el saneamiento del inodoro desde el exterior: una vez que la puerta se bloquea, el vidrio se vuelve opaco. Baños como estos podrían combatir los temores sobre la seguridad e higiene de los baños.
El año pasado, hablé afuera del Ayuntamiento en apoyo del llamado Proyecto de Ley de Baños , que requiere que la ciudad identifique al menos un lugar en cada código postal en el que se pueda construir un baño. El 27 de octubre se aprobó el proyecto de ley.
Si bien es un paso importante en la dirección correcta, el camino a partir de aquí será largo: ese proyecto de ley, que tardó meses en aprobarse, ni siquiera obliga a la ciudad a construir baños. Nueva York debería ser la ciudad más grande del mundo, y es hora de que nuestro acceso al baño lo refleje. Los rascacielos no son lo que hace que la ciudad de Nueva York sea especial; es la infraestructura pública la que permite que la gran diversidad de personas, todas las cuales tienen que ir al baño a algún lado, puedan construir una vida aquí.
FUENTE: THE NEW YORK TIMES
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