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General: “EE.UU. DENUNCIA CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD” DE RUSIA EN UCRANIA
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De: CUBA ETERNA  (Mensaje original) Enviado: 18/02/2023 16:15
KAMALA HARRIS DIJO QUE RUSIA 
COMETIÓ CRÍMENES CONTRA LA HUMADIDAD EN UKRANIA
La vicepresidenta estadounidense participó de la Conferencia de Seguridad de Múnich, que tiene como eje central la grave situación que atraviesan los ucranianos en vísperas de cumplirse un año de la invasión rusa
 
Rusia ha cometido “crímenes contra la humanidad” en su guerra en Ucrania, aseguró este sábado la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris, que pidió que se haga “justicia”.
 
“Estados Unidos ha establecido formalmente que Rusia ha cometido crímenes contra la humanidad en Ucrania”, dijo Harris en un discurso ante la Conferencia de Seguridad de Múnich.
 
“En nombre de las víctimas, conocidas y desconocidas, ha de impartirse justicia, éste es nuestro interés moral”, aseveró Harris en Múnich.
 
La vicepresidenta estadounidense afirmó que las fuerzas rusas han atacado “de forma sistemática” a la población civil ucraniana y han cometido entre otros “horrendos actos de asesinato, tortura, violación y deportación”.
 
Harris enumeró una serie de actos que calificó de “bárbaros e inhumanos” y que, según dijo, constituyen crímenes contra la humanidad, según Estados Unidos ha podido determinar formalmente.
 
Por ello, Washington seguirá apoyando los procesos judiciales que se han abierto en Ucrania, así como las investigaciones internacionales al respecto para que los perpetradores directos y sus superiores deban responsabilizarse ante la justicia.
 
Sin embargo, Harris destacó que junto a este “interés moral”, Occidente también tiene un “interés estratégico” en defender el orden internacional basado en normas surgido tras la Segunda Guerra Mundial y que establece que las fronteras no deben ser alteradas por la fuerza.
 
“No hay ninguna nación que esté segura en un mundo en el que un país puede violar la soberanía e integridad territorial de otro, donde los crímenes contra la humanidad permanecen impunes, donde un país con ambiciones imperialistas puede hacer lo que quiera”, aseveró.
 
Si Moscú se sale con la suya otros países se verán alentados a seguir con su “ejemplo violento”, afirmó la vicepresidenta, recurriendo a la coerción, a la desinformación e incluso a la “fuerza bruta”.
 
En este sentido, Harris subrayó su “desazón” ante el hecho de que China haya “profundizado” su relación con Rusia desde que comenzó la guerra y avanzó que si Beijing suministra a Moscú apoyo militar esto sólo “recompensará la agresión” y socavará todavía más el orden internacional basado en normas.
 
A la luz de todo ello, Washington seguirá apoyando a Ucrania “el tiempo que haga falta”, indicó la vicepresidenta, que profetizó que en el conflicto “habrá más días oscuros” y la “agonía diaria de la guerra continuará”.
 
No obstante, subrayó, el tiempo “no juega a favor” de Moscú, mientras que por el contrario Kiev, Washington y Bruselas conseguirán estar “a la altura de la ocasión” y seguirán defendiendo la dignidad humana, el orden internacional y la libertad.
 
Por su parte, el primer ministro británico, Rishi Sunak, urgió a los aliados occidentales a dotar al ejército ucraniano con “capacidades avanzadas” que le permitan operar bajo “estándares de la OTAN” para hacer frente a la invasión rusa.
 
“Este es el momento de redoblar nuestro apoyo militar”, declaró en la Conferencia de Seguridad de Múnich el jefe de Gobierno, que la semana pasada avanzó que el Reino Unido entrenará a pilotos ucranianos en el manejo de cazas de combate.
 
Sunak abogó por aprobar en la próxima cumbre de la Alianza Atlántica en Vilna, en julio, una “nueva Carta de la OTAN” que garantice la defensa de Kiev “a largo plazo”.
 
Más temprano, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, advirtió del riesgo de que lo que ocurre hoy en Ucrania, en referencia a la invasión por parte de Rusia, pase en el futuro en Asia.
 
Beijing está “mirando de cerca” para ver la “recompensa” que recibe Rusia “por su agresión. Lo que está pasando hoy en Europa podría pasar mañana en Asia”, dijo Stoltenberg, que intervino en un panel de la Conferencia de Seguridad de Múnich junto con el presidente de Finlandia, Sauli Niinistö, la presidenta de Moldavia, Maia Sandu y la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen.
 
El jefe de la OTAN explicó que recientemente visitó Corea del Sur y Japón, países que “ven el vínculo entre lo que sucede en Europa y lo que sucede en Asia”.
 
“Si gana Putin (...) habrá impactado en las decisiones y los cálculos que está haciendo Beijing en su mundo. Así que se trata de nuestra seguridad global. No se trata de seguridad regional”, subrayó.
 
Además, Stoltenberg llamó a no cometer con China “el mismo error” que con Rusia, en referencia a la dependencia de productos y materias primas que Europa se ve obligada a importar.
 
