Happy Birthday, comandante
Gina Montaner | Miami
Muchos aguaceros han caído sobre Venezuela desde que Hugo Chávez ganara sus primeras elecciones en 1999. Tanto, que hoy, doce años después de aquel triunfo, celebra sus 57 años con una fiesta por todo lo alto cuyo lema es "Un canto al comandante".
A estas alturas a nadie le sorprende que el Gobierno chavista recurra a la grandiosidad para homenajear a un personaje que se comporta como el vanidoso emperador de Hans Christian Andersen, que se paseaba desnudo entre sus súbditos. Lamentablemente, la revolución bolivariana nunca ha brillado por su originalidad.
Sencillamente aspira a ser un calco del régimen castrista, con sus ceremonias y consignas de horror y misterio para disfrazar el estrepitoso fracaso de un cruel experimento social.
Este martes les tocó a los cubanos la triste conmemoración del 26 de julio, en el que no faltaron los "Vivas" a Fidel, Raúl y al propio Chávez. Hoy es el turno de los venezolanos, con proclamas intercambiables bajo el novedoso concepto de la república híbrida de Cubazuela, solo que sin la mención de "Patria o Muerte".
Desde que el emperador lucha contra un cáncer que le baila en una zona imprecisa del abdomen, ahora invoca cantos a la vida. O, lo que es lo mismo, himnos a su propia persona.
El miedo de Chávez
Cuando el pasado 20 de junio le extirparon en La Habana un tumor del tamaño de una pelota de béisbol, Chávez, que hasta entonces gastaba palabras y modos de matón de barrio, se transmutó en almibarado trovador a la usanza de aquel grupo religioso que en los sesenta daba la murga por el mundo con el estribillo de "Viva la gente, voy donde quiera que vas".
Basta con leer sus insufribles Twitters para comprender que espanta el olor de su propio azufre, temeroso de no ganar la batalla por la vida que está librando en sus romerías constantes a Cuba, donde el chamán Fidel le lee el iris en busca de diagnósticos telúricos.
Está claro que cuando hoy sople las velas, Chávez le pedirá a la Virgen que le conceda un salvoconducto para vivir hasta 2031, y así cumplir su deseo de perpetuarse en el poder.
Después de regresar de la isla el pasado 23 de julio tras someterse a su primera sesión de quimioterapia, el convaleciente proclamó que "el latigazo de la enfermedad" le ha provocado más "voluntad de vivir, de luchar y de vencer".
O sea, en medio de la incertidumbre y con otros candidatos que se preparan para los comicios de 2012, el gobernante juega la baza de la compasión para erigirse como mártir dispuesto a sacrificarse por el bien del pueblo. Sin embargo, se trata de una riesgosa apuesta que también puede infundir temor.
En contra de adelantar las elecciones
Según una encuesta reciente de Hinterlaces, el 56% de los venezolanos apoya tener un presidente interino mientras Chávez se somete a sus tratamientos; y un 60% está en contra de que se adelanten las elecciones, una maniobra que beneficiaría al oficialismo frente a una oposición debilitada.
En un gesto que pudo interpretarse como magnánimo, hace unos días el líder bolivariano mandó a excarcelar a dos presos políticos que, como él, padecen de un cáncer al sur de la cintura.
Como la mayoría de los presidiarios que viven hacinados en las terribles cárceles del país, Alejandro Peña Esclusa y Lázaro Forero ni de lejos han recibido la millonaria atención médica con la que cuenta el presidente. No nos engañemos.
A Hugo Chávez, que es un ególatra de manual, no se le ha ablandado el corazón, sino la próstata. O el intestino grueso. Happy Birthday, comandante.