“La guerra en Ucrania lo ha dejado claro el peligro de una dependencia excesiva de los regímenes autoritarios. No hace mucho tiempo, muchos argumentaron que la importación de gas ruso era puramente una cuestión económica. No es un tema político. Se trata de nuestra seguridad porque la dependencia de Europa del gas ruso los hizo vulnerables”, dijo.
 
De entre las lecciones que ha dejado la guerra en Ucrania, el máximo responsable de la Alianza Atlántica consideró que “la más importante es que América del Norte y Europa deben permanecer juntas”.
 
“En un mundo más peligroso, necesitamos nuestras alianzas transatlánticas más que nunca”, dijo Stoltenberg, que añadió que “sin la OTAN, no hay seguridad en Europa”.
 
Por ese motivo, consideró que “no es el momento de mirar más allá de la Alianza” sino de “fortalecer y ampliar nuestras alianzas para promover la paz, proteger nuestra seguridad compartida y defender el sistema global basado en nuestros valores y el derecho internacional”.
 
En ese contexto, se refirió a la futura adhesión de Finlandia y Suecia, que confió tenga lugar antes de la próxima cumbre de la OTAN el 11 y 12 de julio en Vilna.
 
“Lo que importa es que ambos se conviertan en miembros tan pronto como sea posible. No si uno se convierte en miembro antes que otro. Lo más importante es conseguir que ambos entren lo antes posible”, dijo.
 
Explicó que continua “trabajando duro” con ese objetivo, ya que Turquía y Bulgaria son los únicos aliados que aún no han ratificado la adhesión de Finlandia y Suecia.
 
La cara más siniestra de la invasión: Rusia robó más de 6.000 chicos ucranianos y los mandó a campos de reeducación
 
Vladimir Putin pretende terminar con la generación de sus padres ucranianos a través de la guerra y retener a los hijos para adoctrinarlos y convertirlos en rusos. Desde que comenzó la invasión rusa a Ucrania, hace un año atrás, 232.000 menores de edad fueron evacuados de las zonas ocupadas por las fuerzas del Kremlin y trasladados a territorio ruso. Ahora sabemos que al menos 6.000 de esos chicos –aunque se aclara que el número podría ser “significantemente mayor”-, de entre cuatro meses y 17 años, están retenidos en campos de reeducación y que cientos ya fueron dados en adopción a familias rusas. La gran mayoría de los niños son reclamados por familiares y guardianes legales en Ucrania.
 
De acuerdo al informe dado a conocer esta semana por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Yale (HRLY) y el Conflict Observatory, que el Departamento de Estado creó en mayo para documentar los crímenes de guerra y otras atrocidades cometidas por las fuerzas rusas, los menores están recluidos en al menos 43 centros, entre ellos 12 que se utilizan como campamentos de verano de organizaciones estatales rusas alrededor del Mar Negro, otros 7 en la península ocupada de Crimea y 10 en torno a las ciudades de Moscú, Kazán y Ekaterimburgo. Once de los campos están situados a más de 800 km de la frontera de Ucrania, incluidos dos campos en Siberia y uno en Magadan, en el Lejano Oriente ruso, cerca de la costa del océano Pacífico.
 
Al menos 32 de los campos, el 78% de los identificados en la investigación, “se encuentran comprometidos en esfuerzos sistemáticos de reeducación con el objetivo aparente de integrar a los niños ucranianos en la visión oficial de la cultura y la historia rusa”. El propio Putin habló varias veces en sus mensajes desde Moscú de su intención de “rusificar” a la población ucraniana. “Rusia lleva a cabo una política criminal consistente de deportar a nuestra gente. Deporta por la fuerza tanto a adultos como a niños. Este es uno de los crímenes de guerra más atroces. En total, más de 200.000 niños ucranianos han sido deportados hasta ahora. Son huérfanos de orfanatos. Niños con padres. Niños separados de sus familias”, denunció en septiembre el presidente Volodymyr Zelensky. “El Estado ruso dispersa a estas personas en su territorio, asienta a nuestros ciudadanos, en particular, en regiones remotas. El objetivo de esta política criminal no es sólo robar personas, sino hacer que los deportados se olviden de Ucrania y no puedan regresar”, agregó.
 
Desde la invasión, varios funcionarios rusos de alto rango anunciaron a bombo y platillo el traslado de miles de niños ucranianos a Rusia para ser adoptados y convertirse en ciudadanos de ese país. La televisión estatal muestra la llegada de estos contingentes y a los funcionarios entregando ositos de peluche a los niños, que son presentados como “abandonados rescatados de la guerra”. En el caso de los campos de verano denunciados por el HRLY, muchos padres fueron forzados a aceptar el viaje de sus hijos y una vez allí, les avisaron que ya no regresarían. Esto ocurrió en al menos cuatro campos, los de Artek, Medvezhonok, Luchistyi y Orlyonok.
 
En septiembre, Putin firmó un decreto de urgencia para acelerar el proceso para otorgar la ciudadanía rusa a estos niños y para que sean entregados cuanto antes a familias rusas. También nombró a cargo de todo ese proceso a Maria Lvova-Belova, una cristiana ortodoxa fundamentalista de 38 años, casada con un sacerdote y madre de 17 chicos, 5 de sangre, 4 adoptados y 8 en custodia. El líder ruso pidió a esta funcionaria que ostenta el título de Comisionada Presidencial para los Derechos del Niño en Rusia, que acelerara todo el proceso para “integrar” a los chicos ucranianos a su nueva sociedad. Algo que está prohibido claramente por la Convención de Ginebra, la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño y de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio por constituir un “crimen de guerra”.
 
Entre otros centros en los que fueron confinados los huérfanos se identificaron uno denominado “Romaska” ubicado en la calle Lomonosov 20 de la ciudad rusa de Rostov, a 200 kilómetros de Moscú. Allí se encuentran 540 chicos ucranianos. También se registró la visita de la comisionada Lvova-Belova al centro “Poliany” de Moscú en el que se la fotografió junto a otros 31 huérfanos trasladados ilegalmente desde Mariupol, la ciudad ucraniana bombardeada durante tres meses por la artillería rusa.
 
En noviembre de 2019, Lvova-Belova fue elegida senadora por su región de Penza (625 kilómetros al sureste de Moscú) apenas un día después de recibir el carnet de afiliación al partido oficialista, Rusia Unida. Un año más tarde, Putin la nombró Defensora de los Niños. El secreto del rápido ascenso está en el apoyo que esta profesora de música tiene de la jerarquía de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Su propio marido, Pavel Kogelman, fue ordenado sacerdote después de varios años de estudios de teología.
 
Putin está obsesionado con revertir la declinación poblacional rusa. Lo considera un problema tanto económico como geopolítico. En sus discursos, pide regularmente a los rusos que tengan más hijos. Incluso aprobó una serie de incentivos para impulsar la tasa de natalidad, como bonificaciones para las parejas que tengan más de un bebé. En este contexto se podría entender la orden que emitió a sus generales para que trasladen al territorio ruso a todos los niños que encuentren “en situación de desamparo” en las zonas ocupadas.
 
La tasa de natalidad en Rusia es muy baja. El número de hijos por mujer, 1,5 de media, está por debajo del umbral de 2,1 necesario para reemplazar la población sin inmigración. Y desde 2014 aumenta la emigración que se acentuó con el comienzo de la nueva guerra en febrero. Desde entonces se fueron del país unas 300.000 personas, la mayoría profesionales con muy buena formación. La pandemia se llevó la vida de otras 700.000 personas.
 
En 1989, la entonces Unión Soviética tenía 286,7 millones de habitantes, más que Estados Unidos (246,8 millones). Tras el colapso del bloque comunista, y sin las antiguas repúblicas soviéticas, la población de la Federación Rusa cayó a 148,5 millones. En 2020, bajó a 144,1 millones, frente a los 329,4 millones de Estados Unidos. Según las últimas proyecciones de las Naciones Unidas, realizadas antes de la pandemia y la guerra, podría caer a 139 millones en 2040.
 
La práctica del robo de niños durante las guerras tiene una muy larga data. La práctica nazi de secuestrar “niños racialmente deseables” de los países conquistados durante la II Guerra Mundial y criarlos como alemanes está bien documentada. Y el secuestro por parte de los soviéticos durante la década de 1940 de casi 28.000 niños griegos también es bien conocido. La delegación griega en las Naciones Unidas presionó con éxito para que se incluyeran los traslados de niños en la definición legal de genocidio.
 
Los secuestros de niños se consideran tan atroces que las primeras condenas por genocidio en la Historia fueron para 14 oficiales nazis acusados de trasladar por la fuerza a niños polacos a Alemania. En el juicio, recuerda la profesora Marcia Zug en su ensayo para The Conversation, el fiscal Harold Neely sugirió que el secuestro de niños podría ser incluso el más escandaloso de todos los crímenes de los nazis. Neely dijo que el mundo conocía los asesinatos en masa y las atrocidades cometidas por los nazis, pero añadió que “el crimen del secuestro de niños, en muchos aspectos, los trasciende a todos”.
 
Tal vez, la evidencia más concreta del crimen que ahora están perpetrando las fuerzas rusas esté en este mensaje de un niño ucraniano secuestrado que leyó el jefe de la delegación ucraniana, Yevhenii Tsymbaliuk, ante la asamblea anual de la OSCE, la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa, al denunciar lo que estaba sucediendo:
 
“Tía Ira, estoy en Rusia, me trajeron aquí los militares rusos. Te escribo en secreto, logré conseguir un teléfono por unos minutos. Mi madre ya no está viva, la mataron en un bombardeo. Dicen que soy huérfano. Pero no soy huérfano, te tengo a ti, tengo abuelos. Hay muchos niños como yo aquí. Dicen que quieren dejarnos en Rusia. ¡Y yo no quiero quedarme en Rusia! Tía Ira, sácame de aquí. Quiero ir a casa, a Ucrania”.
 
(Con información de AFP y EFE)


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: CUBA ETERNA Enviado: 18/02/2023 16:16
Niños ucranianos a punto de ser subidos a un tren en la zona ocupada del Donbás



 
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